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Wilderun
Epigone (2021)
Century Media

TRACKLIST

1. Exhaler
2. Woolgatherer
3. Passenger
4. Identifier
5. Ambition
6. Distraction I
7. Distraction II
8. Distraction III
9. Distraction Nulla

Con la mayor parte de las bandas, definir su estilo en una o dos palabras es bastante fácil, porque la mayoría están más que contentas con entrar de manera cómoda en alguna categoría, tocar esta música específica que les gusta y listo. Pero creo que es muy alentador poder encontrar gente que busque más allá de las etiquetas más obvias y busque hacerse un nicho con una propuesta menos convencional, más complicada de digerir para el oyente casual pero que rinda sus frutos en el área creativa. Ese es el caso de Wilderun, banda fundada y liderada por el cantante y guitarrista Evan Anderson Berry en el Berklee College of Music que se puso en boca de muchos con la salida de su tercer álbum Veil of Imagination en 2019, que le valió al por entonces quinteto firmar con el sello alemán Century Media en 2020.

Es imposible describir lo hecho por estos estadounidenses en muy pocas palabras, siendo que combinan metal progresivo, folk y death metal de una manera bastante orgánica. Claro que mezclar estas etiquetas remitirá inmediatamente a la obra de los suecos Opeth, o al menos su discografía pre Heritage, y la verdad es que los puntos en común son bastante obvios. Pero como veremos mientras hablamos acerca de su cuarto álbum Epigone, editado el 7 de enero, Wilderun están muy lejos de ser una copia de la banda de Mikael Åkerfeldt y compañía. Este trabajo tiene a Wilderun volviendo al formato de cuarteto que tuvieron en sus dos primeros discos, luego de la salida del guitarrista líder Joe Gettler.

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 “Exhaler” da el puntapié inicial demostrando que lo de “folk” no es sólo una etiqueta para adornar, siendo que es un track completamente acústico. Con una atmósfera pastoral entre los simples rasgueos de guitarra y la voz suave de Berry, es una canción bastante simple pero que se siente como el comienzo de una aventura, y justifica sus casi cinco minutos de duración con la adición de teclados y elementos sinfónicos. Estos últimos se usan de manera bastante sutil en esta canción, pero veremos que son esenciales en toda la propuesta de Wilderun.

El primer plato fuerte de Epigone llega con “Woolgatherer”, una canción de 14 minutos que arranca todavía más minimalista que “Exhaler”, sólo con la voz de Berry acompañada por teclados, pero que poco a poco va agregando elementos y aumentando la tensión. Una guitarra acústica por un lado, orquestaciones por el otro y hasta voces de apoyo, para cien segundos después explotar con las guitarras distorsionadas de Berry y Wayne Ingram, además de sumarse la batería de Jonathan Teachey y el bajo de Daniel Müller. Seguida de una sección acústica puntuada con rasgueos de mandolina y más voces limpias, hasta meterse de lleno en los blast beats y las voces podridas, aunque todavía acompañadas por los coros épicos. Estas transiciones se repiten varias veces a lo largo de la canción y se dan de manera extremadamente fluida, casi sin que uno se dé cuenta.

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“Passenger” es otro track de corte épico, en este caso de casi diez minutos, que arranca a las piñas con las guitarras eléctricas, las baterías asesinas y esos coros celestiales. Mención especial para las precisas líneas de bajo de Müller, que cuando puede se destaca entre la mezcla. De vuelta los blast beats acompañados por los coros y la orquesta, más tarde seguidos por las voces limpias y pasando a una sección sólo de teclados que es la calma antes de la tormenta de rugidos y repiqueteos de batería. Las melodías suaves sobre bases ultra pesadas es algo que se verá mucho a lo largo del álbum, y lo que da el balance entre ambos aspectos. Cerca del final se vuelve una cabalgata de guitarras que bien podría sonar como un Mastodon orquestado.

“Identifier” continúa y da punto final a la seguidilla de canciones de duración épica. Durante la primera mitad predominan las voces limpias y los riffs más melódicos, pero lentamente la batería se va poniendo más violenta y con más doble bombo, mientras que las guitarras se vuelven más erráticas, hasta que reaparecen con todo las voces deathmetaleras y los riffs más agresivos. Más coros y más blast beats, hasta desembocar en otra sección acústica que precede. El solo de guitarra es virtuoso, pero no parece el derroche de notas estereotípico del metal progresivo, y está justo antes de alcanzar un clímax de sonidos sinfónicos y extremos.

