Pese a su juventud, la banda sueca Blues Pills lleva una portentosa carrera, sólida y notable, acompañando en sus últimas visitas a artistas de la talla de Kadavar, o de Airbourne hace justo dos años, en 2022, poco después de haber pasado por el Rock Fest barcelonés. Ahora lo hacen encabezando el cartel de presentación de su cuarto álbum, Birthday.
La banda que comparte gira con los suecos, es la liderada por el canadiense Daniel Romano, al que añade el epígrafe de Outfit, que es el nombre de la formación que ha lanzado este año el disco Too Hot to Sleep, es decir, Daniel Romano’s Outfit.
En fin, tras este pequeño galimatías entremos de lleno en lo que nos ofreció esta formación de Ontario muy influenciada por la música de los sesenta y setenta, con The Beatles, el movimiento hippie, el ácido lisérgico, y el country como base. Aunque Daniel y su hermano Ian tuvieron en su juventud, una época vinculada al Hardcore Straight Edge de Minor Threat y compañía, que plasmaron en una banda llamada Attack in Black, que ha ido evolucionando con los años hacia un rollo más indie folk rock.
Entramos en la sala mientras lloviznaba en la capital catalana, con una Razzmatazz II presentando un aspecto frio y algo sórdido, con apenas un centenar o dos de personas agolpadas sobre la valla que nos separa del escenario. Tras una breve fanfarria, el cuarteto toma posesión de las tablas para abrir con “Field of Ruins” con un irreconocible Daniel Romano luciendo una barba prominente, flanqueado por la cantante Carson MacHone a su derecha, y Tommy Major a la izquierda al bajo, aunque este ejerce de cantante/guitarrista con sus Tommy and the Commies, y al fondo, ocupando la batería Ian Romano. Todos ellos con un look super retro, con unos chalecos de cuero con parches, que parecen salidos directamente de la icónica película Easy Rider, y lejos, muy lejos de unos Sons of Anarchy.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Blues Pills – Birthday (2024)
Prosiguieron con “Sucking the Old World Dry” y “Impossible Green”, ambas de su Modern Pressure (2017), que empalmaron con “Green Eye Shade” del How III Thy World is Ordered (2020), todas ellas empacadas en un pequeño gran medley de unos siete minutos en los que embutieron estas cuatro canciones. La siguiente, “The Long Mirror of Time” sonó entera pero bastante más rápida que en el disco en estudio, Finally Free (2018).
Entre bailes y saltos cayeron “Neverless”, una endiabladamente rockera y cambiante “Where’s the Paradise” desde el nuevo álbum, al igual que “State of Nature”, esta también algo distinta en vivo. Tampoco se parece demasiado la versión en directo de “Toulouse”, ya que en el disco Mosey (2016) suena más bien folk.
Momento ahora para que Carson suelte la pandereta, y agarre una guitarra para interpretar ella misma un tema propio, supuestamente titulado “Downhill”, al que le faltó algo de volumen a la voz de la cantante texana.
Finalizaron, entre otras, con el increíblemente acelerado corte de minuto y medio “That’s Too Rich” de su Too Hot to Sleep, luego con Tommy a la voz principal en un “Fire Breather” que recuerda a New York Dolls, y final con esa montaña rusa titulada “Empty Musk”, perteneciente también al FInally Free.
Tremendamente sincronizados se mostró este cuarteto que a pesar de todos los cambios que realizan sobre sus composiciones originales, tienen profundamente asimilado el guión escrito por Romano, que ejerce de líder total, pero dando juego a sus compañeros en un viaje que apenas superó unos treinta minutos intensos, y sin paliativos.
Aun con la tela de los canadienses de fondo, los suecos abrieron con la pieza que da título a su cuarto álbum, Birthday, un tema bien animado y perfecto para animar al personal, con Elin Larsson moviéndose enfundada en unos brillantes pantalones verdes, recorriendo de lado a lado el escenario sin parar, un ritmo que mantendría durante la hora y veinte de minutos de directo, todo ello, ante una presencia aproximada de unas cuatrocientas personas, de mediana edad en su mayoría, hecho que me sorprendió bastante.
