Con el 2023 llegando a su fin, es momento de hacer un repaso de lo que fue este año en materia de lanzamientos pesados. Viéndolo de manera general, no hubo una gran cantidad de discos que tuvieran a todo el mundo del heavy metal hablando (algo que no es raro en una época en la que el streaming tiene todo tan fragmentado que cada uno puede encontrar su nicho de estilo), pero sí tuvo una enorme cantidad de lanzamientos muy sólidos y recomendables, tanto de bandas nuevas / jóvenes como de grupos mucho más experimentados, al punto tal de que se me hizo complicado elegir apenas cinco. Al final lo logré, pero en una muestra de cobardía decidí que sería muy injusto poner alguno por encima de otro, así que preferí agrupar los álbumes de manera alfabética según el nombre de la banda, para no tener que discutir más tarde por haber puesto tal o cual álbum por encima o debajo del resto.
Autopsy – Ashes, Organs, Blood and Crypts
Autopsy fueron de las bandas más destacadas del death metal de fines de los ochentas y principios de los noventas, gracias tanto a su debut Severed Survival (1989) pero sobre todo al segundo Mental Funeral (1991), uno de los discos que más veces escuché en mi vida y que hace una mezcla perfecta entre el death y el doom metal sin abandonar los terrenos escatológicos y violentos del primero. Tras su separación en 1995 el cuarteto californiano volvió en 2009 y ha sido muy prolífico con seis lanzamientos en casi quince años, superando tanto en tiempo como en cantidad de material a su etapa original. Y por suerte la calidad también ha estado presente, sonando tan brutales como si todavía fueran un rejunte de veinteañeros haciendo música brutal sólo porque podían, algo que sigue con bien titulado Ashes, Organs, Blood and Crypts, editado el 27 de octubre por Peaceville.
Acá no nos encontramos con cambios repentinos de estilo, enormes muestras de técnica ni nada de eso, sólo puro death metal con riffs salidos de alguna mazmorra de tortura y un sonido que sin dudas podría haber sido grabado en una de esas. Chris Reifert sigue demostrando ser uno de los grandes cantantes y bateristas de la escena, Eric Cutler y Danny Collares se sacan chispas en cada riff pantanoso y el recientemente llegado Greg Wilkinson es una gran adición a la formación. Recomendado para todos los que tengan ganas de sumergirse en el mundo de la violencia y las películas gore de terror.
Cirith Ungol – Dark Parade
Antes mencionaba a los “grupos más experimentados”, y creo que no hay una banda más experimentada en esta lista que el quinteto californiano Cirith Ungol. A más de cincuenta años de su formación, el grupo es una fija en el mundo del metal de culto, evolucionando desde un sonido hard rock más básico hasta culminar en un heavy metal de riffs musculosos y atmósfera de fantasía épica, donde obvio que ayudan las portadas con el legendario Elric de Melniboné pero que también se ve en su música. Dark Parade es el segundo álbum desde la vuelta del grupo en 2015, y se alza como uno de los mejores trabajos de una discografía envidiable, algo donde mucho tiene que ver el cambio en la voz de Tim Baker: su estilo agudo y un tanto gritón siempre fue uno elementos más divisivos acerca del grupo, pero parece que la edad le ha dado un tono más suave pero igual de poderoso, que combinado con los riffs de regusto doom y el sentimiento heroico de las canciones da como resultado un combo espectacular, y uno de los trabajos que más veces escuché este año.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Cirith Ungol anuncian tour de despedida para el 2024
Dying Fetus – Make Them Beg For Death
El mundo del death metal técnico no es para todo el mundo, y es fácil de ver por qué: si ya de por sí el death metal puro y simple aleja a la gente que no pueda asimilar las voces de monstruo y las baterías a punto de desarmarse, imaginen si le agregamos riffs ultra complejos, constantes cambios de ritmo y cierta pretenciosidad que aleja hasta a los fans más acérrimos del death. Es ahí donde entra Dying Fetus, que tiran para el lado más brutal de este estilo, sin elementos raros progresivos sino pura maldad y violencia en cada riff para dejarse los dedos. Make Them Beg For Death los tiene volviendo a seis años de Wrong One To Fuck With, y los tiene básicamente en el mismo lugar tanto en técnica y contenido lírico como en títulos “rudos”, pero con una composición más precisa y un John Gallagher particularmente furioso tanto en el micrófono como en la guitarra.
