La pasada noche de martes, la capital de la Costa del Sol vivió una noche para el recuerdo, sobre todo para los que procedemos de Argentina y es que el señor Claudio “Tano” Marciello visitaba por primera vez la ciudad con su proyecto CTM y donde por supuesto habría lugar para el legado inmortal que el construyó junto a Ricardo Iorio en Almafuerte.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Malón vuelve al viejo Continente
La noche comenzó puntual y tras la apertura de puertas, poco tardamos en disfrutar de la gran descarga de los hispano/argentinos Philippens, quienes liderados por su carismático líder German, quién también se encargaba de las seis cuerdas nos regalaron el comienzo perfecto para esta noche de metal en Málaga.
En poco más de 40 minutos, los chicos nos regalaron un set no muy extenso, pero muy bien calibrado y que ya contaba con el apoyo de la gente que estábamos allí presentes ya que German es un tipo muy querido y que ha compartido escenario con bandas tan importantes como A.N.I.M.A.L., Rata Blanca o los propios Almafuerte en la época en la German lideraba Arcángel.
De su set podemos destacar piezas tan potentes como “Árbol Diablo” o “Vértigo y Maravilla”, a las cuales se le sumó la guinda al final con una versión impecable del himno clásico “Sucio y Desprolijo”, popularizado por Pappo’s Blues allá por 1973 y que hoy forma parte del cancionero imprescindible del rock argentino y que nos hizo emocionarnos a todos los allí a presentes.
Los locales The Tragic Company fueron los siguientes invitados y quizás aunque no conecte mucho con el metal progresivo (salvo contadas excepciones), la banda sonó tremenda y contagiaron esa energía al público, que quizás no los conocía tanto, pero que al final les regalaron una sonada ovación y más que merecida tras una gran descarga.
Mención especial a su baterista José Luis quien se subió a los parches portando una camiseta de la selección Argentina, llevándose los aplausos y sonrisas de la gente, un gesto muy lindo que supimos reconocerle.
Su sonido combina elementos progresivos, de metal moderno, stoner y estructuras oscuras, pudiendo gustar tanto a fans de Opeth y Tool como a otros de Soundgarden, Alter Bridge o incluso Sevendust.
Sin duda una muy grata sorpresa que dejaría paso al protagonista de la noche, pero con muy buena nota.
Y ahora si que si, llegaba el momento que todos esperábamos y con un inmenso telón con las siglas CTM salía a escena uno de los mejores guitarristas y músicos que ha dado el país albiceleste en lo que a rock se refiere.
El maestro Claudio Tano Marciello arrancó con todo gracias al binomio “Si Me Estás Buscando” y “Reactivado el Engranaje” y la gente estalló gracias a lo potente que suenan los temas en vivo y el poderío de la banda al completo.
Su set combinó lo mejor de su etapa solista con clásicos de Almafuerte, algo que se pudo ver en himnos como “El Pibe Tigre” o la emocionante “Patria Al Hombro”, que fue coreada y cantada por toda la gente y que el Tano supo agradecernos con su humildad característica.
La banda sonó tremenda, pero tengo que hacer mención a la señorita Melina Marciello, una auténtica bestia tras los parches que con cada golpe de baquetas iba dejando al público más y más sorprendido, lo de esta chica es simplemente una locura y le aporta esa gasolina extra a las canciones en el vivo de CTM.
Lo especial de esta visita fue que a medida que ibas escuchando las canciones del set, al menos es una percepción personal, te dabas cuenta de que bandas como Almafuerte y músicos como Claudio son la representación viva del rock pesado argentino, no hay banda en ningún otro lado del mundo que suene como ellos, es algo Argentino y muy orgulloso de serlo.
Para la recta final, creo que habría que ponerse de pie ya que CTM arremetieron sin apenas descanso con “La Máquina de Picar Carne”, “Sirva Otra Vuelta Pulpero”, el temazo “Toro y Pampa”, el himno inmortal “Almafuerte” y una emotiva “A Vos Amigo” con mención especial a Ricardo Iorio, a quién un año después de su partida se le sigue extrañando cada día que pasa.
Fue el fin de fiesta perfecto a una noche muy especial para los que hemos crecido escuchando las canciones del Tano y Ricardo y que al irnos de casa, quizás veíamos imposible poder volver a disfrutar de ellas en un escenario….GRACIAS TANO MARCIELLO por haber venido y durante un rato hacernos un poco más feliz a todos los que estuvimos en el show de Málaga.
“A VOS AMIGO….LARGA VIDA A CTM, ALMAFUERTE y a La REPÚBLICA ARGENTINA”
Etiquetas: Claudio Marciello, CTM, Gira España 2024, Melina Marciello, Metal Argento
Los hermanos Jeff y Steve McDonald, acompañados de Dale Crover, el mítico baterista de Melvins, y Jason Shapiro en la guitarra, vuelven a Barcelona para presentar el octavo álbum de Redd Kross y celebrar la publicación de su biografía, Now You’re One of Us, que repasa sus 45 años de trayectoria. Y qué mejor lugar para hacerlo que la Sala Apolo, donde esta banda de culto finalmente recibe el homenaje de la audiencia que merece.
La apertura estuvo a cargo de Dale Crover, quien, solo contra el mundo y con una guitarra acústica en mano, desgranó media docena de temas de su disco anterior, como “I Can’t Help You There” y “I’ll Never Say”, además de algunas novedades como “Doug Yuletide” y “Rings” de Glossolalia (2024). Como un bonus inesperado, Crover interpretó “Harvest Moon” de Neil Young y “The Bit” de los Melvins. Sin embargo, pocos en la sala parecieron darse cuenta de la leyenda que tenían enfrente.
Los hermanos McDonald salieron al escenario vestidos de blanco nuclear, decorados con manchas de colores lisérgicos estilo pouring art. Desde el primer segundo hicieron vibrar al público con el glam trexiano de “Switchblade Sister” y el rock cercano al grunge de “Huge Wonder”. Con “Annie’s Gone”, Jeff se envolvió mágicamente la cabeza con una tela plateada, culminando la canción con un final apoteósico. Luego, las guitarras pop al estilo Beatles resonaron en “Stay Away From Downtown” y el indie guitarrero en “Stunt Queen”. No faltaron clásicos como “Pretty Please Me” de los angelinos The Quick, la psicodelia exótica de “Emmanuelle Insane”, y un recorrido por el power pop, con Jeff ya sin guitarra, avanzando al frente con bajo y pandero en mano mientras interpretaba “Mess Around”.
El repertorio continuó con nuevas canciones como “Candy Coloured Catastrophe”, que nos transportó a los años 70 y 80 pero con la frescura de hoy. Jeff volvió a la carga con su Gibson mientras el bajo y la batería anunciaban las armonías vocales para “Jimmy’s Fantasy”, un tema cargado de riffs pegadizos y letras ingeniosas. Luego vino “Lady In The Front Row”, y ya entrados en el universo de Redd Kross, “Neurótica” nos llevó al sonido de los noventa. Siguieron la adrenalínica “Born Innocent” y el punk primigenio de “Linda Blair”, cerrando con la divertida “Peach Kelli Pop”. La noche avanzaba y nos transportaba a una dimensión musical en la que cada canción era un viaje en el tiempo.
Steve, con su carisma inigualable, se adueñó del escenario en “Uglier”, animando al público de las primeras filas con su energía de showman nato. Más tarde, en “I’ll Take Your Word For It”, batalló a duelo en la guitarra con Shapiro, arrancando aplausos del público. Jeff, coreando y bailando, arrancó con un solo de guitarra épico, fusionando géneros en un sonido tan único como reconocible.
Una pausa para afinar llevó a una de las bromas de la noche, cuando Steve describió a Dale Crover como “The Animal” en referencia a los Muppets. El show terminó con el épico cierre de “I Want You (She’s So Heavy)” de The Beatles, en el que la banda mostró su mayor influencia. Jeff y Steve crearon un ambiente relajado y divertido, acompañados de Shapiro y Crover en todo momento.
Después de un breve parón para los bises, Redd Kross nos transportó al origen del big bang musical con “Annette’s Got The Hits” y “Clorox Girls” de su primer EP Red Cross, rematando la noche con la impresionante versión de “Crazy Horses” de The Osmonds. La guinda del pastel fue “Deuce” de Kiss, un tema que hizo vibrar el alma heavy de los fans y cerró una celebración perfecta de música, diversión y nostalgia.
Para quienes no querían que la fiesta terminara, la celebración continuó al costado en la Sala Cinc, con cervezas y buena música hasta altas horas de la noche. Una dosis de rock and roll perfecta para un miércoles inolvidable.
Fotos: Los Guardianes Ciegos
Segunda jornada consecutiva que me tocaba cubrir otra noche de glam y hard rock, esta vez, salí de mi zona de confort y viajé hasta Club Zadar en la localidad de Wilde, en lo que que se conoce como el primer cordón del conurbano de la Pcia de Buenos Aires para presenciar el segundo show que darían los suecos Bai Bang en Argentina.
De la mano de Jorge de Anubis Producciones, a quien agradezco la acreditación, esta nueva presentación le seguiría a la realizada un día antes en Uniclub. Luego de un viaje que se extendió más de lo que uno hubiese deseado debido a inconvenientes de tránsito al salir del bendito microcentro porteño, llegué al local siendo las 21:30 donde los muchachos de The Stone Crowns ya habían dado arranque a la jornada.
Una banda de rock duro compuesta por venezolanos pero formada en Argentina con los típicos clichés del género, letras que tratan sobre la vida en las rutas, mujeres y la noche interpretadas por un enérgico Ángel Guanipa en las voces mientras que el desempeño de los demás músicos, fue excelente. Luego de culminado su set, se retiraron bajo una lluvia de aplausos en gratitud por lo demostrado sobre las tablas.
Te puede interesar: Crazy Lixx vuelven con el sugerente “Little Miss Dangerous”
Con una breve espera de no más de quince minutos, llegó el turno de presenciar nuevamente (y por segunda noche consecutiva) la performance de los locales Tandem. Con su heavy/rock volvieron a impactar con su performance tanto a quienes son seguidores de la banda, como a nuevos fans y escuchas ocasionales. Todos los integrantes dan un show aparte a lo que se le sumó un mejor sonido que el de la noche anterior.
Con un puñado de adolescentes en primera fila que practicaban un pogo improvisado pero cargado de muchísima energía, la misma se transmitía directamente a la banda quienes lo recibieron y se podía ver en sus rostros cuánto disfrutaban esa conexión con el público haciendo el show más que gratificante para todos.
Como siempre, es para destacar la gran voz de Javier, quien se luce con esos impresionantes agudos, y ni hablar de la excelente calidad de Miguel en la viola: un guitarrista sobresaliente con una onda “heavymetalera” digna de las grandes ligas. El resto de los muchachos cumplió como siempre, dándolo todo sobre las tablas. Es necesario dar un reconocimiento especial al baterista y al bajista que apoyaron a la banda en ambas fechas, supliendo a los integrantes originales. Los temas que sonaron fueron prácticamente los mismos que interpretaron en El Teatrito cuando fueron soporte del gran Adrian Vandenberg. Pueden encontrar la reseña en el siguiente link.
