From the Other Side of the Mirror (2024)
Pelagic Records
Tracklist:
1. Anything You Want
2. Nothing Touches You
3. Defacer
4. Sallow
5. Nominal Will
6. Ritualist
7. As My Heart Rots
8. Circle Down
9. The Kestrel Goes
10. Wake
Cuarto disco de este power-trio proveniente de Texas, que acaba de alcanzar el punto en que su música se erige más imponente que nunca: un post-metal con toques de black, doom y shoegaze, y una inclaudicable ferocidad hardcore. Glassing está formado por Dustin Coffman en voz y bajo, Cory Brim en guitarra, y Scott Osment en batería. El lanzamiento estuvo a cargo de Pelagic Records, uno de esos sellos a los que siempre hay que prestar atención. Para quienes necesiten algunas coordenadas que les permitan ubicar la propuesta, está en algún lugar en un área delimitada por Deafheaven, Holy Fawn, Converge, Frail Body y Cult of Luna, solo por nombrar algunas de mis ocurrencias en este momento.
“From the Other Side of the Mirror” es una obra monumental. La apertura con “Anything You Want” ya nos presenta algunas de las maravillas que nos aguardan. La voz oscilando entre guturales de una profundidad abismal y el canto melódico más dulce, pasando por gritos rabiosos a lo screamo. Las guitarras entretejen líneas de trémolo etéreo y sutiles melodías, hasta dar lugar a riffs de mucha belleza, con armonías reminiscentes de lo más selecto e intenso del post-metal.
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A continuación, “Nothing Touches You” sigue la veta shoegaze hasta que explota la furia más vertiginosa, alternada con los momentos que se abren para dar lugar al estribillo con una sonoridad de pregnancia excepcional. El bajo siempre suena como una pared: sólido y voluminoso. El trabajo de la guitarra en este disco es brillante y el crecimiento en cuanto a calidad compositiva es digno de ser destacado. El riff principal de “Defacer” es colosal y los blast beats son quirúrgicos. La voz suena más black metal que nunca. “Sallow” es un bienvenido interludio atmosférico, como para tomar respiro y recuperar fuerzas para asimilar toda la potencia de Glassing, que retorna en “Nominal Will” y su directo ataque lacerante, junto con lapsos de gran exquisitez y un final que parece volver a hundirse en el clima del interludio que lo precedió. En “Ritualist” se alcanzan límites casi de metal alternativo a lo Deftones, lo cual es grandioso. Estamos ante un trabajo con una notable diversidad de climas y recursos puestos en juego. Emerge un riff monolítico y la voz adquiere matices histriónicos o, mejor dicho, dramáticos.
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“As My Head Rots” es para la masacre en el mosh pit: destila violencia pura, una furia absoluta, que merma durante unos minutos de machaques y susurros lejanos. Nos brinda otro riff muy afilado. Le sigue “Circle Down”, con lapsos de black metal tan frío que suena casi noruego, pero eso es tan solo una parte de la combinación. Hay tramos que coquetean con el death metal técnico. “The Kestrel Goes” es otro remanso instrumental, podría decirse post-rock, antes del final, que llega con “Wake”: todo un himno blackgaze. Una muy linda canción que tuvo su propio video musical, pero es tan solo una más en un álbum que, globalmente, resulta totalmente recomendable.
From the Other Side of the Mirror (2024)
Pelagic Records
Tracklist:
1. Anything You Want
2. Nothing Touches You
3. Defacer
4. Sallow
5. Nominal Will
6. Ritualist
7. As My Heart Rots
8. Circle Down
9. The Kestrel Goes
10. Wake
Cuarto disco de este power-trio proveniente de Texas, que acaba de alcanzar el punto en que su música se erige más imponente que nunca: un post-metal con toques de black, doom y shoegaze, y una inclaudicable ferocidad hardcore. Glassing está formado por Dustin Coffman en voz y bajo, Cory Brim en guitarra, y Scott Osment en batería. El lanzamiento estuvo a cargo de Pelagic Records, uno de esos sellos a los que siempre hay que prestar atención. Para quienes necesiten algunas coordenadas que les permitan ubicar la propuesta, está en algún lugar en un área delimitada por Deafheaven, Holy Fawn, Converge, Frail Body y Cult of Luna, solo por nombrar algunas de mis ocurrencias en este momento.
“From the Other Side of the Mirror” es una obra monumental. La apertura con “Anything You Want” ya nos presenta algunas de las maravillas que nos aguardan. La voz oscilando entre guturales de una profundidad abismal y el canto melódico más dulce, pasando por gritos rabiosos a lo screamo. Las guitarras entretejen líneas de trémolo etéreo y sutiles melodías, hasta dar lugar a riffs de mucha belleza, con armonías reminiscentes de lo más selecto e intenso del post-metal.
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A continuación, “Nothing Touches You” sigue la veta shoegaze hasta que explota la furia más vertiginosa, alternada con los momentos que se abren para dar lugar al estribillo con una sonoridad de pregnancia excepcional. El bajo siempre suena como una pared: sólido y voluminoso. El trabajo de la guitarra en este disco es brillante y el crecimiento en cuanto a calidad compositiva es digno de ser destacado. El riff principal de “Defacer” es colosal y los blast beats son quirúrgicos. La voz suena más black metal que nunca. “Sallow” es un bienvenido interludio atmosférico, como para tomar respiro y recuperar fuerzas para asimilar toda la potencia de Glassing, que retorna en “Nominal Will” y su directo ataque lacerante, junto con lapsos de gran exquisitez y un final que parece volver a hundirse en el clima del interludio que lo precedió. En “Ritualist” se alcanzan límites casi de metal alternativo a lo Deftones, lo cual es grandioso. Estamos ante un trabajo con una notable diversidad de climas y recursos puestos en juego. Emerge un riff monolítico y la voz adquiere matices histriónicos o, mejor dicho, dramáticos.
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“As My Head Rots” es para la masacre en el mosh pit: destila violencia pura, una furia absoluta, que merma durante unos minutos de machaques y susurros lejanos. Nos brinda otro riff muy afilado. Le sigue “Circle Down”, con lapsos de black metal tan frío que suena casi noruego, pero eso es tan solo una parte de la combinación. Hay tramos que coquetean con el death metal técnico. “The Kestrel Goes” es otro remanso instrumental, podría decirse post-rock, antes del final, que llega con “Wake”: todo un himno blackgaze. Una muy linda canción que tuvo su propio video musical, pero es tan solo una más en un álbum que, globalmente, resulta totalmente recomendable.