

La noche del 6 de junio de 2025, Madrid pudo disfrutar del metal extremo con la primera edición del “Madrid Death Fest”. La Moby Dick se vistió de negro y desde las colas en la calle se podía sentir la energía y camaradería, las bandas charlaban y compartian alguna que otra cerveza tranquilamente, desde dentro del local se podía terminar de escuchar la prueba de sonido del primer grupo. Se nota que en la capital española se anhelaba un festival de esta magnitud y calidad. Desde el primer momento hasta el último grito de la noche, el ambiente fue de una fiesta total, cimentada en la unión que solo la música extrema puede forjar, el underground más sólido.
El festival, centrado en el Death Metal , demostró una notable amplitud al incorporar subgéneros como el Brutal Death Metal, el Thrash/Death Metal y el Death Metal en su forma más general. Esta diversidad, lejos de dispersar, enriqueció la experiencia, ofreciendo un espectro completo de las vertientes más agresivas y rápidas del metal pesado.
Un despliegue sonoro y visual impecable
Desde el punto de vista técnico, el “Madrid Death Fest” puede sentirse orgulloso. El sonido fue sencillamente espectacular en las cuatro bandas, permitiendo que cada instrumento y voz emergiera con una claridad que desafía la complejidad de estos géneros. La sala, a pesar de su tamaño recogido, exhibió un dominio experto en la ecualización, logrando que los graves se sintieran en el pecho sin que la música se disolviera en un torrente ininteligible. Fue un trabajo meticuloso que demostró el profesionalismo detrás del evento, adaptando los ajustes a las particularidades técnicas de cada formación.
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La iluminación para las tres primeras bandas fue muy luminosa y de colores llamativos, contribuyó a la experiencia inmersiva. Con buena cantidad y color, se notó un trabajo consciente del técnico para resaltar cada zona del escenario. Todo cambió con la llegada de Fulci, que necesitaba potenciar las proyecciones en la pantalla y se bajó la luz general dejando solo luces leves que pintaban el escenario de rojo. La gran pantalla trasera, proyectando los logos de las bandas en un tamaño considerable, añadió una capa de profesionalidad y facilitó encuadres visuales que incluían a los músicos junto al nombre de su grupo.
La descarga de las bandas: potencia, carisma y conexión
Stainless Madness irrumpió con una fuerza colosal, dejando a la audiencia tan sorprendida como despeinada. Su arranque fue un preludio contundente de la intensidad que se viviría durante toda la noche. Parecían jóvenes, lo son, pero tocaron como banda con trayectoria. Deseando repetir un directo suyo, seguiré sus pasos de cerca.
La conexión de Avlak con el público fue palpable, en especial con el “Gremlin”, generando una sinergia que trascendió el escenario. Su Thrash/Death Metal resonó con la multitud, que ya para entonces se entregaba por completo a la energía de las bandas. Fue muy divertido su bolo, empezando por el “más rápido” pasando por el “menos ropa”, siguiendo por un cantante descamisado al que seguian pidiendo “menos ropa”.
Painstorm, la banda local de Death Metal, logró arrancar sonrisas y desatar bailes desde la primera fila hasta el fondo de la sala, aparte de ir vaciando el batido a gran velocidad. Suenan muy contundentes en directo y la voz me gustó también dejandome enamorado en conjunto. Demostró un gran nivel en el escenario por interpretación y por entrega, propiamente devuelto por el personal que no paró ni un segundo.
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Finalmente, Fulci, desde Italia y con su Brutal Death Metal, desató la locura absoluta. La banda, conocida por basar su música y estética en las películas de terror gore del director italiano Lucio Fulci , transformó el escenario en un espacio casi oscuro, pintado de rojo por la difusa luz, donde las imágenes proyectadas se volvieron cruciales, creando una atmósfera cinematográfica y opresiva. El mar de cuerpos no paraba de moverse al ritmo constante y contundente de los italianos, convirtiendo a toda la sala en una sola entidad vibrante. La banda incorpora sintetizadores, lo que añade una capa atmosférica acorde con su temática de horror. Vi gente de todas las edades y generos disfrutar todos los temas, señores desgañitados con las letras y señoras entrado al pogo con potencia. Me separé para hacer alguna foto pero la oscuridad no me dejó recoger las imágenes que hubiera querido mostrar del momentazo de toda la Moby en movimiento como un solo cuerpo,
La ejecución musical de todas las bandas fue una lección de maestría. Se notó el trabajo de preparación detrás de cada presentación, con una entrega total para conectar con el público sin sacrificar la precisión en la interpretación. Esto se tradujo en una multitud de poses y movimientos que los fotógrafos agradecimos especialmente.
