La sala Starving se convirtió en un auténtico caldero de emociones y energías positivas, ambientazo para cerrar la gira de ambas bandas acompañadas de amigos, familiares y metaleros. Inerth, con su sonido denso y atmosférico, nos sumergió en un viaje introspectivo y oscuro. Por su parte, Avern desató una tormenta de riffs que sacudieron los cimientos de la sala. Una dupla perfecta que ya me avisaron no me iba a dejar indiferente. Son dos grandes bandas de grandes músicos. La comunión entre bandas y público fue total, dando lugar a una noche de puro metal.
La sala sonó espectacular, es pequeña pero está dotada de buen equipo y se nota que el técnico la tiene muy controlada. Los grabes se te colaban en el pecho como potros sin que se perdiera ningún instrumento por el camino. Me encanta poder distinguir el bajo o recrearme en la voz. En este bolo hubo dos grandes voces, si no las habéis escuchado deberíais darle un repaso porque son excepcionales.
Como fotógrafo no puedo evitar fijarme en la luz y os digo que no estuvo nada mal, algo rosa para mi gusto y algo oscuro en los laterales pero digno. En las fotos se ve que traté de buscar un balance de blancos natural sin éxito.
El ambiente estuvo espectacular desde el arranque, al ser recogida la sala, se siente mucho más el apoyo del personal, hubo los típicos gestos de concierto, toso naturales y con una autenticidad de la que mola. Traté de hacer alguna foto del público loco, saltando, con los puños al aire o agitando las melenas. También se vio a más de uno volar arrastrado en brazos o golpear altavoces al ritmo.
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Inerth tiene un carisma contagioso sobre el escenario, los 5 se pasaron el bolo desplegando energía, agitando el cuerpo entero, entregando cada músculo en cada nota. La interpretación, a pesar de sus espasmos, parecía sacada del disco, espectacular su trabajo musical. Presentaron varios temas del nuevo disco y cerraron la gira que les llevó a recorrer varias ciudades de España. No podía para de agitar la cabeza y viendo al resto del público tan metido me obligaba a sentirme conectado. Moviéndome de un extremo al otro del escenario traté de tener la mejor foto de cada miembro, fácil por su actitud y personalidad, espero os gusten.
Avern por su parte estuvo más estática en comparación, pero me llegó exactamente igual. Desde que arrancaron entendí el lleno. Sus temas enseguida me recordaron a Rotting Christ por la aparente sencillez y ritmo, pesado, contundente. Quiero destacar la voz del cantante. Qué pasada de voz, qué desgarro permanente, qué placer cada línea, guturales raspados, grabes y ásperos. No podía dejar de mirarle y claro, de tirarle fotos. En grabado es profunda pero en directo gana en desgarro. Las parte más limpias también me llegaron y sus constante “blah!” entre letras o como arranque de partes más musicales me erizaron el bello. Como minutos antes, me contagié de la euforia del resto del público y viví cada tema completamente entregado. Entre los presentes se sumaron los propios miembros de Inerth que lo dieron todo con cada canción, echando más leña al ya caliente personal, su energía, así como alguna que otra broma (alguien se ganó una peluca sin pedirla) terminaron por redondear la actuación.
Me quedo con ganas de más y quiero seguir a las bandas para verlas en directo en cuanto se pueda. Es en noches como esta cuando me siento afortunado de presenciar y fotografiar de cerca a los músicos, noches que hacen afición, noches de metal áspero y desgarrado.
La sala Starving se convirtió en un auténtico caldero de emociones y energías positivas, ambientazo para cerrar la gira de ambas bandas acompañadas de amigos, familiares y metaleros. Inerth, con su sonido denso y atmosférico, nos sumergió en un viaje introspectivo y oscuro. Por su parte, Avern desató una tormenta de riffs que sacudieron los cimientos de la sala. Una dupla perfecta que ya me avisaron no me iba a dejar indiferente. Son dos grandes bandas de grandes músicos. La comunión entre bandas y público fue total, dando lugar a una noche de puro metal.
La sala sonó espectacular, es pequeña pero está dotada de buen equipo y se nota que el técnico la tiene muy controlada. Los grabes se te colaban en el pecho como potros sin que se perdiera ningún instrumento por el camino. Me encanta poder distinguir el bajo o recrearme en la voz. En este bolo hubo dos grandes voces, si no las habéis escuchado deberíais darle un repaso porque son excepcionales.
Como fotógrafo no puedo evitar fijarme en la luz y os digo que no estuvo nada mal, algo rosa para mi gusto y algo oscuro en los laterales pero digno. En las fotos se ve que traté de buscar un balance de blancos natural sin éxito.
El ambiente estuvo espectacular desde el arranque, al ser recogida la sala, se siente mucho más el apoyo del personal, hubo los típicos gestos de concierto, toso naturales y con una autenticidad de la que mola. Traté de hacer alguna foto del público loco, saltando, con los puños al aire o agitando las melenas. También se vio a más de uno volar arrastrado en brazos o golpear altavoces al ritmo.
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Avern por su parte estuvo más estática en comparación, pero me llegó exactamente igual. Desde que arrancaron entendí el lleno. Sus temas enseguida me recordaron a Rotting Christ por la aparente sencillez y ritmo, pesado, contundente. Quiero destacar la voz del cantante. Qué pasada de voz, qué desgarro permanente, qué placer cada línea, guturales raspados, grabes y ásperos. No podía dejar de mirarle y claro, de tirarle fotos. En grabado es profunda pero en directo gana en desgarro. Las parte más limpias también me llegaron y sus constante “blah!” entre letras o como arranque de partes más musicales me erizaron el bello. Como minutos antes, me contagié de la euforia del resto del público y viví cada tema completamente entregado. Entre los presentes se sumaron los propios miembros de Inerth que lo dieron todo con cada canción, echando más leña al ya caliente personal, su energía, así como alguna que otra broma (alguien se ganó una peluca sin pedirla) terminaron por redondear la actuación.
Me quedo con ganas de más y quiero seguir a las bandas para verlas en directo en cuanto se pueda. Es en noches como esta cuando me siento afortunado de presenciar y fotografiar de cerca a los músicos, noches que hacen afición, noches de metal áspero y desgarrado.