Soy de los que sostiene que Amorphis es una banda que todo lo hace bien. Sobre su nuevo trabajo de estudio Halo (el 14vo) escuché decir por ahí “más de lo mismo”. Más allá de que en lo personal considero a esta expresión de lo más desafortunada (Gente, estamos en 2022 ¿Todavía están esperando que alguien invente la pólvora?), y que además no resiste menor análisis (¿Qué sería de bandas como AC/DC entonces?), en el caso de Amorphis cobra otro sentido. A lo largo de su extensa trayectoria, la banda del guitarrista Esa Holopainen ha constituido un sonido amorfo combinando elementos del death metal melódico, del gótico, del doom, del sinfónico, del heavy metal clásico con una maestría y una singularidad envidiables. Es por eso que no hay que dejarse engañar por ése “más de lo mismo” porque cada nuevo lanzamiento de los fineses es toda una experiencia a descubrir.
Lo sorprendente en Amorphis es que el sexteto no necesita de canciones de veinte minutos para hacernos pasear por todos los climas musicales antes mencionados. Tan solo con un puñado de canciones que promedian los cinco minutos les alcanza para condensar su extenso abanico de ideas. Halo no ha sido la excepción aunque si lo comparamos con su antecesor inmediato, el genial Queen of Time (2018), este es un trabajo que deja de lado un poco las orquestaciones para cederle paso a un sonido más directo. Los arreglos con melodías arabescas, los cuales forman parte del ADN de la banda desde el mítico Elegy (1996), hacen que lo ubiquemos un poco más cerca de trabajos como Under The Red Cloud (2015) que, dicho sea de paso, junto con Halo y con el mencionado Queen… terminan de cerrar una trilogía.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Los 10 mejores discos del año por Juan Manuel Guarino
Es por eso que vamos a encontrar canciones que seguramente se adhieran a la mente del oyente con muchísima facilidad como “On The Dark Waters”, “When The Gods Came” o “Seven Roads Come Together”, en donde la prodigiosa garganta de Tomi Joutsen va hacia arriba como nunca en los estribillos para ser cantados hasta en la ducha. Hablando de Joutsen, hay que decir que al petiso el correr de los años parece no hacerle mella en la garganta y cuando se trata de pudrirla lo hace con todo en momentos más cercanos a sus primeros trabajos como “Windmane” o “The Wolf”. Por otra parte, la propia “Halo” nos trae la faceta más accesible y melódica de la banda, siendo este un tema que no desentonaría en ninguna radio FM del mundo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Especial: La saga “Castlevania” y el heavy metal
Esto por no mencionar la melancólica balada que cierra el disco: “My Name is Night”. Aparentemente la sociedad con Anneke Van Giersbergen en los discos anteriores dio tan buenos resultados que una vez más el grupo se hizo de los servicios de otra vocalista femenina; en este caso el turno fue de Petronella Nettermalm para compartir el micrófono con Joutsen. Aunque, si me preguntan a mí, es con “The Moon” donde se puede apreciar a Amorphis en todo su esplendor. Una lástima que este tema haya sido elegido como single porque soy de los que creen que las bandas no deben jugar su carta ganadora por adelantado. Los sutiles pero siempre eficientes arreglos del tecladista Santeri Kallio, sumadas a unas bellas vocalizaciones femeninas escondidas por ahí al fondo, elevan hasta el infinito el potencial de una banda que te hace pasar por todos los estados.
Podrá ser más de lo mismo o podrá no serlo. A estas alturas me importa muy poco. Por mi parte, simplemente me dedicaré a disfrutar cada vez que le dé play a Halo el cual ya fue a parar a mi playlist de favoritos de este 2022.
Soy de los que sostiene que Amorphis es una banda que todo lo hace bien. Sobre su nuevo trabajo de estudio Halo (el 14vo) escuché decir por ahí “más de lo mismo”. Más allá de que en lo personal considero a esta expresión de lo más desafortunada (Gente, estamos en 2022 ¿Todavía están esperando que alguien invente la pólvora?), y que además no resiste menor análisis (¿Qué sería de bandas como AC/DC entonces?), en el caso de Amorphis cobra otro sentido. A lo largo de su extensa trayectoria, la banda del guitarrista Esa Holopainen ha constituido un sonido amorfo combinando elementos del death metal melódico, del gótico, del doom, del sinfónico, del heavy metal clásico con una maestría y una singularidad envidiables. Es por eso que no hay que dejarse engañar por ése “más de lo mismo” porque cada nuevo lanzamiento de los fineses es toda una experiencia a descubrir.
Lo sorprendente en Amorphis es que el sexteto no necesita de canciones de veinte minutos para hacernos pasear por todos los climas musicales antes mencionados. Tan solo con un puñado de canciones que promedian los cinco minutos les alcanza para condensar su extenso abanico de ideas. Halo no ha sido la excepción aunque si lo comparamos con su antecesor inmediato, el genial Queen of Time (2018), este es un trabajo que deja de lado un poco las orquestaciones para cederle paso a un sonido más directo. Los arreglos con melodías arabescas, los cuales forman parte del ADN de la banda desde el mítico Elegy (1996), hacen que lo ubiquemos un poco más cerca de trabajos como Under The Red Cloud (2015) que, dicho sea de paso, junto con Halo y con el mencionado Queen… terminan de cerrar una trilogía.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Los 10 mejores discos del año por Juan Manuel Guarino
Es por eso que vamos a encontrar canciones que seguramente se adhieran a la mente del oyente con muchísima facilidad como “On The Dark Waters”, “When The Gods Came” o “Seven Roads Come Together”, en donde la prodigiosa garganta de Tomi Joutsen va hacia arriba como nunca en los estribillos para ser cantados hasta en la ducha. Hablando de Joutsen, hay que decir que al petiso el correr de los años parece no hacerle mella en la garganta y cuando se trata de pudrirla lo hace con todo en momentos más cercanos a sus primeros trabajos como “Windmane” o “The Wolf”. Por otra parte, la propia “Halo” nos trae la faceta más accesible y melódica de la banda, siendo este un tema que no desentonaría en ninguna radio FM del mundo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Especial: La saga “Castlevania” y el heavy metal
Esto por no mencionar la melancólica balada que cierra el disco: “My Name is Night”. Aparentemente la sociedad con Anneke Van Giersbergen en los discos anteriores dio tan buenos resultados que una vez más el grupo se hizo de los servicios de otra vocalista femenina; en este caso el turno fue de Petronella Nettermalm para compartir el micrófono con Joutsen. Aunque, si me preguntan a mí, es con “The Moon” donde se puede apreciar a Amorphis en todo su esplendor. Una lástima que este tema haya sido elegido como single porque soy de los que creen que las bandas no deben jugar su carta ganadora por adelantado. Los sutiles pero siempre eficientes arreglos del tecladista Santeri Kallio, sumadas a unas bellas vocalizaciones femeninas escondidas por ahí al fondo, elevan hasta el infinito el potencial de una banda que te hace pasar por todos los estados.
Podrá ser más de lo mismo o podrá no serlo. A estas alturas me importa muy poco. Por mi parte, simplemente me dedicaré a disfrutar cada vez que le dé play a Halo el cual ya fue a parar a mi playlist de favoritos de este 2022.