Te puede interesar: Adrian Vandenberg en Buenos Aires: “Los chicos malos rompieron la quietud de la noche”
Con un mayor caudal de público que se distribuía en las distintas zonas del lugar era momento de la actuación de otra de las grandes promesas de la Argentina en cuanto a guitarristas, Mauro Comisso subió junto a Los Celíacos, un grupo de jóvenes que lo acompañan en esta aventura. Con un look muy a lo “Marty Friedman” pude disfrutar de una banda con un sonido particular, de primera oída, la propuesta se asemejaba a lo practicado por los Airbag, que si bien hacen hard rock tienen un estilo más soft y más tirando al pop para quinceañeras pero todo cambió con el correr de las canciones, una de las más destacadas fue “Promesas” perteneciente a la segunda placa de los comandados por Mauro.
Fue una grata sorpresa escuchar un cover tan poco común interpretado por músicos argentinos: “Little Wing“, aquella fantástica canción de Jimi Hendrix que también han popularizado en sus distintas versiones Skid Row y Stevie Ray Vaughan. La ejecución fue excelente y coreada por todas las personas presentes en el lugar
Las canciones propias siguieron sonando, y, acompañados por Bettiana Paladino, dieron cierre con una maravillosa versión de “Highway Star” de los galardonados Deep Purple.
Te puede interesar: Deep Purple – =1 (2024)
Mientras los Bai Bang, ubicados detrás del telón, ajustaban los últimos detalles, la gente preparaba sus celulares para registrar los primeros instantes del show (¿alguien volverá a ver esos videos? Preguntas que quizás nunca tendrán respuesta). Vestidos de punta en blanco, los cuatro integrantes salieron con todo. “Everybody Everywhere” llenó el Zadar de pura adrenalina, mientras Diddi Kastenholt se ganaba tanto el corazón de las damas como el aplauso de los caballeros a lo largo de su actuación, con una voz sublime a sus 50 años que mezclaba armonías de AOR con ritmos glam.
La banda llegó al país para ofrecer dos shows y no se irían sin hacer que cada miembro de la audiencia se uniera a ellos tanto que es imposible evitar hacer headbanging e intentar cantar letras que aún no conocés. ya que lo transmitido sobre las tablas es un derroche de adrenalina tras cada canción.
Imposible no mencionar a Magnus Rosén, el ex bajista de Hammerfall y Avalanch: es un personaje en sí mismo. Lo amás o lo odias, pero algo es seguro, no podés criticar su valentía ni su presencia en el escenario, haciendo morisquetas, cantando, usando su bajo como una pistola al estilo Steve Harris.
Con un show que no habría desentonado en los recintos más grandes, la banda representa el verdadero profesionalismo, todos los integrantes se mostraron desinhibidos, sin pretender ser grandes estrellas al nivel de Axl Rose o Bret Michaels y concentrados al 100% en lo que mejor saben hacer: hard rock influenciado por bandas de los 80 y 90.
Uno de los momentos destacados fue cuando Diddi y los muchachos, para los bises, aparecieron con camisetas argentinas y entonaron “We’re United“. Durante esta canción, el vocalista bajó del escenario para buscar un contacto directo con el público. Después de este tema, los músicos se detuvieron un segundo para agradecer el apoyo de los seguidores que se habían acercado, concluyendo el espectáculo tras una hora de pura energía.
Texto: Tamara Ruiz Serrano
La mañana del 19 de noviembre de 2015 el mundo pareció detenerse para The Ghost Inside. La colisión de su autobús de la gira mientras se dirigía hacia Mesa Arizona, provocó un forzado hiato de silencio musical del que no estaba nada claro que la banda fuera a reponerse.
Desde aquel año, como es obvio, los californianos no habían vuelto a pisar una sala por territorios españoles, casi de ningún otro lugar, habiendo hecho únicamente una aparición estelar en nuestro país en el Resurrection Fest de 2023. La ocasión lo merecía, pero lamentablemente no se llegó siquiera a llenar la mitad de localidades que puede albergar la céntrica sala madrileña la Riviera. Quizá por una sobresaturación de eventos en el mes de noviembre, o por caer la fecha señalada en un miércoles laborable.
En lo que acontece al espectáculo, quien sí pudo acercarse al concierto se topó primeramente con las actuaciones de Boundaries y Gideon. Los primeros, fueron quienes más aceptación se llevaron, no había más que observar la cantidad de camisetas del grupo que portaban muchos espectadores. Su actuación fue como pasar de 0 a 100 en un minuto, y en apenas media hora de actuación supieron como hacerse notar. Apenas pueden echarse 6 años de trayectoria a las espaldas, pero que han sido suficientes para hacerse un hueco en la escena metalcore desde que sacaron su primer disco ‘Your Receding Warmth’ en plena pandemia. Aunque el que más protagonismo se llevó fue ‘Death Is Little More’, editado en marzo de este mismo año y donde sobresalen cortes como “Darkness Shared” o Esily Erased”, que pusieron la pista patas arriba.
Era la primera vez que los Connecticut visitaban la capital, pero viendo su trayectoria ascendente seguro que no será la última.
Gideon aportaron el toque pintoresco de la velada. Un crossover que oscila en hardcore punk, metalcore y Groove, todo adornado por el sombrero y las botas de cowboy del vocalista Daniel McWhorter. Quedó curiosa su manera de reivindicar su procedencia sureña, de Alabama concretamente. Hay a quién le gustó la propuesta y quien disfrutó menos, pero por seguro a todo aquel que estuviera en la icónica sala madrileña le parecieron curiosos cuanto menos.
Su disco ‘More Power, More Pain’ acaparó el protagonismo y cortes del calibre de “Push It Back”, “Take Off” o “Too Much Is Never Enough” poblaron un setlist más extenso que el de sus predecesores. Cabe destacar que no era la primera vez que pisaban tierras españolas, pues en 2017 acompañaron a In Hearts Wake en un par de salas de menor tamaño. Así pues, los americanos prometieron volver, esta vez, más pronto que tarde a la capital para seguir aportando su toque personal a la escena.
A la llegada de The Ghost Inside parecía como si nada de esto hubiera acontecido anteriormente. Fue tan solo salir los 5 miembros al escenario, comenzar a sonar “Death Grip” y todos los allí presentes saber que aquello iba a ser una lección de maestría. Y de vida. Los fans recibieron a la banda con una ovación, como pocas veces puede verse. Gritos de alegría de ver a sus ídolos, pero también de arropo y admiración por haber conseguido seguir adelante y salir de unas circunstancias totalmente adversas.
Los americanos dieron un repaso a sus dos décadas de historia, aunque su recién estrenado ‘Searching For Solace’, acaparó un tercio de la lista de canciones, como cabía esperar. Pero temas como “Light Years” “Secret”, “Slip” o “Wash It Away” encajaron a la perfección, como si de clásicos se tratase.
En los últimos años, la banda ha sabido transmitir esos pensamientos de superación ante la vida, no solo a través de sus versos, sino también en sus directos. Cuando Jonathan Vigil se dirige al público, lo hace con esperanza, fuerza, y una mirada puesta al futuro, algo de admirar cuando se ha tenido la muerte tan de cerca. La vuelta a los escenarios fue lenta, incluso el batería Andrew Tkaczyk tuvo que hacerlo con su pierna derecha amputada, lo que no ha impedido que los temas sigan teniendo la energía que merecen en directo. Buena muestra de ello, fueron “Dark Horse”, “Out Of Control” o “Wash It Away”, que desataron la locura y fueron coreadas de principio a fin.
La recta final fue un puro subidón de adrenalina. Desde “Faith Or Forgiveness”, pasando por “Between The Lines” y “Avalanche”. Pero el verdadero colofón llegó de la mano de “Aftermath” y la inigualable “Engine 45”, que pusieron el colofón a una noche inolvidable.
Esta gira es, sin duda, un antes y un después para The Ghost Inside. Un tour que marca una continuidad y una mirada a un futuro que se pronostica provechoso para los californianos.
Puede que el sonido no fuese el más aceptable, pero fue en lo que menos se fijó la multitud madrileña esa noche. El mensaje quedó dado, y el disfrute fue más que palpable. Bada y público disfrutaron en una noche que puede considerarse histórica para el grupo en cuando a sus visitas a la capital se refiere, y eso, no se olvida.
Fotos: Julieta G. López
Etiquetas: Boundaries, España, Gideon, madrid, Route Resurrection, The Ghost Inside
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: DREAM THEATER LLEGA NUEVAMENTE A MÉXICO
Fotos y crónica: Julieta G. López
El miércoles 23 de octubre, aprovechando el descanso de mitad de semana, asistimos a la mítica sala La Riviera en Madrid para uno de los conciertos más esperados del año: la presentación de la banda estadounidense Kamelot en el marco de su gira europea del álbum The Awakening. La velada prometía un cartel emocionante, con la participación de otros tres grupos internacionales —Frozen Crown, AD Infinitum y Blackbriar— y una excelente relación calidad-precio.
Mi plan era escribir esta reseña en frío, pero al llegar al lugar, recibí la noticia de que no habría fosa para fotógrafos. Esto implicaba que solo podríamos capturar imágenes desde el público, lo cual es especialmente complicado en La Riviera, más aún con el aforo completo de esa noche. Conversando con colegas y músicos de una de las bandas —cuyos nombres mantendré en reserva— nos enteramos de que fue la propia KAMELOT quien solicitó la ausencia de la fosa, sorprendiendo incluso a la productora del evento.
A pesar del contratiempo, la noche arrancó puntual y enérgica. Al ser cuatro bandas en el cartel, cada actuación fue breve pero intensa, comenzando con la salida al escenario de Frozen Crown. La banda italiana de power metal brindó un buen sonido en un setlist de apenas seis temas, sin apenas tiempo para interactuar con el público mientras la sala se llenaba progresivamente.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Rhapsody Of Fire en Barcelona: “Noche de victoria”
Tras una breve pausa de 15 minutos para el cambio de equipo, llegó el turno de AD INFINITUM, la banda que más me sorprendió y personalmente más disfruté. Su setlist, de alrededor de diez temas, se centró en su último álbum y nos ofreció una mezcla de metal sinfónico con elementos modernos, incluyendo momentos de voces guturales. La vocalista se lució, y el despliegue de luces fue visualmente impactante, contribuyendo a la intensidad de su puesta en escena.
A continuación, casi al final de la noche, fue el turno de BLACKBRIAR, que cambió drásticamente de estilo, manteniendo la línea de voces femeninas sinfónicas, pero aportando un toque de metal gótico y oscuro. La actuación comenzó con la vocalista Zora en solitario, para luego ser acompañada por el resto de la banda. Destacó la energía contagiosa del bajista, conocido como “el bajista sonriente”, quien no paró de bailar y agitar su melena rubia durante toda la actuación.
Finalmente, y con algo de retraso, llegó el momento que todos esperábamos: KAMELOT. La banda inició su show con gran fuerza y una impresionante puesta en escena, que incluía una plataforma estilo pasarela y los coros de Melissa Bonny, quien aportó su toque característico con un vestuario en sintonía con la atmósfera del concierto. La presentación fue sobresaliente en términos visuales, con cañones de humo sincronizados a la perfección, un telón a juego y una iluminación impecable que denotaba una producción meticulosa.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Angra en Barcelona: “Una noche entre la despedida y la incertidumbre”
Sin embargo, a pesar del despliegue, y dejando de lado el enojo personal por la ausencia de fosa, debo señalar que el sonido de KAMELOT fue inferior al de las otras bandas, lo cual fue sorprendente dada su experiencia y trayectoria. La mezcla se sintió saturada, con voces algo estridentes, un detalle poco común en La Riviera y que no favoreció a la banda.
KAMELOT tocó durante una hora y media, moviéndose enérgicamente por el escenario, y cerró con su tema “One More Flag in the Ground”. No obstante, abundaron los elementos pregrabados que restaron autenticidad a la actuación, un detalle que no pasó desapercibido para el público.
