

El vendaval sonoro que arrasó la Sala La Nau podría haber sido confundido con una convención de matemáticos metaleros en pleno éxtasis. Con un cartel de lujo que prometía llevar a los asistentes en un viaje cósmico a través de los sonidos más vanguardistas del metal, el evento no decepcionó ni por asomo. La Sala La Nau se convirtió en un santuario de riffs y ritmos que dejaron a los presentes clamando por más.
Cryptosis, la gran revelación de la noche, emergió del anonimato con la furia de un rayo, demostrando que el desconocimiento no impide el aplauso. Su repertorio, como una fórmula matemática compleja, se desplegó con precisión quirúrgica, desde el frenético “Decypher” hasta el llamado a la inmortalidad de “Prospect of Immortality”, manteniendo a la audiencia en un estado de trance auditivo.
Obscura, por su parte, irradiaba una energía más estática en el escenario, pero la multitud estaba lejos de estar quieta. Con su mezcla de técnica virtuosa y melodías intrincadas, incitaron a la audiencia a un frenesí musical, provocando pogos espontáneos entre la multitud. Canciones como “Mortification of the Vulgar Sun” y “The Anticosmic Overload” fueron como un golpe en la cabeza con un martillo de geometría sonora.
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Y luego llegó Cynic, el plato fuerte de la noche para muchos, con su aura de misterio y expectación. Después de cinco años de ausencia en tierras españolas, su regreso fue celebrado con fervor, especialmente con la promesa de tocar por última vez el disco que los catapultó a la fama. Sin embargo, la sala quedó un poco más vacía después del frenesí de Obscura, quizás indicando que esta banda estaba destinada para un público más “clásico”.
Dividiendo su setlist en dos partes, Cynic llevó a la audiencia a un viaje introspectivo a través de los paisajes sonoros de “Focus”, su obra maestra. Desde la enigmática “Veil of Maya” hasta la reflexiva “I’m but a Wave to…”, cada canción era un pilar en la catedral del metal progresivo. Pero no contentos con eso, en el segundo set exploraron territorios más experimentales, desde la belleza acústica de “Integral” hasta la expansión cósmica de “In a Multiverse Where Atoms Sing”.
El concierto de Cynic, Obscura y Cryptosis fue un viaje alucinante a través de los límites del metal progresivo y técnico, una experiencia que dejó a los asistentes en un estado de éxtasis sonoro del que les costará recuperarse. Y mientras los ecos de las últimas notas se desvanecían en la sala, quedaba claro que esta noche quedaría grabada en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de presenciarla.
Fotos Cryptosis: Pablo Gándara
Fotos Obscura y Cynic: Andrea Rodriguez
- Cryptosis
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- Cynic
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El vendaval sonoro que arrasó la Sala La Nau podría haber sido confundido con una convención de matemáticos metaleros en pleno éxtasis. Con un cartel de lujo que prometía llevar a los asistentes en un viaje cósmico a través de los sonidos más vanguardistas del metal, el evento no decepcionó ni por asomo. La Sala La Nau se convirtió en un santuario de riffs y ritmos que dejaron a los presentes clamando por más.
Cryptosis, la gran revelación de la noche, emergió del anonimato con la furia de un rayo, demostrando que el desconocimiento no impide el aplauso. Su repertorio, como una fórmula matemática compleja, se desplegó con precisión quirúrgica, desde el frenético “Decypher” hasta el llamado a la inmortalidad de “Prospect of Immortality”, manteniendo a la audiencia en un estado de trance auditivo.
Obscura, por su parte, irradiaba una energía más estática en el escenario, pero la multitud estaba lejos de estar quieta. Con su mezcla de técnica virtuosa y melodías intrincadas, incitaron a la audiencia a un frenesí musical, provocando pogos espontáneos entre la multitud. Canciones como “Mortification of the Vulgar Sun” y “The Anticosmic Overload” fueron como un golpe en la cabeza con un martillo de geometría sonora.
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Y luego llegó Cynic, el plato fuerte de la noche para muchos, con su aura de misterio y expectación. Después de cinco años de ausencia en tierras españolas, su regreso fue celebrado con fervor, especialmente con la promesa de tocar por última vez el disco que los catapultó a la fama. Sin embargo, la sala quedó un poco más vacía después del frenesí de Obscura, quizás indicando que esta banda estaba destinada para un público más “clásico”.
Dividiendo su setlist en dos partes, Cynic llevó a la audiencia a un viaje introspectivo a través de los paisajes sonoros de “Focus”, su obra maestra. Desde la enigmática “Veil of Maya” hasta la reflexiva “I’m but a Wave to…”, cada canción era un pilar en la catedral del metal progresivo. Pero no contentos con eso, en el segundo set exploraron territorios más experimentales, desde la belleza acústica de “Integral” hasta la expansión cósmica de “In a Multiverse Where Atoms Sing”.
El concierto de Cynic, Obscura y Cryptosis fue un viaje alucinante a través de los límites del metal progresivo y técnico, una experiencia que dejó a los asistentes en un estado de éxtasis sonoro del que les costará recuperarse. Y mientras los ecos de las últimas notas se desvanecían en la sala, quedaba claro que esta noche quedaría grabada en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de presenciarla.
Fotos Cryptosis: Pablo Gándara
Fotos Obscura y Cynic: Andrea Rodriguez
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