

Pasada una primera jornada repleta de buenos conciertos y energía, nos embarcamos en la segunda con gran entusiasmo. Esta vez los encargados de abrir el escenario fueron los oriundos de Aarhus, Guttural Disgorge. Una banda con apenas dos años de trayectoria que ya cuenta con dos EPs y un LP editados. Su estilo es slam/brutal death metal, con la técnica justa, pasajes de blast beats y breakdowns en exceso. Lo que llamó la atención fue la corta edad de los integrantes: todos rondan entre los 18 y 20 años, y tocan realmente muy bien. Eso ya es admirable.
El concierto contó con un gran audio y excelentes ejecuciones por parte de todos. Por momentos, el doble bombo alineado con el bajo golpeaba en el pecho y provocaba una sensación exquisita. La voz, aunque bien trabajada, no se destacó demasiado dentro del género, basándose sobre todo en guturales profundos y los famosos pig squeals. El show terminó con los miembros de la banda saludando al público mientras recibían una gran y merecida ovación.
Otra banda local que está dando mucho que hablar es Eyes. Ellos practican un hardcore furioso, sin piedad ni intención de ser amable. Su música suena como una mente atormentada. Esto se refleja claramente en su interpretación: todos los músicos recorren el escenario con movimientos extraños y frenéticos. El más destacado es el vocalista, que además lanza unos alaridos terribles. Realmente cuesta entender cómo no se rompe las cuerdas vocales. La lista de temas se basó en su último LP editado este año, Spinner, aunque también hubo espacio para canciones de sus tres discos anteriores. La respuesta del público fue muy buena, con varios wall of death y pogos amigables donde los asistentes se divirtieron mucho.El concierto terminó con todos los músicos dejando el escenario con apenas un saludo, mientras la audiencia pedía más canciones. El pedido no fue respondido.
Era el momento de volver al género predilecto de la jornada: el death metal. Y qué mejor que con uno de los más importantes exponentes locales, Undergang. Su propuesta se orienta al death metal clásico, pero con algunos toques más brutales y distorsiones sucias, similares al sonido de Estocolmo. Aunque la estructura de las canciones remite más a la escuela estadounidense.
Con un sonido súper potente, la banda desplegó canciones de todos sus trabajos editados. Estas fueron tocadas con precisión quirúrgica, como el género lo requiere. La base rítmica entre bajo y batería fue muy consistente, aportando matices cuando los riffs se encargaban de marcar melodías o solos, abundantes en su repertorio.Tras una presentación de alrededor de una hora de pura violencia, los músicos se retiraron arrojando púas y saludando a los asistentes.
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Hoy en día hay muchas bandas que eligen esconder sus identidades para crear una mística. Este es el caso del grupo de black/punk Nyredolk, de quienes no se sabe absolutamente nada. El concierto comenzó con la entrada de los cuatro músicos encapuchados y vestidos de negro. Tras unos acoples, el vocalista apareció con ropa rota, una campera de cuero y la cara tapada con un trapo blanco. Desde el primer momento se lanzó al público e inició el pogo él mismo. Las canciones eran una bola de violencia monótona, pero encantadora, con distorsiones sucias, un bajo grave y una voz que iba de cantos punk a gritos desaforados.
El show fue un caos controlado: los músicos se movían de un lado al otro mientras el vocalista hacía absolutamente de todo. Desde lanzarse al público, treparse al escenario, cantar detrás de la multitud, hasta subirse a la valla. Fue muy entretenido verlo, siempre en acción. El final llegó con una canción más lenta, donde el vocalista cantó casi toda la pieza sobre el público, hasta que incluso se le desconectó el micrófono. Luego volvió al escenario, hizo cantar una frase al baterista y se retiró. Al terminar, todos los músicos rompieron sus instrumentos y arrojaron los pedazos al público. El resto del festival se vio a gente caminando con trozos de guitarra en la mano. Un show frenético y memorable, de esos que no se olvidan.