En definitiva, fue una noche de contrastes, donde el talento de las bandas emergentes sorprendió gratamente, y aunque KAMELOT ofreció un show visual impresionante, musicalmente quedaron por debajo de las expectativas en una velada que prometía ser inolvidable.
La Sala Bóveda de Barcelona abrió sus puertas a las 20:00 para recibir una noche de pura intensidad sonora liderada por los neozelandeses Ulcerate, acompañados por los franceses Fange en su paso por la ciudad. Desde los primeros instantes, el ambiente sombrío anunciaba el peso y la densidad de una noche que prometía sumergirse en los terrenos más oscuros del sludge, doom y death metal. A medida que el público iba llenando el espacio, los asistentes que llegaban se preparaban para vivir una experiencia cruda y absorbente que resonaría en cada rincón de la sala.
Fange dio el pistoletazo de salida, apareciendo entre sombras con su propuesta descarnada y desoladora. La banda francesa ofreció una descarga brutal de sludge e industrial, dirigida por la presencia inquietante de su vocalista Matthias, quien, con gritos desgarradores, interpretó temas como “Perdition” y “Privation”. La combinación de batería programada y sonidos industriales generó una atmósfera opresiva que atrapó a la audiencia. Sin apenas interacción con el público, Fange logró capturar la atención con su crudeza, generando una conexión visceral que llenó la sala de aplausos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Necesse Mori III: “Un Banquete de Oscuridad en un Escenario Medieval”
Cerca de las 21:45, Ulcerate subió al escenario en medio de una nube de humo y luces rojas, creando el ambiente perfecto para su desgarrador sonido característico. Con temas de su último álbum, Stare Into Death and Be Still, como “To Walk the Earth” y “Exhale the Ash”, Ulcerate ofreció una interpretación impecable de riffs pesados y ritmos intensos que envolvieron a la Sala Bóveda en un manto oscuro. A pesar de que en algunos momentos la voz de Michael se perdía entre la pared de sonido, la fuerza de su interpretación mantuvo a la audiencia inmersa y fascinada. La noche cerró con “Everything is Fire”, dejando a los presentes saciados de oscuridad y energía en una despedida cargada de intensidad.
La jornada de metalcore en la sala Razzmatazz comenzó con Boundaries, una banda que fusiona la brutalidad del death metal con la agresividad del metalcore, logrando un sonido oscuro y lleno de rabia. A pesar de su pesadez, han incluido algunas secciones melódicas en su nuevo álbum, captando la atención de una audiencia más amplia. Temas como “A Pale Light Lingers” y “Darkness Shared”, interpretados con la fuerza de su vocalista Matt McDougal, demostraron que siguen la tendencia actual del metal moderno sin perder su esencia.
En un momento clave del show, el baterista Tim Sullivan se dirigió al público: “Somos de EE.UU., gracias por estar aquí; esta es nuestra primera vez en Barcelona”. Esta introducción fue suficiente para encender a un grupo de “karatecas” en la pista, que no dejaron de moverse con energía desde el primer tema hasta el último. Canciones como “Is Survived By”, “Realized and Rebuild” y “Turning Hate Into Rage” hicieron vibrar a todos con su intensidad. Las últimas canciones combinaron lo nuevo, con “Cursed to Remember”, y los clásicos de la banda, como “I’d Rather Not Say”, mientras el público llenaba la pista con un torbellino de saltos y piruetas al ritmo de cada breakdown. En el último tema, Sullivan se unió a los coros, mientras el bajista animaba a levantar los cuernos y pedía un circle pit. La energía no decayó en ningún momento, y “Easily Erased” fue la canción que causó un verdadero estallido de entusiasmo entre los fans. Este ha sido un gran año para el metalcore, y Boundaries, con su álbum Death is a Little More, sin duda ha dejado una marca importante.
Gideon, desde Alabama, tomó el relevo pasadas las ocho de la noche con un directo explosivo que puso la sala patas arriba. Durante más de media hora, mostraron que están en su mejor momento, regalando al público una descarga de energía que dejó claro por qué son una referencia en la escena del metalcore. Con temas de su último álbum, More Power, More Pain (2023), su setlist comenzó con una introducción al ritmo de trap y el sonido de un motor rugiendo, una señal de la intensidad que estaba por venir. Con los primeros acordes de “Bite Down” y “Push It Back”, la sala se llenó de saltos y gritos, y la audiencia se dejó llevar por el espectáculo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Guilt Trip en Barcelona: “Descarga Enérgica”
Daniel McWhorter, fiel a su estilo, apareció con su sombrero tejano y un toque de country, animando a la multitud con un “Fucking noise, baby” que desató una ovación masiva. Entre intros en playback y los gritos intensos de McWhorter, la banda creó un ambiente salvaje, en el que cada canción se sentía como un estallido de adrenalina, generando una atmósfera que los fans recibieron como un himno.
“Too Much Is Never Enough” fue un grito primal que resonó en cada rincón de la sala, un verdadero llamado a la resistencia y la superación. Con “Sleep”, McWhorter agradeció a sus seguidores por su apoyo incondicional. En este tema, el ambiente cambió: las luces se apagaron y tres de los miembros de la banda –cantante, guitarra y bajo– subieron a las tarimas centrales, sumando dinamismo a la presentación y llevando al público a una nueva ola de energía.
El encore comenzó con un toque de country en off que dio pie a los últimos temas. “Cursed” y “Damned If I Do (Damned If I Don’t)” prepararon el terreno para el gran cierre con “No Love/No One”. Jake Smelley brilló en la batería, golpeando los platos Zildjian con una intensidad aplastante, mientras lucía con orgullo la camiseta de Alabama como símbolo de identidad y pertenencia. La despedida incluyó un guiño a Shania Twain con “Man! I Feel Like a Woman!”, que sonaba en playback desde la sala de control y arrancó sonrisas y sorpresa en el público. Con “Freedom”, uno de los temas más potentes de su último LP, la banda alcanzó el clímax de la noche y dejó a Barcelona deseando su regreso.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Jim Riley (The Ghost Inside): “La gente no quiere que digamos que todo está genial, sino que la vida es dura pero estamos luchando”
The Ghost Inside, la banda californiana, regresó a España con su gira Searching For Solace, su primera tras el accidente que puso en pausa su carrera y del que volvieron con una energía renovada. Tras un triunfal regreso en el Resurrection Fest el año pasado, esta vez el concierto en sala les permitía conectar de forma más íntima con sus fans.
A las 21:15, The Ghost Inside apareció en el escenario de Razzmatazz, recibido con una ovación ensordecedora por un público que a pesar de la media capacidad, estaba totalmente entregado. Jonathan Vigil, líder de la banda, saludó a los asistentes con una energía contagiosa que marcó la tónica de la noche. Desde los primeros acordes de “Death Grip”, quedó claro que este show no era solo un concierto, sino una celebración de superación y de conexión con los fans.
La banda viajó por su repertorio, con temas antiguos y canciones del nuevo álbum, Searching For Solace. Canciones como “Dark Horse” y “Wash It Away” sonaron como verdaderos himnos, mientras el público coreaba cada línea. En medio del show, Vigil compartió unas palabras de agradecimiento que emocionaron a todos, recordando los momentos difíciles tras el accidente en el que el baterista Andrew Tkaczyk perdió su pierna derecha y cómo su regreso simboliza un renacimiento para ellos.
A pesar de un pequeño problema técnico en los monitores de Jonathan, la banda mantuvo la intensidad al máximo. Zack Johnson y Chris Davies llevaron las guitarras al límite, mientras la batería cargada de blast beats de Tkaczyk y el bajo de Jim Riley en modo slap bass marcaron un ritmo demoledor que hizo vibrar cada rincón de la sala. Jonathan Vigil se ganó al público cuando impulsó un wall of death que dejó a todos saltando y gritando.
La noche incluyó temas como “Out Of Control”, “Wash it Away”, y “Light Years”, además de los clásicos “Faith or Forgiveness” y “Between The Lines”, con los que cerraron una actuación inolvidable. La energía de la banda y su conexión con el público convirtieron cada acorde en una celebración, y “Avalanche” junto a “Engine 45” cerraron el concierto en una explosión de aplausos y ovaciones.
Los dieciséis temas de su set cayeron sobre el público como una tormenta de metalcore, con estribillos pegadizos y cambios de ritmo brutales. La inclusión de electrónica y sintetizadores en las intros y transiciones añadía una atmósfera envolvente a cada canción. La noche en Razzmatazz fue un despliegue de fuerza y entrega que confirmó que The Ghost Inside ha regresado con más fuerza que nunca, dejando claro que están en la cima del metalcore y que el viaje para sus fans solo acaba de comenzar.
La noche en la Sala Salamandra prometía ser una auténtica celebración del power metal. Con un cartel impresionante que incluía a Rhapsody of Fire, Freedom Call y Secret Sphere, los fanáticos de este género épico se dieron cita para una velada cargada de energía, coros inolvidables y espectaculares actuaciones.
A media tarde, los italianos de Secret Sphere subieron al escenario para abrir el evento con una descarga de power metal puro y emotivo. Esta banda, originaria de Alessandria, comenzó su andadura en 1997 de la mano del virtuoso guitarrista Aldo Lonobile. En esta presentación, dejaron claro por qué son uno de los nombres destacados del género en Europa. Con un sonido pulido y potente, interpretaron algunos de sus temas más conocidos, como “Psycho Kid”, “Blackened Heartbeat” y “Oblivion”.
El momento culminante de su actuación llegó con “Recall of Valkyrie”, una de sus canciones más queridas, que elevó la energía de la sala y arrancó los primeros coros masivos de la noche. A lo largo de su set, la banda mostró una gran conexión con el público, agradeciendo repetidamente la calurosa bienvenida de Barcelona. Su presentación, sólida y vibrante, preparó el terreno de forma impecable para lo que vendría después.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Angra en Barcelona: “Una noche entre la despedida y la incertidumbre”
Con la energía al máximo, Freedom Call tomó el escenario para continuar la fiesta. La “marea platinada” alemana, formada en 1998 y liderada por el carismático Chris Bay, se presentó enfundada en un vestuario metálico brillante que captaba la atención desde el primer momento. Chris Bay, quien combina sus roles de guitarrista y vocalista, llevó la batuta como un auténtico showman. Su energía era contagiosa, y desde los primeros acordes de “A Perfect Day” quedó claro que el público estaba en sus manos.
La banda combinó su característico estilo de power metal alegre y melódico con un toque de teatralidad, amplificado por las orquestaciones en playback que acompañaron temas como “Hammer of the Gods”. Lars Rettkowitz en la guitarra y Francesco Ferraro en el bajo complementaban a Bay, mientras el baterista Ramy Ali no participó en esta etapa del tour, lo cual no impidió que Freedom Call mantuviera su impecable calidad musical.
La intensidad se elevó con “Tears of Babylon”, uno de los momentos más coreados del set. El público respondía a cada gesto de Bay, quien, entre temas, dirigía a la audiencia con preguntas como “¿Estáis listos?”, levantando olas de entusiasmo. Presentaron varios temas de su último álbum, como “Silver Romance” y “Out of Space”, que encajaron perfectamente con los clásicos “Union of the Strong” y “Power & Glory”.
Uno de los momentos más especiales llegó con “Metal is for Everyone”, donde Bay hizo una sentida dedicatoria a Barcelona, describiéndola como “una ciudad hermosa e imprescindible en la comunidad del metal”. Su despedida, con “Land of the Light” en el bis, fue un cierre perfecto para su explosiva actuación. Mientras repartían púas y agradecían en un español improvisado pero afectuoso —“¡Buenas tardes, Barcelona!”—, dejaron claro que regresarían pronto.
