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Hellfest 2025 Día 4: “Frío, violencia, calor, buenas vibras”

Hellfest 2025 Día 4: “Frío, violencia, calor, buenas vibras”

El domingo 22 de junio se nos venía encima el cuarto y último día del Hellfest. Ya resignados a nunca poder ir más temprano de lo que planeábamos, decidimos simplemente […]

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Hellfest 2025 Día 4: “Frío, violencia, calor, buenas vibras”
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El domingo 22 de junio se nos venía encima el cuarto y último día del Hellfest. Ya resignados a nunca poder ir más temprano de lo que planeábamos, decidimos simplemente dejarnos llevar.

Llegamos y nos fuimos al Temple para comenzar aquel caluroso día con una inyección de oscuridad a plena luz del día, en este caso de la mano de Unto Others. Los antes conocidos como Idle Hands (juicio de por medio) han hecho mucha fuerza en lo que se refiere a rock y metal gótico moderno y me puedo considerar fans de ellos. Y lo de Unto Others fue superlativo, con Gabriel Franco mostrando su voz grave a lo Andrew Eldritch y la banda sonando espectacular, sin problemas de manejar los momentos más atmosféricos o pesados de su propuesta. Arrancando con su “hit” “Butterfly”, de esos que hubieran sido de verdad clásicos si hubieran salido en los ochentas, y siguiendo con otras como “Double Negative”, “Raigeki”, “It Doesn’t Really Matter” y demás, dejaron como resultado un set redondo y entretenido, más allá de que por momentos el público no pareciera estar a la altura de la energía mostrada por la banda.

Viendo la lista de bandas que había presenciado en esta edición, me di cuenta de que de los escenarios principales todavía no había ido al Mainstage 02. Así que para tachar eso de la lista nos fuimos allí para ver a Lorna Shore, que estaban arrancando justo en ese momento. Allá por el primer día había visto visto a Whitechapel, así que inmediatamente me hicieron recordar a lo que decía de la aceptación que ha logrado el deathcore en el último lustro, o al menos ya no es una mala palabra tan fuerte, y ver a una multitud enorme lista para verlos fue esperanzador.

Lo de Lorna Shore en vivo es tremendo, para ponerlo de una manera simple: se puede criticar la cantidad de pistas orquestales que usan de fondo en sus canciones, con muchos diciendo que deberían usar un tecladista en vivo, pero ver las performances de los músicos arriba del escenario es hipnótico. Andrew O’Connor y Adam De Micco, con su llamativa guitarra rosa y amarilla fluorescente contrastando con la oscuridad del escenario, se sacaban chispas en los riffs y en los solos, y Mike Yager y Austin Archey son una base brutal en bajo y batería, pero la atención de casi todos estaba puesta en Will Ramos, mostrando la variedad de gritos guturales, chillidos y pig squeals que era capaz de hacer en cada canción, como si un demonio se apoderara de él. El hecho de que los haga uno detrás de otro era todavía más impresionante, porque una cosa es hacerlo en estudio y otra en vivo, y él lo hacía mientras agitaba a la gente y mandaba frases tanto en inglés como en francés al público.

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Hablando del público, la multitud estuvo extremadamente prendida desde el primer segundo del concierto, y hubo un circle pit enorme en medio de la multitud demostrando sus habilidades karateca en canciones como “Sun//Eater”, “Cursed To Die” y “Oblivion”. Fue un espectáculo tanto de parte de Lorna Shore como de su público, y sería muy obvio ponerlo en el Top 3 de las presentaciones en esta edición del Hellfest.

Como para cambiar un poco el ambiente tras la muestra de brutalidad desenfrenada de Lorna Shore, caminamos un poco para ir al Mainstage 01 y ahora bajar un poco las revoluciones con la gente de Eagles of Death Metal. Bueno, “bajar las revoluciones” es un decir, porque Jesse Hughes y compañía no serán una ola de distorsión y gritos guturales como Lorna Shore pero tampoco serán alguna banda de rock suave a los The Eagles, pero su hard rock garajero y blusero claramente resultaba un buen contrapunto a ello, mientra seguíamos bajo el sol abrasador del domingo francés. 

