Fotos por Edly Jastrow
Ya eran las siete de la mañana cuando las últimas personas del after empezamos a pegar fuga para nuestras respectivas casas. El Maik de Atrox quería seguirla, como es normal, pero estaba seguro de que si aceptaba su oferta me levantaría demasiado devastado, pasando las tres de la tarde, como para estar en forma para el toquín.
Después de que mi fotógrafa pasara por mí y antes de parar por un poco de combustible a Arby’s nos dirigimos al Anexo Independencia, y ante la pinchísima perspectiva de volver a pagar $80 pesos de extorsión por parte de los viene-viene que se ponen a un lado del estacionamiento de patrullas a espaldas del foro, decidimos quedarnos unas cuadras atrás, a espaldas del Teatro Diana, cosa que pensándolo bien no era la mejor de las opciones, pero a veces las crisis son cabronas.
Afortunadamente llegamos a tiempo para ver a la primera banda que se presentaría durante la velada. Poco después de nuestro arribo, empezaron a llegar varios de los ejemplares más icónicos del bestiario de la MadHouse (junto con Deathspell Agency, co-productores del espectáculo). Entregando un doce de Modelo a Soti de Acidez, quien pacientemente guardaba cancha y cobrabas las entradas, Dave de Hell’s Terror, Abner de Acidez y Atrox y Gera de Hate Bullets, Speedfreak y Full öf Hate (quienes también se presentarían esta noche), llegaron cuales simpáticos druggies a poner el ambiente a un rocanrol cada vez más inevitable.
El impacto de la primera canción de WildShit convocaría rápidamente a los presentes al centro del escenario, y mientras Troll, Odie, George y Wally comenzaban a despedazar el escenario con su groove metal bestial, la gente empezaba a entrar desde la calle.
Con un set demoledor e intenso, los señorones del estruendo tapatío hicieron alarde de por qué son una de las propuestas nuevas qué más están teniendo presencia en los carteles del underground de la ciudad. Con un tono en guitarras y bajo totalmente único para la escena, con claras influencias de Lamb of God, Pantera y Meshuggah (aunque también de cosas como Carcass y Anthrax), el cuarteto dio su primera función el año entre compas y extraños, siendo aclamados fuertemente desde las primeras filas y cortando el listón para el resto de la noche.
Para ese entonces ya había localizado a mi roomie y al resto de su séquito que lleva por nombre The Summon, un proyecto relativamente novel (teniendo sus orígenes en pandemia, comenzando como un proyecto de teclado por parte de la solitaria mano del máster Carlos Muñíz), al que más tarde se le unirían Adrián “Koronel Kosako” Sánchez a la voz, Luis Velázquez primero al bajo y luego a la guitarra, Héctor “El Zafiro” Salgado y finalmente Roy Torres al bajo.
Malditos hasta la médula, este proyecto que grita en contra del totalitarismo, el poder y el abuso en todas sus formas, ya son un plato fuerte en cualquier presentación que tenga la fortuna de contar con su logo. Con una presentación cuidada y una ambientación envidiable y siniestra, el blackened death de este proyecto retumbó en las paredes de ladrillo rojo del foro y ocasionó múltiples cabezazos de aprobación. Presentando ya piezas clásicas de su set, así como del nuevo sencillo Eons of Tyranny, también sirvió como el debut local de Roy, el nuevo bajista, cuya presencia serena y calculadora e imponente thunderbird, brilló por la claridad de su instrumento.
Luego de algunos cerveceos (y un francamente inclemente aumento en el volumen del PA), Disrejects se apoderó del escenario en el que probablemente fue la mayor salvajada de la noche, pues el ruido de Ricki, Diego, Ztevan y Borre es difícil de comparar a sus producciones en plataformas, ya que sin demeritarlas en lo más mínimo, no llegan a hacer justicia a la potencia de este proyecto en vivo.