El plato fuerte de la noche llegó con Rhapsody of Fire, el clímax de una épica rapsodia, cabeza de cartel y una de las bandas más influyentes del power metal sinfónico. Alex Staropoli, teclista y miembro fundador, lideró la formación en una actuación que no dejó a nadie indiferente. Desde los primeros acordes de “The Dark Secret”, la atmósfera en la sala se volvió mística y teatral. El juego de luces y el uso de efectos visuales transportaron a la audiencia a un mundo épico donde cada canción parecía parte de una historia más grande.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Visions Of Atlantis en Barcelona: “Sinfonías de alta mar”
“Unholy Warcry” continuó la narrativa, con riffs electrizantes y una iluminación oscura que realzaba la teatralidad de su presentación. El vocalista Giacomo Voli, con una presencia magnética y voz impresionante, guiaba a la audiencia en un recorrido por temas clásicos y recientes. La intensidad se mantuvo con “I’ll Be Your Hero” y “Chain of Destiny”, canciones que desataron una reacción masiva del público, que coreaba cada palabra.
Voli destacó en todo momento por su interacción cercana con el público. Durante “The March Against the Tyrant”, invitó a los fans a corear y se acercó a las primeras filas, tomando incluso el móvil de un espectador para inmortalizar el momento, en un gesto de cercanía y agradecimiento. La banda también aprovechó para dedicar “Magic of the Wizard’s Dream” al legendario Christopher Lee y enviar un mensaje de solidaridad con las víctimas de las inundaciones en Valencia debido al fenómeno meteorológico DANA, un detalle que fue bien recibido por la audiencia.
El final de la noche se volvió aún más épico con “Dawn of Victory”, que desencadenó uno de los karaokes más intensos de la velada. Los coros y el entusiasmo del público parecían no tener fin. Los bises fueron el broche de oro, con “Reign of Terror” y “Kreel’s Magic Staff” llenando de pompa y grandiosidad el escenario. Finalmente, Voli y Staropoli decidieron cerrar la noche con dos de los temas más emblemáticos de Rhapsody, “Land of Immortals” y “Emerald Sword”, dejando claro por qué esta banda sigue siendo un pilar del género.
La velada fue una auténtica fiesta de metal, en la que el público de la Sala Salamandra disfrutó de una verdadera rapsodia de fuego y épica musical. Durante casi dos horas y media, los fans del power metal vivieron una experiencia inolvidable, en la que la pasión y el talento de las tres bandas unieron sus voces en un canto a la hermandad del metal.
Fotos de Martin DarkSoul
El Teatrito, recinto ubicado en la capital de la provincia de Buenos Aires, vivió otra jornada de conciertos el primer día de noviembre de 2024, con un gran lineup que incluía a dos artistas internacionales destacados. Nos referimos a Adrian Vandenberg (ex Whitesnake) con su proyecto solista, acompañado por Mats Leven, legendario vocalista de bandas como Therion, Candlemass, Malmsteen, entre otras.
Las bandas nacionales que acompañaron a los invitados internacionales fueron Tandem, Gunner y Karkaman. De la mano de Jorge de Anubis e Icarus Music, nos acercamos luego de una calurosa tarde. Mientras esperaba en la puerta, pude divisar a los músicos quienes se retiraron al hotel para luego volver a la hora de su presentación.
Siendo las 19 se abrieron las puertas mientras Tandem hacía sus últimos retoques antes de salir a escena. Mientras tanto, se pudo disfrutar de distintas piezas sonoras de bandas como Anthrax, Led Zeppelin, Slayer entre otros.
Te puede interesar: Los hardrockeros Extreme presentan nuevo video
Tandem subió al escenario a las 19:15 y desataron una verdadera fiesta para todos los amantes de este género. Realizaron un show por demás ajustado, donde como es costumbre, se destacaron los golpes a los parches de Sergio, los excelentes riffs de guitarras de Mario y el virtuosismo de Miguel como la voz de Javier quien tiene un excelente registro vocal y un altísimo nivel superándose en cada presentación. Infelizmente el bajista original de la banda no pudo ser de la partida pero estuvo presente en primera fila apoyando a sus compañeros.
Algunas de las canciones que fueron ejecutadas aquella primera noche (Spoiler: leerán más en mi próxima crónica) fueron: “Despierta Argentina“, “Triste Rey“, “El poder de tu voz“.
Lastimosamente el sonido por momentos les jugó en contra, pero en general, las aproximadamente 50/60 personas que nos encontrábamos desde el inicio, disfrutamos del show.
Te puede interesar: Reb Beach en Madrid: “Aquí vamos de vuelta”
Los siguientes a subir al escenario fueron los chicos de Gunner, con más de 10 años de existencia siguen haciendo honor a aquel género tan escuchado en la Sunset Street de California, pero esta vez no estábamos en los Estados Unidos, así que imaginemos con una copa de (ingrese su trago favorito aquí) en nuestras manos, mientras una rubia despampanante nos baila sobre nuestras faldas escuchando el sonido glam de los años ochenta.
Pelos batidos, bandanas, una pantalla donde se proyectaban distintas imágenes nostálgicas que iban desde videojuegos, dibujos animados, logos, luces de neón y películas clásicas de Rocky Balboa eran el combo que ofrecieron para ambientar el set. Lamentablemente los inconvenientes técnicos iban in crescendo perjudicando el monitor de Roxx, el guitarrista de la banda.
“Dreaming Tokyo“, “Arcade Nights” con un excelente video a las espaldas de los músicos hicieron mover el cuerpo de los presentes. Quien deja todo en el escenario es Sam, el bajista de la banda, mantiene un show aparte mientras que Javier Barilari hace una muy buena tarea en esta nueva formación de la banda.
Para la despedida eligieron interpretar “Sinners“, corte de difusión del 5to disco de estudio de la banda prometiendo que pronto estarán editando un nuevo trabajo. Una banda que sigue apostando por sonidos que no son tan populares en la actualidad pero que lo hacen con dedicación y pasión por la música.
Te puede interesar: 35 años de “Skid Row”: Rock, rock y más rock
Ya eran casi las nueve de la noche, y los inconvenientes técnicos retrasaron la performance de Karkaman, problema que persistiría durante todo el set. Las mismas dificultades que habían afectado a los actos anteriores se intensificaron, especialmente para Marcelo Toth, el guitarrista de la banda, quien en varias ocasiones solicitó calibrar el balance de sonido en su monitor. Mientras los técnicos de sonido del teatro, junto con el equipo de apoyo de la banda, intentaban resolver el percance, Diego, el vocalista del quinteto, amenizaba la espera: contaba chistes, regalaba una remera al público, invitaba a seguir a la banda en redes sociales y comentaba que se estarán presentando con los históricos Barón Rojo el próximo 16 de noviembre.
El show debía continuar, y con gran profesionalismo, la banda siguió rockeando a pesar de los contratiempos. Sin retorno, con constantes acoples, cambios de cables y de guitarra, nada pudo frenar la propuesta de Karkaman. El setlist incluyó tanto canciones propias como los habituales covers que realizan en cada presentación, entre ellos: “Nos siguen pegando abajo” de Charly García, “Campanas en la noche” de Los Tipitos y un popurrí de dos grandes temas de Black Sabbath y Led Zeppelin. Desafortunadamente, fue un show que no estuvo a la altura por razones ajenas a la banda, pero del que los músicos salieron airosos y con el deber cumplido.
Mientras el telón permanecía cerrado, el público disfrutaba de charlas, cervezas, canciones de metal, y algunos aprovechaban para comprar el merch disponible de las bandas que habían actuado esa jornada. La edad promedio en el local rondaba los 35 o 40 años, y las remeras de Whitesnake, Mr. Big y Guns N’ Roses eran las más visibles entre las penumbras.
Te puede interesar: FM en Buenos Aires: “Melodías radiales”
El legendario guitarrista Adrian Vandenberg salió a escena a las 22:00 horas, acompañado por una nueva banda y con Mats Leven colaborando en las voces. Bajo el nombre de South America Tour, la expectativa y la ansiedad del público se palpaban en cada grito de quienes llenaron el local capitalino para presenciar el show del blondo guitarrista.
El arranque estuvo a cargo de dos bombazos: “Bad Boys” y “Fool for Your Loving“, que dieron justo en el corazón de los fanáticos de la Serpiente Blanca, quienes coreaban cada estrofa con gritos ensordecedores. Sobre el escenario, Adrian se mostraba de buen humor y notablemente agradecido.
Mats Leven demostró que le calza a la perfección el puesto, con su prestigio y elegancia, se fue ganando a los asistentes, y junto a Vandenberg supieron exactamente lo que quería el público. Basaron el setlist en canciones de Whitesnake, además de algunas de la etapa solista del guitarrista. Los fans cantaban, hacían air guitar y gritaban de alegría mientras la banda tocaba “Now You’re Gone“, “Your Love Is in Vain“, “Hit the Ground Running” y algunas otras más.
Durante “Sailing Ships“, la dupla se apoyó en la tarima de la batería, entregándonos una interpretación íntima y emotiva que cautivó hasta el último ser vivo en el lugar. La atmósfera se volvió aún más intensa con la incorporación de la bella “Judgement Day“, manteniendo a las baladas como protagonistas de la noche. Luego de una dedicatoria a las señoritas presentes, llegó el turno del mega clásico “Is This Love“, donde Mats, con su imponente presencia, nos tuvo a su merced durante toda la canción.
El resto de la banda estuvo a la altura, tocando las canciones como si hubieran compartido con Adrian la grabación de aquellos grandes discos y en cuanto a Adrian, con sus 70 años, se lo notaba increíblemente ágil, realizando movimientos que hacían parecer que el tiempo no había pasado para él. Su presencia libre de ego y arrogancia mostraba una grandeza y elegancia al ejecutar su guitarra e interpretar las canciones que llevan su nombre, así como aquellas que grabó junto a David Coverdale.
Mientras continuaban las canciones, Mats hizo una pausa para hacer memoria de su anterior paso por Buenos Aires. En ese momento, alguien del público le recordó que había estado con Yngwie Malmsteen durante aquellas tres fechas en Cemento en 1998 durante la gira del Facing the Animal, lo que provocó que el cantante sueco hiciera algunas muecas, como si quisiera olvidar lo vivido con el “divo” del metal.
Para deleite del público, “Crying in the Rain” fue la última canción en sonar antes de los bises. Después de un minuto fuera del escenario, los músicos tomaron sus puestos y despacharon tres clásicos de la historia del hard rock y el metal. Tras una imponente interpretación de “Burning Heart“, el set de Vandenberg culminó con fuerza, presentando una versión cruda y enérgica de “Still of the Night” y para el cierre, la elegida fue “Here I Go Again” donde el éxtasis era generalizado tanto arriba como abajo de las tablas.
En definitiva, fue un espectáculo que logró satisfacer las expectativas de quienes asistieron, muchos de los cuales recordaban a Vandenberg por sus éxitos de los 80 o por su participación en la icónica formación de Whitesnake en 1987, además de la actuación de un vocalista de culto que realizó un trabajo fenomenal durante toda la noche.
Agradezco a Marcela de Icarus Music y a Jorge de Anubis por haberme dejado ser parte de este gran evento y disfrutar de una gran noche de hard rock.
