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La noche del pasado jueves 13 estuvo marcada por una gran expectación. Desde temprano, los fans de DeWolff comenzaron a hacer cola para asegurarse un buen lugar en la sala. La media de edad del público era notablemente elevada, lo que no sorprendía tratándose de un género comúnmente denominado “rock para puretas”. Con el sold out asegurado, mi cámara y yo llegamos con antelación para evitar obstáculos en las fotos. Sin embargo, ni siquiera tras una hora y media de espera logré alcanzar la primera fila.
Desde el inicio del concierto, la iluminación de la sala jugó un papel fundamental en la experiencia visual. La combinación de colores y haces de luz acompañó a la perfección cada tema, adaptándose desde los más rockeros y enérgicos hasta los pasajes más psicodélicos y eléctricos. El sonido estuvo a la altura de las expectativas, claro y potente. Aunque el público se mostró entusiasta durante todo el setlist, en su mayoría permaneció estático, limitándose a movimientos de cabeza y levantando el móvil para capturar fotos y vídeos.
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El escenario, como es costumbre en la banda, estaba montado sobre una gran alfombra a juego con la lona del fondo, lo que aportaba un toque elegante y bien cuidado. Este detalle visual reforzaba la estética de la presentación y añadía una sensación de cohesión con la música y la identidad del grupo.
En cuanto al setlist, la banda optó por un recorrido que fue de más a menos en cuanto a intensidad. Los temas más populares y coreables fueron interpretados en la primera mitad del concierto, mientras que el tramo final se centró en composiciones más lentas y extendidas. A pesar de ello, el trío logró mantener la atención del público gracias a su habilidad instrumental. Su sonido, sorprendentemente “gordo” para una formación de tres músicos, dejó boquiabiertos a los asistentes en cada solo de batería, guitarra o teclados. En ciertos momentos, se pudo intuir la presencia de coros pregrabados.
Al finalizar el espectáculo, la sensación general era de satisfacción. El público salió contento y convencido del talento de la banda, que parece estar en constante ascenso. Ahora solo queda esperar su regreso, tal vez con una formación ampliada que incluya coros, sección de vientos y un bajista, lo que sin duda sería un espectáculo aún más impresionante.
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La noche del pasado jueves 13 estuvo marcada por una gran expectación. Desde temprano, los fans de DeWolff comenzaron a hacer cola para asegurarse un buen lugar en la sala. La media de edad del público era notablemente elevada, lo que no sorprendía tratándose de un género comúnmente denominado “rock para puretas”. Con el sold out asegurado, mi cámara y yo llegamos con antelación para evitar obstáculos en las fotos. Sin embargo, ni siquiera tras una hora y media de espera logré alcanzar la primera fila.
Desde el inicio del concierto, la iluminación de la sala jugó un papel fundamental en la experiencia visual. La combinación de colores y haces de luz acompañó a la perfección cada tema, adaptándose desde los más rockeros y enérgicos hasta los pasajes más psicodélicos y eléctricos. El sonido estuvo a la altura de las expectativas, claro y potente. Aunque el público se mostró entusiasta durante todo el setlist, en su mayoría permaneció estático, limitándose a movimientos de cabeza y levantando el móvil para capturar fotos y vídeos.
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En cuanto al setlist, la banda optó por un recorrido que fue de más a menos en cuanto a intensidad. Los temas más populares y coreables fueron interpretados en la primera mitad del concierto, mientras que el tramo final se centró en composiciones más lentas y extendidas. A pesar de ello, el trío logró mantener la atención del público gracias a su habilidad instrumental. Su sonido, sorprendentemente “gordo” para una formación de tres músicos, dejó boquiabiertos a los asistentes en cada solo de batería, guitarra o teclados. En ciertos momentos, se pudo intuir la presencia de coros pregrabados.
Al finalizar el espectáculo, la sensación general era de satisfacción. El público salió contento y convencido del talento de la banda, que parece estar en constante ascenso. Ahora solo queda esperar su regreso, tal vez con una formación ampliada que incluya coros, sección de vientos y un bajista, lo que sin duda sería un espectáculo aún más impresionante.