Birds In Row es un trío francés de post-hardcore que logra combinar potencia musical con intensidad poética. “Gris Klein” es su tercer disco de estudio, esta vez editado por el sello Red Creek Recordings, propiedad de Cult Of Luna, el ya consagrado grupo sueco de post-metal. Sus dos álbumes anteriores, “You, Me & the Violence” (2012) y “We Already Lost the World” (2018) ya habían logrado captar la atención de una parte del público y la crítica especializada. Que este nuevo trabajo sea el primer disco ajeno editado por COL a través de su sello fue lo que sirvió como señal para mí. Ocurre algo similar a cuando Neurosis decidió editar a Amenra: a estos artistas no suele fallarles el olfato para el talento. Desde ya que la máxima referencia dentro del género siempre será Converge, y esa influencia es notable en Birds In Row.

“Gris Klein” es una obra atravesada por la pandemia de Covid-19 y temas como la fragilidad de la salud mental y la búsqueda de sentido en medio del caos de la vida. “Water Wings” abre el disco haciendo honor a lo más puro que puede encontrarse dentro del estilo: una base rítmica poderosa y cambiante, líneas de guitarra diversas y una voz con un timbre que siempre suena singularmente emocional, yendo desde el canto limpio hasta los gritos. Las mismas cualidades pueden hallarse en “Daltonians”, que tiene mayor elaboración melódica. Luego, “Confettis” remite a un punk más tradicional, ya desde el título mismo.

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En “Noah” todo cambia y sobresalen las intenciones más creativamente arriesgadas del álbum, adentrándose en espacios post-rock y post-metal. Una canción que va acumulando potencia gradualmente y hace de la repetición una virtud estética. “Cathedrals” sigue desplegando el particular histrionismo vocal del cantante y la guitarra presenta una búsqueda más disonante. “Nympheas” tiene un estribillo con reminiscencias de Sólstafir y es el track con la sonoridad más brillante de todo el disco, algo que contrasta con “Grisaille” que recupera melancolía, sobre todo en los pasajes más calmos, y es otro ejemplo de la reiteración como un recurso muy usado en las letras. El comienzo de “Trompe L’oeil” se distingue por sus rasgos casi pop, con un canto más dulce y un acompañamiento instrumental delicado, hasta que repentinamente todo es absorbido por un vórtice destructor, que termina disipándose hacia el final. “Rodin” tiene un riff y una composición que hace que se destaque tanto como “Noah” dentro del conjunto global: son dos de los puntos más altos del recorrido.

“Winter, Yet” posee algunas de las melodías vocales más logradas y “Secession” es un cierre con muy buenos arreglos y notable heterogeneidad inherente, siempre ligada a una afectividad a flor de piel. Así acaba un gran álbum: impredecible, enérgico e inteligente, que consolida la propuesta artística de esta banda francesa que sigue desarrollándose.