El Reloj es un nombre muy familiar para los fanáticos del rock argentino de los setentas, siendo una de las bandas que buscaron combinar las tendencias progresivas tan en boga en esa época con los sonidos del hard rock, con sus dos primeros discos homónimos siendo de culto, y su baterista Juan Espósito siendo considerado el pionero del doble bombo en el país. Desde aquellos años el grupo tuvo periodos de actividad intermitente, muchos cambios de integrantes y algunos discos, presentándose en estos días bajo el nombre Zabala & Frezza El Reloj, con el cantante y bajista Eduardo Frezza y el guitarrista Osvaldo Zabala manteniendo vivo el legado de El Reloj como únicos miembros sobrevivientes del quinteto original junto a músicos nuevos.
Hablando de esta nueva versión de El Reloj, el último en incorporarse a la formación es el tecladista José Sammartino. La presentación del músico fue uno de los mayores atractivos del recital que El Reloj dio el sábado 4 de mayo en el Centro Cultural Lezica (Lezica 4266), en Buenos Aires. Pero la noche tendría a otro músico homenajeado, aunque fuera a último momento y por motivos bastante tristes pero inevitables.
El sector para conciertos del CC Lezica es bastante chico, pero dentro de todo permite estar cerca sin importar dónde uno se pare… o se siente, teniendo algunas sillas a los lados. Así que con alrededor de treinta personas ya en el lugar pudimos ver a Punto Roc, los primeros teloneros de la noche. Un trío de rock pesado bien clásico, con esos riffs directos y canciones de estilo setentero que pueden desembocar en un largo solo de batería o de bajo y volver a los carriles normales de un momento a otro, recordando mucho a Pappo’s Blues por poner una referencia. Muy buena manera de comenzar el evento, con 35 minutos de buen roc(k) recibidos con muchos aplausos.
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La noche continuó poco después con la subida al escenario de Sostër. El quinteto también nos dio otra dosis fuerte de rock pesado, pero con el agregado de la fuerza de una segunda guitarra y la presencia en las voces de Evelyn Borchichi, quien dio una performance sobresaliente detrás del micrófono. “A Todo O Nada”, “Laberintos”, “Cheques” y “Reason” fueron algunas de las incluidas en la lista, e incluso invitaron a un fan de Bariloche que estaba en Buenos Aires para cantar una canción a dúo e incluso lo hizo muy bien. A pesar de algunos problemas de sonido, Sostër demostraron ser una banda extremadamente interesante y que saben lo que hacen, perfecto para los que busquen propuestas rockeras en el under argentino.
Ahora era momento de ver a las estrellas de la noche, y luego de instalar el puesto del teclado en un costado pudimos ya tener a El Reloj arriba del discreto pero honesto escenario del CC Lezica. Además de los históricos Zabala y Frezza y el antes mencionado Sammartino tendríamos al baterista Maxi Zabala (hijo de Osvaldo) y el segundo guitarrista Alan Left, conformando una formación envidiable desde cualquier aspecto. Tras solucionar un problema con el sonido, el quinteto arrancó su set con el clásico “Más Fuerte Que El Hombre” de El Reloj I (1975), con su apertura casi majestuosa de teclados y la entrada jazzera de la batería junto a las guitarras y el bajo. Es un tour de force para casi cualquier músico, y la banda lo llevó a cabo de manera magistral, con Maxi Zabala demostrando una habilidad tremenda.
“El Viejo Serafín” y “Vuelve el día a reinar” siguió el recorrido de la primera obra del grupo, con su andar a lo Deep Purple y un Frezza mostrando una voz en plena forma a pesar del paso de los años. “Blues del Atardecer” tuvo a la gente coreando “¡No estoy solo!”, en uno de los momentos más emotivos de la noche, junto con la dedicatoria a Javier Martínez, quien fuera pionero del blues en español como cantante y baterista de Manal y del que nos enteráramos de su fallecimiento apenas minutos antes del evento, en una de las grandes pérdidas de la música argentina. También recordarían a Willy Gardi, guitarrista de El Reloj en su etapa clásica y fallecido en 1995.