Etiquetas: Adrian Vandenberg, Anubis Music, Gunner, Hard Rock, icarus music argentina, Karkaman, Mats Leven, Tandem, Vandenberg, Whitesnake
La pasada noche de martes, la capital de la Costa del Sol vivió una noche para el recuerdo, sobre todo para los que procedemos de Argentina y es que el señor Claudio “Tano” Marciello visitaba por primera vez la ciudad con su proyecto CTM y donde por supuesto habría lugar para el legado inmortal que el construyó junto a Ricardo Iorio en Almafuerte.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Malón vuelve al viejo Continente
La noche comenzó puntual y tras la apertura de puertas, poco tardamos en disfrutar de la gran descarga de los hispano/argentinos Philippens, quienes liderados por su carismático líder German, quién también se encargaba de las seis cuerdas nos regalaron el comienzo perfecto para esta noche de metal en Málaga.
En poco más de 40 minutos, los chicos nos regalaron un set no muy extenso, pero muy bien calibrado y que ya contaba con el apoyo de la gente que estábamos allí presentes ya que German es un tipo muy querido y que ha compartido escenario con bandas tan importantes como A.N.I.M.A.L., Rata Blanca o los propios Almafuerte en la época en la German lideraba Arcángel.
De su set podemos destacar piezas tan potentes como “Árbol Diablo” o “Vértigo y Maravilla”, a las cuales se le sumó la guinda al final con una versión impecable del himno clásico “Sucio y Desprolijo”, popularizado por Pappo’s Blues allá por 1973 y que hoy forma parte del cancionero imprescindible del rock argentino y que nos hizo emocionarnos a todos los allí a presentes.
Los locales The Tragic Company fueron los siguientes invitados y quizás aunque no conecte mucho con el metal progresivo (salvo contadas excepciones), la banda sonó tremenda y contagiaron esa energía al público, que quizás no los conocía tanto, pero que al final les regalaron una sonada ovación y más que merecida tras una gran descarga.
Mención especial a su baterista José Luis quien se subió a los parches portando una camiseta de la selección Argentina, llevándose los aplausos y sonrisas de la gente, un gesto muy lindo que supimos reconocerle.
Su sonido combina elementos progresivos, de metal moderno, stoner y estructuras oscuras, pudiendo gustar tanto a fans de Opeth y Tool como a otros de Soundgarden, Alter Bridge o incluso Sevendust.
Sin duda una muy grata sorpresa que dejaría paso al protagonista de la noche, pero con muy buena nota.
Y ahora si que si, llegaba el momento que todos esperábamos y con un inmenso telón con las siglas CTM salía a escena uno de los mejores guitarristas y músicos que ha dado el país albiceleste en lo que a rock se refiere.
El maestro Claudio Tano Marciello arrancó con todo gracias al binomio “Si Me Estás Buscando” y “Reactivado el Engranaje” y la gente estalló gracias a lo potente que suenan los temas en vivo y el poderío de la banda al completo.
Su set combinó lo mejor de su etapa solista con clásicos de Almafuerte, algo que se pudo ver en himnos como “El Pibe Tigre” o la emocionante “Patria Al Hombro”, que fue coreada y cantada por toda la gente y que el Tano supo agradecernos con su humildad característica.
La banda sonó tremenda, pero tengo que hacer mención a la señorita Melina Marciello, una auténtica bestia tras los parches que con cada golpe de baquetas iba dejando al público más y más sorprendido, lo de esta chica es simplemente una locura y le aporta esa gasolina extra a las canciones en el vivo de CTM.
Lo especial de esta visita fue que a medida que ibas escuchando las canciones del set, al menos es una percepción personal, te dabas cuenta de que bandas como Almafuerte y músicos como Claudio son la representación viva del rock pesado argentino, no hay banda en ningún otro lado del mundo que suene como ellos, es algo Argentino y muy orgulloso de serlo.
Para la recta final, creo que habría que ponerse de pie ya que CTM arremetieron sin apenas descanso con “La Máquina de Picar Carne”, “Sirva Otra Vuelta Pulpero”, el temazo “Toro y Pampa”, el himno inmortal “Almafuerte” y una emotiva “A Vos Amigo” con mención especial a Ricardo Iorio, a quién un año después de su partida se le sigue extrañando cada día que pasa.
Fue el fin de fiesta perfecto a una noche muy especial para los que hemos crecido escuchando las canciones del Tano y Ricardo y que al irnos de casa, quizás veíamos imposible poder volver a disfrutar de ellas en un escenario….GRACIAS TANO MARCIELLO por haber venido y durante un rato hacernos un poco más feliz a todos los que estuvimos en el show de Málaga.
“A VOS AMIGO….LARGA VIDA A CTM, ALMAFUERTE y a La REPÚBLICA ARGENTINA”
Etiquetas: Claudio Marciello, CTM, Gira España 2024, Melina Marciello, Metal Argento
Los hermanos Jeff y Steve McDonald, acompañados de Dale Crover, el mítico baterista de Melvins, y Jason Shapiro en la guitarra, vuelven a Barcelona para presentar el octavo álbum de Redd Kross y celebrar la publicación de su biografía, Now You’re One of Us, que repasa sus 45 años de trayectoria. Y qué mejor lugar para hacerlo que la Sala Apolo, donde esta banda de culto finalmente recibe el homenaje de la audiencia que merece.
La apertura estuvo a cargo de Dale Crover, quien, solo contra el mundo y con una guitarra acústica en mano, desgranó media docena de temas de su disco anterior, como “I Can’t Help You There” y “I’ll Never Say”, además de algunas novedades como “Doug Yuletide” y “Rings” de Glossolalia (2024). Como un bonus inesperado, Crover interpretó “Harvest Moon” de Neil Young y “The Bit” de los Melvins. Sin embargo, pocos en la sala parecieron darse cuenta de la leyenda que tenían enfrente.
Los hermanos McDonald salieron al escenario vestidos de blanco nuclear, decorados con manchas de colores lisérgicos estilo pouring art. Desde el primer segundo hicieron vibrar al público con el glam trexiano de “Switchblade Sister” y el rock cercano al grunge de “Huge Wonder”. Con “Annie’s Gone”, Jeff se envolvió mágicamente la cabeza con una tela plateada, culminando la canción con un final apoteósico. Luego, las guitarras pop al estilo Beatles resonaron en “Stay Away From Downtown” y el indie guitarrero en “Stunt Queen”. No faltaron clásicos como “Pretty Please Me” de los angelinos The Quick, la psicodelia exótica de “Emmanuelle Insane”, y un recorrido por el power pop, con Jeff ya sin guitarra, avanzando al frente con bajo y pandero en mano mientras interpretaba “Mess Around”.
El repertorio continuó con nuevas canciones como “Candy Coloured Catastrophe”, que nos transportó a los años 70 y 80 pero con la frescura de hoy. Jeff volvió a la carga con su Gibson mientras el bajo y la batería anunciaban las armonías vocales para “Jimmy’s Fantasy”, un tema cargado de riffs pegadizos y letras ingeniosas. Luego vino “Lady In The Front Row”, y ya entrados en el universo de Redd Kross, “Neurótica” nos llevó al sonido de los noventa. Siguieron la adrenalínica “Born Innocent” y el punk primigenio de “Linda Blair”, cerrando con la divertida “Peach Kelli Pop”. La noche avanzaba y nos transportaba a una dimensión musical en la que cada canción era un viaje en el tiempo.
Steve, con su carisma inigualable, se adueñó del escenario en “Uglier”, animando al público de las primeras filas con su energía de showman nato. Más tarde, en “I’ll Take Your Word For It”, batalló a duelo en la guitarra con Shapiro, arrancando aplausos del público. Jeff, coreando y bailando, arrancó con un solo de guitarra épico, fusionando géneros en un sonido tan único como reconocible.
Una pausa para afinar llevó a una de las bromas de la noche, cuando Steve describió a Dale Crover como “The Animal” en referencia a los Muppets. El show terminó con el épico cierre de “I Want You (She’s So Heavy)” de The Beatles, en el que la banda mostró su mayor influencia. Jeff y Steve crearon un ambiente relajado y divertido, acompañados de Shapiro y Crover en todo momento.
Después de un breve parón para los bises, Redd Kross nos transportó al origen del big bang musical con “Annette’s Got The Hits” y “Clorox Girls” de su primer EP Red Cross, rematando la noche con la impresionante versión de “Crazy Horses” de The Osmonds. La guinda del pastel fue “Deuce” de Kiss, un tema que hizo vibrar el alma heavy de los fans y cerró una celebración perfecta de música, diversión y nostalgia.
Para quienes no querían que la fiesta terminara, la celebración continuó al costado en la Sala Cinc, con cervezas y buena música hasta altas horas de la noche. Una dosis de rock and roll perfecta para un miércoles inolvidable.
Fotos: Los Guardianes Ciegos
Segunda jornada consecutiva que me tocaba cubrir otra noche de glam y hard rock, esta vez, salí de mi zona de confort y viajé hasta Club Zadar en la localidad de Wilde, en lo que que se conoce como el primer cordón del conurbano de la Pcia de Buenos Aires para presenciar el segundo show que darían los suecos Bai Bang en Argentina.
De la mano de Jorge de Anubis Producciones, a quien agradezco la acreditación, esta nueva presentación le seguiría a la realizada un día antes en Uniclub. Luego de un viaje que se extendió más de lo que uno hubiese deseado debido a inconvenientes de tránsito al salir del bendito microcentro porteño, llegué al local siendo las 21:30 donde los muchachos de The Stone Crowns ya habían dado arranque a la jornada.
Una banda de rock duro compuesta por venezolanos pero formada en Argentina con los típicos clichés del género, letras que tratan sobre la vida en las rutas, mujeres y la noche interpretadas por un enérgico Ángel Guanipa en las voces mientras que el desempeño de los demás músicos, fue excelente. Luego de culminado su set, se retiraron bajo una lluvia de aplausos en gratitud por lo demostrado sobre las tablas.
Te puede interesar: Crazy Lixx vuelven con el sugerente “Little Miss Dangerous”
Con una breve espera de no más de quince minutos, llegó el turno de presenciar nuevamente (y por segunda noche consecutiva) la performance de los locales Tandem. Con su heavy/rock volvieron a impactar con su performance tanto a quienes son seguidores de la banda, como a nuevos fans y escuchas ocasionales. Todos los integrantes dan un show aparte a lo que se le sumó un mejor sonido que el de la noche anterior.
Con un puñado de adolescentes en primera fila que practicaban un pogo improvisado pero cargado de muchísima energía, la misma se transmitía directamente a la banda quienes lo recibieron y se podía ver en sus rostros cuánto disfrutaban esa conexión con el público haciendo el show más que gratificante para todos.
Como siempre, es para destacar la gran voz de Javier, quien se luce con esos impresionantes agudos, y ni hablar de la excelente calidad de Miguel en la viola: un guitarrista sobresaliente con una onda “heavymetalera” digna de las grandes ligas. El resto de los muchachos cumplió como siempre, dándolo todo sobre las tablas. Es necesario dar un reconocimiento especial al baterista y al bajista que apoyaron a la banda en ambas fechas, supliendo a los integrantes originales. Los temas que sonaron fueron prácticamente los mismos que interpretaron en El Teatrito cuando fueron soporte del gran Adrian Vandenberg. Pueden encontrar la reseña en el siguiente link.
