

Las tardes de domingo suelen ser predecibles, pero la del 24 de agosto no lo fue. Lo que comenzó como un asado entre amigos terminó con una noticia inesperada que recorrió la comunidad metalera: Zoe Marie Federoff, tecladista y corista de Cradle of Filth, anunciaba su salida de la banda a solo ocho horas del show en Groove. El anuncio, llegado entre risas y vino, desató de inmediato la maquinaria de especulaciones en las redes: ¿Se caería el show? ¿Quién podría reemplazarla a última hora?
Los rumores más salvajes florecieron en horas, tejiendo historias de infidelidades y fugas románticas con su esposo, el guitarrista Marek “Ashok” Šmerda. Pero Zoe no tardó en aclarar el panorama con un comunicado contundente: “Ashok no está engañando a nadie. Somos pareja, nos amamos y ya pensábamos dejar la banda más adelante, pero ciertas cosas lo adelantaron“. Así, con un punto final, se acabaron las especulaciones baratas. La solución llegó de donde menos se esperaba: Kelsey Peters, miembro de la crew de la banda, saltaría al escenario para cubrir teclados y coros. Una movida inteligente y menos arriesgada de lo que parecía, pues Peters ya conocía el material.
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Al llegar a Groove, el ambiente era el de siempre ante un show de Cradle of Filth: la expectativa por la noticia estaba ahí, pero subyugada por las ganas de ver a una banda legendaria en acción. No era un sold out, pero la concurrencia era más que respetable. Lamentablemente, los horarios del transporte público me jugaron en contra y me perdí a Dragonauta, esto de ser cronista independiente tiene estas complicaciones logísticas.
Entré al venue justo cuando UADA comenzaba su set. Estos estadounidenses entienden el black metal atmosférico como pocos. Con sus capuchas características y una iluminación tenue, crearon el ambiente perfecto para lo que se venía. Temas como “Blood Sand Ash” y “Black Autumn, White Spring” sumergieron al público en un trance hipnótico. El sonido de la batería fue una auténtica ametralladora; aunque al inicio estuvo un poco saturado, pronto se acomodó para dejar disfrutar de una banda que sabe cómo conjurar atmósferas oscuras y envolventes.
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Pero todos sabíamos que la verdadera prueba llegaría con los británicos. Cuando las luces se apagaron y resonaron los primeros acordes de “To Live Deliciously”, el Groove se transformó. Dani Filth apareció envuelto en su capa negra ritualística y su sola presencia bastó para disipar cualquier duda. “The Forest Whispers My Name” y “The Principle of Evil Made Flesh” confirmaron que la noche sería especial; y así fue.
El momento cumbre llegó, como siempre, con “Nymphetamine (Fix)”. Ver a todo Palermo cantar al unísono, con los brazos en alto, mientras Kelsey Peters ejecutaba impecablemente las partes de coros —originalmente de Liv Kristine— y luego grabado por Sarah Jezabel Deba para una versión bonus del disco, fue uno de esos instantes que justifican el porqué de cubrir shows. A pesar de la polémica personal, Marek “Ashok” Šmerda estuvo impecable. Su técnica en vivo es deslumbrante y su actitud transmitió profesionalismo puro, como si hubiera decidido que la música hablaría por él.
“Born in a Burial Gown” y “Crawling King Chaos” mantuvieron la intensidad en lo alto. Peters no solo cubrió las partes técnicas, sino que aportó una energía escénica vital para complementar el carisma arrollador de Dani Filth. El frontman, camino a los 55 años, sigue siendo una bestia: sus cambios entre agudos lancinantes y guturales profundos son sorprendentes, y su dominio del escenario no ha menguado.
La parte regular del show cerró con “White Hellebore”, pero el bis estaba garantizado. Tras “Cruelty Brought Thee Orchids”, sonó «Death Magick for Adepts», con un hombre enmascarado —probablemente de la crew— narrando la canción. Luego, el clásico y catártico cierre: “Her Ghost in the Fog”. El estribillo fue cantado a pleno pulmón por los fans, en un momento de pura catarsis colectiva. Después de más de 20 años, este tema sigue emocionando y conectando con el público como el primer día.