Un público entregado y una camadería genuina
El público fue un pilar fundamental en el éxito de este debut para el festi. La sala Moby Dick estuvo constantemente llena, y la entrega fue total desde el primer al último grupo. Los pogos, los bailes, los circle pits y, en ocasiones, algún crowd surfing, fueron una constante, acompañados por el coro unísono de las canciones cantadas por todos.
Un detalle que destacó y sumó a la camaradería fue ver a las bandas, una vez finalizada su actuación, unirse al público para los siguientes conciertos, incluso liderando los pogos y la euforia general. Momentos emocionantes se vivieron cada vez que los vocalistas se acercaban a la multitud ofreciendo sus micrófonos, o cuando el público se agolpaba contra el escenario para gritar sus líneas favoritas o manifestar su amor por la banda. La interacción, aunque no basada en melodías “cantables” en el sentido tradicional, se dio a través de la intensidad de la música, con el público participando activamente.
Un hito para el metal extremo madrileño
El “Madrid Death Fest” ha marcado un hito importante en su corta carrera con esta primera edición. Su creación en 2025 y la elección de Madrid como lugar de origen demuestran un compromiso con la escena local, al incluir a Painstorm, Avlak y Stainless Madness, todas bandas de la capital. La organización de producción sugiere una visión profesional y la esperanza de continuidad para futuras ediciones.
En resumen, el “Madrid Death Fest Vol. I” fue un debut excepcional. La perfecta organización, la elección de la sala, la calidad de las bandas y el ambiente inmejorable dejaron a todos los asistentes con una gran sonrisa y el orgullo de haber sido parte de una noche brutal de Death Metal. Es un recordatorio contundente de que Madrid necesita y merece festivales extremos de calidad, y esta primera edición ha sentado las bases para una tradición prometedora. ¡Que este sea el primero de muchos rugidos del metal en la capital!


La noche del 6 de junio de 2025, Madrid pudo disfrutar del metal extremo con la primera edición del “Madrid Death Fest”. La Moby Dick se vistió de negro y desde las colas en la calle se podía sentir la energía y camaradería, las bandas charlaban y compartian alguna que otra cerveza tranquilamente, desde dentro del local se podía terminar de escuchar la prueba de sonido del primer grupo. Se nota que en la capital española se anhelaba un festival de esta magnitud y calidad. Desde el primer momento hasta el último grito de la noche, el ambiente fue de una fiesta total, cimentada en la unión que solo la música extrema puede forjar, el underground más sólido.
El festival, centrado en el Death Metal , demostró una notable amplitud al incorporar subgéneros como el Brutal Death Metal, el Thrash/Death Metal y el Death Metal en su forma más general. Esta diversidad, lejos de dispersar, enriqueció la experiencia, ofreciendo un espectro completo de las vertientes más agresivas y rápidas del metal pesado.
Un despliegue sonoro y visual impecable
Desde el punto de vista técnico, el “Madrid Death Fest” puede sentirse orgulloso. El sonido fue sencillamente espectacular en las cuatro bandas, permitiendo que cada instrumento y voz emergiera con una claridad que desafía la complejidad de estos géneros. La sala, a pesar de su tamaño recogido, exhibió un dominio experto en la ecualización, logrando que los graves se sintieran en el pecho sin que la música se disolviera en un torrente ininteligible. Fue un trabajo meticuloso que demostró el profesionalismo detrás del evento, adaptando los ajustes a las particularidades técnicas de cada formación.
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La iluminación para las tres primeras bandas fue muy luminosa y de colores llamativos, contribuyó a la experiencia inmersiva. Con buena cantidad y color, se notó un trabajo consciente del técnico para resaltar cada zona del escenario. Todo cambió con la llegada de Fulci, que necesitaba potenciar las proyecciones en la pantalla y se bajó la luz general dejando solo luces leves que pintaban el escenario de rojo. La gran pantalla trasera, proyectando los logos de las bandas en un tamaño considerable, añadió una capa de profesionalidad y facilitó encuadres visuales que incluían a los músicos junto al nombre de su grupo.
