

El pasado viernes 21 de marzo, Uniclub se convirtió en un verdadero templo del thrash metal con la esperada presentación de Dark Angel. Si bien la fecha estaba programada para realizarse en el Teatro Flores, días antes se anunció el cambio de venue, esta vez optando por un recinto de menor capacidad. Lamentablemente, la convocatoria no fue la esperada, ya que muchos eligieron otros shows o simplemente decidieron no asistir debido a la difícil situación económica del país.
A pesar de esto, la legendaria banda californiana desembarcó en Buenos Aires con un show demoledor, reafirmando por qué sigue siendo una referencia obligada dentro del género. Con una capacidad aproximada de 200 personas, el recinto comenzó a llenarse y a tomar temperatura casi al final de la presentación de la tercera banda soporte.
La jornada abrió con Zarkas, banda que tenía previsto subir al escenario a las 18:30, pero debido a demoras ajenas a lo musical, lo hizo con 45 minutos de retraso. Con una propuesta cargada de velocidad, riffs filosos y headbanging frenético, los jóvenes apadrinados por Jorge Moreno (ex Serpentor), cuyo hijo es uno de los guitarristas, dejaron en claro que en el under hay pibes que viven y sienten el thrash.
Los plomos y técnicos de sonido trabajaron rápidamente y, en pocos minutos, todo estuvo listo para que Frantic desplegara su thrash ultraveloz en una presentación explosiva, como nos tienen acostumbrados. Manifiesto, por su parte, ofreció un show con todos los elementos característicos de la banda comandada por Jorge Almada: velocidad, violencia y un virtuosismo arrollador, cumpliendo con las expectativas del público, que los alentó durante su breve set.
Quienes tuvieron que recortar aún más su presentación fueron los Tungsteno. Con un show que no superó los 30 minutos, Gabo y los suyos dejaron el piso del local al rojo vivo, preparando el terreno para lo que estaba por venir.
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A las 21:30, las luces se apagaron y la ansiedad del público por ver a Dark Angel debutar en Argentina se hizo más intensa. Era el momento soñado por nuevos y viejos amantes del thrash metal. Los californianos nos deleitaron con un repertorio que incluyó casi todo su segundo álbum, Darkness Descends, en homenaje a su fallecido guitarrista Jim Durkin.
Dark Angel irrumpió con furia, abriendo su set con “Time Does Not Heal“, aquel mítico del álbum homónimo de 1991. Desde ese primer golpe hasta el cierre, Gene Hoglan, Eric Meyer, Mike Gonzalez, Laura Christine y Ron Rinehart ofrecieron un show avasallante, convirtiendo el pit en una verdadera zona de guerra. Los pogos y el headbanging desenfrenado fueron moneda corriente, con cuellos al borde del quiebre y cuerpos entregados a la vorágine del thrash.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la interpretación de dos canciones nuevas, que dieron un adelanto de lo que Dark Angel tiene preparado para el futuro. Primero sonó “Extinction-Level Event” y más tarde llegó “Circular Firing Squad“. El público respondió con la misma intensidad que ante los clásicos, mostrando un entusiasmo absoluto por este nuevo material.
La banda hizo una pausa mientras Ron Rinehart dedicaba unas emotivas palabras a Jim Durkin, haciendo que lo que vendría a continuación fuese aún más especial. En su honor, la banda retomó la embestida con los himnos de Darkness Descends. Durante casi 30 minutos más, Dark Angel aniquiló a los fans sin tregua, aportando pesadez y salvajismo para honrar el legado de un pionero del thrash.
Ron Rinehart demostró que su voz sigue intacta, luciéndose en piezas como “The Burning of Sodom“, “We Have Arrived” y “Perish in Flames“, que cobraron vida con una intensidad arrolladora. Gene Hoglan, por su parte, desplegó su característico poderío tras los parches, ejecutando con precisión quirúrgica y una potencia brutal.
Con un sonido contundente y una puesta en escena austera, el show cerró con un estallido de intensidad, dejando a los asistentes con la certeza de haber presenciado un espectáculo histórico. La conexión entre banda y público fue absoluta, con Uniclub convertido en un caldero de euforia y devoción thrashera.
Sin duda, esta noche quedará grabada en la memoria de todos los presentes como una de esas experiencias únicas que solo el thrash metal puede ofrecer. Dark Angel reafirmó su estatus legendario y dejó en claro que su reinado en el género está lejos de terminar.