Salí de Groove con una sensación extraña. Había sido testigo de cómo una banda legendaria demuestra por qué lo es: no por la ausencia de problemas, sino por cómo los maneja. Sin embargo, no todo fue perfecto, la performance de Peters si bien en su trabajo vocal fue más que aceptable, lo que se le puede reprochar es su actuación como “tecladista” – las comillas son intencionales. Se le notaba claramente la mímica, y varios de los asistentes coincidimos en que estar con las manos sobre el teclado sin realmente tocar generaba cierta sensación de “falta de respeto” hacia los fanáticos. Quizás habría sido mejor desde el comienzo informar que solo se dedicaría a interpretar las partes cantadas.
Si bien el setlist repasó varios discos, con una importante presencia de su nuevo álbum, hubo espacio para la nostalgia. Aunque siempre se extrañan joyas como “Dusk and Her Embrace” o “From the Cradle to Enslave”, o algo más del “Midian”, la selección fue un viaje satisfactorio por su extensa discografía. Al final del día, Cradle of Filth demostró que es una institución del black metal sinfónico que ha sobrevivido a cambios, polémicas y al paso del tiempo. Y la noche del 24 de agosto en Groove fue la prueba viviente de esa fortaleza.
Como siempre, agradecer a Noiseground por hacer posible una noche que pudo ser un desastre y terminó siendo memorable por todas las razones correctas. Y como fan, me fui tranquilo sabiendo que algunas cosas, las realmente importantes, no cambian nunca.
Postdata: Mientras escribía esta crónica, se conocieron nuevos posteos tanto de Zoe como de Marek en donde este último anunció que al finalizar la gira abandonará la banda, señalando falta de profesionalismo, bajo pago y un desgaste emocional insostenible. Además, pidió que se retiren todas sus composiciones de futuros lanzamientos, incluyendo la polémica colaboración con Ed Sheeran, a la que calificó como “payasadas”. La respuesta de Dani fue escueta pero fulminante: confirmó en redes sociales que el guitarrista fue expulsado, pero que la gira por Latinoamérica continuaría a pesar de todos los contratiempos y por los fans. El drama, evidentemente, apenas estaba comenzando.
Fotos de: Cecilia Principe
- Uada
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- Cradle of Filth
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Las tardes de domingo suelen ser predecibles, pero la del 24 de agosto no lo fue. Lo que comenzó como un asado entre amigos terminó con una noticia inesperada que recorrió la comunidad metalera: Zoe Marie Federoff, tecladista y corista de Cradle of Filth, anunciaba su salida de la banda a solo ocho horas del show en Groove. El anuncio, llegado entre risas y vino, desató de inmediato la maquinaria de especulaciones en las redes: ¿Se caería el show? ¿Quién podría reemplazarla a última hora?
Los rumores más salvajes florecieron en horas, tejiendo historias de infidelidades y fugas románticas con su esposo, el guitarrista Marek “Ashok” Šmerda. Pero Zoe no tardó en aclarar el panorama con un comunicado contundente: “Ashok no está engañando a nadie. Somos pareja, nos amamos y ya pensábamos dejar la banda más adelante, pero ciertas cosas lo adelantaron“. Así, con un punto final, se acabaron las especulaciones baratas. La solución llegó de donde menos se esperaba: Kelsey Peters, miembro de la crew de la banda, saltaría al escenario para cubrir teclados y coros. Una movida inteligente y menos arriesgada de lo que parecía, pues Peters ya conocía el material.
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Al llegar a Groove, el ambiente era el de siempre ante un show de Cradle of Filth: la expectativa por la noticia estaba ahí, pero subyugada por las ganas de ver a una banda legendaria en acción. No era un sold out, pero la concurrencia era más que respetable. Lamentablemente, los horarios del transporte público me jugaron en contra y me perdí a Dragonauta, esto de ser cronista independiente tiene estas complicaciones logísticas.
Entré al venue justo cuando UADA comenzaba su set. Estos estadounidenses entienden el black metal atmosférico como pocos. Con sus capuchas características y una iluminación tenue, crearon el ambiente perfecto para lo que se venía. Temas como “Blood Sand Ash” y “Black Autumn, White Spring” sumergieron al público en un trance hipnótico. El sonido de la batería fue una auténtica ametralladora; aunque al inicio estuvo un poco saturado, pronto se acomodó para dejar disfrutar de una banda que sabe cómo conjurar atmósferas oscuras y envolventes.