Te puede interesar: Adrian Vandenberg en Buenos Aires: “Los chicos malos rompieron la quietud de la noche”
Con un mayor caudal de público que se distribuía en las distintas zonas del lugar era momento de la actuación de otra de las grandes promesas de la Argentina en cuanto a guitarristas, Mauro Comisso subió junto a Los Celíacos, un grupo de jóvenes que lo acompañan en esta aventura. Con un look muy a lo “Marty Friedman” pude disfrutar de una banda con un sonido particular, de primera oída, la propuesta se asemejaba a lo practicado por los Airbag, que si bien hacen hard rock tienen un estilo más soft y más tirando al pop para quinceañeras pero todo cambió con el correr de las canciones, una de las más destacadas fue “Promesas” perteneciente a la segunda placa de los comandados por Mauro.
Fue una grata sorpresa escuchar un cover tan poco común interpretado por músicos argentinos: “Little Wing“, aquella fantástica canción de Jimi Hendrix que también han popularizado en sus distintas versiones Skid Row y Stevie Ray Vaughan. La ejecución fue excelente y coreada por todas las personas presentes en el lugar
Las canciones propias siguieron sonando, y, acompañados por Bettiana Paladino, dieron cierre con una maravillosa versión de “Highway Star” de los galardonados Deep Purple.
Te puede interesar: Deep Purple – =1 (2024)
Mientras los Bai Bang, ubicados detrás del telón, ajustaban los últimos detalles, la gente preparaba sus celulares para registrar los primeros instantes del show (¿alguien volverá a ver esos videos? Preguntas que quizás nunca tendrán respuesta). Vestidos de punta en blanco, los cuatro integrantes salieron con todo. “Everybody Everywhere” llenó el Zadar de pura adrenalina, mientras Diddi Kastenholt se ganaba tanto el corazón de las damas como el aplauso de los caballeros a lo largo de su actuación, con una voz sublime a sus 50 años que mezclaba armonías de AOR con ritmos glam.
La banda llegó al país para ofrecer dos shows y no se irían sin hacer que cada miembro de la audiencia se uniera a ellos tanto que es imposible evitar hacer headbanging e intentar cantar letras que aún no conocés. ya que lo transmitido sobre las tablas es un derroche de adrenalina tras cada canción.
Imposible no mencionar a Magnus Rosén, el ex bajista de Hammerfall y Avalanch: es un personaje en sí mismo. Lo amás o lo odias, pero algo es seguro, no podés criticar su valentía ni su presencia en el escenario, haciendo morisquetas, cantando, usando su bajo como una pistola al estilo Steve Harris.
Con un show que no habría desentonado en los recintos más grandes, la banda representa el verdadero profesionalismo, todos los integrantes se mostraron desinhibidos, sin pretender ser grandes estrellas al nivel de Axl Rose o Bret Michaels y concentrados al 100% en lo que mejor saben hacer: hard rock influenciado por bandas de los 80 y 90.
Uno de los momentos destacados fue cuando Diddi y los muchachos, para los bises, aparecieron con camisetas argentinas y entonaron “We’re United“. Durante esta canción, el vocalista bajó del escenario para buscar un contacto directo con el público. Después de este tema, los músicos se detuvieron un segundo para agradecer el apoyo de los seguidores que se habían acercado, concluyendo el espectáculo tras una hora de pura energía.
Texto: Tamara Ruiz Serrano
La mañana del 19 de noviembre de 2015 el mundo pareció detenerse para The Ghost Inside. La colisión de su autobús de la gira mientras se dirigía hacia Mesa Arizona, provocó un forzado hiato de silencio musical del que no estaba nada claro que la banda fuera a reponerse.
Desde aquel año, como es obvio, los californianos no habían vuelto a pisar una sala por territorios españoles, casi de ningún otro lugar, habiendo hecho únicamente una aparición estelar en nuestro país en el Resurrection Fest de 2023. La ocasión lo merecía, pero lamentablemente no se llegó siquiera a llenar la mitad de localidades que puede albergar la céntrica sala madrileña la Riviera. Quizá por una sobresaturación de eventos en el mes de noviembre, o por caer la fecha señalada en un miércoles laborable.
En lo que acontece al espectáculo, quien sí pudo acercarse al concierto se topó primeramente con las actuaciones de Boundaries y Gideon. Los primeros, fueron quienes más aceptación se llevaron, no había más que observar la cantidad de camisetas del grupo que portaban muchos espectadores. Su actuación fue como pasar de 0 a 100 en un minuto, y en apenas media hora de actuación supieron como hacerse notar. Apenas pueden echarse 6 años de trayectoria a las espaldas, pero que han sido suficientes para hacerse un hueco en la escena metalcore desde que sacaron su primer disco ‘Your Receding Warmth’ en plena pandemia. Aunque el que más protagonismo se llevó fue ‘Death Is Little More’, editado en marzo de este mismo año y donde sobresalen cortes como “Darkness Shared” o Esily Erased”, que pusieron la pista patas arriba.
Era la primera vez que los Connecticut visitaban la capital, pero viendo su trayectoria ascendente seguro que no será la última.
Gideon aportaron el toque pintoresco de la velada. Un crossover que oscila en hardcore punk, metalcore y Groove, todo adornado por el sombrero y las botas de cowboy del vocalista Daniel McWhorter. Quedó curiosa su manera de reivindicar su procedencia sureña, de Alabama concretamente. Hay a quién le gustó la propuesta y quien disfrutó menos, pero por seguro a todo aquel que estuviera en la icónica sala madrileña le parecieron curiosos cuanto menos.
Su disco ‘More Power, More Pain’ acaparó el protagonismo y cortes del calibre de “Push It Back”, “Take Off” o “Too Much Is Never Enough” poblaron un setlist más extenso que el de sus predecesores. Cabe destacar que no era la primera vez que pisaban tierras españolas, pues en 2017 acompañaron a In Hearts Wake en un par de salas de menor tamaño. Así pues, los americanos prometieron volver, esta vez, más pronto que tarde a la capital para seguir aportando su toque personal a la escena.
A la llegada de The Ghost Inside parecía como si nada de esto hubiera acontecido anteriormente. Fue tan solo salir los 5 miembros al escenario, comenzar a sonar “Death Grip” y todos los allí presentes saber que aquello iba a ser una lección de maestría. Y de vida. Los fans recibieron a la banda con una ovación, como pocas veces puede verse. Gritos de alegría de ver a sus ídolos, pero también de arropo y admiración por haber conseguido seguir adelante y salir de unas circunstancias totalmente adversas.
Los americanos dieron un repaso a sus dos décadas de historia, aunque su recién estrenado ‘Searching For Solace’, acaparó un tercio de la lista de canciones, como cabía esperar. Pero temas como “Light Years” “Secret”, “Slip” o “Wash It Away” encajaron a la perfección, como si de clásicos se tratase.
En los últimos años, la banda ha sabido transmitir esos pensamientos de superación ante la vida, no solo a través de sus versos, sino también en sus directos. Cuando Jonathan Vigil se dirige al público, lo hace con esperanza, fuerza, y una mirada puesta al futuro, algo de admirar cuando se ha tenido la muerte tan de cerca. La vuelta a los escenarios fue lenta, incluso el batería Andrew Tkaczyk tuvo que hacerlo con su pierna derecha amputada, lo que no ha impedido que los temas sigan teniendo la energía que merecen en directo. Buena muestra de ello, fueron “Dark Horse”, “Out Of Control” o “Wash It Away”, que desataron la locura y fueron coreadas de principio a fin.
La recta final fue un puro subidón de adrenalina. Desde “Faith Or Forgiveness”, pasando por “Between The Lines” y “Avalanche”. Pero el verdadero colofón llegó de la mano de “Aftermath” y la inigualable “Engine 45”, que pusieron el colofón a una noche inolvidable.
Esta gira es, sin duda, un antes y un después para The Ghost Inside. Un tour que marca una continuidad y una mirada a un futuro que se pronostica provechoso para los californianos.
Puede que el sonido no fuese el más aceptable, pero fue en lo que menos se fijó la multitud madrileña esa noche. El mensaje quedó dado, y el disfrute fue más que palpable. Bada y público disfrutaron en una noche que puede considerarse histórica para el grupo en cuando a sus visitas a la capital se refiere, y eso, no se olvida.
Fotos: Julieta G. López
Etiquetas: Boundaries, España, Gideon, madrid, Route Resurrection, The Ghost Inside
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: DREAM THEATER LLEGA NUEVAMENTE A MÉXICO
Fotos y crónica: Julieta G. López
El miércoles 23 de octubre, aprovechando el descanso de mitad de semana, asistimos a la mítica sala La Riviera en Madrid para uno de los conciertos más esperados del año: la presentación de la banda estadounidense Kamelot en el marco de su gira europea del álbum The Awakening. La velada prometía un cartel emocionante, con la participación de otros tres grupos internacionales —Frozen Crown, AD Infinitum y Blackbriar— y una excelente relación calidad-precio.
Mi plan era escribir esta reseña en frío, pero al llegar al lugar, recibí la noticia de que no habría fosa para fotógrafos. Esto implicaba que solo podríamos capturar imágenes desde el público, lo cual es especialmente complicado en La Riviera, más aún con el aforo completo de esa noche. Conversando con colegas y músicos de una de las bandas —cuyos nombres mantendré en reserva— nos enteramos de que fue la propia KAMELOT quien solicitó la ausencia de la fosa, sorprendiendo incluso a la productora del evento.
A pesar del contratiempo, la noche arrancó puntual y enérgica. Al ser cuatro bandas en el cartel, cada actuación fue breve pero intensa, comenzando con la salida al escenario de Frozen Crown. La banda italiana de power metal brindó un buen sonido en un setlist de apenas seis temas, sin apenas tiempo para interactuar con el público mientras la sala se llenaba progresivamente.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Rhapsody Of Fire en Barcelona: “Noche de victoria”
Tras una breve pausa de 15 minutos para el cambio de equipo, llegó el turno de AD INFINITUM, la banda que más me sorprendió y personalmente más disfruté. Su setlist, de alrededor de diez temas, se centró en su último álbum y nos ofreció una mezcla de metal sinfónico con elementos modernos, incluyendo momentos de voces guturales. La vocalista se lució, y el despliegue de luces fue visualmente impactante, contribuyendo a la intensidad de su puesta en escena.
A continuación, casi al final de la noche, fue el turno de BLACKBRIAR, que cambió drásticamente de estilo, manteniendo la línea de voces femeninas sinfónicas, pero aportando un toque de metal gótico y oscuro. La actuación comenzó con la vocalista Zora en solitario, para luego ser acompañada por el resto de la banda. Destacó la energía contagiosa del bajista, conocido como “el bajista sonriente”, quien no paró de bailar y agitar su melena rubia durante toda la actuación.
Finalmente, y con algo de retraso, llegó el momento que todos esperábamos: KAMELOT. La banda inició su show con gran fuerza y una impresionante puesta en escena, que incluía una plataforma estilo pasarela y los coros de Melissa Bonny, quien aportó su toque característico con un vestuario en sintonía con la atmósfera del concierto. La presentación fue sobresaliente en términos visuales, con cañones de humo sincronizados a la perfección, un telón a juego y una iluminación impecable que denotaba una producción meticulosa.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Angra en Barcelona: “Una noche entre la despedida y la incertidumbre”
Sin embargo, a pesar del despliegue, y dejando de lado el enojo personal por la ausencia de fosa, debo señalar que el sonido de KAMELOT fue inferior al de las otras bandas, lo cual fue sorprendente dada su experiencia y trayectoria. La mezcla se sintió saturada, con voces algo estridentes, un detalle poco común en La Riviera y que no favoreció a la banda.
KAMELOT tocó durante una hora y media, moviéndose enérgicamente por el escenario, y cerró con su tema “One More Flag in the Ground”. No obstante, abundaron los elementos pregrabados que restaron autenticidad a la actuación, un detalle que no pasó desapercibido para el público.