Continuaron con más piezas nuevas, desde el cóctel blues rock de “Don’t You Love It”, el funky rabioso y endurecido que contiene “Bad Choices”, en la que destaca el robusto bajo de Kristoffer Schander entre un mar de manos haciendo palmas mientras Elin repite hasta la extenuación el estribillo, para pasar a la sinuosa balada blues “Top of the Sky”, en la que Elin da muestras de su gran poderío vocal.
La front woman agradece el apoyo, comprar entradas, etcétera antes de presentarnos la clásica “Bliss”, su debut en formato EP de 2012, que contiene un extraordinario solo de guitarra de Zack Anderson, aunque en aquella época aún era el bajista de la banda, hecho que cambio en 2019 cuando se pasó a las seis cuerdas.
Prosiguieron con dos extractos del Holy Molly de 2020, la poderosa “Proud Woman” y la intensa combinación de hard rock y blues que representa “Low Road”, durante la cual, Elin se dedicó a hacer voltear el micrófono con mucho tino, ya que la distancia con el techo no es que sea demasiada.
Solicitó un aplauso para Daniel Romano’s Outfit antes de realizar el sincopado y sensual blues “Like A Drug”. Durante la jovial “Piggyback Ride” por fin caería el telón de la banda canadiense que hasta ese momento permanecía tras la batería de André Kvarnström, increíble descuido que tardaron como una hora en enmendar.
Llega el turno dedicado a su álbum homónimo con la desgarradora “High Class Woman” aderezada por unas palmas solicitadas por la propia Elin durante buena parte del tema, le persiguió como tren de carga, la agitada “Ain’t No Change”, a la trascendental y pantanosa “Black Smoke” correspondida con un enorme aplauso por los fans, hecho que se repite al finalizar a la embriagadora “Little Sun” con la que se despiden.
Aunque vuelven al minuto, para cerrar con la versión de los también suecos, Grande Roses, con la épica “Back on That Horse Again”, hacernos cantar con una extensa “Bye Bye Birdie”, acabar de desmelenarse con otro portentoso blues “Devil Man”, y terminar Elin despidiéndose del respetable haciendo cuernos tras está fantástica sesión de rock, blues y otras hierbas que destila la banda de Örebro.
Pese a su juventud, la banda sueca Blues Pills lleva una portentosa carrera, sólida y notable, acompañando en sus últimas visitas a artistas de la talla de Kadavar, o de Airbourne hace justo dos años, en 2022, poco después de haber pasado por el Rock Fest barcelonés. Ahora lo hacen encabezando el cartel de presentación de su cuarto álbum, Birthday.
La banda que comparte gira con los suecos, es la liderada por el canadiense Daniel Romano, al que añade el epígrafe de Outfit, que es el nombre de la formación que ha lanzado este año el disco Too Hot to Sleep, es decir, Daniel Romano’s Outfit.
En fin, tras este pequeño galimatías entremos de lleno en lo que nos ofreció esta formación de Ontario muy influenciada por la música de los sesenta y setenta, con The Beatles, el movimiento hippie, el ácido lisérgico, y el country como base. Aunque Daniel y su hermano Ian tuvieron en su juventud, una época vinculada al Hardcore Straight Edge de Minor Threat y compañía, que plasmaron en una banda llamada Attack in Black, que ha ido evolucionando con los años hacia un rollo más indie folk rock.
Entramos en la sala mientras lloviznaba en la capital catalana, con una Razzmatazz II presentando un aspecto frio y algo sórdido, con apenas un centenar o dos de personas agolpadas sobre la valla que nos separa del escenario. Tras una breve fanfarria, el cuarteto toma posesión de las tablas para abrir con “Field of Ruins” con un irreconocible Daniel Romano luciendo una barba prominente, flanqueado por la cantante Carson MacHone a su derecha, y Tommy Major a la izquierda al bajo, aunque este ejerce de cantante/guitarrista con sus Tommy and the Commies, y al fondo, ocupando la batería Ian Romano. Todos ellos con un look super retro, con unos chalecos de cuero con parches, que parecen salidos directamente de la icónica película Easy Rider, y lejos, muy lejos de unos Sons of Anarchy.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Blues Pills – Birthday (2024)
Prosiguieron con “Sucking the Old World Dry” y “Impossible Green”, ambas de su Modern Pressure (2017), que empalmaron con “Green Eye Shade” del How III Thy World is Ordered (2020), todas ellas empacadas en un pequeño gran medley de unos siete minutos en los que embutieron estas cuatro canciones. La siguiente, “The Long Mirror of Time” sonó entera pero bastante más rápida que en el disco en estudio, Finally Free (2018).