Ebony Pendant – Ebony Pendant
Podemos ponernos todo lo experimentales que queramos, pero de vez en cuando está bueno volver a las raíces y disfrutar sin problemas un buen disco de black metal tradicional, con su sonido grabado en algún sótano y sus riffs que parecen tocados en alambre de púas. En esta ocasión tenemos a Ebony Pendant, proyecto encabezado por el multi instrumentista S. C. que trae al presente ese sonido helado y misterioso de la movida noruega pero sin que suene anticuado, sumándose a nombres como Këkht Aräkh y Lamp of Murmuur en materia de proyectos unipersonales que han logrado establecerse entre los nombres más destacados del metal negro del último lustro. Brutal sin ser monótono, dando lugar a momentos para meter una guitarra acústica, y con una voz que parece de algún ser que ha vivido siempre en las sombras, Ebony Pendant es un disco para sentarse a escuchar y disfrutar, y tal vez te dé ganas de quemar una iglesia o jugar D&D más tarde.
Gridlink – Coronet Juniper
En 2023 los grindcore técnicos Gridlink anunciaron su sorpresiva reunión, casi una década después de separarse, y sin dar mucho tiempo acompañaron el regreso con Coronet Juniper, el álbum más largo de su discografía… aunque esto sea porque viene con el mismo set de canciones dos veces, la segunda con versiones “karaoke” sin las voces, por lo que contándolas una vez serían poco más de 19 minutos. Más allá de tan particular decisión, las 11 canciones de este pequeño disco son brutales, combinando el sonido anárquico del grindcore con melodías y riffs que son casi imposibles de encontrar en otras bandas del estilo: sin los blastbeats ni Jon Chang gritando encima de ellos, varios momentos podrían confundirse con algún disco de power metal. Cortas explosiones de violencia con cambios azarosos de ritmo y una producción extrañamente limpia para los estándares del género pero que no le quita fuerza.
King Gizzard & The Lizard Wizard – PetroDragonic Apocalypse; or, Dawn of Eternal Night: An Annihilation of Planet Earth and the Beginning of Merciless Damnation
El colectivo psicodélico australiano King Gizzard & The Lizard Wizard (o simplemente King Gizzard) ha logrado lo que poquísimos grupos de rock (y acá hablamos de rock plenamente de guitarras, no algo tipo Imagine Dragons) han podido hacer, que es llegar a un público masivo e incluso aparecer en esos festivales caretas a lo Lollapalooza sin que la gente se queje porque estén ahí. Y que después de esto hayan decidido sacar un disco de heavy metal (el thrashero Infest the Rats’ Nest de 2019) creó una gran publicidad que se vio acompañada por el gran nivel de aquel álbum. En 2023 lanzaron PetroDragonic Apocalypse, la secuela de Infest (y ocho álbumes de por medio, pero obviemos eso), donde alzan todavía más la vara con una mezcla progresiva, stoner, thrashera, psicodélica y otras ensaladas más, dando lugar al que fue por lejos el disco de metal más comentado del año (y por una banda que no toca generalmente este estilo encima) y de lo más espectacular que ha dado este año que se nos va.
Nospūn – Opus
No soy muy fan de ese estilo de metal progresivo ultra técnico y cursi que muchas bandas influenciadas por Dream Theater suelen practicar: al día de hoy mantengo que la banda de John Petrucci me provoca más que nada rechazo y esa no es una posición que vaya a cambiar a corto plazo. Pero a pesar de ello hay algo que terminó haciendo “clic” al escuchar Opus, el álbum debut del cuarteto estadounidense Nospūn, editado en mayo pero que parece haber ganado algo de tracción en los últimos meses. Influenciados tanto por DT pero también por Haken, Nospūn lograron crear una obra bastante larga (71 minutos) pero que no aburre, sobre todo porque las canciones tienen una base y estructura fuerte donde las muestras de técnica por parte de sus músicos no se sienten como una masturbación musical que no lleve a ningún lado. Si un álbum progresivo de este estilo logra algo así conmigo, dense una idea de su calidad.
