

La noche del 29 de mayo de 2025, Stengade se convirtió en el escenario de un viaje introspectivo y emocional, guiado por los acordes etéreos de Heretoir. La banda alemana, en su primera visita a Dinamarca, ofreció una actuación que fusionó con maestría la crudeza del black metal con la delicadeza atmosférica del post-rock, envolviendo al público en una atmósfera única de contemplación, intensidad y catarsis.
La velada comenzó con Fractal Black, una banda danesa emergente que dejó una impresión moderadamente positiva en la audiencia. Su propuesta se sitúa en una línea intermedia entre el groove rebelde de Rage Against the Machine y la densidad introspectiva de Tool, aunque con menos complejidad progresiva que esta última. Lo más destacable de su presentación fue el desempeño del guitarrista, quien mostró una gran capacidad para componer riffs pegadizos y, en algunos casos, patrones rítmicos poco convencionales, que aportaron frescura y personalidad al conjunto.
Por otro lado, tanto el baterista como el bajista cumplieron un rol más funcional: acompañaron sin errores, pero sin dejar una huella destacable en el sonido general. El vocalista, en cambio, se convirtió en el centro de atención por su energía arrolladora, sus gritos intensos y su constante interacción con el público, que los escuchó con respeto y curiosidad, a pesar de que muchos claramente esperaban al acto principal de la noche.
Solo dos minutos después de las 22:00, fue el turno de Heretoir. La sala, llena de expectativa, se sumergió en los primeros compases de “Twilight Of The Machines“. Los gritos desgarradores de Eklatanz emergieron de inmediato en la noche de Copenhague, fundiéndose con la melodía envolvente que caracteriza a la banda. Crudeza y emotividad se entrelazaron en una ejecución que atrapó a la audiencia desde el primer momento.
Siguió la homónima “Heretoir“, una canción más directa y agresiva que la anterior, que mostró el costado más puramente black metal de la agrupación. Esta intensidad se mantuvo con la interpretación de “Graue Bauten“, otro tema que combina precisión técnica y ferocidad emocional. Cada integrante ejecutó su parte con un profesionalismo que evidenció años de trayectoria y conexión en el escenario.
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Uno de los momentos más sublimes de la noche llegó con “Golden Dust“. El público pareció rendirse por completo ante la propuesta sonora de Heretoir, envuelto en la densidad emocional y la belleza melancólica del tema. En particular, el pasaje en el que la batería de Nils Groth se entrelazó con la voz limpia de Eklatanz dejó una estela de tensión contenida que permaneció suspendida en el aire durante varios segundos. Fue un instante donde el tiempo pareció detenerse, y en el que muchos asistentes cerraron los ojos para dejarse llevar por la intensidad emocional.
El viaje sonoro continuó con “Exhale“, “Wastelands“ y “Eclipse“, canciones en las que el black metal fue cediendo lugar a otros territorios sonoros más atmosféricos, donde el shoegaze y el post-metal se entrelazan con naturalidad. En estas piezas, la banda demostró una versatilidad admirable, mostrando que su propuesta no se limita a la agresión o al virtuosismo técnico, sino que también puede explorar texturas más introspectivas y oníricas sin perder fuerza.
El cierre llegó con “The Circle (Omega)”, una despedida tan épica como íntima. Con esta última canción, Heretoir selló una presentación inolvidable. La banda se despidió entre ovaciones sinceras, habiendo dejado una marca imborrable en la audiencia, compuesta tanto por seguidores de siempre como por nuevos oyentes que, sin duda, seguirán su camino a partir de ahora.
A lo largo del show, Eklatanz se limitó a agradecer con humildad. No fueron necesarias grandes alocuciones ni discursos ensayados; su presencia se manifestó mucho más en cada nota, en cada grito y en cada gesto, que en las pocas palabras pronunciadas.
A pesar de tratarse de un feriado en Copenhague, la asistencia fue considerable. La audiencia, una mezcla de habituales del circuito local y seguidores fieles del género, respondió con respeto y entrega. Cabe destacar también el trabajo de los técnicos de sonido, quienes lograron una mezcla equilibrada entre las tres guitarras, el bajo y la batería. El resultado fue un sonido nítido, potente y detallado, donde cada instrumento pudo ser apreciado con claridad.
En definitiva, fue una presentación sólida y emotiva. Heretoir continúa consolidando su crecimiento artístico, y tras su debut sudamericano en 2024 y esta exitosa primera visita a Copenhague, solo queda esperar que pronto nos sorprendan con un nuevo trabajo de estudio. Mientras tanto, la huella dejada en esta noche mágica permanecerá viva en la memoria de quienes estuvieron allí.
