Nos esperaba una noche de viajar en el tiempo a la adolescencia en Paral·lel 62 en Barcelona, ya que Descendents se preparaban para traernos su característica velocidad hardcore mezclada con dulzura pop. Además, sería una manera de compensar lo ocurrido en 2023, cuando el concierto pactado para ese año se canceló debido a los problemas cardíacos de su cantante Milo Aukerman por estas mismas fechas
Los catalanes Serpent se convirtieron en los invitados de piedra al sustituir a última hora a los británicos Bad Nerves, que no pudieron arribar por problemas con los vuelos de avión. Cumplieron su cometido pero para mi el repertorio es nuevo, e igual me causaron buena impresión. Directo a la yugular fue “Mata’m (Sóc Pobre)” y cerraron con “Un Dia Normal” y “Proposta Suicida”, que oscilan entre Fugazi y los guitarrazos a lo Refused.
G.A.S. Drummers, otros históricos desde Cádiz. La banda puso toda la carne en el asador con “Celebration of Rebelliousness” de sonido energético, calzan muy bien su trayectoria “Zenith”, “Phoenix”, “Back To Decadence” gozan de un directo entretenido además celebran 25 años en la carretera y eso se nota las primeras filas no paraban de cantar cerraron con la taquillera “We Got The Light” creada hace una década atrás.
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Las expectativas de ver a Descendents eran altas. Leyendas del pop punk y hardcore melódico y la biblia de todo adolescente de los noventas, con el álbum “Milo Goes to College” que combinó la agresividad del punk con melodías vocales más dulces y coros pegadizos, creando un estilo más accesible a las masas. La expectación género el cartel de entradas agotadas en la ciudad condal. Aukerman, con un cinturón de pinchos adosado a un estuche de cuero para el micrófono en su brazo izquierdo comenzó la descarga de canciones pegadizas y de corta duración como los Ramones habían establecido a mitad de los setenta en el mítico antro neoyorquino CBGB.
“Feel This” fue el primer corte del listado de canciones plagados de clásicos de la banda. “Hope”, “Silly Girl”, “I Like Food” toda una declaración de intenciones en 17 segundos. La punkoide “I Wanna Be a Beer” despachada en menos de un minuto así es la rebeldía de los tres acordes. . Aukerman cara visible y voz cantante de los californianos mostraban toda su actitud gamberra adolescente en “Everything Sux” a estas alturas de la vida. Animando al público de un lado a otro del escenario, el resto de la banda Stephen Egerton guitarra, Doug Carrion bajo, y Kody Nielson batería, con una complicidad, ejecución impecables en este retorno a los escenarios después de la tragedia. La fiesta punk seguía su curso con temazos “Nothing With You”, la acelerada “I’m Not Punk” , “My Dad Sucks” no daba respiro a las primeras filas llenas de sudor y pogos. observados atentamente por los palcos en las plantas superiores del recinto del Paral·lel .
“Merican” marca el ecuador del concierto seguida del panzer de 10 segundos “Weinerschnitzel”, endulzada con “Without Love” y el familiar riff de bajo de “Myage”, muy emparentada con “Six Pack” de sus contemporáneos Black Flag. La música es un arte subjetivo y se refleja en las letras de “When I Get Old”, ”Coolidge” es la transición para que estalle la sala a los acordes de “I’m The One” con todo el personal coreando el estribillo grabado a fuego. Se acerca la despedida pero no sin antes sacar de la chistorra “Bikeage”, con los fanáticos encantados con el nuevo setlist. “Thank You” es un viaje a los skaters y las bermudas de los noventa. “Suburban Home” es otro dardo al corazón que nunca deja de sonar fresco a pesar de sonar en vivo durante décadas y es una de las favoritas de los seguidores de esta icónica banda.
El final fue “Smile” toda una celebración que emocionó a grandes y chicos que no perdieron ni un segundo de bailar y cantar estos himnos teenagers de la generación X que son heredados a la nueva generación harta de la música desechable que sufrimos hoy en día con el autotune y las funestas líricas de los reguetoneros que por suerte van en retirada.