“I Only Want You”, “Cherry Cola” y “I Want You So Hard” son buenas canciones para pasarla bien, incluso estando en el mismo setlist que “I Love You All the Time”, canción dedicada a los que murieran en 2015 en el atentado al recital de la banda en la Sala Bataclan, lamentablemente el hecho con el que muchos de ahí en más relacionaran a los Eagles of Death Metal. Pero las vibras se mantuvieron en buena onda, con un show muy positivo dentro de todo.

Cada vez que veo a Kylesa mencionados, siempre me digo: “¿No es esa banda que toca con dos bateristas?”. Static Tensions es un disco al que siempre termino volviendo, así que me da un poco de pena que para el último Exhausting Fire (2015) decidieran dejar de lado esa formación y que tampoco volviera a ella en 2024, cuando anunciaron su vuelta, siendo que les daba un toque muy característico a sus canciones. Pero más allá de ese detalle, más consideración mía que de otra cosa, Kylesa se mostraron bien pesados y jodidos en su set en el escenario Valley del Hellfest, con esa mezcla de suciedad y pesadez que caracterizó a las bandas de aquella ola de sludge metal que se dio hace como 15 años. 

Philip Cope y Laura Pleasants trayendo esos riffs graves como para cruzar el desierto, mientras que el recién llegado Casey Rogers, sirviendo de sustituto del también recién llegado Roy Mayorga (uno de esos tipos que parece que tocaron con todo el mundo), daba cátedra en los platillos. Un show poderoso por parte de los estadounidenses, que ahora están en una nueva etapa de su carrera que espero que sea muy fructífera.

No quiero sonar como una fundamentalista de los clásicos ni nada por el estilo, pero creo que Priest tienen un nombre es que demasiado simple y que al mismo tiempo usa una palabra demasiado icónica: decimos “Priest” y obviamente primero pensamos en Rob Halford y compañía, así que tener a una banda de synthpop en un festival predominantemente de metal con ese nombre es un tanto… ¿confuso? No sabría describirlo de otra manera considerando que el día anterior habíamos tenido a los mismísimos Judas Priest tocando, así que al menos no coincidieron en fecha.

Creo que me extendí demasiado con ello, así que vamos a centrarnos en estos Priest, la banda sueca formada por ex miembros de Ghost que llegó para traer unos buenos beats bailables a la oferta sonora del Hellfest. Con el cantante Mercury disfrazado de pies a cabeza con su traje de apariencia cyborg y las computadoras y teclados detrás, era una visión bastante particular comparada con lo que nos suele tener acostumbrados un festival así. A algunos puede que no les gustara, a juzgar por algunos comentarios en el video oficial, pero lo de Priest fue extremadamente entretenido, y es interesante tener algo de música donde la idea no sea sólo hacer mosh sino directamente bailar en un festival así. “My Lonely Heart” fue un momento a destacar, lo mismo que con “Demon’s Call” y “History In Black”, y una linda manera de agregar más variedad al festival sin romper con su estética.

Manteniéndonos en el escenario Temple, nos quedamos para ver a The Kovenant. Los noruegos estaban dando su primera seguidilla estable de recitales en casi una década y media, ahora haciendo homenaje a su segundo álbum Nexus Polaris tocándolo por completo en vivo. No sé hasta qué punto será esto pero creo que esta era también una manera de conectarlos de vuelta con sus raíces blackmetaleras, luego de que el nuevo milenio los tuviera adoptando los sonidos industriales como el ingrediente principal de su estilo. The Kovenant no tenían un buen currículum tocando su material viejo, considerando que en 2005 habían regrabado su debut In Times Before the Light con su nuevo sonido industrial, pero en el Hellfest mantuvieron el sonido original de estas canciones tan queridas por un público muy dedicado.

Lex Icon puede no haber tenido la voz al 100% en vivo pero tampoco era algo que de verdad incomodara, mientras que los teclados y los riffs melódicos de todas estas canciones compensaron de sobra. La extensa “The Last Of Dragons” me pareció el mejor momento de la presentación de The Kovenant, sobre todo por las voces femeninas a cargo de Sarah Jezebel Deva. Esperemos que ahora sí, cuando se termine el homenaje a este disco tan especial, la banda pueda volver al ruedo con nuevo material, que ya se vienen tardando hace rato.

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Mientras tanto, en el Mainstage 01 se vivía una experiencia un tanto diferente al viaje de black metal sinfónico de The Kovenant, siendo que teníamos a Cypress Hill trayendo la cuota de hip hop al Hellfest. En estos días de streaming es mucho más fácil tener esta mezcla de estilos en un festival así, por lo que no debería sorprender a nadie tener a un grupo así en un evento de metal. pero además´Cypress Hill siempre han tenido algo de público metalero, como suele pasar con casi todo grupo de hip hop de principios de los noventas. 