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Luego de “Ambition”, un track ambiental de menos de tres minutos, comienza la cuadrilogía de “Distraction”, que cierra el álbum con cuatro canciones que bien podrían considerarse una sola. “Distraction I” arranca con una corta sección acústica antes de volver a los riffs pesados, pero acá es Teachey quien se revela como otra de las piezas clave de Wilderun, con todos los arreglos sutiles que mete detrás de la batería. Por otro lado, “Distraction II” continúa con este sonido, pero poco a poco la orquesta y los coros se van acumulando encima de los blast beats y los riffs hasta cerrar la canción en una cacofonía atonal de sonidos.

Después de ese final caótico, “Distraction III” marca la diferencia con una primera mitad sólo con teclados, orquesta y voz limpia, que a la mitad de la canción vuelve al metal de manera bastante heroica. Esta canción deja de lado las voces guturales, apoyándose en varios de los momentos más melódicos de Epigone. Y para el final, dejan “Distraction Nulla”, un track engañoso que arranca muy tranquilo y minimalista y que en sus dos últimos minutos se vuelve la canción más pesada y densa de todo el álbum, primero con una mezcla de instrumentos que bien podría ser free jazz, para luego meterse en algo que no está muy lejos de volverse black metal a lo Imperial Triumphant.

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Incluso sin contar la versión “synth” de “Exhaler” y el cover de “Everything In Its Right Place” de Radiohead, ambos bonus tracks de la edición digital del álbum, Epigone suma 62 minutos en apenas nueve canciones, por lo que es un trabajo demandante para el oyente. Pero a pesar de que por momentos la dinámica de ruido y calma se puede hacer un poco repetitiva, creo que esa es una sensación que se generó más por escuchar varias veces seguidas la misma canción: este es un álbum hecho y derecho, creado y estructurado para ser escuchado como un todo. Y si uno logra aceptar eso, la escucha será extremadamente gratificante.

Epigone es un álbum lleno de detalles, con un sonido muy rico y un esfuerzo envidiable detrás de cada canción. Aunque los momentos más deathmetaleros muy pocas veces puedan calificarse como “brutales”, cumplen muy bien al contrastar con las partes más calmadas: por sí solas, esos momentos ultra melódicos podrían sonar un tanto cursis, y en soledad las partes pesadas serían bastante unidimensionales. Combinadas, se complementan unas a otras y permiten que se eleven sin empalagar.

Si uno le está rezando al altar del death metal progresivo para que algún día Åkerfeldt “recapacite” y devuelva a Opeth a los terrenos extremos, Epigone es un disco espectacular para matar la espera. Pero, como dije antes, Wilderun tienen mucho más en su propuesta que simplemente explotar la nostalgia por esos primeros álbumes de los suecos, y con este cuarto álbum vuelven a demostrar que son un grupo para tomarse sumamente en serio.

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Wilderun
Epigone (2021)
Century Media

TRACKLIST

1. Exhaler
2. Woolgatherer
3. Passenger
4. Identifier
5. Ambition
6. Distraction I
7. Distraction II
8. Distraction III
9. Distraction Nulla




Con la mayor parte de las bandas, definir su estilo en una o dos palabras es bastante fácil, porque la mayoría están más que contentas con entrar de manera cómoda en alguna categoría, tocar esta música específica que les gusta y listo. Pero creo que es muy alentador poder encontrar gente que busque más allá de las etiquetas más obvias y busque hacerse un nicho con una propuesta menos convencional, más complicada de digerir para el oyente casual pero que rinda sus frutos en el área creativa. Ese es el caso de Wilderun, banda fundada y liderada por el cantante y guitarrista Evan Anderson Berry en el Berklee College of Music que se puso en boca de muchos con la salida de su tercer álbum Veil of Imagination en 2019, que le valió al por entonces quinteto firmar con el sello alemán Century Media en 2020.

Es imposible describir lo hecho por estos estadounidenses en muy pocas palabras, siendo que combinan metal progresivo, folk y death metal de una manera bastante orgánica. Claro que mezclar estas etiquetas remitirá inmediatamente a la obra de los suecos Opeth, o al menos su discografía pre Heritage, y la verdad es que los puntos en común son bastante obvios. Pero como veremos mientras hablamos acerca de su cuarto álbum Epigone, editado el 7 de enero, Wilderun están muy lejos de ser una copia de la banda de Mikael Åkerfeldt y compañía. Este trabajo tiene a Wilderun volviendo al formato de cuarteto que tuvieron en sus dos primeros discos, luego de la salida del guitarrista líder Joe Gettler.

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 “Exhaler” da el puntapié inicial demostrando que lo de “folk” no es sólo una etiqueta para adornar, siendo que es un track completamente acústico. Con una atmósfera pastoral entre los simples rasgueos de guitarra y la voz suave de Berry, es una canción bastante simple pero que se siente como el comienzo de una aventura, y justifica sus casi cinco minutos de duración con la adición de teclados y elementos sinfónicos. Estos últimos se usan de manera bastante sutil en esta canción, pero veremos que son esenciales en toda la propuesta de Wilderun.

