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Incantation
Sect of Vile Divinities (2020)
Relapse Records

Tracklist:

1. Ritual Impurity (Seven of the Sky is One)
2. Propitiation
3. Entrails of the Hag Queen
4. Guardians from the Primeval
5. Black Fathom’s Fire
6. Ignis Fatuus
7. Chant of Formless Dread
8. Shadow-Blade Masters of Tempest and Maelstrom
9. Scribes of the Stygian
10. Unborn Ambrosia
11. Fury’s Manifesto
12. Siege Hive


Nuevo álbum de estudio (el undécimo, más allá de reediciones, EPs, splits y registros en vivo) de la legendaria banda estadounidense de Death Metal liderada, desde hace más de treinta años, por el carismático John McEntee, y que constituye la blasfema trinidad de la escena neoyorquina junto con Immolation y Suffocation.  Hace poco, el músico publicó una fotografía en sus redes sociales, donde se podía ver lo que estaba escuchando, y había allí un CD de los argentinos Encoffined (“Casket Citadel” de 2019).

El público de Incantation sabe que debe esperar una música extremadamente densa, oscura, pantanosa (al límite de lo Doom), y enfáticamente antirreligiosa. “Sect of Vile Dinities” es una obra dedicada a las atrocidades que, en diversas culturas, acontecieron bajo la representación de distintas deidades.

Aparte de McEntee (voz y guitarra), la formación actual del grupo incluye a Luke Shively (guitarra), Chuck Sherwood (bajo) y Kyle Severn (batería). Cabe señalar que los integrantes que pasaron por la banda se cuentan por decenas, y también que, con este line-up, estuvieron de gira por América Latina el año pasado.

Con “Ritual Impurity (Seven of the Sky is One)” el disco tiene un comienzo rabioso, en la forma de un tema rápido, con una batería a puro blast  beat y riffs de guitarra de una sonoridad frenética, hasta dar lugar a otros con armónicos de púa y finalmente, a un solo frenético. La voz de McEntee, cavernosa como siempre.

“Propitiation” baja el tempo a dimensiones más habituales en Incantation, con una guitarra en primer plano que sigue demostrando una exploración más “rockera” (si se permite la expresión), con el fondo de riffs de bastante groove y una base rítmica precisa, en una canción con varios cortes y cambios. Algunas de estas cosas ya se venían notando, al menos, desde el disco anterior, “Profane Nexus” (2017).

El segundo video clip que lanzó la banda antes de la edición del disco fue el de “Entrails of the Hag Queen”, el tercer tema, que vuelve a acelerar el ritmo, continuando con la fórmula venenosa que se viene desarrollando desde el principio: una guitarra afilada sobrevolando esa trama grave, viscosa y mutante que la banda de McEntee ejecuta sin piedad.

A esta altura, ya se tiene la sensación de estar escuchando un trabajo de una madurez atractiva, que se puede gozar diferenciando y recordando bien cada parte de la totalidad. Tal es así que “Guardians from the Primeval” no hace más que confirmarlo, al profundizar en las virtudes descriptas en los tracks precedentes. Cabe destacar nuevamente otro fugaz solo de guitarra, que, sin dudas, es uno de los aspectos que sobresale en este disco.

Ese despliegue de la guitarra es, justamente, el que vuelve a brillar, ya desde el comienzo de “Black Fathom’s Fire” y se exhibe a lo largo de su transcurso. En pocas ocasiones el bajo asoma a través del fango; se mantiene comprometido en ser el fondo de una música sin pretensiones técnicas, ni concursos instrumentales.

“Ignis Fatuus”, nos devuelve esa lentitud y esas estridencias, tan caras al arte de estos próceres del Death Metal. “Chant of Formless Dread” ya evidencia, en este álbum, cierto patrón que alterna entre momentos de inmersión en las aguas negras, y momentos de sacar la cabeza para sacudirla, atormentados por esos solos de guitarra que se ríen por saber que volveremos a sumergirnos. Aparecen unos coros tétricos, para empeorar todo deliciosamente.

Este subir y bajar sigue con “Shadow-Blade Masters of Tempest and Maelstrom”, al igual que la acertada decisión que se tomó con respecto a la labor de las seis cuerdas principales. Todo se torna más agresivo, antes de volver a hundirnos en “Scribes of the Stygian”, donde hallamos los momentos más lentos, junto con la comprobación de que cada riff, en cada tema de este disco, es una creación meritoria en sí misma.

En “Unborn Ambrosia”, la aceleración no es repentina: es el tema más extenso y va adquiriendo velocidad de a poco, a la vez que permite otro devenir de la batería y el bajo, con cambios abruptos, y nuevamente ese énfasis en los desencadenados solos de guitarra.