Con imágenes de plantas de marihuana en las pantallas (y el olor de la marihuana entre el público, obviamente), B-Real y Sen Dog (acompañados por el percusionista Eric Bobo y DJ Lord, quien sustituye en vivo a DJ Muggs) llevaron a cabo una fiesta cannábica recorriendo sus clásicos. Primero tuvimos a DJ Lord haciendo su medley de hip hop y rock, mezclando “There Goes the Neighbourhood” de Body Count con “Enter Sandman” de Metallica, para luego darle paso a sus compañeros para que iniciaran con la sutil “I Wanna Get High” y luego pasar por “Hits From the Bong”, “Hand on the Pump”, “How I Could Just Kill a Man”, la infaltable “Insane In The Brain” y el final con su versión acortada de “Jump Around” de House of Pain. Buena onda y un viaje nostálgico por el hip hop de principios de los noventas, cuando teníamos esas experiencias de mezcla de rap y rock que agradaba a ambos públicos.

Ya siendo de noche, nos volvimos al escenario Temple para ahora sí terminan no sólo la jornada, sino también nuestra estadía en esta edición 2025 del Hellfest. Y lo hicimos con la actuación de los alemanes Eisbrecher, en mi opinión los segundos grandes de la movida industrial germana tras los obvios Rammstein. Con una atmósfera helada comparada con la calidez de Cypress Hill, tras la intro “Minus 90 Grad” (sí, ojalá hiciera -90 grados con el calor que se sentía), Eisbrecher desataron la fiesta con la seguidilla de “Everything is Wunderbar” y “Himmel, Arsch und Zwirn”, marcadas por la voz profunda de su cantante Alexx Wesselsky, capitán de este barco a lo largo de toda su presentación. Con unas guitarras bastante metaleras lado a lado con los teclados y Alexx haciéndose tiempo para dedicar unas palabras en francés al público, Eisbrecher dieron un espectáculo de lujo en las aguas complicadas del Hellfest.

Puede que no hayamos ido a ver a todas las bandas que tenía en nuestra lista de pendientes, pero está claro que el Hellfest tiene una oferta espectacular y para todos los gustos a toda hora, y esperemos que eso se mantenga el año próximo. Y si se puede con un poco menos de calor, más allá de todas las medidas que se usaron para enfrentarlo, mejor todavía. Merci beaucoup!


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Hellfest 2025 Día 4: “Frío, violencia, calor, buenas vibras”
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El domingo 22 de junio se nos venía encima el cuarto y último día del Hellfest. Ya resignados a nunca poder ir más temprano de lo que planeábamos, decidimos simplemente dejarnos llevar.

Llegamos y nos fuimos al Temple para comenzar aquel caluroso día con una inyección de oscuridad a plena luz del día, en este caso de la mano de Unto Others. Los antes conocidos como Idle Hands (juicio de por medio) han hecho mucha fuerza en lo que se refiere a rock y metal gótico moderno y me puedo considerar fans de ellos. Y lo de Unto Others fue superlativo, con Gabriel Franco mostrando su voz grave a lo Andrew Eldritch y la banda sonando espectacular, sin problemas de manejar los momentos más atmosféricos o pesados de su propuesta. Arrancando con su “hit” “Butterfly”, de esos que hubieran sido de verdad clásicos si hubieran salido en los ochentas, y siguiendo con otras como “Double Negative”, “Raigeki”, “It Doesn’t Really Matter” y demás, dejaron como resultado un set redondo y entretenido, más allá de que por momentos el público no pareciera estar a la altura de la energía mostrada por la banda.

Viendo la lista de bandas que había presenciado en esta edición, me di cuenta de que de los escenarios principales todavía no había ido al Mainstage 02. Así que para tachar eso de la lista nos fuimos allí para ver a Lorna Shore, que estaban arrancando justo en ese momento. Allá por el primer día había visto visto a Whitechapel, así que inmediatamente me hicieron recordar a lo que decía de la aceptación que ha logrado el deathcore en el último lustro, o al menos ya no es una mala palabra tan fuerte, y ver a una multitud enorme lista para verlos fue esperanzador.