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Pero todos sabíamos que la verdadera prueba llegaría con los británicos. Cuando las luces se apagaron y resonaron los primeros acordes de “To Live Deliciously”, el Groove se transformó. Dani Filth apareció envuelto en su capa negra ritualística y su sola presencia bastó para disipar cualquier duda. “The Forest Whispers My Name” y “The Principle of Evil Made Flesh” confirmaron que la noche sería especial; y así fue.
El momento cumbre llegó, como siempre, con “Nymphetamine (Fix)”. Ver a todo Palermo cantar al unísono, con los brazos en alto, mientras Kelsey Peters ejecutaba impecablemente las partes de coros —originalmente de Liv Kristine— y luego grabado por Sarah Jezabel Deba para una versión bonus del disco, fue uno de esos instantes que justifican el porqué de cubrir shows. A pesar de la polémica personal, Marek “Ashok” Šmerda estuvo impecable. Su técnica en vivo es deslumbrante y su actitud transmitió profesionalismo puro, como si hubiera decidido que la música hablaría por él.
“Born in a Burial Gown” y “Crawling King Chaos” mantuvieron la intensidad en lo alto. Peters no solo cubrió las partes técnicas, sino que aportó una energía escénica vital para complementar el carisma arrollador de Dani Filth. El frontman, camino a los 55 años, sigue siendo una bestia: sus cambios entre agudos lancinantes y guturales profundos son sorprendentes, y su dominio del escenario no ha menguado.
La parte regular del show cerró con “White Hellebore”, pero el bis estaba garantizado. Tras “Cruelty Brought Thee Orchids”, sonó «Death Magick for Adepts», con un hombre enmascarado —probablemente de la crew— narrando la canción. Luego, el clásico y catártico cierre: “Her Ghost in the Fog”. El estribillo fue cantado a pleno pulmón por los fans, en un momento de pura catarsis colectiva. Después de más de 20 años, este tema sigue emocionando y conectando con el público como el primer día.
Salí de Groove con una sensación extraña. Había sido testigo de cómo una banda legendaria demuestra por qué lo es: no por la ausencia de problemas, sino por cómo los maneja. Sin embargo, no todo fue perfecto, la performance de Peters si bien en su trabajo vocal fue más que aceptable, lo que se le puede reprochar es su actuación como “tecladista” – las comillas son intencionales. Se le notaba claramente la mímica, y varios de los asistentes coincidimos en que estar con las manos sobre el teclado sin realmente tocar generaba cierta sensación de “falta de respeto” hacia los fanáticos. Quizás habría sido mejor desde el comienzo informar que solo se dedicaría a interpretar las partes cantadas.
Si bien el setlist repasó varios discos, con una importante presencia de su nuevo álbum, hubo espacio para la nostalgia. Aunque siempre se extrañan joyas como “Dusk and Her Embrace” o “From the Cradle to Enslave”, o algo más del “Midian”, la selección fue un viaje satisfactorio por su extensa discografía. Al final del día, Cradle of Filth demostró que es una institución del black metal sinfónico que ha sobrevivido a cambios, polémicas y al paso del tiempo. Y la noche del 24 de agosto en Groove fue la prueba viviente de esa fortaleza.
Como siempre, agradecer a Noiseground por hacer posible una noche que pudo ser un desastre y terminó siendo memorable por todas las razones correctas. Y como fan, me fui tranquilo sabiendo que algunas cosas, las realmente importantes, no cambian nunca.
Postdata: Mientras escribía esta crónica, se conocieron nuevos posteos tanto de Zoe como de Marek en donde este último anunció que al finalizar la gira abandonará la banda, señalando falta de profesionalismo, bajo pago y un desgaste emocional insostenible. Además, pidió que se retiren todas sus composiciones de futuros lanzamientos, incluyendo la polémica colaboración con Ed Sheeran, a la que calificó como “payasadas”. La respuesta de Dani fue escueta pero fulminante: confirmó en redes sociales que el guitarrista fue expulsado, pero que la gira por Latinoamérica continuaría a pesar de todos los contratiempos y por los fans. El drama, evidentemente, apenas estaba comenzando.
Fotos de: Cecilia Principe
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