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Sous l'Orage Noir - L'Astre et la Chute (2025)
Antiq
1. Un Voile Sur l’Azur
2. Ad Vesperam
3. Remembrances
4. Appelé À l’Abîme
5. Vingt Ans De Brouillard
6. L’Astre Et La Chute
7. Sous l’Orage Noir
8. Ad Umbras
Antes de comenzar con la descripción de lo que hoy les traigo debo hacer una confesión. Es cierto que en cada una de, hasta ahora, mis pocas reseñas, hago inauguración de las mismas señalando que es material que llega a mis manos, como dando a entender que alguno de mis colegas me declara con un disco bajo el brazo “Leo, estimado, esto es lo que te toca hoy”. Pues no, queridos lectores, la única y verdadera realidad, es que en una interminable lista de discos que llegan desde los sellos y están disponibles para su escucha, hasta con varios meses de anticipación, cada uno de nosotros somos libres de elegir, cuantos y cuales discos queramos.
Esas elecciones, deducirán ustedes que al menos para mí, no son azarosas, sino más bien definidas y acertadas.
Por un lado, tenemos el mero hecho de dar apoyo a las bandas del under (no todo es reseñar por millonésima vez 72 Seasons de Metallica), por el otro, la necesidad de poder describir la música con la que conectamos. El arte, en esencia, es un encuentro personal entre artistas e intérpretes, con la obra como nexo, y con origen, muchas veces, en las peripecias de la vida. Es así que, luego del tormento sufrido el día de ayer por la violenta e inesperada inclemencia climática que azotó a mi ciudad, me he visto envuelto en la necesidad de buscar paz inmediata, aquella que pudiera dar consuelo a un corazón malgastado por el recurrente temor a la inexistencia.
Debido a lo anterior, en esta ocasión voy a comentar un poco sobre Sous L’Orage Noir – L’Astre et la Chute, el tercer álbum del artista francés Simon Brette bajo el nombre artístico de Wÿntër Ärvn. El disco, conformado por 8 canciones y unos 35 minutos aproximados de duración, se estará lanzando internacionalmente el próximo 7 de marzo, bajo el particular sello Antiq. Su estilo, es folk principalmente instrumental, con una clara tonalidad oscura y que toma influencias del black metal de los años 90s e inspiración de cada uno de los estados emocionales que lo atraviesan. Si bien Simon, es el encargado de resolver la mayoría de esta producción, es también asistido por las colaboraciones de varios otros artistas en cada una de las piezas musicales.
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“Un Voile sur l’azur” (un velo en el cielo) es la composición al inicio. Esta pieza denota tranquilidad, paz y una calma soledad, como esa que precede a la tormenta. Antes he de aclarar (como curiosidad) que por momentos varios segmentos de este disco me recuerdan a un espacio publicitario del canal 13 de Argentina, donde se podía ver a un hombre manejando a una camioneta Trooper en el medio de la selva (en YouTube lo encuentran como “La aventura del hombre”) y es que claro, este proyecto tiene una profunda conexión con la naturaleza. “Ad Vesperam” (hasta la tarde) es una procesión natural, que extiende todavía la misma sensación de paz de su antecesora, pero aquí podremos encontrarnos con las primeras apariciones vocales hacia el final de la pista.
“Remembrances” (recuerdos) y “Appelé à l_Abîme” (llamados del abismo) nos proporcionan aún de una plena calma y tranquilidad, pero con sutiles aires triunfales, sobre todo en la última, la cual se hace de unos excelentes coros femeninos a media canción y que poco a poco vuelven lejana esa melancolía de las primeras.
“Vingt Ans de Brouillard” (Veinte años de niebla) es un pasaje relativamente corto y que funcionaria perfectamente para una escena de simple transición en una película. Luego llegan las 2 canciones que en conjunto dan nombre al disco. En primera partida nos haremos a la escucha de “Sous L’Orage Noir” (bajo la tormenta negra), una pieza de excelencia musical con unos arreglos de guitarra acústica que me han gustado mucho y de sensaciones algo más enérgicas que todo lo que hemos escuchado hasta ahora. Hacia el final podemos sentir un leve y creciente suspenso que concluye con voces guturales y orquestaciones de fondo. La siguiente, y que también da nombre a este material, “L’Astre et la Chute” (la estrella y la caída), se vuelve levemente aún más ligera que la anterior, como invitándonos a acelerar un poco el paso en un intento de brindarnos animosidad. Para completar esta obra, tenemos a “Ad Umbras”, de nombre latín que se traduce como “a las sombras” y que da un cierre como al inicio, con completa calma, pero incorporando guturales del tipo de canto difónico mongol (o en cuanto al menos, similares a estos).
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No dejemos pasar por alto a la artista Sözotozö quien estuvo a cargo del arte de tapa con una espectacular pintura que parece realizada al oleo y que resulta muy expresiva y profunda.
Concluyendo, no sé si Sous L’Orage Noir – L’Astre et la Chute sea el mejor álbum. Tampoco se si realmente amerita cuestionarse aquello o pararse a pensar mucho sobre cada detalle de cada canción como acabo de hacer. Es más bien, un disco que funciona como un todo, donde cada pieza está perfectamente unida a la siguiente para una escucha fluida, para acompañar caminatas diurnas y para obrar como banda sonora en momentos de reflexión. No creo que pueda recomendarles este disco a partir de otro tipo de artistas similares, puesto que mi elección de esta obra fue por mera necesidad de desconectarme de ciertas preocupaciones que me tenían a mal traer. Por todo lo anterior y más, si de algo estoy seguro, es que les resultará muy bueno para deshacerse por un buen rato de las faenas cotidianas, apagar los pensamientos y dejarse llevar por la paz y tranquilidad que transmite.
