Consolamentum (2021)
Pelagic Records
Tracklist:
1. Objuration
2. Alètheia
3. Interdit aux vivants, aux Morts et aux Chiens
4. Réalgar
5. Came
El mercado y la industria musical otorgan un cierto margen para la repetición de fórmulas, ya que existe un nicho en la audiencia proclive a escuchar siempre propuestas similares: lo “clásico”, lo “verdadero” o lo que se “estila” dentro de cada género, que son formas de decir, lo que resulta familiar y cómodo al oído según las costumbres. Así es que siempre se genera esa dialéctica entre lo que funciona comercialmente, y lo que tiene valor estético, aspectos que pueden ser desde directa, hasta inversamente proporcionales. Hace dos décadas las bandas de Post Metal son las que están siendo más efectivas en encontrar el equilibrio, bienvenido para el público en búsqueda permanente, pues se opone al conservadurismo.
Los grupos pioneros en las diversas vertientes del Metal, ya tienen un lugar propio más allá de lo que hagan a lo largo de la continuidad de sus existencias. Aquellos que habitan la franja de imitar modelos, si llegaron a tiempo, también encontraron alguna parcela. Los que no, seguirán haciendo lo que crean “seguro”, sin asumir riesgos, ni trascender. Pero luego están los que siguen priorizando lo más genuino de la expresión artística: la manifestación de una pasión creativa, y allí hallaremos a Year Of No Light (YONL), junto a más artistas que logran el balance entre hacer arte y tener un público significativo.
Te puede interesar: Bossk – Migration (2021)
Este proyecto francés se formó en 2001, y aunque tuvo un inicio con voces, se consolidó como conjunto instrumental, lo que da la pauta de que la masividad nunca fue su objetivo. Su Post Metal tiene raíces en el Sludge/Doom. El sexteto está integrado por Jérôme Alban (guitarra), Pierre Anouilh (guitarra), Shiran Kaïdine (guitarra), Johan Sébenne (bajo y teclados), Bertrand Sébenne (batería y teclados) y Mathieu Mégemont (batería y teclados). Aparte de dos grabaciones en vivo, acaban de lanzar su cuarto álbum en estudio, “Consolamentum”, editado por el sello Pelagic Records.
“Objuration” da comienzo a esta introspección a la que invita la banda: se recomienda escucharla a todo volumen y con las luces apagadas. Cada elemento hace notar su aporte con fuerza. Se destacan particularmente las melodías de las guitarras y el clima evocado por los teclados. La batería y el bajo hacen sonar un ritmo orgánicamente palpitante, fiel expresión de sentimiento. Son las guitarras hacia el final las que elevan todo con esa intensidad tan solemne que caracteriza a esta música, en la que no se trata, en absoluto, de exponer tecnicismos o “atletismo sónico”, sino de indagar tímbricamente y animarse a combinar vibraciones como colores en una pintura impresionista, expresionista o distorsionadamente neo-figurativa.
Le sigue “Alètheia” que fue el segundo corte de difusión y comienza más apesadumbrado, angustiado, con delicadas guitarras que van in crescendo en volumen y potencia afectiva, junto con la marcha percusiva, y llega el momento de catarsis, nuevamente, con una presencia sobresaliente de cada instrumento. “Interdit aux vivants, aux Morts et aux Chiens” tiene un principio pesado como una gran ola que golpea de frente, y sigue arreciando como oleaje bravo, incluso cuando se suman más capas a la textura. Los teclados marcan lo que después se convierte en el riff que ejecutan las guitarras, y más adelante todo se torna conmovedoramente vertiginoso.
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“Réalgar” ya había sido estrenado en el Festival Roadburn Redux de este año, con un video clip impactante, casi un corto cinematográfico. Esta proyección exclusiva fue uno de los momentos más esperados del evento adaptado a los tiempos de pandemia. Cabe recordar que YONL tiene gran afinidad por colaborar con artistas del cine, ya puesta de manifiesto en la composición de la banda sonora de la película “Vampyr” (1932) de C. T. Dreyer, obra que editaron en 2013, así como en otras participaciones. El tema tiene un inicio pacífico, que no tarda en dar paso a toda la contundencia melancólica que estos franceses pueden ofrecernos y que, sin dudas, se vincula con su pasión por el cine. Hay que decirlo una vez más: el sonido de las guitarras llega a ser aplastante. Se destaca también la maestría en el contrapunto que supone el entramado de tres guitarras y teclados, en una totalidad con plena coherencia y cohesión visceral.