Su crudeza y velocidad es difícilmente igualada en la escena y aunque existen muchos proyectos de d-beat en Guadalajara, casi todos ellos con sus propios puntos fuertes, Disrejects grita con pulmones desgarrados en mano a un sistema putrefacto, con un fuego interior envidiable para cualquier acto de música extrema. Fue durante este espacio del show en el que desenfundé el medio gallo que todavía guardaba en un bolsillo, y entre mi humo pude notar dos cuestiones: este era un evidente evento de metal/punk apartes iguales, y todo lo que se encontrara en medio, y al carnal que a cada acto le gritó: “una más rápida” a todas la bandas, sin conocerlo yo empezaba a amarlo.
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Finalmente llegaría el turno de las chicas estelares de la noche, las veracruzanas Hathor, quienes proyectarían una imponente presencia sobre el escenario, más aún cuando las fuertes vocales de su líder, guitarrista y cantante Breaking Lw, comenzara a someter a los involucrados, sin dejar de lado un bajo contundente por Quetzali y una batería sumamente bien amarrada y precisa por parte de Aldi.
Con riffs monolíticos, haciendo reminiscencia a múltiples bandas y estilos abarcando desde las influencias más rockers como Motörhead, hasta hardcore punk y death metal de la vieja escuela, como Misfits y Possesed, estas chicas entregaron un show musical que marcó el tenor de la noche, un metal punk que reunió a integrantes de diversas subculturas todos juntos para disfrutar de ruido, tupa-tupa y estupefacientes al por mayor.
La noche cerraría con broche de oro con el set de una de las bandas promesa más activas del black and roll tapatío, compuesta por Soti (Acidez) al bajo, Gera (Speedfreak, Hate Bullets) y Chava a las guitarras, Cobos a la batería y el desquiciado Pyschotherapist a las voces, componiendo así a los misántropos Full Öf Hate.
Terminando el evento con una nota altísima, llena de intensidad, punk y blasfemia, esta banda que se encuentra a punto de iniciar gira por el país durante 2024, nos recuerda la importancia y calidad de nuestra escena local, siendo este todo un súper grupo que con pocos años de actividad han logrado formar parte de muchos de los mejores carteles de la escena under nacional. Contando también con una participación en vivo por parte de Adrián Sánchez de The Summon a las voces y logrando formar un intenso moshpit al centro del público, esta noche marca un gran inicio de año para el ruido en Guadalajara.
Fotos por Edly Jastrow
Ya eran las siete de la mañana cuando las últimas personas del after empezamos a pegar fuga para nuestras respectivas casas. El Maik de Atrox quería seguirla, como es normal, pero estaba seguro de que si aceptaba su oferta me levantaría demasiado devastado, pasando las tres de la tarde, como para estar en forma para el toquín.
Después de que mi fotógrafa pasara por mí y antes de parar por un poco de combustible a Arby’s nos dirigimos al Anexo Independencia, y ante la pinchísima perspectiva de volver a pagar $80 pesos de extorsión por parte de los viene-viene que se ponen a un lado del estacionamiento de patrullas a espaldas del foro, decidimos quedarnos unas cuadras atrás, a espaldas del Teatro Diana, cosa que pensándolo bien no era la mejor de las opciones, pero a veces las crisis son cabronas.
Afortunadamente llegamos a tiempo para ver a la primera banda que se presentaría durante la velada. Poco después de nuestro arribo, empezaron a llegar varios de los ejemplares más icónicos del bestiario de la MadHouse (junto con Deathspell Agency, co-productores del espectáculo). Entregando un doce de Modelo a Soti de Acidez, quien pacientemente guardaba cancha y cobrabas las entradas, Dave de Hell’s Terror, Abner de Acidez y Atrox y Gera de Hate Bullets, Speedfreak y Full öf Hate (quienes también se presentarían esta noche), llegaron cuales simpáticos druggies a poner el ambiente a un rocanrol cada vez más inevitable.
El impacto de la primera canción de WildShit convocaría rápidamente a los presentes al centro del escenario, y mientras Troll, Odie, George y Wally comenzaban a despedazar el escenario con su groove metal bestial, la gente empezaba a entrar desde la calle.
Con un set demoledor e intenso, los señorones del estruendo tapatío hicieron alarde de por qué son una de las propuestas nuevas qué más están teniendo presencia en los carteles del underground de la ciudad. Con un tono en guitarras y bajo totalmente único para la escena, con claras influencias de Lamb of God, Pantera y Meshuggah (aunque también de cosas como Carcass y Anthrax), el cuarteto dio su primera función el año entre compas y extraños, siendo aclamados fuertemente desde las primeras filas y cortando el listón para el resto de la noche.