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“Haciendo Blues y Jazz” es otro de los clásicos de El Reloj y toda una declaración de principios tanto de ideas como de música, con baterías enredadas y riffs cambiantes demostrando las influencias eclécticas de los músicos. Lo mismo con “Hijos del Sol” y el clasicazo “El Mandato”, que bien pueden poner a la banda como una de las pioneras del metal en Argentina incluso si no lo hubieran buscado de manera consciente en los setentas. Y tampoco podía faltar “Alguien Más En Quien Confiar”, que también diera nombre a la película sobre la historia de El Reloj.
Llegado a este punto, tengo que mencionar el único punto negativo de la noche, que fue el sonido. Dije antes que hubo algunos problemas con los instrumentos, sobre todo de algún ruido de interferencia, y esos se solucionaron rápido, pero durante el set de El Reloj el gran problema fue el volumen, excesivamente alto para un lugar tan chico como el CC Lezica y ya cruzando por momentos en terrenos peligrosos para el oído, incluso varias veces teniendo que taparlos por instinto. Sé que hablamos de rock pesado y no de música lounge, pero el oído es algo muy sensible y delicado y hay que cuidarlo.
Sin decir mucho más allá de algunas palabras y los agradecimientos por el canto de apoyo a la banda, los cinco músicos arriba del escenario demostraron que “la esencia es la misma” y que el legado de El Reloj está muy buenas manos, en una presentación directa pero que tocó todos los clásicos de una de las bandas más importantes de una era fundacional para el rock en Argentina. Aprovechen cualquier oportunidad que tengan para verlos, y poder disfrutar de un pilar de la historia de la música pesada en el país.
Etiquetas: argentina, El Reloj, Hard Rock, Heavy Metal, Punto Roc, Rock Progresivo, SosterEl Reloj es un nombre muy familiar para los fanáticos del rock argentino de los setentas, siendo una de las bandas que buscaron combinar las tendencias progresivas tan en boga en esa época con los sonidos del hard rock, con sus dos primeros discos homónimos siendo de culto, y su baterista Juan Espósito siendo considerado el pionero del doble bombo en el país. Desde aquellos años el grupo tuvo periodos de actividad intermitente, muchos cambios de integrantes y algunos discos, presentándose en estos días bajo el nombre Zabala & Frezza El Reloj, con el cantante y bajista Eduardo Frezza y el guitarrista Osvaldo Zabala manteniendo vivo el legado de El Reloj como únicos miembros sobrevivientes del quinteto original junto a músicos nuevos.
Hablando de esta nueva versión de El Reloj, el último en incorporarse a la formación es el tecladista José Sammartino. La presentación del músico fue uno de los mayores atractivos del recital que El Reloj dio el sábado 4 de mayo en el Centro Cultural Lezica (Lezica 4266), en Buenos Aires. Pero la noche tendría a otro músico homenajeado, aunque fuera a último momento y por motivos bastante tristes pero inevitables.
El sector para conciertos del CC Lezica es bastante chico, pero dentro de todo permite estar cerca sin importar dónde uno se pare… o se siente, teniendo algunas sillas a los lados. Así que con alrededor de treinta personas ya en el lugar pudimos ver a Punto Roc, los primeros teloneros de la noche. Un trío de rock pesado bien clásico, con esos riffs directos y canciones de estilo setentero que pueden desembocar en un largo solo de batería o de bajo y volver a los carriles normales de un momento a otro, recordando mucho a Pappo’s Blues por poner una referencia. Muy buena manera de comenzar el evento, con 35 minutos de buen roc(k) recibidos con muchos aplausos.