“Fury’s Manifesto” fue el primer corte de difusión con video clip propio. Su letra es la más explícitamente antirreligiosa, y es bastante rápido en su avance: ambas cuestiones coherentes con el título seleccionado. Si consideramos las características del track anterior, podemos decir -casi ad hoc- que allí se diluye el patrón que veníamos observando. Y así “Siege Hive” cierra el disco con una exposición de todos los recursos empleados hasta el momento, y es excelente, como cada tramo de lo escuchado.

Incantation elaboró un gran álbum, signo de una evolución que los ha llevado a lograr una musicalidad tan sublime, como libre de ambiciones, precisa en su nivel de contundencia, compuesta e interpretada con una maldad conmovedora.

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Incantation
Sect of Vile Divinities (2020)
Relapse Records

Tracklist:

1. Ritual Impurity (Seven of the Sky is One)
2. Propitiation
3. Entrails of the Hag Queen
4. Guardians from the Primeval
5. Black Fathom’s Fire
6. Ignis Fatuus
7. Chant of Formless Dread
8. Shadow-Blade Masters of Tempest and Maelstrom
9. Scribes of the Stygian
10. Unborn Ambrosia
11. Fury’s Manifesto
12. Siege Hive





Nuevo álbum de estudio (el undécimo, más allá de reediciones, EPs, splits y registros en vivo) de la legendaria banda estadounidense de Death Metal liderada, desde hace más de treinta años, por el carismático John McEntee, y que constituye la blasfema trinidad de la escena neoyorquina junto con Immolation y Suffocation.  Hace poco, el músico publicó una fotografía en sus redes sociales, donde se podía ver lo que estaba escuchando, y había allí un CD de los argentinos Encoffined (“Casket Citadel” de 2019).

El público de Incantation sabe que debe esperar una música extremadamente densa, oscura, pantanosa (al límite de lo Doom), y enfáticamente antirreligiosa. “Sect of Vile Dinities” es una obra dedicada a las atrocidades que, en diversas culturas, acontecieron bajo la representación de distintas deidades.

Aparte de McEntee (voz y guitarra), la formación actual del grupo incluye a Luke Shively (guitarra), Chuck Sherwood (bajo) y Kyle Severn (batería). Cabe señalar que los integrantes que pasaron por la banda se cuentan por decenas, y también que, con este line-up, estuvieron de gira por América Latina el año pasado.

Con “Ritual Impurity (Seven of the Sky is One)” el disco tiene un comienzo rabioso, en la forma de un tema rápido, con una batería a puro blast  beat y riffs de guitarra de una sonoridad frenética, hasta dar lugar a otros con armónicos de púa y finalmente, a un solo frenético. La voz de McEntee, cavernosa como siempre.

“Propitiation” baja el tempo a dimensiones más habituales en Incantation, con una guitarra en primer plano que sigue demostrando una exploración más “rockera” (si se permite la expresión), con el fondo de riffs de bastante groove y una base rítmica precisa, en una canción con varios cortes y cambios. Algunas de estas cosas ya se venían notando, al menos, desde el disco anterior, “Profane Nexus” (2017).

El segundo video clip que lanzó la banda antes de la edición del disco fue el de “Entrails of the Hag Queen”, el tercer tema, que vuelve a acelerar el ritmo, continuando con la fórmula venenosa que se viene desarrollando desde el principio: una guitarra afilada sobrevolando esa trama grave, viscosa y mutante que la banda de McEntee ejecuta sin piedad.

A esta altura, ya se tiene la sensación de estar escuchando un trabajo de una madurez atractiva, que se puede gozar diferenciando y recordando bien cada parte de la totalidad. Tal es así que “Guardians from the Primeval” no hace más que confirmarlo, al profundizar en las virtudes descriptas en los tracks precedentes. Cabe destacar nuevamente otro fugaz solo de guitarra, que, sin dudas, es uno de los aspectos que sobresale en este disco.

Ese despliegue de la guitarra es, justamente, el que vuelve a brillar, ya desde el comienzo de “Black Fathom’s Fire” y se exhibe a lo largo de su transcurso. En pocas ocasiones el bajo asoma a través del fango; se mantiene comprometido en ser el fondo de una música sin pretensiones técnicas, ni concursos instrumentales.

“Ignis Fatuus”, nos devuelve esa lentitud y esas estridencias, tan caras al arte de estos próceres del Death Metal. “Chant of Formless Dread” ya evidencia, en este álbum, cierto patrón que alterna entre momentos de inmersión en las aguas negras, y momentos de sacar la cabeza para sacudirla, atormentados por esos solos de guitarra que se ríen por saber que volveremos a sumergirnos. Aparecen unos coros tétricos, para empeorar todo deliciosamente.

Este subir y bajar sigue con “Shadow-Blade Masters of Tempest and Maelstrom”, al igual que la acertada decisión que se tomó con respecto a la labor de las seis cuerdas principales. Todo se torna más agresivo, antes de volver a hundirnos en “Scribes of the Stygian”, donde hallamos los momentos más lentos, junto con la comprobación de que cada riff, en cada tema de este disco, es una creación meritoria en sí misma.

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