Lo de Lorna Shore en vivo es tremendo, para ponerlo de una manera simple: se puede criticar la cantidad de pistas orquestales que usan de fondo en sus canciones, con muchos diciendo que deberían usar un tecladista en vivo, pero ver las performances de los músicos arriba del escenario es hipnótico. Andrew O’Connor y Adam De Micco, con su llamativa guitarra rosa y amarilla fluorescente contrastando con la oscuridad del escenario, se sacaban chispas en los riffs y en los solos, y Mike Yager y Austin Archey son una base brutal en bajo y batería, pero la atención de casi todos estaba puesta en Will Ramos, mostrando la variedad de gritos guturales, chillidos y pig squeals que era capaz de hacer en cada canción, como si un demonio se apoderara de él. El hecho de que los haga uno detrás de otro era todavía más impresionante, porque una cosa es hacerlo en estudio y otra en vivo, y él lo hacía mientras agitaba a la gente y mandaba frases tanto en inglés como en francés al público.

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Como para cambiar un poco el ambiente tras la muestra de brutalidad desenfrenada de Lorna Shore, caminamos un poco para ir al Mainstage 01 y ahora bajar un poco las revoluciones con la gente de Eagles of Death Metal. Bueno, “bajar las revoluciones” es un decir, porque Jesse Hughes y compañía no serán una ola de distorsión y gritos guturales como Lorna Shore pero tampoco serán alguna banda de rock suave a los The Eagles, pero su hard rock garajero y blusero claramente resultaba un buen contrapunto a ello, mientra seguíamos bajo el sol abrasador del domingo francés. 

“I Only Want You”, “Cherry Cola” y “I Want You So Hard” son buenas canciones para pasarla bien, incluso estando en el mismo setlist que “I Love You All the Time”, canción dedicada a los que murieran en 2015 en el atentado al recital de la banda en la Sala Bataclan, lamentablemente el hecho con el que muchos de ahí en más relacionaran a los Eagles of Death Metal. Pero las vibras se mantuvieron en buena onda, con un show muy positivo dentro de todo.

Cada vez que veo a Kylesa mencionados, siempre me digo: “¿No es esa banda que toca con dos bateristas?”. Static Tensions es un disco al que siempre termino volviendo, así que me da un poco de pena que para el último Exhausting Fire (2015) decidieran dejar de lado esa formación y que tampoco volviera a ella en 2024, cuando anunciaron su vuelta, siendo que les daba un toque muy característico a sus canciones. Pero más allá de ese detalle, más consideración mía que de otra cosa, Kylesa se mostraron bien pesados y jodidos en su set en el escenario Valley del Hellfest, con esa mezcla de suciedad y pesadez que caracterizó a las bandas de aquella ola de sludge metal que se dio hace como 15 años. 

Philip Cope y Laura Pleasants trayendo esos riffs graves como para cruzar el desierto, mientras que el recién llegado Casey Rogers, sirviendo de sustituto del también recién llegado Roy Mayorga (uno de esos tipos que parece que tocaron con todo el mundo), daba cátedra en los platillos. Un show poderoso por parte de los estadounidenses, que ahora están en una nueva etapa de su carrera que espero que sea muy fructífera.

No quiero sonar como una fundamentalista de los clásicos ni nada por el estilo, pero creo que Priest tienen un nombre es que demasiado simple y que al mismo tiempo usa una palabra demasiado icónica: decimos “Priest” y obviamente primero pensamos en Rob Halford y compañía, así que tener a una banda de synthpop en un festival predominantemente de metal con ese nombre es un tanto… ¿confuso? No sabría describirlo de otra manera considerando que el día anterior habíamos tenido a los mismísimos Judas Priest tocando, así que al menos no coincidieron en fecha.

Creo que me extendí demasiado con ello, así que vamos a centrarnos en estos Priest, la banda sueca formada por ex miembros de Ghost que llegó para traer unos buenos beats bailables a la oferta sonora del Hellfest. Con el cantante Mercury disfrazado de pies a cabeza con su traje de apariencia cyborg y las computadoras y teclados detrás, era una visión bastante particular comparada con lo que nos suele tener acostumbrados un festival así. A algunos puede que no les gustara, a juzgar por algunos comentarios en el video oficial, pero lo de Priest fue extremadamente entretenido, y es interesante tener algo de música donde la idea no sea sólo hacer mosh sino directamente bailar en un festival así. “My Lonely Heart” fue un momento a destacar, lo mismo que con “Demon’s Call” y “History In Black”, y una linda manera de agregar más variedad al festival sin romper con su estética.