Etiquetas: Black Metal, Copenhague, Dinamarca, Fractal Black, Heretoir, Post Rock

La noche del 29 de mayo de 2025, Stengade se convirtió en el escenario de un viaje introspectivo y emocional, guiado por los acordes etéreos de Heretoir. La banda alemana, en su primera visita a Dinamarca, ofreció una actuación que fusionó con maestría la crudeza del black metal con la delicadeza atmosférica del post-rock, envolviendo al público en una atmósfera única de contemplación, intensidad y catarsis.
La velada comenzó con Fractal Black, una banda danesa emergente que dejó una impresión moderadamente positiva en la audiencia. Su propuesta se sitúa en una línea intermedia entre el groove rebelde de Rage Against the Machine y la densidad introspectiva de Tool, aunque con menos complejidad progresiva que esta última. Lo más destacable de su presentación fue el desempeño del guitarrista, quien mostró una gran capacidad para componer riffs pegadizos y, en algunos casos, patrones rítmicos poco convencionales, que aportaron frescura y personalidad al conjunto.
Por otro lado, tanto el baterista como el bajista cumplieron un rol más funcional: acompañaron sin errores, pero sin dejar una huella destacable en el sonido general. El vocalista, en cambio, se convirtió en el centro de atención por su energía arrolladora, sus gritos intensos y su constante interacción con el público, que los escuchó con respeto y curiosidad, a pesar de que muchos claramente esperaban al acto principal de la noche.
Solo dos minutos después de las 22:00, fue el turno de Heretoir. La sala, llena de expectativa, se sumergió en los primeros compases de “Twilight Of The Machines“. Los gritos desgarradores de Eklatanz emergieron de inmediato en la noche de Copenhague, fundiéndose con la melodía envolvente que caracteriza a la banda. Crudeza y emotividad se entrelazaron en una ejecución que atrapó a la audiencia desde el primer momento.
Siguió la homónima “Heretoir“, una canción más directa y agresiva que la anterior, que mostró el costado más puramente black metal de la agrupación. Esta intensidad se mantuvo con la interpretación de “Graue Bauten“, otro tema que combina precisión técnica y ferocidad emocional. Cada integrante ejecutó su parte con un profesionalismo que evidenció años de trayectoria y conexión en el escenario.
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Uno de los momentos más sublimes de la noche llegó con “Golden Dust“. El público pareció rendirse por completo ante la propuesta sonora de Heretoir, envuelto en la densidad emocional y la belleza melancólica del tema. En particular, el pasaje en el que la batería de Nils Groth se entrelazó con la voz limpia de Eklatanz dejó una estela de tensión contenida que permaneció suspendida en el aire durante varios segundos. Fue un instante donde el tiempo pareció detenerse, y en el que muchos asistentes cerraron los ojos para dejarse llevar por la intensidad emocional.
El viaje sonoro continuó con “Exhale“, “Wastelands“ y “Eclipse“, canciones en las que el black metal fue cediendo lugar a otros territorios sonoros más atmosféricos, donde el shoegaze y el post-metal se entrelazan con naturalidad. En estas piezas, la banda demostró una versatilidad admirable, mostrando que su propuesta no se limita a la agresión o al virtuosismo técnico, sino que también puede explorar texturas más introspectivas y oníricas sin perder fuerza.
El cierre llegó con “The Circle (Omega)”, una despedida tan épica como íntima. Con esta última canción, Heretoir selló una presentación inolvidable. La banda se despidió entre ovaciones sinceras, habiendo dejado una marca imborrable en la audiencia, compuesta tanto por seguidores de siempre como por nuevos oyentes que, sin duda, seguirán su camino a partir de ahora.
A lo largo del show, Eklatanz se limitó a agradecer con humildad. No fueron necesarias grandes alocuciones ni discursos ensayados; su presencia se manifestó mucho más en cada nota, en cada grito y en cada gesto, que en las pocas palabras pronunciadas.
A pesar de tratarse de un feriado en Copenhague, la asistencia fue considerable. La audiencia, una mezcla de habituales del circuito local y seguidores fieles del género, respondió con respeto y entrega. Cabe destacar también el trabajo de los técnicos de sonido, quienes lograron una mezcla equilibrada entre las tres guitarras, el bajo y la batería. El resultado fue un sonido nítido, potente y detallado, donde cada instrumento pudo ser apreciado con claridad.
En definitiva, fue una presentación sólida y emotiva. Heretoir continúa consolidando su crecimiento artístico, y tras su debut sudamericano en 2024 y esta exitosa primera visita a Copenhague, solo queda esperar que pronto nos sorprendan con un nuevo trabajo de estudio. Mientras tanto, la huella dejada en esta noche mágica permanecerá viva en la memoria de quienes estuvieron allí.
Etiquetas: Black Metal, Copenhague, Dinamarca, Fractal Black, Heretoir, Post Rock