Una nueva cita con el punk me esperaba en la BUT, en esta ocasión tres bandas de Punk y Oi!, estaba preocupado por la ausencia de foso así que fui pronto a hacer cola.
En la puerta ya había 2 horas antes esperando dos locos como yo, otros dos asistentes igual de ansiosos, uno temblando de frío y el otro excitado tras un viaje de 4 horas desde Irún, hablando por los codos con una alegría contagiosa. Charlando sobre este y aquel concierto, esta y aquella banda, se nos pasó el tiempo, solo interrumpido por más amantes de la música en directo que se unían a la cola.
Puntuales y con buen ritmo entramos a la sala para coger posiciones en primera fila, hay que evitar cabezas y brazos no deseados en las fotos, sentir la música rebotar en la caja torácica y llevarte algún que otro golpe inesperado por la espalda.
También en hora entraron Crown Court en una BUT casi vacía, no creo que fuéramos más de 10 cuando sonaron los primeros tres temas. Para entonces ya entraron los rezagados que apuran las birras fuera y el ambiente empezó a caldearse. Destacar la buena luz del escenario que facilitaba las fotos y el buen sonido que sacaron para ser teloneros. La banda da lo que promete, la banda cumplió con las expectativas y disfrutamos durante 45 minutos de un punk directo con letras y ritmos característicos. La entrega de los músicos fue total dejando instantáneas muy chulas con saltos y bajada al foso incluida. Les despedimos con una gran ovación y dimos paso a Crim.
La banda de Tarragona entró como un torbellino y soltó cuatro temas sin dirigir palabra, sin pausa, una descarga total que puso a la BUT en funcionamiento, ahora sí bastante más llena, con los primeros pogos y bailes. También disfrutamos de una buena iluminación, más extrema en cuanto a colores con predominancia de rojo y azul, cambios más ajustados al ritmo de la música y partes en penumbra, se notaba el trabajo de la mesa y la intención. Con el sonido no estuve tan contento, en algunos momentos, la voz principal se perdía y los coros casi no los escuchaba, no sé si era por mi colocación a los pies del escenario o la falta de ajuste.
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En general fue una gran interpretación, me encantaron las miradas entre los miembros, cómo se comunicaban sin hablar y fue de agradecer su entrega en cada tema, pegando uno con otro casi sin descanso tratando de aprovechar al máximo el tiempo disponible. Después de lanzar las baquetas, alguna que otra púa y repartir los setlist, la banda comenzó a desmontar su batería, pedales y demás artilugios entre los aplausos y gritos de los fans, muchos de ellos bastante jóvenes, lo cual me encantó.
Para el cabeza de cartel no cabía un alfiler. Grupos de amigos de todos las edades y aspectos brindaban, reían y se regodeaban del ambiente de expectación que precede las grandes actuaciones.
Cock Sparrer entró con parsimonia, uno a uno los miembros saludaron y se colocaron ante el respetable con una gran sonrisa. Lo primero que me llamó la atención fue la edad de la banda con una media bastante elevada. Todos en negro, todos con una actitud energía arrolladora. Nadie pudo contenerse en la sala nada más reconocer el primer tema y estalló la fiesta.
Me cuesta escribir como fueron todos y cada uno de los golpes que recibí, es difícil describir la intensidad de los pogos, os invito a buscar imágenes de la pista, una auténtica salvajada, cerveza volando, bailes constantes, movimiento unificado de la masa que se amontonaba contra las vallas de seguridad frente al escenario. Cada rato se escuchaban los tercios romperse contra el suelo y se veían chorros de cerveza por los aires.
Las caras de felicidad de los miembros de la banda eran el espejo de cada uno de los presentes que no pararon de cantar a pulmón cada tema. Para las tremendas palizas que se daban unos a otros no se vio ni un solo mal gesto, al menos por mi zona, si no todo lo contrario, camaradería y jolgorio generalizado en hermandad.
La vestimenta de los asistentes me maravillaron, desde los más Sharp a los que estaban perfectamente trajeados, pasando por los casual y punkys. También me resultó de admiración la cantidad de chicas y mujeres en el pogo, especialmente dos de ellas que arengaban a todos pidiendo “England” entre tema y tema, levantando su birra y los puños.
Creo que no se dejaron ninguno de sus grandes temas y el setlist llevó un ritmo constante, casi sin pausas más que para presentar alguna canción nueva o hacer bromas con las más clásicas. Moló el momento “Suicide girls” con la invasión del escenario de 4 chicas del público que treparon hasta la tarima y que saltaron como bestias tras saludar o cantarse algunas líneas.
Admirable la entrega de todos los miembros de la banda, que no son unos chavales, que dejaron el pabellón bien alto aguantando sobre el escenario sin pausas y tocando cada tema con suma precisión. El sonido fue espectacular y las luces estuvieron a la altura, mucho menos extremas que las anteriores, más como un relleno que acompañaba.
Orgullosos de volver a hacer “Sold out” en Madrid, se despedían prometiendo repetir pronto, una vez más, el punk demuestra que sigue vivo y coleando. Noches como esta son las que mantienen viva la llama de la rebeldía. Tras de sí dejan un público feliz y un suelo repleto de cristales. Pisando “pan tostado” salí de la BUT sudado, magullado y con una sonrisa de oreja a oreja, disfruté de cada segundo y llené mi memoria de valiosas fotos.