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La noche continuó poco después con la subida al escenario de Sostër. El quinteto también nos dio otra dosis fuerte de rock pesado, pero con el agregado de la fuerza de una segunda guitarra y la presencia en las voces de Evelyn Borchichi, quien dio una performance sobresaliente detrás del micrófono. “A Todo O Nada”, “Laberintos”, “Cheques” y “Reason” fueron algunas de las incluidas en la lista, e incluso invitaron a un fan de Bariloche que estaba en Buenos Aires para cantar una canción a dúo e incluso lo hizo muy bien. A pesar de algunos problemas de sonido, Sostër demostraron ser una banda extremadamente interesante y que saben lo que hacen, perfecto para los que busquen propuestas rockeras en el under argentino.
Ahora era momento de ver a las estrellas de la noche, y luego de instalar el puesto del teclado en un costado pudimos ya tener a El Reloj arriba del discreto pero honesto escenario del CC Lezica. Además de los históricos Zabala y Frezza y el antes mencionado Sammartino tendríamos al baterista Maxi Zabala (hijo de Osvaldo) y el segundo guitarrista Alan Left, conformando una formación envidiable desde cualquier aspecto. Tras solucionar un problema con el sonido, el quinteto arrancó su set con el clásico “Más Fuerte Que El Hombre” de El Reloj I (1975), con su apertura casi majestuosa de teclados y la entrada jazzera de la batería junto a las guitarras y el bajo. Es un tour de force para casi cualquier músico, y la banda lo llevó a cabo de manera magistral, con Maxi Zabala demostrando una habilidad tremenda.
“El Viejo Serafín” y “Vuelve el día a reinar” siguió el recorrido de la primera obra del grupo, con su andar a lo Deep Purple y un Frezza mostrando una voz en plena forma a pesar del paso de los años. “Blues del Atardecer” tuvo a la gente coreando “¡No estoy solo!”, en uno de los momentos más emotivos de la noche, junto con la dedicatoria a Javier Martínez, quien fuera pionero del blues en español como cantante y baterista de Manal y del que nos enteráramos de su fallecimiento apenas minutos antes del evento, en una de las grandes pérdidas de la música argentina. También recordarían a Willy Gardi, guitarrista de El Reloj en su etapa clásica y fallecido en 1995.
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“Haciendo Blues y Jazz” es otro de los clásicos de El Reloj y toda una declaración de principios tanto de ideas como de música, con baterías enredadas y riffs cambiantes demostrando las influencias eclécticas de los músicos. Lo mismo con “Hijos del Sol” y el clasicazo “El Mandato”, que bien pueden poner a la banda como una de las pioneras del metal en Argentina incluso si no lo hubieran buscado de manera consciente en los setentas. Y tampoco podía faltar “Alguien Más En Quien Confiar”, que también diera nombre a la película sobre la historia de El Reloj.
Llegado a este punto, tengo que mencionar el único punto negativo de la noche, que fue el sonido. Dije antes que hubo algunos problemas con los instrumentos, sobre todo de algún ruido de interferencia, y esos se solucionaron rápido, pero durante el set de El Reloj el gran problema fue el volumen, excesivamente alto para un lugar tan chico como el CC Lezica y ya cruzando por momentos en terrenos peligrosos para el oído, incluso varias veces teniendo que taparlos por instinto. Sé que hablamos de rock pesado y no de música lounge, pero el oído es algo muy sensible y delicado y hay que cuidarlo.
Sin decir mucho más allá de algunas palabras y los agradecimientos por el canto de apoyo a la banda, los cinco músicos arriba del escenario demostraron que “la esencia es la misma” y que el legado de El Reloj está muy buenas manos, en una presentación directa pero que tocó todos los clásicos de una de las bandas más importantes de una era fundacional para el rock en Argentina. Aprovechen cualquier oportunidad que tengan para verlos, y poder disfrutar de un pilar de la historia de la música pesada en el país.
Etiquetas: argentina, El Reloj, Hard Rock, Heavy Metal, Punto Roc, Rock Progresivo, Soster