Manteniéndonos en el escenario Temple, nos quedamos para ver a The Kovenant. Los noruegos estaban dando su primera seguidilla estable de recitales en casi una década y media, ahora haciendo homenaje a su segundo álbum Nexus Polaris tocándolo por completo en vivo. No sé hasta qué punto será esto pero creo que esta era también una manera de conectarlos de vuelta con sus raíces blackmetaleras, luego de que el nuevo milenio los tuviera adoptando los sonidos industriales como el ingrediente principal de su estilo. The Kovenant no tenían un buen currículum tocando su material viejo, considerando que en 2005 habían regrabado su debut In Times Before the Light con su nuevo sonido industrial, pero en el Hellfest mantuvieron el sonido original de estas canciones tan queridas por un público muy dedicado.

Lex Icon puede no haber tenido la voz al 100% en vivo pero tampoco era algo que de verdad incomodara, mientras que los teclados y los riffs melódicos de todas estas canciones compensaron de sobra. La extensa “The Last Of Dragons” me pareció el mejor momento de la presentación de The Kovenant, sobre todo por las voces femeninas a cargo de Sarah Jezebel Deva. Esperemos que ahora sí, cuando se termine el homenaje a este disco tan especial, la banda pueda volver al ruedo con nuevo material, que ya se vienen tardando hace rato.

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Mientras tanto, en el Mainstage 01 se vivía una experiencia un tanto diferente al viaje de black metal sinfónico de The Kovenant, siendo que teníamos a Cypress Hill trayendo la cuota de hip hop al Hellfest. En estos días de streaming es mucho más fácil tener esta mezcla de estilos en un festival así, por lo que no debería sorprender a nadie tener a un grupo así en un evento de metal. pero además´Cypress Hill siempre han tenido algo de público metalero, como suele pasar con casi todo grupo de hip hop de principios de los noventas. 

Con imágenes de plantas de marihuana en las pantallas (y el olor de la marihuana entre el público, obviamente), B-Real y Sen Dog (acompañados por el percusionista Eric Bobo y DJ Lord, quien sustituye en vivo a DJ Muggs) llevaron a cabo una fiesta cannábica recorriendo sus clásicos. Primero tuvimos a DJ Lord haciendo su medley de hip hop y rock, mezclando “There Goes the Neighbourhood” de Body Count con “Enter Sandman” de Metallica, para luego darle paso a sus compañeros para que iniciaran con la sutil “I Wanna Get High” y luego pasar por “Hits From the Bong”, “Hand on the Pump”, “How I Could Just Kill a Man”, la infaltable “Insane In The Brain” y el final con su versión acortada de “Jump Around” de House of Pain. Buena onda y un viaje nostálgico por el hip hop de principios de los noventas, cuando teníamos esas experiencias de mezcla de rap y rock que agradaba a ambos públicos.

Ya siendo de noche, nos volvimos al escenario Temple para ahora sí terminan no sólo la jornada, sino también nuestra estadía en esta edición 2025 del Hellfest. Y lo hicimos con la actuación de los alemanes Eisbrecher, en mi opinión los segundos grandes de la movida industrial germana tras los obvios Rammstein. Con una atmósfera helada comparada con la calidez de Cypress Hill, tras la intro “Minus 90 Grad” (sí, ojalá hiciera -90 grados con el calor que se sentía), Eisbrecher desataron la fiesta con la seguidilla de “Everything is Wunderbar” y “Himmel, Arsch und Zwirn”, marcadas por la voz profunda de su cantante Alexx Wesselsky, capitán de este barco a lo largo de toda su presentación. Con unas guitarras bastante metaleras lado a lado con los teclados y Alexx haciéndose tiempo para dedicar unas palabras en francés al público, Eisbrecher dieron un espectáculo de lujo en las aguas complicadas del Hellfest.

Puede que no hayamos ido a ver a todas las bandas que tenía en nuestra lista de pendientes, pero está claro que el Hellfest tiene una oferta espectacular y para todos los gustos a toda hora, y esperemos que eso se mantenga el año próximo. Y si se puede con un poco menos de calor, más allá de todas las medidas que se usaron para enfrentarlo, mejor todavía. Merci beaucoup!


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