RUÏM – Black Royal Spiritism – I.O sino da igreja
Lo más seguro es que el nombre de RUÏM no les suene, pero hay alguna posibilidad de que les suene el nombre del noruego Blasphemer, quien fuera guitarrista de Mayhem entre 1994 y 2008, durante la etapa más experimental de las leyendas noruegas. Instalado desde hace un tiempo en Portugal, el músico ha dado rienda suelta a su creatividad con varios proyectos heavies, progresivos, deathmetaleros y un largo etcétera, pero este año decidió volver plenamente al sonido que más lo hizo conocido con esta nueva banda. Se juntó con el baterista francés César Vesvre para tomarse libertades con la ortografía del portugués y explorar la mezcla del black metal con la llamativa exploración de la religión umbanda, la cual parece que Blasphemer ha estado practicando desde hace una década a través de su esposa. Ciertamente una elección original, pero lo importante acá está en la música, con Black Royal Spiritism combinando el sonido clásico del black metal con una producción limpia y momentos de voces limpias que crean una atmósfera casi épica a través de los relatos de la religión afrobrasileña. Además de la guitarra y la voz de Blasphemer, la poderosa batería de CSR es el esqueleto que une cada riff en una telaraña de energía oscura.
Sacred Outcry – Towers of Gold
¿Dónde está el heavy metal tradicional en la lista? Claro que Cirith Ungol puede entrar dentro de esa bolsa, pero yo hablo del metal que dan ganas de corear con el puño en alto y escuchar riffs ultra melódicos con solos explosivos mientras el cantante eleva su voz hasta la estratósfera cantando sobre temas épicos. Bueno, Cirith Ungol puede entrar ahí, así que hablo acerca del power metal, y es que este año hubo bastantes discos para los fans, con gente como Theocracy, Gloryhammer, Iron Savior, Angra, Kamelot y varios nombres grandes más trayendo otro lote de canciones con las características antes mencionadas. Pero mi atención este año se la terminó llevando el cuarteto griego Sacred Outcry, formado en 1998 pero que recién lanzó su álbum debut Damned for All Time… en 2020, con Yannis Papadopoulos de Beast In Black como cantante de sesión. Ahora con una formación completamente renovada a excepción del bajista George Apalodimas y con el sueco Daniel Heiman como cantante fijo, el grupo registró Towers of Gold, álbum que mantiene no sólo la temática y sonido épico del disco anterior sino también el gran nivel de la composición, incorporando elementos progresivos sin sacar potencia a su fórmula y hasta incluyendo una canción de 15 minutos que no aburre. Y también tenemos más sentimiento heroico y riffs sobre riffs, así que denle un escuchada.
Trhä – Alëce iΩic
Trhä es un proyecto encabezado por Damián Antón Ojeda, artista de México pero residente en Texas que ha dado mucho de qué hablar en el mundo del “Black Metal Gen Z”, por llamarlo de alguna manera. Esto se da no sólo por los particulares títulos de sus álbumes (muy fan del Unicode) o la enorme cantidad de material que ha lanzado (múltiples álbumes y EPs apenas este año), sino por la particular mezcla de estilos y las diferencias entre discos, algunos de black metal más tradicional y otros más blackgaze, ambient y hasta DSBM. Fue complicado elegir uno entre la montaña de lanzamientos, pero la decisión se terminó dando en favor de Alëce iΩic (no, ni idea cómo se pronunciaría), uno de los que más se apoya en el aspecto atmosférico del black metal y con una estructura muy particular, dividido en dos canciones de 23 y 47 minutos respectivamente. Es una decisión un tanto ridícula pero que funciona, dando lugar a un viaje a través de la oscuridad con algo de melodía para darle esperanza al oyente de que haya luz al final del túnel.
