

A esta altura de la historia de la música, Iggy Pop es uno de esos personajes indiscutibles. El abuelo del punk rock llegó nuevamente a la ciudad de Buenos Aires para brindar un fantástico concierto en el maravilloso Movistar Arena el pasado viernes 12 de septiembre. Con 78 años de edad, la espalda torcida por una brutal escoliosis que también le “acorta” una pierna, y una piel de lagarto arrugada y curtida a más no poder, lo que importa sigue intacto: su voz y una energía increíble y envidiable.
La influencia de Iggy como líder de The Stooges y luego como solista es imposible de soslayar en el mundo del rock, en especial para lo que conocemos como Punk. Su relación creativa con David Bowie también forma parte del entramado de las leyendas que hacen a la cultura. Un estadio lleno lo esperaba con ansias y, hay que decirlo, también con esa sensación de estar por ver a un ícono que no se sabe cuánto tiempo le queda por delante… Ojalá sea mucho. En cualquier caso, nada garantiza que vaya a volver y no hay por qué asumir riesgos. Había que estar.
Un dato interesante: antes de que saliera a escena la banda soporte, sonó por los parlantes “Libertango” de Astor Piazzolla. Ya sabemos bien que la “Iguana” tiene sus anécdotas en relación con la Argentina. El grupo local fue Buenos Vampiros. Marplatenses, tres mujeres y un varón, estilo post-punk o punk rock en la veta de The Damned. La presencia femenina es un dato relevante porque se repitió en la formación del grupo que acompañó a la figura de la noche. La propuesta escénica fue sencilla pero efectiva: un telón blanco de fondo y luces de colores que iban haciendo que todo se iluminara de azul, verde, rojo, amarillo, violeta, según la canción. Más que suficiente para un concierto que nunca apostó a la complejidad.
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La banda de Iggy para la ocasión incluía, además de la guitarra, bajo y batería indispensables, una segunda guitarra, un teclado y una sección de vientos compuesta por un trombón y una trompeta. La tecladista Joan Wasser supo tocar con Lou Reed, un detalle para nada menor. La guitarrista Ale Campos es hija de un argentino exiliado en Miami durante la última dictadura. Este line-up fue algo que quizás no se ajustaba a las expectativas básicas del punk promedio. Las canciones sonaron muy bien con ese colchón de sonido adicional aunque no indispensable. Sin dudas, los momentos de deliberado desorden cacofónico como el de LA Blues a algunas personas pudieron parecerles sustituibles, más allá de los precisos arreglos para las sucesivas piezas que integraron la lista de la noche, con una fuerte presencia de The Stooges. Recordemos la participación ocasional del saxo en aquella mítica banda. Sonaron “TV Eye”, “I Wanna Be Your Dog”, “Raw Power”, “I Got a Right”, “Gimme Danger”, “Down on the Street”, “Search and Destroy”, “Death Trip”, “1970”, “Loose…” ¿Qué más pedir? En algunos de estos temas se armaron mosh pits más que intensos y la cerveza volaba por el aire.
No faltaron los hits del repertorio solista que todo el mundo esperaba: “The Passenger”, “Lust For Life”, “Funtime”, “Some Weird Sin”, “Real Wild Child”, hasta un poco de “Nightclubbing”, entre otras. Desde ya que la gente cantó a puro pulmón, saltando de alegría. Si vamos a pedir, como fanático de Bowie me hubiera gustado escuchar “China Girl”, o también “Dirt” (además me encanta el cover que grabó Depeche Mode) pero pedir por pedir, cualquiera puede pedir lo que quiera: lo infaltable no faltó. Gaspar Benegas, guitarrista de Las Manos de Filippi, tocó como invitado en “Louie, Louie”.
Una noche de fiesta, en la que hasta pudo verse a Iggy vistiendo la camiseta número 10 de la selección argentina: toda una rareza verlo con el torso cubierto y, encima, con semejante símbolo. Una verdadera fiesta para celebrar a un histórico, otra leyenda viviente de esas que todavía están entre nosotros. Una ocasión más para tomar perspectiva, apreciar legados y, de alguna manera, soportar el vértigo de la incertidumbre con respecto al futuro de la música, en tiempos en los que la avaricia de la industria y las corrientes de la automatización parecen estar convirtiendo todo en plástico.