Exactamente a las 22:22, ocho minutos antes de lo estipulado, el himno “War Pigs” de Black Sabbath sonó en los parlantes acompañado de un juego de luces. Ni bien terminó, Decapitated subió a escena y arrancó el concierto con la furiosa “Earth Scar”. Con el correr de las canciones notamos que el sonido era perfecto. La batería se escuchaba potente, pero sin tapar las demás frecuencias; el bajo y la voz también sonaron muy bien, pero lo más destacado fue la guitarra. Vogg, único miembro fundador, es un guitarrista increíble. Él se encarga de todo: riffs principales, solos y arreglos. En ningún momento se sintió la falta de otra guitarra, algo difícil de lograr.
Pasadas unas canciones, la respuesta del público fue creciendo, con rondas y crowdsurfers. Esto se notó sobre todo cuando sonaron los temas de Nihility (2002), disco que llevó a la banda a la fama.Si bien todo estuvo muy bien, hubo dos detalles a destacar: el primero fue una leve falla en el micrófono, rápidamente solucionada. El segundo fue la noticia de que, por obras en la prisión, el predio no podría utilizarse el año siguiente. Por lo tanto, esta fue la última edición del festival. Los asistentes y la banda decidieron despedir el evento a lo grande, dejando todo en las últimas canciones: “Suicidal Space Programme” y la colaboración con Machine Head (banda en la que toca Vogg) “Iconoclast”.
Terminado el concierto, la banda se despidió de su público y del festival, seguido de una ovación a la producción del evento. Si bien es triste que el festival se despida cuando aún tenía mucho que ofrecer, nos quedamos con haber disfrutado de su edición más grande, con excelente organización y un trato impecable. Ojalá los organizadores creen un nuevo festival en el futuro.
Etiquetas: Albertslund, Death Metal, Decapitated, Dinamarca, Dødsgangen, Eyes, Guttural Disgorge, Nyredolk, Undergang

Pasada una primera jornada repleta de buenos conciertos y energía, nos embarcamos en la segunda con gran entusiasmo. Esta vez los encargados de abrir el escenario fueron los oriundos de Aarhus, Guttural Disgorge. Una banda con apenas dos años de trayectoria que ya cuenta con dos EPs y un LP editados. Su estilo es slam/brutal death metal, con la técnica justa, pasajes de blast beats y breakdowns en exceso. Lo que llamó la atención fue la corta edad de los integrantes: todos rondan entre los 18 y 20 años, y tocan realmente muy bien. Eso ya es admirable.
El concierto contó con un gran audio y excelentes ejecuciones por parte de todos. Por momentos, el doble bombo alineado con el bajo golpeaba en el pecho y provocaba una sensación exquisita. La voz, aunque bien trabajada, no se destacó demasiado dentro del género, basándose sobre todo en guturales profundos y los famosos pig squeals. El show terminó con los miembros de la banda saludando al público mientras recibían una gran y merecida ovación.
Otra banda local que está dando mucho que hablar es Eyes. Ellos practican un hardcore furioso, sin piedad ni intención de ser amable. Su música suena como una mente atormentada. Esto se refleja claramente en su interpretación: todos los músicos recorren el escenario con movimientos extraños y frenéticos. El más destacado es el vocalista, que además lanza unos alaridos terribles. Realmente cuesta entender cómo no se rompe las cuerdas vocales. La lista de temas se basó en su último LP editado este año, Spinner, aunque también hubo espacio para canciones de sus tres discos anteriores. La respuesta del público fue muy buena, con varios wall of death y pogos amigables donde los asistentes se divirtieron mucho.El concierto terminó con todos los músicos dejando el escenario con apenas un saludo, mientras la audiencia pedía más canciones. El pedido no fue respondido.