Etiquetas: Autopsy, Cirith Ungol, Dying Fetus, Ebony Pendant, Gridlink, King Gizzard & The Lizard Wizard, Nospun, RUIM, Sacred Outcry, TrhäCon el 2023 llegando a su fin, es momento de hacer un repaso de lo que fue este año en materia de lanzamientos pesados. Viéndolo de manera general, no hubo una gran cantidad de discos que tuvieran a todo el mundo del heavy metal hablando (algo que no es raro en una época en la que el streaming tiene todo tan fragmentado que cada uno puede encontrar su nicho de estilo), pero sí tuvo una enorme cantidad de lanzamientos muy sólidos y recomendables, tanto de bandas nuevas / jóvenes como de grupos mucho más experimentados, al punto tal de que se me hizo complicado elegir apenas cinco. Al final lo logré, pero en una muestra de cobardía decidí que sería muy injusto poner alguno por encima de otro, así que preferí agrupar los álbumes de manera alfabética según el nombre de la banda, para no tener que discutir más tarde por haber puesto tal o cual álbum por encima o debajo del resto.
Autopsy – Ashes, Organs, Blood and Crypts
Autopsy fueron de las bandas más destacadas del death metal de fines de los ochentas y principios de los noventas, gracias tanto a su debut Severed Survival (1989) pero sobre todo al segundo Mental Funeral (1991), uno de los discos que más veces escuché en mi vida y que hace una mezcla perfecta entre el death y el doom metal sin abandonar los terrenos escatológicos y violentos del primero. Tras su separación en 1995 el cuarteto californiano volvió en 2009 y ha sido muy prolífico con seis lanzamientos en casi quince años, superando tanto en tiempo como en cantidad de material a su etapa original. Y por suerte la calidad también ha estado presente, sonando tan brutales como si todavía fueran un rejunte de veinteañeros haciendo música brutal sólo porque podían, algo que sigue con bien titulado Ashes, Organs, Blood and Crypts, editado el 27 de octubre por Peaceville.
Acá no nos encontramos con cambios repentinos de estilo, enormes muestras de técnica ni nada de eso, sólo puro death metal con riffs salidos de alguna mazmorra de tortura y un sonido que sin dudas podría haber sido grabado en una de esas. Chris Reifert sigue demostrando ser uno de los grandes cantantes y bateristas de la escena, Eric Cutler y Danny Collares se sacan chispas en cada riff pantanoso y el recientemente llegado Greg Wilkinson es una gran adición a la formación. Recomendado para todos los que tengan ganas de sumergirse en el mundo de la violencia y las películas gore de terror.
Cirith Ungol – Dark Parade
Antes mencionaba a los “grupos más experimentados”, y creo que no hay una banda más experimentada en esta lista que el quinteto californiano Cirith Ungol. A más de cincuenta años de su formación, el grupo es una fija en el mundo del metal de culto, evolucionando desde un sonido hard rock más básico hasta culminar en un heavy metal de riffs musculosos y atmósfera de fantasía épica, donde obvio que ayudan las portadas con el legendario Elric de Melniboné pero que también se ve en su música. Dark Parade es el segundo álbum desde la vuelta del grupo en 2015, y se alza como uno de los mejores trabajos de una discografía envidiable, algo donde mucho tiene que ver el cambio en la voz de Tim Baker: su estilo agudo y un tanto gritón siempre fue uno elementos más divisivos acerca del grupo, pero parece que la edad le ha dado un tono más suave pero igual de poderoso, que combinado con los riffs de regusto doom y el sentimiento heroico de las canciones da como resultado un combo espectacular, y uno de los trabajos que más veces escuché este año.
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Dying Fetus – Make Them Beg For Death
El mundo del death metal técnico no es para todo el mundo, y es fácil de ver por qué: si ya de por sí el death metal puro y simple aleja a la gente que no pueda asimilar las voces de monstruo y las baterías a punto de desarmarse, imaginen si le agregamos riffs ultra complejos, constantes cambios de ritmo y cierta pretenciosidad que aleja hasta a los fans más acérrimos del death. Es ahí donde entra Dying Fetus, que tiran para el lado más brutal de este estilo, sin elementos raros progresivos sino pura maldad y violencia en cada riff para dejarse los dedos. Make Them Beg For Death los tiene volviendo a seis años de Wrong One To Fuck With, y los tiene básicamente en el mismo lugar tanto en técnica y contenido lírico como en títulos “rudos”, pero con una composición más precisa y un John Gallagher particularmente furioso tanto en el micrófono como en la guitarra.