Etiquetas: Buenos Vampiros, David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed, Punk, The Damned, The Stooges

A esta altura de la historia de la música, Iggy Pop es uno de esos personajes indiscutibles. El abuelo del punk rock llegó nuevamente a la ciudad de Buenos Aires para brindar un fantástico concierto en el maravilloso Movistar Arena el pasado viernes 12 de septiembre. Con 78 años de edad, la espalda torcida por una brutal escoliosis que también le “acorta” una pierna, y una piel de lagarto arrugada y curtida a más no poder, lo que importa sigue intacto: su voz y una energía increíble y envidiable.
La influencia de Iggy como líder de The Stooges y luego como solista es imposible de soslayar en el mundo del rock, en especial para lo que conocemos como Punk. Su relación creativa con David Bowie también forma parte del entramado de las leyendas que hacen a la cultura. Un estadio lleno lo esperaba con ansias y, hay que decirlo, también con esa sensación de estar por ver a un ícono que no se sabe cuánto tiempo le queda por delante… Ojalá sea mucho. En cualquier caso, nada garantiza que vaya a volver y no hay por qué asumir riesgos. Había que estar.
Un dato interesante: antes de que saliera a escena la banda soporte, sonó por los parlantes “Libertango” de Astor Piazzolla. Ya sabemos bien que la “Iguana” tiene sus anécdotas en relación con la Argentina. El grupo local fue Buenos Vampiros. Marplatenses, tres mujeres y un varón, estilo post-punk o punk rock en la veta de The Damned. La presencia femenina es un dato relevante porque se repitió en la formación del grupo que acompañó a la figura de la noche. La propuesta escénica fue sencilla pero efectiva: un telón blanco de fondo y luces de colores que iban haciendo que todo se iluminara de azul, verde, rojo, amarillo, violeta, según la canción. Más que suficiente para un concierto que nunca apostó a la complejidad.
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La banda de Iggy para la ocasión incluía, además de la guitarra, bajo y batería indispensables, una segunda guitarra, un teclado y una sección de vientos compuesta por un trombón y una trompeta. La tecladista Joan Wasser supo tocar con Lou Reed, un detalle para nada menor. La guitarrista Ale Campos es hija de un argentino exiliado en Miami durante la última dictadura. Este line-up fue algo que quizás no se ajustaba a las expectativas básicas del punk promedio. Las canciones sonaron muy bien con ese colchón de sonido adicional aunque no indispensable. Sin dudas, los momentos de deliberado desorden cacofónico como el de LA Blues a algunas personas pudieron parecerles sustituibles, más allá de los precisos arreglos para las sucesivas piezas que integraron la lista de la noche, con una fuerte presencia de The Stooges. Recordemos la participación ocasional del saxo en aquella mítica banda. Sonaron “TV Eye”, “I Wanna Be Your Dog”, “Raw Power”, “I Got a Right”, “Gimme Danger”, “Down on the Street”, “Search and Destroy”, “Death Trip”, “1970”, “Loose…” ¿Qué más pedir? En algunos de estos temas se armaron mosh pits más que intensos y la cerveza volaba por el aire.
No faltaron los hits del repertorio solista que todo el mundo esperaba: “The Passenger”, “Lust For Life”, “Funtime”, “Some Weird Sin”, “Real Wild Child”, hasta un poco de “Nightclubbing”, entre otras. Desde ya que la gente cantó a puro pulmón, saltando de alegría. Si vamos a pedir, como fanático de Bowie me hubiera gustado escuchar “China Girl”, o también “Dirt” (además me encanta el cover que grabó Depeche Mode) pero pedir por pedir, cualquiera puede pedir lo que quiera: lo infaltable no faltó. Gaspar Benegas, guitarrista de Las Manos de Filippi, tocó como invitado en “Louie, Louie”.
Una noche de fiesta, en la que hasta pudo verse a Iggy vistiendo la camiseta número 10 de la selección argentina: toda una rareza verlo con el torso cubierto y, encima, con semejante símbolo. Una verdadera fiesta para celebrar a un histórico, otra leyenda viviente de esas que todavía están entre nosotros. Una ocasión más para tomar perspectiva, apreciar legados y, de alguna manera, soportar el vértigo de la incertidumbre con respecto al futuro de la música, en tiempos en los que la avaricia de la industria y las corrientes de la automatización parecen estar convirtiendo todo en plástico.
Etiquetas: Buenos Vampiros, David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed, Punk, The Damned, The Stooges