Una nueva cita con el punk me esperaba en la BUT, en esta ocasión tres bandas de Punk y Oi!, estaba preocupado por la ausencia de foso así que fui pronto a hacer cola.
En la puerta ya había 2 horas antes esperando dos locos como yo, otros dos asistentes igual de ansiosos, uno temblando de frío y el otro excitado tras un viaje de 4 horas desde Irún, hablando por los codos con una alegría contagiosa. Charlando sobre este y aquel concierto, esta y aquella banda, se nos pasó el tiempo, solo interrumpido por más amantes de la música en directo que se unían a la cola.
Puntuales y con buen ritmo entramos a la sala para coger posiciones en primera fila, hay que evitar cabezas y brazos no deseados en las fotos, sentir la música rebotar en la caja torácica y llevarte algún que otro golpe inesperado por la espalda.
También en hora entraron Crown Court en una BUT casi vacía, no creo que fuéramos más de 10 cuando sonaron los primeros tres temas. Para entonces ya entraron los rezagados que apuran las birras fuera y el ambiente empezó a caldearse. Destacar la buena luz del escenario que facilitaba las fotos y el buen sonido que sacaron para ser teloneros. La banda da lo que promete, la banda cumplió con las expectativas y disfrutamos durante 45 minutos de un punk directo con letras y ritmos característicos. La entrega de los músicos fue total dejando instantáneas muy chulas con saltos y bajada al foso incluida. Les despedimos con una gran ovación y dimos paso a Crim.
La banda de Tarragona entró como un torbellino y soltó cuatro temas sin dirigir palabra, sin pausa, una descarga total que puso a la BUT en funcionamiento, ahora sí bastante más llena, con los primeros pogos y bailes. También disfrutamos de una buena iluminación, más extrema en cuanto a colores con predominancia de rojo y azul, cambios más ajustados al ritmo de la música y partes en penumbra, se notaba el trabajo de la mesa y la intención. Con el sonido no estuve tan contento, en algunos momentos, la voz principal se perdía y los coros casi no los escuchaba, no sé si era por mi colocación a los pies del escenario o la falta de ajuste.
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En general fue una gran interpretación, me encantaron las miradas entre los miembros, cómo se comunicaban sin hablar y fue de agradecer su entrega en cada tema, pegando uno con otro casi sin descanso tratando de aprovechar al máximo el tiempo disponible. Después de lanzar las baquetas, alguna que otra púa y repartir los setlist, la banda comenzó a desmontar su batería, pedales y demás artilugios entre los aplausos y gritos de los fans, muchos de ellos bastante jóvenes, lo cual me encantó.
Para el cabeza de cartel no cabía un alfiler. Grupos de amigos de todos las edades y aspectos brindaban, reían y se regodeaban del ambiente de expectación que precede las grandes actuaciones.
Cock Sparrer entró con parsimonia, uno a uno los miembros saludaron y se colocaron ante el respetable con una gran sonrisa. Lo primero que me llamó la atención fue la edad de la banda con una media bastante elevada. Todos en negro, todos con una actitud energía arrolladora. Nadie pudo contenerse en la sala nada más reconocer el primer tema y estalló la fiesta.
Me cuesta escribir como fueron todos y cada uno de los golpes que recibí, es difícil describir la intensidad de los pogos, os invito a buscar imágenes de la pista, una auténtica salvajada, cerveza volando, bailes constantes, movimiento unificado de la masa que se amontonaba contra las vallas de seguridad frente al escenario. Cada rato se escuchaban los tercios romperse contra el suelo y se veían chorros de cerveza por los aires.
Las caras de felicidad de los miembros de la banda eran el espejo de cada uno de los presentes que no pararon de cantar a pulmón cada tema. Para las tremendas palizas que se daban unos a otros no se vio ni un solo mal gesto, al menos por mi zona, si no todo lo contrario, camaradería y jolgorio generalizado en hermandad.
La vestimenta de los asistentes me maravillaron, desde los más Sharp a los que estaban perfectamente trajeados, pasando por los casual y punkys. También me resultó de admiración la cantidad de chicas y mujeres en el pogo, especialmente dos de ellas que arengaban a todos pidiendo “England” entre tema y tema, levantando su birra y los puños.
Creo que no se dejaron ninguno de sus grandes temas y el setlist llevó un ritmo constante, casi sin pausas más que para presentar alguna canción nueva o hacer bromas con las más clásicas. Moló el momento “Suicide girls” con la invasión del escenario de 4 chicas del público que treparon hasta la tarima y que saltaron como bestias tras saludar o cantarse algunas líneas.
Admirable la entrega de todos los miembros de la banda, que no son unos chavales, que dejaron el pabellón bien alto aguantando sobre el escenario sin pausas y tocando cada tema con suma precisión. El sonido fue espectacular y las luces estuvieron a la altura, mucho menos extremas que las anteriores, más como un relleno que acompañaba.
Orgullosos de volver a hacer “Sold out” en Madrid, se despedían prometiendo repetir pronto, una vez más, el punk demuestra que sigue vivo y coleando. Noches como esta son las que mantienen viva la llama de la rebeldía. Tras de sí dejan un público feliz y un suelo repleto de cristales. Pisando “pan tostado” salí de la BUT sudado, magullado y con una sonrisa de oreja a oreja, disfruté de cada segundo y llené mi memoria de valiosas fotos.