Ebony Pendant – Ebony Pendant
Podemos ponernos todo lo experimentales que queramos, pero de vez en cuando está bueno volver a las raíces y disfrutar sin problemas un buen disco de black metal tradicional, con su sonido grabado en algún sótano y sus riffs que parecen tocados en alambre de púas. En esta ocasión tenemos a Ebony Pendant, proyecto encabezado por el multi instrumentista S. C. que trae al presente ese sonido helado y misterioso de la movida noruega pero sin que suene anticuado, sumándose a nombres como Këkht Aräkh y Lamp of Murmuur en materia de proyectos unipersonales que han logrado establecerse entre los nombres más destacados del metal negro del último lustro. Brutal sin ser monótono, dando lugar a momentos para meter una guitarra acústica, y con una voz que parece de algún ser que ha vivido siempre en las sombras, Ebony Pendant es un disco para sentarse a escuchar y disfrutar, y tal vez te dé ganas de quemar una iglesia o jugar D&D más tarde.
Gridlink – Coronet Juniper
En 2023 los grindcore técnicos Gridlink anunciaron su sorpresiva reunión, casi una década después de separarse, y sin dar mucho tiempo acompañaron el regreso con Coronet Juniper, el álbum más largo de su discografía… aunque esto sea porque viene con el mismo set de canciones dos veces, la segunda con versiones “karaoke” sin las voces, por lo que contándolas una vez serían poco más de 19 minutos. Más allá de tan particular decisión, las 11 canciones de este pequeño disco son brutales, combinando el sonido anárquico del grindcore con melodías y riffs que son casi imposibles de encontrar en otras bandas del estilo: sin los blastbeats ni Jon Chang gritando encima de ellos, varios momentos podrían confundirse con algún disco de power metal. Cortas explosiones de violencia con cambios azarosos de ritmo y una producción extrañamente limpia para los estándares del género pero que no le quita fuerza.
King Gizzard & The Lizard Wizard – PetroDragonic Apocalypse; or, Dawn of Eternal Night: An Annihilation of Planet Earth and the Beginning of Merciless Damnation
El colectivo psicodélico australiano King Gizzard & The Lizard Wizard (o simplemente King Gizzard) ha logrado lo que poquísimos grupos de rock (y acá hablamos de rock plenamente de guitarras, no algo tipo Imagine Dragons) han podido hacer, que es llegar a un público masivo e incluso aparecer en esos festivales caretas a lo Lollapalooza sin que la gente se queje porque estén ahí. Y que después de esto hayan decidido sacar un disco de heavy metal (el thrashero Infest the Rats’ Nest de 2019) creó una gran publicidad que se vio acompañada por el gran nivel de aquel álbum. En 2023 lanzaron PetroDragonic Apocalypse, la secuela de Infest (y ocho álbumes de por medio, pero obviemos eso), donde alzan todavía más la vara con una mezcla progresiva, stoner, thrashera, psicodélica y otras ensaladas más, dando lugar al que fue por lejos el disco de metal más comentado del año (y por una banda que no toca generalmente este estilo encima) y de lo más espectacular que ha dado este año que se nos va.
Nospūn – Opus
No soy muy fan de ese estilo de metal progresivo ultra técnico y cursi que muchas bandas influenciadas por Dream Theater suelen practicar: al día de hoy mantengo que la banda de John Petrucci me provoca más que nada rechazo y esa no es una posición que vaya a cambiar a corto plazo. Pero a pesar de ello hay algo que terminó haciendo “clic” al escuchar Opus, el álbum debut del cuarteto estadounidense Nospūn, editado en mayo pero que parece haber ganado algo de tracción en los últimos meses. Influenciados tanto por DT pero también por Haken, Nospūn lograron crear una obra bastante larga (71 minutos) pero que no aburre, sobre todo porque las canciones tienen una base y estructura fuerte donde las muestras de técnica por parte de sus músicos no se sienten como una masturbación musical que no lleve a ningún lado. Si un álbum progresivo de este estilo logra algo así conmigo, dense una idea de su calidad.