El primer plato fuerte de Epigone llega con “Woolgatherer”, una canción de 14 minutos que arranca todavía más minimalista que “Exhaler”, sólo con la voz de Berry acompañada por teclados, pero que poco a poco va agregando elementos y aumentando la tensión. Una guitarra acústica por un lado, orquestaciones por el otro y hasta voces de apoyo, para cien segundos después explotar con las guitarras distorsionadas de Berry y Wayne Ingram, además de sumarse la batería de Jonathan Teachey y el bajo de Daniel Müller. Seguida de una sección acústica puntuada con rasgueos de mandolina y más voces limpias, hasta meterse de lleno en los blast beats y las voces podridas, aunque todavía acompañadas por los coros épicos. Estas transiciones se repiten varias veces a lo largo de la canción y se dan de manera extremadamente fluida, casi sin que uno se dé cuenta.

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“Passenger” es otro track de corte épico, en este caso de casi diez minutos, que arranca a las piñas con las guitarras eléctricas, las baterías asesinas y esos coros celestiales. Mención especial para las precisas líneas de bajo de Müller, que cuando puede se destaca entre la mezcla. De vuelta los blast beats acompañados por los coros y la orquesta, más tarde seguidos por las voces limpias y pasando a una sección sólo de teclados que es la calma antes de la tormenta de rugidos y repiqueteos de batería. Las melodías suaves sobre bases ultra pesadas es algo que se verá mucho a lo largo del álbum, y lo que da el balance entre ambos aspectos. Cerca del final se vuelve una cabalgata de guitarras que bien podría sonar como un Mastodon orquestado.

“Identifier” continúa y da punto final a la seguidilla de canciones de duración épica. Durante la primera mitad predominan las voces limpias y los riffs más melódicos, pero lentamente la batería se va poniendo más violenta y con más doble bombo, mientras que las guitarras se vuelven más erráticas, hasta que reaparecen con todo las voces deathmetaleras y los riffs más agresivos. Más coros y más blast beats, hasta desembocar en otra sección acústica que precede. El solo de guitarra es virtuoso, pero no parece el derroche de notas estereotípico del metal progresivo, y está justo antes de alcanzar un clímax de sonidos sinfónicos y extremos.

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Luego de “Ambition”, un track ambiental de menos de tres minutos, comienza la cuadrilogía de “Distraction”, que cierra el álbum con cuatro canciones que bien podrían considerarse una sola. “Distraction I” arranca con una corta sección acústica antes de volver a los riffs pesados, pero acá es Teachey quien se revela como otra de las piezas clave de Wilderun, con todos los arreglos sutiles que mete detrás de la batería. Por otro lado, “Distraction II” continúa con este sonido, pero poco a poco la orquesta y los coros se van acumulando encima de los blast beats y los riffs hasta cerrar la canción en una cacofonía atonal de sonidos.

Después de ese final caótico, “Distraction III” marca la diferencia con una primera mitad sólo con teclados, orquesta y voz limpia, que a la mitad de la canción vuelve al metal de manera bastante heroica. Esta canción deja de lado las voces guturales, apoyándose en varios de los momentos más melódicos de Epigone. Y para el final, dejan “Distraction Nulla”, un track engañoso que arranca muy tranquilo y minimalista y que en sus dos últimos minutos se vuelve la canción más pesada y densa de todo el álbum, primero con una mezcla de instrumentos que bien podría ser free jazz, para luego meterse en algo que no está muy lejos de volverse black metal a lo Imperial Triumphant.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Waano – Acto 1: Dolor. Gloria. Muerte (2021)

Incluso sin contar la versión “synth” de “Exhaler” y el cover de “Everything In Its Right Place” de Radiohead, ambos bonus tracks de la edición digital del álbum, Epigone suma 62 minutos en apenas nueve canciones, por lo que es un trabajo demandante para el oyente. Pero a pesar de que por momentos la dinámica de ruido y calma se puede hacer un poco repetitiva, creo que esa es una sensación que se generó más por escuchar varias veces seguidas la misma canción: este es un álbum hecho y derecho, creado y estructurado para ser escuchado como un todo. Y si uno logra aceptar eso, la escucha será extremadamente gratificante.

Epigone es un álbum lleno de detalles, con un sonido muy rico y un esfuerzo envidiable detrás de cada canción. Aunque los momentos más deathmetaleros muy pocas veces puedan calificarse como “brutales”, cumplen muy bien al contrastar con las partes más calmadas: por sí solas, esos momentos ultra melódicos podrían sonar un tanto cursis, y en soledad las partes pesadas serían bastante unidimensionales. Combinadas, se complementan unas a otras y permiten que se eleven sin empalagar.

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