Islandia sigue brindando al mundo más bandas de Black Metal que vale la pena escuchar. En esta ocasión, se trata de Helfró, un dúo oriundo de Reykjavík, conformado en 2017 por Ragnar Sverrisson (composición, voces y batería) y Halldor Simon Thorolfsson (arreglos, guitarras, bajo y voces), que acaba de lanzar su primer álbum homónimo. Las letras están todas escritas en islandés y abordan cuestiones como la soledad, la desesperación y los conflictos personales.

El primer tema, “Afeitrun”, ya exhibe la marca distintiva del proyecto: un trabajo muy dinámico y complejo de guitarras, sobre la base de una batería inhumana. La voz es más bien grave, aclarándose por momentos. También puede ser limpia, tal como en “Ávöxtur af rotnu tré”. El mencionado trabajo de guitarras, por momentos recuerda a la época de Blasphemer en Mayhem,, sobre todo desde “Wolf’s Lair Abyss” (1997) hasta “Chimera” (2004). De hecho, el trabajo vocal por momentos también recuerda al de Attila y las baterías a Hellhammer. Nada de eso resta mérito, todo lo contrario: es un logro.

“Eldhjarta” suena más típica dentro de todo lo que el Black Metal supiera lanzar sobre el mundo tiempo atrás. La violencia no cesa durante todo el disco. A decir verdad, “Þrátt fyrir brennandi vilja”, introduce algo completamente distinto, justo cuando no se lo esperaba. No podría decirse que ofrece un respiro, sino, tal vez, un mareo menos vertiginoso; se abre un poco la niebla para que las guitarras expongan sus contorsiones escalofriantes.

“Þegn hinna stundlegu harma” vuelve a sacudirnos sin piedad, y a esta altura, lo de Helfró con las guitarras ya es magistral, hasta logrando momentos que enganchan, pero usando ganchos de carnicero. “Hin forboðna alsæla” nos sigue hundiendo en esa oscuridad en la que los amantes del género nos sentimos cobijados, donde habitan grandes referentes, como Mayhem. Aparecen voces limpias a cargo de otro cantante destinado a realizar exclusivamente esa contribución: Gísli S. Los riffs de guitarra son grandiosos: eso hay que decirlo todas las veces que sea necesario.

Ya nos acercamos al final con “Katrín”, que ostenta una majestuosidad virulenta, y toda la potencia de la banda formando un torbellino que absorbe al oyente. Retornan las voces limpias y todo termina con “Musteri agans”, un tema poderoso por donde se lo quiera analizar, en el que resalta un machaque inesperado de las guitarras. 

Estamos frente al debut de una banda excelente, que será el goce de los amantes de la época de Mayhem junto a Blasphemer, y que quieren escuchar algo así, pero que no suene a mera imitación, sino que tenga características distintivas y explore otros caminos que se pueden transitar con creatividad.