Entre bailes y saltos cayeron “Neverless”, una endiabladamente rockera y cambiante “Where’s the Paradise” desde el nuevo álbum, al igual que “State of Nature”, esta también algo distinta en vivo. Tampoco se parece demasiado la versión en directo de “Toulouse”, ya que en el disco Mosey (2016) suena más bien folk.
Momento ahora para que Carson suelte la pandereta, y agarre una guitarra para interpretar ella misma un tema propio, supuestamente titulado “Downhill”, al que le faltó algo de volumen a la voz de la cantante texana.
Finalizaron, entre otras, con el increíblemente acelerado corte de minuto y medio “That’s Too Rich” de su Too Hot to Sleep, luego con Tommy a la voz principal en un “Fire Breather” que recuerda a New York Dolls, y final con esa montaña rusa titulada “Empty Musk”, perteneciente también al FInally Free.
Tremendamente sincronizados se mostró este cuarteto que a pesar de todos los cambios que realizan sobre sus composiciones originales, tienen profundamente asimilado el guión escrito por Romano, que ejerce de líder total, pero dando juego a sus compañeros en un viaje que apenas superó unos treinta minutos intensos, y sin paliativos.
Aun con la tela de los canadienses de fondo, los suecos abrieron con la pieza que da título a su cuarto álbum, Birthday, un tema bien animado y perfecto para animar al personal, con Elin Larsson moviéndose enfundada en unos brillantes pantalones verdes, recorriendo de lado a lado el escenario sin parar, un ritmo que mantendría durante la hora y veinte de minutos de directo, todo ello, ante una presencia aproximada de unas cuatrocientas personas, de mediana edad en su mayoría, hecho que me sorprendió bastante.
Continuaron con más piezas nuevas, desde el cóctel blues rock de “Don’t You Love It”, el funky rabioso y endurecido que contiene “Bad Choices”, en la que destaca el robusto bajo de Kristoffer Schander entre un mar de manos haciendo palmas mientras Elin repite hasta la extenuación el estribillo, para pasar a la sinuosa balada blues “Top of the Sky”, en la que Elin da muestras de su gran poderío vocal.
La front woman agradece el apoyo, comprar entradas, etcétera antes de presentarnos la clásica “Bliss”, su debut en formato EP de 2012, que contiene un extraordinario solo de guitarra de Zack Anderson, aunque en aquella época aún era el bajista de la banda, hecho que cambio en 2019 cuando se pasó a las seis cuerdas.
Prosiguieron con dos extractos del Holy Molly de 2020, la poderosa “Proud Woman” y la intensa combinación de hard rock y blues que representa “Low Road”, durante la cual, Elin se dedicó a hacer voltear el micrófono con mucho tino, ya que la distancia con el techo no es que sea demasiada.
Solicitó un aplauso para Daniel Romano’s Outfit antes de realizar el sincopado y sensual blues “Like A Drug”. Durante la jovial “Piggyback Ride” por fin caería el telón de la banda canadiense que hasta ese momento permanecía tras la batería de André Kvarnström, increíble descuido que tardaron como una hora en enmendar.
Llega el turno dedicado a su álbum homónimo con la desgarradora “High Class Woman” aderezada por unas palmas solicitadas por la propia Elin durante buena parte del tema, le persiguió como tren de carga, la agitada “Ain’t No Change”, a la trascendental y pantanosa “Black Smoke” correspondida con un enorme aplauso por los fans, hecho que se repite al finalizar a la embriagadora “Little Sun” con la que se despiden.
Aunque vuelven al minuto, para cerrar con la versión de los también suecos, Grande Roses, con la épica “Back on That Horse Again”, hacernos cantar con una extensa “Bye Bye Birdie”, acabar de desmelenarse con otro portentoso blues “Devil Man”, y terminar Elin despidiéndose del respetable haciendo cuernos tras está fantástica sesión de rock, blues y otras hierbas que destila la banda de Örebro.