Nos esperaba una noche de viajar en el tiempo a la adolescencia en Paral·lel 62 en Barcelona, ya que Descendents se preparaban para traernos su característica velocidad hardcore mezclada con dulzura pop. Además, sería una manera de compensar lo ocurrido en 2023, cuando el concierto pactado para ese año se canceló debido a los problemas cardíacos de su cantante Milo Aukerman por estas mismas fechas
Los catalanes Serpent se convirtieron en los invitados de piedra al sustituir a última hora a los británicos Bad Nerves, que no pudieron arribar por problemas con los vuelos de avión. Cumplieron su cometido pero para mi el repertorio es nuevo, e igual me causaron buena impresión. Directo a la yugular fue “Mata’m (Sóc Pobre)” y cerraron con “Un Dia Normal” y “Proposta Suicida”, que oscilan entre Fugazi y los guitarrazos a lo Refused.
G.A.S. Drummers, otros históricos desde Cádiz. La banda puso toda la carne en el asador con “Celebration of Rebelliousness” de sonido energético, calzan muy bien su trayectoria “Zenith”, “Phoenix”, “Back To Decadence” gozan de un directo entretenido además celebran 25 años en la carretera y eso se nota las primeras filas no paraban de cantar cerraron con la taquillera “We Got The Light” creada hace una década atrás.
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Las expectativas de ver a Descendents eran altas. Leyendas del pop punk y hardcore melódico y la biblia de todo adolescente de los noventas, con el álbum “Milo Goes to College” que combinó la agresividad del punk con melodías vocales más dulces y coros pegadizos, creando un estilo más accesible a las masas. La expectación género el cartel de entradas agotadas en la ciudad condal. Aukerman, con un cinturón de pinchos adosado a un estuche de cuero para el micrófono en su brazo izquierdo comenzó la descarga de canciones pegadizas y de corta duración como los Ramones habían establecido a mitad de los setenta en el mítico antro neoyorquino CBGB.
“Feel This” fue el primer corte del listado de canciones plagados de clásicos de la banda. “Hope”, “Silly Girl”, “I Like Food” toda una declaración de intenciones en 17 segundos. La punkoide “I Wanna Be a Beer” despachada en menos de un minuto así es la rebeldía de los tres acordes. . Aukerman cara visible y voz cantante de los californianos mostraban toda su actitud gamberra adolescente en “Everything Sux” a estas alturas de la vida. Animando al público de un lado a otro del escenario, el resto de la banda Stephen Egerton guitarra, Doug Carrion bajo, y Kody Nielson batería, con una complicidad, ejecución impecables en este retorno a los escenarios después de la tragedia. La fiesta punk seguía su curso con temazos “Nothing With You”, la acelerada “I’m Not Punk” , “My Dad Sucks” no daba respiro a las primeras filas llenas de sudor y pogos. observados atentamente por los palcos en las plantas superiores del recinto del Paral·lel .
“Merican” marca el ecuador del concierto seguida del panzer de 10 segundos “Weinerschnitzel”, endulzada con “Without Love” y el familiar riff de bajo de “Myage”, muy emparentada con “Six Pack” de sus contemporáneos Black Flag. La música es un arte subjetivo y se refleja en las letras de “When I Get Old”, ”Coolidge” es la transición para que estalle la sala a los acordes de “I’m The One” con todo el personal coreando el estribillo grabado a fuego. Se acerca la despedida pero no sin antes sacar de la chistorra “Bikeage”, con los fanáticos encantados con el nuevo setlist. “Thank You” es un viaje a los skaters y las bermudas de los noventa. “Suburban Home” es otro dardo al corazón que nunca deja de sonar fresco a pesar de sonar en vivo durante décadas y es una de las favoritas de los seguidores de esta icónica banda.
El final fue “Smile” toda una celebración que emocionó a grandes y chicos que no perdieron ni un segundo de bailar y cantar estos himnos teenagers de la generación X que son heredados a la nueva generación harta de la música desechable que sufrimos hoy en día con el autotune y las funestas líricas de los reguetoneros que por suerte van en retirada.