Era el momento de volver al género predilecto de la jornada: el death metal. Y qué mejor que con uno de los más importantes exponentes locales, Undergang. Su propuesta se orienta al death metal clásico, pero con algunos toques más brutales y distorsiones sucias, similares al sonido de Estocolmo. Aunque la estructura de las canciones remite más a la escuela estadounidense.
Con un sonido súper potente, la banda desplegó canciones de todos sus trabajos editados. Estas fueron tocadas con precisión quirúrgica, como el género lo requiere. La base rítmica entre bajo y batería fue muy consistente, aportando matices cuando los riffs se encargaban de marcar melodías o solos, abundantes en su repertorio.Tras una presentación de alrededor de una hora de pura violencia, los músicos se retiraron arrojando púas y saludando a los asistentes.
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Hoy en día hay muchas bandas que eligen esconder sus identidades para crear una mística. Este es el caso del grupo de black/punk Nyredolk, de quienes no se sabe absolutamente nada. El concierto comenzó con la entrada de los cuatro músicos encapuchados y vestidos de negro. Tras unos acoples, el vocalista apareció con ropa rota, una campera de cuero y la cara tapada con un trapo blanco. Desde el primer momento se lanzó al público e inició el pogo él mismo. Las canciones eran una bola de violencia monótona, pero encantadora, con distorsiones sucias, un bajo grave y una voz que iba de cantos punk a gritos desaforados.
El show fue un caos controlado: los músicos se movían de un lado al otro mientras el vocalista hacía absolutamente de todo. Desde lanzarse al público, treparse al escenario, cantar detrás de la multitud, hasta subirse a la valla. Fue muy entretenido verlo, siempre en acción. El final llegó con una canción más lenta, donde el vocalista cantó casi toda la pieza sobre el público, hasta que incluso se le desconectó el micrófono. Luego volvió al escenario, hizo cantar una frase al baterista y se retiró. Al terminar, todos los músicos rompieron sus instrumentos y arrojaron los pedazos al público. El resto del festival se vio a gente caminando con trozos de guitarra en la mano. Un show frenético y memorable, de esos que no se olvidan.
Exactamente a las 22:22, ocho minutos antes de lo estipulado, el himno “War Pigs” de Black Sabbath sonó en los parlantes acompañado de un juego de luces. Ni bien terminó, Decapitated subió a escena y arrancó el concierto con la furiosa “Earth Scar”. Con el correr de las canciones notamos que el sonido era perfecto. La batería se escuchaba potente, pero sin tapar las demás frecuencias; el bajo y la voz también sonaron muy bien, pero lo más destacado fue la guitarra. Vogg, único miembro fundador, es un guitarrista increíble. Él se encarga de todo: riffs principales, solos y arreglos. En ningún momento se sintió la falta de otra guitarra, algo difícil de lograr.
Pasadas unas canciones, la respuesta del público fue creciendo, con rondas y crowdsurfers. Esto se notó sobre todo cuando sonaron los temas de Nihility (2002), disco que llevó a la banda a la fama.Si bien todo estuvo muy bien, hubo dos detalles a destacar: el primero fue una leve falla en el micrófono, rápidamente solucionada. El segundo fue la noticia de que, por obras en la prisión, el predio no podría utilizarse el año siguiente. Por lo tanto, esta fue la última edición del festival. Los asistentes y la banda decidieron despedir el evento a lo grande, dejando todo en las últimas canciones: “Suicidal Space Programme” y la colaboración con Machine Head (banda en la que toca Vogg) “Iconoclast”.
Terminado el concierto, la banda se despidió de su público y del festival, seguido de una ovación a la producción del evento. Si bien es triste que el festival se despida cuando aún tenía mucho que ofrecer, nos quedamos con haber disfrutado de su edición más grande, con excelente organización y un trato impecable. Ojalá los organizadores creen un nuevo festival en el futuro.
Etiquetas: Albertslund, Death Metal, Decapitated, Dinamarca, Dødsgangen, Eyes, Guttural Disgorge, Nyredolk, Undergang