Para ese entonces ya había localizado a mi roomie y al resto de su séquito que lleva por nombre The Summon, un proyecto relativamente novel (teniendo sus orígenes en pandemia, comenzando como un proyecto de teclado por parte de la solitaria mano del máster Carlos Muñíz), al que más tarde se le unirían Adrián “Koronel Kosako” Sánchez a la voz, Luis Velázquez primero al bajo y luego a la guitarra, Héctor “El Zafiro” Salgado y finalmente Roy Torres al bajo.
Malditos hasta la médula, este proyecto que grita en contra del totalitarismo, el poder y el abuso en todas sus formas, ya son un plato fuerte en cualquier presentación que tenga la fortuna de contar con su logo. Con una presentación cuidada y una ambientación envidiable y siniestra, el blackened death de este proyecto retumbó en las paredes de ladrillo rojo del foro y ocasionó múltiples cabezazos de aprobación. Presentando ya piezas clásicas de su set, así como del nuevo sencillo Eons of Tyranny, también sirvió como el debut local de Roy, el nuevo bajista, cuya presencia serena y calculadora e imponente thunderbird, brilló por la claridad de su instrumento.
Luego de algunos cerveceos (y un francamente inclemente aumento en el volumen del PA), Disrejects se apoderó del escenario en el que probablemente fue la mayor salvajada de la noche, pues el ruido de Ricki, Diego, Ztevan y Borre es difícil de comparar a sus producciones en plataformas, ya que sin demeritarlas en lo más mínimo, no llegan a hacer justicia a la potencia de este proyecto en vivo.
Su crudeza y velocidad es difícilmente igualada en la escena y aunque existen muchos proyectos de d-beat en Guadalajara, casi todos ellos con sus propios puntos fuertes, Disrejects grita con pulmones desgarrados en mano a un sistema putrefacto, con un fuego interior envidiable para cualquier acto de música extrema. Fue durante este espacio del show en el que desenfundé el medio gallo que todavía guardaba en un bolsillo, y entre mi humo pude notar dos cuestiones: este era un evidente evento de metal/punk apartes iguales, y todo lo que se encontrara en medio, y al carnal que a cada acto le gritó: “una más rápida” a todas la bandas, sin conocerlo yo empezaba a amarlo.
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Finalmente llegaría el turno de las chicas estelares de la noche, las veracruzanas Hathor, quienes proyectarían una imponente presencia sobre el escenario, más aún cuando las fuertes vocales de su líder, guitarrista y cantante Breaking Lw, comenzara a someter a los involucrados, sin dejar de lado un bajo contundente por Quetzali y una batería sumamente bien amarrada y precisa por parte de Aldi.
Con riffs monolíticos, haciendo reminiscencia a múltiples bandas y estilos abarcando desde las influencias más rockers como Motörhead, hasta hardcore punk y death metal de la vieja escuela, como Misfits y Possesed, estas chicas entregaron un show musical que marcó el tenor de la noche, un metal punk que reunió a integrantes de diversas subculturas todos juntos para disfrutar de ruido, tupa-tupa y estupefacientes al por mayor.
La noche cerraría con broche de oro con el set de una de las bandas promesa más activas del black and roll tapatío, compuesta por Soti (Acidez) al bajo, Gera (Speedfreak, Hate Bullets) y Chava a las guitarras, Cobos a la batería y el desquiciado Pyschotherapist a las voces, componiendo así a los misántropos Full Öf Hate.
Terminando el evento con una nota altísima, llena de intensidad, punk y blasfemia, esta banda que se encuentra a punto de iniciar gira por el país durante 2024, nos recuerda la importancia y calidad de nuestra escena local, siendo este todo un súper grupo que con pocos años de actividad han logrado formar parte de muchos de los mejores carteles de la escena under nacional. Contando también con una participación en vivo por parte de Adrián Sánchez de The Summon a las voces y logrando formar un intenso moshpit al centro del público, esta noche marca un gran inicio de año para el ruido en Guadalajara.