RUÏM – Black Royal Spiritism – I.O sino da igreja
Lo más seguro es que el nombre de RUÏM no les suene, pero hay alguna posibilidad de que les suene el nombre del noruego Blasphemer, quien fuera guitarrista de Mayhem entre 1994 y 2008, durante la etapa más experimental de las leyendas noruegas. Instalado desde hace un tiempo en Portugal, el músico ha dado rienda suelta a su creatividad con varios proyectos heavies, progresivos, deathmetaleros y un largo etcétera, pero este año decidió volver plenamente al sonido que más lo hizo conocido con esta nueva banda. Se juntó con el baterista francés César Vesvre para tomarse libertades con la ortografía del portugués y explorar la mezcla del black metal con la llamativa exploración de la religión umbanda, la cual parece que Blasphemer ha estado practicando desde hace una década a través de su esposa. Ciertamente una elección original, pero lo importante acá está en la música, con Black Royal Spiritism combinando el sonido clásico del black metal con una producción limpia y momentos de voces limpias que crean una atmósfera casi épica a través de los relatos de la religión afrobrasileña. Además de la guitarra y la voz de Blasphemer, la poderosa batería de CSR es el esqueleto que une cada riff en una telaraña de energía oscura.
Sacred Outcry – Towers of Gold
¿Dónde está el heavy metal tradicional en la lista? Claro que Cirith Ungol puede entrar dentro de esa bolsa, pero yo hablo del metal que dan ganas de corear con el puño en alto y escuchar riffs ultra melódicos con solos explosivos mientras el cantante eleva su voz hasta la estratósfera cantando sobre temas épicos. Bueno, Cirith Ungol puede entrar ahí, así que hablo acerca del power metal, y es que este año hubo bastantes discos para los fans, con gente como Theocracy, Gloryhammer, Iron Savior, Angra, Kamelot y varios nombres grandes más trayendo otro lote de canciones con las características antes mencionadas. Pero mi atención este año se la terminó llevando el cuarteto griego Sacred Outcry, formado en 1998 pero que recién lanzó su álbum debut Damned for All Time… en 2020, con Yannis Papadopoulos de Beast In Black como cantante de sesión. Ahora con una formación completamente renovada a excepción del bajista George Apalodimas y con el sueco Daniel Heiman como cantante fijo, el grupo registró Towers of Gold, álbum que mantiene no sólo la temática y sonido épico del disco anterior sino también el gran nivel de la composición, incorporando elementos progresivos sin sacar potencia a su fórmula y hasta incluyendo una canción de 15 minutos que no aburre. Y también tenemos más sentimiento heroico y riffs sobre riffs, así que denle un escuchada.
Trhä – Alëce iΩic
Trhä es un proyecto encabezado por Damián Antón Ojeda, artista de México pero residente en Texas que ha dado mucho de qué hablar en el mundo del “Black Metal Gen Z”, por llamarlo de alguna manera. Esto se da no sólo por los particulares títulos de sus álbumes (muy fan del Unicode) o la enorme cantidad de material que ha lanzado (múltiples álbumes y EPs apenas este año), sino por la particular mezcla de estilos y las diferencias entre discos, algunos de black metal más tradicional y otros más blackgaze, ambient y hasta DSBM. Fue complicado elegir uno entre la montaña de lanzamientos, pero la decisión se terminó dando en favor de Alëce iΩic (no, ni idea cómo se pronunciaría), uno de los que más se apoya en el aspecto atmosférico del black metal y con una estructura muy particular, dividido en dos canciones de 23 y 47 minutos respectivamente. Es una decisión un tanto ridícula pero que funciona, dando lugar a un viaje a través de la oscuridad con algo de melodía para darle esperanza al oyente de que haya luz al final del túnel.
Etiquetas: Autopsy, Cirith Ungol, Dying Fetus, Ebony Pendant, Gridlink, King Gizzard & The Lizard Wizard, Nospun, RUIM, Sacred Outcry, Trhä