El fin llega con “Came” que irrumpe dejando claro el rol protagónico de los teclados en todo el álbum. Es un track que explora otra emotividad, hasta alcanzar el punto donde hallaremos esa energía, podría decirse cinética, que se desprende de los anteriores, con poder liberador. Lo que no se sabe, o es ambiguo como el arte de tapa, es qué es lo que se dejar salir. Puede que la respuesta más plausible sea: lo que cada persona tenga en su interior. Más allá de los éxitos de ventas, de la fama, la “mística”, las costumbres, las preferencias encajonadas, y todo lo que suele considerarse relevante en el marketing del arte, “Consolamentum” ya se erige como uno de los logros musicales de nuestra especie diezmada por los contagios virales.
Consolamentum (2021)
Pelagic Records
Tracklist:
1. Objuration
2. Alètheia
3. Interdit aux vivants, aux Morts et aux Chiens
4. Réalgar
5. Came
El mercado y la industria musical otorgan un cierto margen para la repetición de fórmulas, ya que existe un nicho en la audiencia proclive a escuchar siempre propuestas similares: lo “clásico”, lo “verdadero” o lo que se “estila” dentro de cada género, que son formas de decir, lo que resulta familiar y cómodo al oído según las costumbres. Así es que siempre se genera esa dialéctica entre lo que funciona comercialmente, y lo que tiene valor estético, aspectos que pueden ser desde directa, hasta inversamente proporcionales. Hace dos décadas las bandas de Post Metal son las que están siendo más efectivas en encontrar el equilibrio, bienvenido para el público en búsqueda permanente, pues se opone al conservadurismo.
Los grupos pioneros en las diversas vertientes del Metal, ya tienen un lugar propio más allá de lo que hagan a lo largo de la continuidad de sus existencias. Aquellos que habitan la franja de imitar modelos, si llegaron a tiempo, también encontraron alguna parcela. Los que no, seguirán haciendo lo que crean “seguro”, sin asumir riesgos, ni trascender. Pero luego están los que siguen priorizando lo más genuino de la expresión artística: la manifestación de una pasión creativa, y allí hallaremos a Year Of No Light (YONL), junto a más artistas que logran el balance entre hacer arte y tener un público significativo.
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“Objuration” da comienzo a esta introspección a la que invita la banda: se recomienda escucharla a todo volumen y con las luces apagadas. Cada elemento hace notar su aporte con fuerza. Se destacan particularmente las melodías de las guitarras y el clima evocado por los teclados. La batería y el bajo hacen sonar un ritmo orgánicamente palpitante, fiel expresión de sentimiento. Son las guitarras hacia el final las que elevan todo con esa intensidad tan solemne que caracteriza a esta música, en la que no se trata, en absoluto, de exponer tecnicismos o “atletismo sónico”, sino de indagar tímbricamente y animarse a combinar vibraciones como colores en una pintura impresionista, expresionista o distorsionadamente neo-figurativa.
Le sigue “Alètheia” que fue el segundo corte de difusión y comienza más apesadumbrado, angustiado, con delicadas guitarras que van in crescendo en volumen y potencia afectiva, junto con la marcha percusiva, y llega el momento de catarsis, nuevamente, con una presencia sobresaliente de cada instrumento. “Interdit aux vivants, aux Morts et aux Chiens” tiene un principio pesado como una gran ola que golpea de frente, y sigue arreciando como oleaje bravo, incluso cuando se suman más capas a la textura. Los teclados marcan lo que después se convierte en el riff que ejecutan las guitarras, y más adelante todo se torna conmovedoramente vertiginoso.
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“Réalgar” ya había sido estrenado en el Festival Roadburn Redux de este año, con un video clip impactante, casi un corto cinematográfico. Esta proyección exclusiva fue uno de los momentos más esperados del evento adaptado a los tiempos de pandemia. Cabe recordar que YONL tiene gran afinidad por colaborar con artistas del cine, ya puesta de manifiesto en la composición de la banda sonora de la película “Vampyr” (1932) de C. T. Dreyer, obra que editaron en 2013, así como en otras participaciones. El tema tiene un inicio pacífico, que no tarda en dar paso a toda la contundencia melancólica que estos franceses pueden ofrecernos y que, sin dudas, se vincula con su pasión por el cine. Hay que decirlo una vez más: el sonido de las guitarras llega a ser aplastante. Se destaca también la maestría en el contrapunto que supone el entramado de tres guitarras y teclados, en una totalidad con plena coherencia y cohesión visceral.
El fin llega con “Came” que irrumpe dejando claro el rol protagónico de los teclados en todo el álbum. Es un track que explora otra emotividad, hasta alcanzar el punto donde hallaremos esa energía, podría decirse cinética, que se desprende de los anteriores, con poder liberador. Lo que no se sabe, o es ambiguo como el arte de tapa, es qué es lo que se dejar salir. Puede que la respuesta más plausible sea: lo que cada persona tenga en su interior. Más allá de los éxitos de ventas, de la fama, la “mística”, las costumbres, las preferencias encajonadas, y todo lo que suele considerarse relevante en el marketing del arte, “Consolamentum” ya se erige como uno de los logros musicales de nuestra especie diezmada por los contagios virales.