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Sous l'Orage Noir - L'Astre et la Chute (2025)
Antiq
1. Un Voile Sur l’Azur
2. Ad Vesperam
3. Remembrances
4. Appelé À l’Abîme
5. Vingt Ans De Brouillard
6. L’Astre Et La Chute
7. Sous l’Orage Noir
8. Ad Umbras
Antes de comenzar con la descripción de lo que hoy les traigo debo hacer una confesión. Es cierto que en cada una de, hasta ahora, mis pocas reseñas, hago inauguración de las mismas señalando que es material que llega a mis manos, como dando a entender que alguno de mis colegas me declara con un disco bajo el brazo “Leo, estimado, esto es lo que te toca hoy”. Pues no, queridos lectores, la única y verdadera realidad, es que en una interminable lista de discos que llegan desde los sellos y están disponibles para su escucha, hasta con varios meses de anticipación, cada uno de nosotros somos libres de elegir, cuantos y cuales discos queramos.
Esas elecciones, deducirán ustedes que al menos para mí, no son azarosas, sino más bien definidas y acertadas.
Por un lado, tenemos el mero hecho de dar apoyo a las bandas del under (no todo es reseñar por millonésima vez 72 Seasons de Metallica), por el otro, la necesidad de poder describir la música con la que conectamos. El arte, en esencia, es un encuentro personal entre artistas e intérpretes, con la obra como nexo, y con origen, muchas veces, en las peripecias de la vida. Es así que, luego del tormento sufrido el día de ayer por la violenta e inesperada inclemencia climática que azotó a mi ciudad, me he visto envuelto en la necesidad de buscar paz inmediata, aquella que pudiera dar consuelo a un corazón malgastado por el recurrente temor a la inexistencia.
Debido a lo anterior, en esta ocasión voy a comentar un poco sobre Sous L’Orage Noir – L’Astre et la Chute, el tercer álbum del artista francés Simon Brette bajo el nombre artístico de Wÿntër Ärvn. El disco, conformado por 8 canciones y unos 35 minutos aproximados de duración, se estará lanzando internacionalmente el próximo 7 de marzo, bajo el particular sello Antiq. Su estilo, es folk principalmente instrumental, con una clara tonalidad oscura y que toma influencias del black metal de los años 90s e inspiración de cada uno de los estados emocionales que lo atraviesan. Si bien Simon, es el encargado de resolver la mayoría de esta producción, es también asistido por las colaboraciones de varios otros artistas en cada una de las piezas musicales.
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“Un Voile sur l’azur” (un velo en el cielo) es la composición al inicio. Esta pieza denota tranquilidad, paz y una calma soledad, como esa que precede a la tormenta. Antes he de aclarar (como curiosidad) que por momentos varios segmentos de este disco me recuerdan a un espacio publicitario del canal 13 de Argentina, donde se podía ver a un hombre manejando a una camioneta Trooper en el medio de la selva (en YouTube lo encuentran como “La aventura del hombre”) y es que claro, este proyecto tiene una profunda conexión con la naturaleza. “Ad Vesperam” (hasta la tarde) es una procesión natural, que extiende todavía la misma sensación de paz de su antecesora, pero aquí podremos encontrarnos con las primeras apariciones vocales hacia el final de la pista.
“Remembrances” (recuerdos) y “Appelé à l_Abîme” (llamados del abismo) nos proporcionan aún de una plena calma y tranquilidad, pero con sutiles aires triunfales, sobre todo en la última, la cual se hace de unos excelentes coros femeninos a media canción y que poco a poco vuelven lejana esa melancolía de las primeras.
“Vingt Ans de Brouillard” (Veinte años de niebla) es un pasaje relativamente corto y que funcionaria perfectamente para una escena de simple transición en una película. Luego llegan las 2 canciones que en conjunto dan nombre al disco. En primera partida nos haremos a la escucha de “Sous L’Orage Noir” (bajo la tormenta negra), una pieza de excelencia musical con unos arreglos de guitarra acústica que me han gustado mucho y de sensaciones algo más enérgicas que todo lo que hemos escuchado hasta ahora. Hacia el final podemos sentir un leve y creciente suspenso que concluye con voces guturales y orquestaciones de fondo. La siguiente, y que también da nombre a este material, “L’Astre et la Chute” (la estrella y la caída), se vuelve levemente aún más ligera que la anterior, como invitándonos a acelerar un poco el paso en un intento de brindarnos animosidad. Para completar esta obra, tenemos a “Ad Umbras”, de nombre latín que se traduce como “a las sombras” y que da un cierre como al inicio, con completa calma, pero incorporando guturales del tipo de canto difónico mongol (o en cuanto al menos, similares a estos).
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No dejemos pasar por alto a la artista Sözotozö quien estuvo a cargo del arte de tapa con una espectacular pintura que parece realizada al oleo y que resulta muy expresiva y profunda.
Concluyendo, no sé si Sous L’Orage Noir – L’Astre et la Chute sea el mejor álbum. Tampoco se si realmente amerita cuestionarse aquello o pararse a pensar mucho sobre cada detalle de cada canción como acabo de hacer. Es más bien, un disco que funciona como un todo, donde cada pieza está perfectamente unida a la siguiente para una escucha fluida, para acompañar caminatas diurnas y para obrar como banda sonora en momentos de reflexión. No creo que pueda recomendarles este disco a partir de otro tipo de artistas similares, puesto que mi elección de esta obra fue por mera necesidad de desconectarme de ciertas preocupaciones que me tenían a mal traer. Por todo lo anterior y más, si de algo estoy seguro, es que les resultará muy bueno para deshacerse por un buen rato de las faenas cotidianas, apagar los pensamientos y dejarse llevar por la paz y tranquilidad que transmite.