La descarga de las bandas: potencia, carisma y conexión
Stainless Madness irrumpió con una fuerza colosal, dejando a la audiencia tan sorprendida como despeinada. Su arranque fue un preludio contundente de la intensidad que se viviría durante toda la noche. Parecían jóvenes, lo son, pero tocaron como banda con trayectoria. Deseando repetir un directo suyo, seguiré sus pasos de cerca.
La conexión de Avlak con el público fue palpable, en especial con el “Gremlin”, generando una sinergia que trascendió el escenario. Su Thrash/Death Metal resonó con la multitud, que ya para entonces se entregaba por completo a la energía de las bandas. Fue muy divertido su bolo, empezando por el “más rápido” pasando por el “menos ropa”, siguiendo por un cantante descamisado al que seguian pidiendo “menos ropa”.
Painstorm, la banda local de Death Metal, logró arrancar sonrisas y desatar bailes desde la primera fila hasta el fondo de la sala, aparte de ir vaciando el batido a gran velocidad. Suenan muy contundentes en directo y la voz me gustó también dejandome enamorado en conjunto. Demostró un gran nivel en el escenario por interpretación y por entrega, propiamente devuelto por el personal que no paró ni un segundo.
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Finalmente, Fulci, desde Italia y con su Brutal Death Metal, desató la locura absoluta. La banda, conocida por basar su música y estética en las películas de terror gore del director italiano Lucio Fulci , transformó el escenario en un espacio casi oscuro, pintado de rojo por la difusa luz, donde las imágenes proyectadas se volvieron cruciales, creando una atmósfera cinematográfica y opresiva. El mar de cuerpos no paraba de moverse al ritmo constante y contundente de los italianos, convirtiendo a toda la sala en una sola entidad vibrante. La banda incorpora sintetizadores, lo que añade una capa atmosférica acorde con su temática de horror. Vi gente de todas las edades y generos disfrutar todos los temas, señores desgañitados con las letras y señoras entrado al pogo con potencia. Me separé para hacer alguna foto pero la oscuridad no me dejó recoger las imágenes que hubiera querido mostrar del momentazo de toda la Moby en movimiento como un solo cuerpo,
La ejecución musical de todas las bandas fue una lección de maestría. Se notó el trabajo de preparación detrás de cada presentación, con una entrega total para conectar con el público sin sacrificar la precisión en la interpretación. Esto se tradujo en una multitud de poses y movimientos que los fotógrafos agradecimos especialmente.
Un público entregado y una camadería genuina
El público fue un pilar fundamental en el éxito de este debut para el festi. La sala Moby Dick estuvo constantemente llena, y la entrega fue total desde el primer al último grupo. Los pogos, los bailes, los circle pits y, en ocasiones, algún crowd surfing, fueron una constante, acompañados por el coro unísono de las canciones cantadas por todos.
Un detalle que destacó y sumó a la camaradería fue ver a las bandas, una vez finalizada su actuación, unirse al público para los siguientes conciertos, incluso liderando los pogos y la euforia general. Momentos emocionantes se vivieron cada vez que los vocalistas se acercaban a la multitud ofreciendo sus micrófonos, o cuando el público se agolpaba contra el escenario para gritar sus líneas favoritas o manifestar su amor por la banda. La interacción, aunque no basada en melodías “cantables” en el sentido tradicional, se dio a través de la intensidad de la música, con el público participando activamente.
Un hito para el metal extremo madrileño
El “Madrid Death Fest” ha marcado un hito importante en su corta carrera con esta primera edición. Su creación en 2025 y la elección de Madrid como lugar de origen demuestran un compromiso con la escena local, al incluir a Painstorm, Avlak y Stainless Madness, todas bandas de la capital. La organización de producción sugiere una visión profesional y la esperanza de continuidad para futuras ediciones.
En resumen, el “Madrid Death Fest Vol. I” fue un debut excepcional. La perfecta organización, la elección de la sala, la calidad de las bandas y el ambiente inmejorable dejaron a todos los asistentes con una gran sonrisa y el orgullo de haber sido parte de una noche brutal de Death Metal. Es un recordatorio contundente de que Madrid necesita y merece festivales extremos de calidad, y esta primera edición ha sentado las bases para una tradición prometedora. ¡Que este sea el primero de muchos rugidos del metal en la capital!