En definitiva, fue una noche de contrastes, donde el talento de las bandas emergentes sorprendió gratamente, y aunque KAMELOT ofreció un show visual impresionante, musicalmente quedaron por debajo de las expectativas en una velada que prometía ser inolvidable.
La Sala Bóveda de Barcelona abrió sus puertas a las 20:00 para recibir una noche de pura intensidad sonora liderada por los neozelandeses Ulcerate, acompañados por los franceses Fange en su paso por la ciudad. Desde los primeros instantes, el ambiente sombrío anunciaba el peso y la densidad de una noche que prometía sumergirse en los terrenos más oscuros del sludge, doom y death metal. A medida que el público iba llenando el espacio, los asistentes que llegaban se preparaban para vivir una experiencia cruda y absorbente que resonaría en cada rincón de la sala.
Fange dio el pistoletazo de salida, apareciendo entre sombras con su propuesta descarnada y desoladora. La banda francesa ofreció una descarga brutal de sludge e industrial, dirigida por la presencia inquietante de su vocalista Matthias, quien, con gritos desgarradores, interpretó temas como “Perdition” y “Privation”. La combinación de batería programada y sonidos industriales generó una atmósfera opresiva que atrapó a la audiencia. Sin apenas interacción con el público, Fange logró capturar la atención con su crudeza, generando una conexión visceral que llenó la sala de aplausos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Necesse Mori III: “Un Banquete de Oscuridad en un Escenario Medieval”
Cerca de las 21:45, Ulcerate subió al escenario en medio de una nube de humo y luces rojas, creando el ambiente perfecto para su desgarrador sonido característico. Con temas de su último álbum, Stare Into Death and Be Still, como “To Walk the Earth” y “Exhale the Ash”, Ulcerate ofreció una interpretación impecable de riffs pesados y ritmos intensos que envolvieron a la Sala Bóveda en un manto oscuro. A pesar de que en algunos momentos la voz de Michael se perdía entre la pared de sonido, la fuerza de su interpretación mantuvo a la audiencia inmersa y fascinada. La noche cerró con “Everything is Fire”, dejando a los presentes saciados de oscuridad y energía en una despedida cargada de intensidad.
La jornada de metalcore en la sala Razzmatazz comenzó con Boundaries, una banda que fusiona la brutalidad del death metal con la agresividad del metalcore, logrando un sonido oscuro y lleno de rabia. A pesar de su pesadez, han incluido algunas secciones melódicas en su nuevo álbum, captando la atención de una audiencia más amplia. Temas como “A Pale Light Lingers” y “Darkness Shared”, interpretados con la fuerza de su vocalista Matt McDougal, demostraron que siguen la tendencia actual del metal moderno sin perder su esencia.
En un momento clave del show, el baterista Tim Sullivan se dirigió al público: “Somos de EE.UU., gracias por estar aquí; esta es nuestra primera vez en Barcelona”. Esta introducción fue suficiente para encender a un grupo de “karatecas” en la pista, que no dejaron de moverse con energía desde el primer tema hasta el último. Canciones como “Is Survived By”, “Realized and Rebuild” y “Turning Hate Into Rage” hicieron vibrar a todos con su intensidad. Las últimas canciones combinaron lo nuevo, con “Cursed to Remember”, y los clásicos de la banda, como “I’d Rather Not Say”, mientras el público llenaba la pista con un torbellino de saltos y piruetas al ritmo de cada breakdown. En el último tema, Sullivan se unió a los coros, mientras el bajista animaba a levantar los cuernos y pedía un circle pit. La energía no decayó en ningún momento, y “Easily Erased” fue la canción que causó un verdadero estallido de entusiasmo entre los fans. Este ha sido un gran año para el metalcore, y Boundaries, con su álbum Death is a Little More, sin duda ha dejado una marca importante.
Gideon, desde Alabama, tomó el relevo pasadas las ocho de la noche con un directo explosivo que puso la sala patas arriba. Durante más de media hora, mostraron que están en su mejor momento, regalando al público una descarga de energía que dejó claro por qué son una referencia en la escena del metalcore. Con temas de su último álbum, More Power, More Pain (2023), su setlist comenzó con una introducción al ritmo de trap y el sonido de un motor rugiendo, una señal de la intensidad que estaba por venir. Con los primeros acordes de “Bite Down” y “Push It Back”, la sala se llenó de saltos y gritos, y la audiencia se dejó llevar por el espectáculo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Guilt Trip en Barcelona: “Descarga Enérgica”
Daniel McWhorter, fiel a su estilo, apareció con su sombrero tejano y un toque de country, animando a la multitud con un “Fucking noise, baby” que desató una ovación masiva. Entre intros en playback y los gritos intensos de McWhorter, la banda creó un ambiente salvaje, en el que cada canción se sentía como un estallido de adrenalina, generando una atmósfera que los fans recibieron como un himno.
“Too Much Is Never Enough” fue un grito primal que resonó en cada rincón de la sala, un verdadero llamado a la resistencia y la superación. Con “Sleep”, McWhorter agradeció a sus seguidores por su apoyo incondicional. En este tema, el ambiente cambió: las luces se apagaron y tres de los miembros de la banda –cantante, guitarra y bajo– subieron a las tarimas centrales, sumando dinamismo a la presentación y llevando al público a una nueva ola de energía.
El encore comenzó con un toque de country en off que dio pie a los últimos temas. “Cursed” y “Damned If I Do (Damned If I Don’t)” prepararon el terreno para el gran cierre con “No Love/No One”. Jake Smelley brilló en la batería, golpeando los platos Zildjian con una intensidad aplastante, mientras lucía con orgullo la camiseta de Alabama como símbolo de identidad y pertenencia. La despedida incluyó un guiño a Shania Twain con “Man! I Feel Like a Woman!”, que sonaba en playback desde la sala de control y arrancó sonrisas y sorpresa en el público. Con “Freedom”, uno de los temas más potentes de su último LP, la banda alcanzó el clímax de la noche y dejó a Barcelona deseando su regreso.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Jim Riley (The Ghost Inside): “La gente no quiere que digamos que todo está genial, sino que la vida es dura pero estamos luchando”
The Ghost Inside, la banda californiana, regresó a España con su gira Searching For Solace, su primera tras el accidente que puso en pausa su carrera y del que volvieron con una energía renovada. Tras un triunfal regreso en el Resurrection Fest el año pasado, esta vez el concierto en sala les permitía conectar de forma más íntima con sus fans.
A las 21:15, The Ghost Inside apareció en el escenario de Razzmatazz, recibido con una ovación ensordecedora por un público que a pesar de la media capacidad, estaba totalmente entregado. Jonathan Vigil, líder de la banda, saludó a los asistentes con una energía contagiosa que marcó la tónica de la noche. Desde los primeros acordes de “Death Grip”, quedó claro que este show no era solo un concierto, sino una celebración de superación y de conexión con los fans.
La banda viajó por su repertorio, con temas antiguos y canciones del nuevo álbum, Searching For Solace. Canciones como “Dark Horse” y “Wash It Away” sonaron como verdaderos himnos, mientras el público coreaba cada línea. En medio del show, Vigil compartió unas palabras de agradecimiento que emocionaron a todos, recordando los momentos difíciles tras el accidente en el que el baterista Andrew Tkaczyk perdió su pierna derecha y cómo su regreso simboliza un renacimiento para ellos.
A pesar de un pequeño problema técnico en los monitores de Jonathan, la banda mantuvo la intensidad al máximo. Zack Johnson y Chris Davies llevaron las guitarras al límite, mientras la batería cargada de blast beats de Tkaczyk y el bajo de Jim Riley en modo slap bass marcaron un ritmo demoledor que hizo vibrar cada rincón de la sala. Jonathan Vigil se ganó al público cuando impulsó un wall of death que dejó a todos saltando y gritando.
La noche incluyó temas como “Out Of Control”, “Wash it Away”, y “Light Years”, además de los clásicos “Faith or Forgiveness” y “Between The Lines”, con los que cerraron una actuación inolvidable. La energía de la banda y su conexión con el público convirtieron cada acorde en una celebración, y “Avalanche” junto a “Engine 45” cerraron el concierto en una explosión de aplausos y ovaciones.
Los dieciséis temas de su set cayeron sobre el público como una tormenta de metalcore, con estribillos pegadizos y cambios de ritmo brutales. La inclusión de electrónica y sintetizadores en las intros y transiciones añadía una atmósfera envolvente a cada canción. La noche en Razzmatazz fue un despliegue de fuerza y entrega que confirmó que The Ghost Inside ha regresado con más fuerza que nunca, dejando claro que están en la cima del metalcore y que el viaje para sus fans solo acaba de comenzar.
La noche en la Sala Salamandra prometía ser una auténtica celebración del power metal. Con un cartel impresionante que incluía a Rhapsody of Fire, Freedom Call y Secret Sphere, los fanáticos de este género épico se dieron cita para una velada cargada de energía, coros inolvidables y espectaculares actuaciones.
A media tarde, los italianos de Secret Sphere subieron al escenario para abrir el evento con una descarga de power metal puro y emotivo. Esta banda, originaria de Alessandria, comenzó su andadura en 1997 de la mano del virtuoso guitarrista Aldo Lonobile. En esta presentación, dejaron claro por qué son uno de los nombres destacados del género en Europa. Con un sonido pulido y potente, interpretaron algunos de sus temas más conocidos, como “Psycho Kid”, “Blackened Heartbeat” y “Oblivion”.
El momento culminante de su actuación llegó con “Recall of Valkyrie”, una de sus canciones más queridas, que elevó la energía de la sala y arrancó los primeros coros masivos de la noche. A lo largo de su set, la banda mostró una gran conexión con el público, agradeciendo repetidamente la calurosa bienvenida de Barcelona. Su presentación, sólida y vibrante, preparó el terreno de forma impecable para lo que vendría después.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Angra en Barcelona: “Una noche entre la despedida y la incertidumbre”
Con la energía al máximo, Freedom Call tomó el escenario para continuar la fiesta. La “marea platinada” alemana, formada en 1998 y liderada por el carismático Chris Bay, se presentó enfundada en un vestuario metálico brillante que captaba la atención desde el primer momento. Chris Bay, quien combina sus roles de guitarrista y vocalista, llevó la batuta como un auténtico showman. Su energía era contagiosa, y desde los primeros acordes de “A Perfect Day” quedó claro que el público estaba en sus manos.
La banda combinó su característico estilo de power metal alegre y melódico con un toque de teatralidad, amplificado por las orquestaciones en playback que acompañaron temas como “Hammer of the Gods”. Lars Rettkowitz en la guitarra y Francesco Ferraro en el bajo complementaban a Bay, mientras el baterista Ramy Ali no participó en esta etapa del tour, lo cual no impidió que Freedom Call mantuviera su impecable calidad musical.
La intensidad se elevó con “Tears of Babylon”, uno de los momentos más coreados del set. El público respondía a cada gesto de Bay, quien, entre temas, dirigía a la audiencia con preguntas como “¿Estáis listos?”, levantando olas de entusiasmo. Presentaron varios temas de su último álbum, como “Silver Romance” y “Out of Space”, que encajaron perfectamente con los clásicos “Union of the Strong” y “Power & Glory”.
Uno de los momentos más especiales llegó con “Metal is for Everyone”, donde Bay hizo una sentida dedicatoria a Barcelona, describiéndola como “una ciudad hermosa e imprescindible en la comunidad del metal”. Su despedida, con “Land of the Light” en el bis, fue un cierre perfecto para su explosiva actuación. Mientras repartían púas y agradecían en un español improvisado pero afectuoso —“¡Buenas tardes, Barcelona!”—, dejaron claro que regresarían pronto.