- Dark Angel
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Etiquetas: Dark Angel, Frantic, Manifiesto, Thrash Metal, Tungsteno, Uniclub, Zarkaz


El pasado viernes 21 de marzo, Uniclub se convirtió en un verdadero templo del thrash metal con la esperada presentación de Dark Angel. Si bien la fecha estaba programada para realizarse en el Teatro Flores, días antes se anunció el cambio de venue, esta vez optando por un recinto de menor capacidad. Lamentablemente, la convocatoria no fue la esperada, ya que muchos eligieron otros shows o simplemente decidieron no asistir debido a la difícil situación económica del país.
A pesar de esto, la legendaria banda californiana desembarcó en Buenos Aires con un show demoledor, reafirmando por qué sigue siendo una referencia obligada dentro del género. Con una capacidad aproximada de 200 personas, el recinto comenzó a llenarse y a tomar temperatura casi al final de la presentación de la tercera banda soporte.
La jornada abrió con Zarkas, banda que tenía previsto subir al escenario a las 18:30, pero debido a demoras ajenas a lo musical, lo hizo con 45 minutos de retraso. Con una propuesta cargada de velocidad, riffs filosos y headbanging frenético, los jóvenes apadrinados por Jorge Moreno (ex Serpentor), cuyo hijo es uno de los guitarristas, dejaron en claro que en el under hay pibes que viven y sienten el thrash.
Los plomos y técnicos de sonido trabajaron rápidamente y, en pocos minutos, todo estuvo listo para que Frantic desplegara su thrash ultraveloz en una presentación explosiva, como nos tienen acostumbrados. Manifiesto, por su parte, ofreció un show con todos los elementos característicos de la banda comandada por Jorge Almada: velocidad, violencia y un virtuosismo arrollador, cumpliendo con las expectativas del público, que los alentó durante su breve set.
Quienes tuvieron que recortar aún más su presentación fueron los Tungsteno. Con un show que no superó los 30 minutos, Gabo y los suyos dejaron el piso del local al rojo vivo, preparando el terreno para lo que estaba por venir.
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A las 21:30, las luces se apagaron y la ansiedad del público por ver a Dark Angel debutar en Argentina se hizo más intensa. Era el momento soñado por nuevos y viejos amantes del thrash metal. Los californianos nos deleitaron con un repertorio que incluyó casi todo su segundo álbum, Darkness Descends, en homenaje a su fallecido guitarrista Jim Durkin.
Dark Angel irrumpió con furia, abriendo su set con “Time Does Not Heal“, aquel mítico del álbum homónimo de 1991. Desde ese primer golpe hasta el cierre, Gene Hoglan, Eric Meyer, Mike Gonzalez, Laura Christine y Ron Rinehart ofrecieron un show avasallante, convirtiendo el pit en una verdadera zona de guerra. Los pogos y el headbanging desenfrenado fueron moneda corriente, con cuellos al borde del quiebre y cuerpos entregados a la vorágine del thrash.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la interpretación de dos canciones nuevas, que dieron un adelanto de lo que Dark Angel tiene preparado para el futuro. Primero sonó “Extinction-Level Event” y más tarde llegó “Circular Firing Squad“. El público respondió con la misma intensidad que ante los clásicos, mostrando un entusiasmo absoluto por este nuevo material.
La banda hizo una pausa mientras Ron Rinehart dedicaba unas emotivas palabras a Jim Durkin, haciendo que lo que vendría a continuación fuese aún más especial. En su honor, la banda retomó la embestida con los himnos de Darkness Descends. Durante casi 30 minutos más, Dark Angel aniquiló a los fans sin tregua, aportando pesadez y salvajismo para honrar el legado de un pionero del thrash.
Ron Rinehart demostró que su voz sigue intacta, luciéndose en piezas como “The Burning of Sodom“, “We Have Arrived” y “Perish in Flames“, que cobraron vida con una intensidad arrolladora. Gene Hoglan, por su parte, desplegó su característico poderío tras los parches, ejecutando con precisión quirúrgica y una potencia brutal.
Con un sonido contundente y una puesta en escena austera, el show cerró con un estallido de intensidad, dejando a los asistentes con la certeza de haber presenciado un espectáculo histórico. La conexión entre banda y público fue absoluta, con Uniclub convertido en un caldero de euforia y devoción thrashera.
Sin duda, esta noche quedará grabada en la memoria de todos los presentes como una de esas experiencias únicas que solo el thrash metal puede ofrecer. Dark Angel reafirmó su estatus legendario y dejó en claro que su reinado en el género está lejos de terminar.
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