El plato fuerte de la noche llegó con Rhapsody of Fire, el clímax de una épica rapsodia, cabeza de cartel y una de las bandas más influyentes del power metal sinfónico. Alex Staropoli, teclista y miembro fundador, lideró la formación en una actuación que no dejó a nadie indiferente. Desde los primeros acordes de “The Dark Secret”, la atmósfera en la sala se volvió mística y teatral. El juego de luces y el uso de efectos visuales transportaron a la audiencia a un mundo épico donde cada canción parecía parte de una historia más grande.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Visions Of Atlantis en Barcelona: “Sinfonías de alta mar”
“Unholy Warcry” continuó la narrativa, con riffs electrizantes y una iluminación oscura que realzaba la teatralidad de su presentación. El vocalista Giacomo Voli, con una presencia magnética y voz impresionante, guiaba a la audiencia en un recorrido por temas clásicos y recientes. La intensidad se mantuvo con “I’ll Be Your Hero” y “Chain of Destiny”, canciones que desataron una reacción masiva del público, que coreaba cada palabra.
Voli destacó en todo momento por su interacción cercana con el público. Durante “The March Against the Tyrant”, invitó a los fans a corear y se acercó a las primeras filas, tomando incluso el móvil de un espectador para inmortalizar el momento, en un gesto de cercanía y agradecimiento. La banda también aprovechó para dedicar “Magic of the Wizard’s Dream” al legendario Christopher Lee y enviar un mensaje de solidaridad con las víctimas de las inundaciones en Valencia debido al fenómeno meteorológico DANA, un detalle que fue bien recibido por la audiencia.
El final de la noche se volvió aún más épico con “Dawn of Victory”, que desencadenó uno de los karaokes más intensos de la velada. Los coros y el entusiasmo del público parecían no tener fin. Los bises fueron el broche de oro, con “Reign of Terror” y “Kreel’s Magic Staff” llenando de pompa y grandiosidad el escenario. Finalmente, Voli y Staropoli decidieron cerrar la noche con dos de los temas más emblemáticos de Rhapsody, “Land of Immortals” y “Emerald Sword”, dejando claro por qué esta banda sigue siendo un pilar del género.
La velada fue una auténtica fiesta de metal, en la que el público de la Sala Salamandra disfrutó de una verdadera rapsodia de fuego y épica musical. Durante casi dos horas y media, los fans del power metal vivieron una experiencia inolvidable, en la que la pasión y el talento de las tres bandas unieron sus voces en un canto a la hermandad del metal.
Fotos de Martin DarkSoul
El Teatrito, recinto ubicado en la capital de la provincia de Buenos Aires, vivió otra jornada de conciertos el primer día de noviembre de 2024, con un gran lineup que incluía a dos artistas internacionales destacados. Nos referimos a Adrian Vandenberg (ex Whitesnake) con su proyecto solista, acompañado por Mats Leven, legendario vocalista de bandas como Therion, Candlemass, Malmsteen, entre otras.
Las bandas nacionales que acompañaron a los invitados internacionales fueron Tandem, Gunner y Karkaman. De la mano de Jorge de Anubis e Icarus Music, nos acercamos luego de una calurosa tarde. Mientras esperaba en la puerta, pude divisar a los músicos quienes se retiraron al hotel para luego volver a la hora de su presentación.
Siendo las 19 se abrieron las puertas mientras Tandem hacía sus últimos retoques antes de salir a escena. Mientras tanto, se pudo disfrutar de distintas piezas sonoras de bandas como Anthrax, Led Zeppelin, Slayer entre otros.
Te puede interesar: Los hardrockeros Extreme presentan nuevo video
Tandem subió al escenario a las 19:15 y desataron una verdadera fiesta para todos los amantes de este género. Realizaron un show por demás ajustado, donde como es costumbre, se destacaron los golpes a los parches de Sergio, los excelentes riffs de guitarras de Mario y el virtuosismo de Miguel como la voz de Javier quien tiene un excelente registro vocal y un altísimo nivel superándose en cada presentación. Infelizmente el bajista original de la banda no pudo ser de la partida pero estuvo presente en primera fila apoyando a sus compañeros.
Algunas de las canciones que fueron ejecutadas aquella primera noche (Spoiler: leerán más en mi próxima crónica) fueron: “Despierta Argentina“, “Triste Rey“, “El poder de tu voz“.
Lastimosamente el sonido por momentos les jugó en contra, pero en general, las aproximadamente 50/60 personas que nos encontrábamos desde el inicio, disfrutamos del show.
Te puede interesar: Reb Beach en Madrid: “Aquí vamos de vuelta”
Los siguientes a subir al escenario fueron los chicos de Gunner, con más de 10 años de existencia siguen haciendo honor a aquel género tan escuchado en la Sunset Street de California, pero esta vez no estábamos en los Estados Unidos, así que imaginemos con una copa de (ingrese su trago favorito aquí) en nuestras manos, mientras una rubia despampanante nos baila sobre nuestras faldas escuchando el sonido glam de los años ochenta.
Pelos batidos, bandanas, una pantalla donde se proyectaban distintas imágenes nostálgicas que iban desde videojuegos, dibujos animados, logos, luces de neón y películas clásicas de Rocky Balboa eran el combo que ofrecieron para ambientar el set. Lamentablemente los inconvenientes técnicos iban in crescendo perjudicando el monitor de Roxx, el guitarrista de la banda.
“Dreaming Tokyo“, “Arcade Nights” con un excelente video a las espaldas de los músicos hicieron mover el cuerpo de los presentes. Quien deja todo en el escenario es Sam, el bajista de la banda, mantiene un show aparte mientras que Javier Barilari hace una muy buena tarea en esta nueva formación de la banda.
Para la despedida eligieron interpretar “Sinners“, corte de difusión del 5to disco de estudio de la banda prometiendo que pronto estarán editando un nuevo trabajo. Una banda que sigue apostando por sonidos que no son tan populares en la actualidad pero que lo hacen con dedicación y pasión por la música.
Te puede interesar: 35 años de “Skid Row”: Rock, rock y más rock
Ya eran casi las nueve de la noche, y los inconvenientes técnicos retrasaron la performance de Karkaman, problema que persistiría durante todo el set. Las mismas dificultades que habían afectado a los actos anteriores se intensificaron, especialmente para Marcelo Toth, el guitarrista de la banda, quien en varias ocasiones solicitó calibrar el balance de sonido en su monitor. Mientras los técnicos de sonido del teatro, junto con el equipo de apoyo de la banda, intentaban resolver el percance, Diego, el vocalista del quinteto, amenizaba la espera: contaba chistes, regalaba una remera al público, invitaba a seguir a la banda en redes sociales y comentaba que se estarán presentando con los históricos Barón Rojo el próximo 16 de noviembre.
El show debía continuar, y con gran profesionalismo, la banda siguió rockeando a pesar de los contratiempos. Sin retorno, con constantes acoples, cambios de cables y de guitarra, nada pudo frenar la propuesta de Karkaman. El setlist incluyó tanto canciones propias como los habituales covers que realizan en cada presentación, entre ellos: “Nos siguen pegando abajo” de Charly García, “Campanas en la noche” de Los Tipitos y un popurrí de dos grandes temas de Black Sabbath y Led Zeppelin. Desafortunadamente, fue un show que no estuvo a la altura por razones ajenas a la banda, pero del que los músicos salieron airosos y con el deber cumplido.
Mientras el telón permanecía cerrado, el público disfrutaba de charlas, cervezas, canciones de metal, y algunos aprovechaban para comprar el merch disponible de las bandas que habían actuado esa jornada. La edad promedio en el local rondaba los 35 o 40 años, y las remeras de Whitesnake, Mr. Big y Guns N’ Roses eran las más visibles entre las penumbras.
Te puede interesar: FM en Buenos Aires: “Melodías radiales”
El legendario guitarrista Adrian Vandenberg salió a escena a las 22:00 horas, acompañado por una nueva banda y con Mats Leven colaborando en las voces. Bajo el nombre de South America Tour, la expectativa y la ansiedad del público se palpaban en cada grito de quienes llenaron el local capitalino para presenciar el show del blondo guitarrista.
El arranque estuvo a cargo de dos bombazos: “Bad Boys” y “Fool for Your Loving“, que dieron justo en el corazón de los fanáticos de la Serpiente Blanca, quienes coreaban cada estrofa con gritos ensordecedores. Sobre el escenario, Adrian se mostraba de buen humor y notablemente agradecido.
Mats Leven demostró que le calza a la perfección el puesto, con su prestigio y elegancia, se fue ganando a los asistentes, y junto a Vandenberg supieron exactamente lo que quería el público. Basaron el setlist en canciones de Whitesnake, además de algunas de la etapa solista del guitarrista. Los fans cantaban, hacían air guitar y gritaban de alegría mientras la banda tocaba “Now You’re Gone“, “Your Love Is in Vain“, “Hit the Ground Running” y algunas otras más.
Durante “Sailing Ships“, la dupla se apoyó en la tarima de la batería, entregándonos una interpretación íntima y emotiva que cautivó hasta el último ser vivo en el lugar. La atmósfera se volvió aún más intensa con la incorporación de la bella “Judgement Day“, manteniendo a las baladas como protagonistas de la noche. Luego de una dedicatoria a las señoritas presentes, llegó el turno del mega clásico “Is This Love“, donde Mats, con su imponente presencia, nos tuvo a su merced durante toda la canción.
El resto de la banda estuvo a la altura, tocando las canciones como si hubieran compartido con Adrian la grabación de aquellos grandes discos y en cuanto a Adrian, con sus 70 años, se lo notaba increíblemente ágil, realizando movimientos que hacían parecer que el tiempo no había pasado para él. Su presencia libre de ego y arrogancia mostraba una grandeza y elegancia al ejecutar su guitarra e interpretar las canciones que llevan su nombre, así como aquellas que grabó junto a David Coverdale.
Mientras continuaban las canciones, Mats hizo una pausa para hacer memoria de su anterior paso por Buenos Aires. En ese momento, alguien del público le recordó que había estado con Yngwie Malmsteen durante aquellas tres fechas en Cemento en 1998 durante la gira del Facing the Animal, lo que provocó que el cantante sueco hiciera algunas muecas, como si quisiera olvidar lo vivido con el “divo” del metal.
Para deleite del público, “Crying in the Rain” fue la última canción en sonar antes de los bises. Después de un minuto fuera del escenario, los músicos tomaron sus puestos y despacharon tres clásicos de la historia del hard rock y el metal. Tras una imponente interpretación de “Burning Heart“, el set de Vandenberg culminó con fuerza, presentando una versión cruda y enérgica de “Still of the Night” y para el cierre, la elegida fue “Here I Go Again” donde el éxtasis era generalizado tanto arriba como abajo de las tablas.
En definitiva, fue un espectáculo que logró satisfacer las expectativas de quienes asistieron, muchos de los cuales recordaban a Vandenberg por sus éxitos de los 80 o por su participación en la icónica formación de Whitesnake en 1987, además de la actuación de un vocalista de culto que realizó un trabajo fenomenal durante toda la noche.
Agradezco a Marcela de Icarus Music y a Jorge de Anubis por haberme dejado ser parte de este gran evento y disfrutar de una gran noche de hard rock.
Etiquetas: Adrian Vandenberg, Anubis Music, Gunner, Hard Rock, icarus music argentina, Karkaman, Mats Leven, Tandem, Vandenberg, Whitesnake