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El 7 de febrero, Barcelona fue testigo de una noche de metal en todas sus formas en la Sala Salamandra, lugar designado para la presentación de la gira de los suecos Katatonia junto a los islandeses Sólstafir, todo un encuentro de potencias del sonido nórdico pesado y melancólico.
El frío que se vivió esa noche fue un condimento perfecto para lo que fue el set de los invitados SOM, un joven quinteto estadounidense de tendencias experimentales, con un estilo en el punto medio entre el post metal y el shoegaze, o “Doom Pop” como ellos mismos lo bautizaron a esta mezcla de melodías y atmósferas densas. Había bastante gente para verlos, y aunque tienen elementos como para llegarles a los fans de ambas bandas principales puede que también fueran excesivamente experimentales para la mayoría. El grupo tocó siete canciones donde repasaron su corta discografía, tocando “Animals”, “Clocks” y “Moment” de su más reciente The Shape of Everything, “Black Out The Sky” y “Prayers” de su debut The Fall y “Awake // Sedate” y “Youth // Decay” de su EP Awake.
La Sala estaba llenísima cuando Sólstafir dieron sus primeros pasos en el escenario. La banda liderada por el cantante y guitarrista Aðalbjörn Tryggvason acompañó su entrada con imágenes de la película islandesa de culto Hrafninn flýgur (1984), aquella para la que el cuarteto hiciera una banda sonora instrumental, antes de dar rienda suelta a “Náttmál” del álbum Ótta (2014). La canción son más de 10 minutos de crescendos y atmósferas densas, y puede que no fuera la mejor elección para arrancar la velada, aunque mucha gente parecía no tener problema con ello. Siguieron con “Köld”, que va variando entre las atmósferas calmadas y los golpes de guitarra, y hablando de guitarras la Flying V tallada con la imagen de un dragón de Tryggvason se llevaba muchas miradas y la atención de los fotógrafos, a lo que se sumó la estelada negra que el grupo desplegó.
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“Rismál” continuó el sonido más reposado de Sólstafir, pero la llegada de “Melrakkablús”, que va creciendo hasta explotar en una catarata de emociones y distorsión, fue de los grandes momentos de la noche, algo que continuó con “Bloodsoaked Velvet”, aquel track de su segundo álbum Masterpiece of Bitterness, de cuando practicaban un estilo metalero más “convencional”. La noche siguió con “Rökkur” y “Fjara”, y ya para el final los oriundos de Reykjavík dejaron las mastodónticas “Ótta” y “Goddess of the Ages”, dejando un buen sabor a los que esperaban su set.
Ahora se venía el plato fuerte de la noche, porque desde que dieran sus primeros pasos tocando death metal bajo el nombre Melancholium, cuando el guitarrista Anders Nyström y el cantante Jonas Renkse ni siquiera habían cumplido los 13 años, para después adquirir su nombre actual y hacer un death/doom/black más oscuro que la negrura misma, los suecos Katatonia ya habían pasado por varias transformaciones. Y que el grupo siga adelante tres décadas y media después es uno de esos logros que se pueden justificar viendo la habilidad del grupo para transformarse con el tiempo, adoptando sonidos mucho más accesibles desde Discouraged Ones y navegando entre el metal alternativo, el rock gótico, el progresivo y demás estilos, siempre manteniendo una melancolía inquebrantable en todas sus canciones.
Teniendo su flamante Sky Void of Stars, salido hace poco más de dos semanas, una intro de ruidos atmosféricos anunció el inicio de “Austerity” y más tarde de “Colossal Shade”, las dos que arrancan aquel álbum. Esa doble entrega de su último trabajo muestran que la voz suave de Renkse, aquella que adoptara cuando ya no pudiera hacer los guturales deathmetaleros, estaba en plena forma, como también se pudo escuchar en la hermosa “Lethean” de Dead End Kings.
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Como mencioné antes, lo de Katatonia es oscuro y sufriente el 100% del tiempo, pero a diferencia de Sólstafir los suecos lo suelen expresar con canciones de estructuras más tradicionales y riffs más definidos, algo que mantienen tanto en la siguiente “Deliberation” de The Great Cold Distance como en “Birds” de su último trabajo, que fueron las que siguieron en el setlist. Es por eso que la enorme mayoría de la gente estaba ahí para verlos a ellos, siendo que atraen a muchos públicos diferentes con una discografía tan diversa.
El resto de la noche siguió por esos mismos caminos, mechando tracks de su último trabajo con otros de sus lanzamientos pasados como “Behind the Blood” (City Burials), “Forsaker” (Night Is The New Day) o “My Twin” (del antes mencionado The Great Cold Distance). Fue extraño ver a Renkse sin su eterno compañero Nyström a su lado, quien tuvo que bajarse de la gira por temas familiares, aunque su reemplazo Nico Elgstrand hizo un trabajo espectacular, al igual que el guitarrista Roger Öjersson, el bajista Niklas Sandin y el baterista Daniel Moilanen, toda una aplanadora sueca.
Tras otro golpe de oscuridad con “Old Heart Falls” y “Untrodden”, Katatonia se retiraron del escenario para darse un refresco rápido y volver al escenario con “July” y “Evidence”, canciones respectivamente de The Great Cold Distance y Viva Emptiness (único track que tocaron de aquel álbum clásico), dándole un cierre con broche de oro a la fecha.
Entre el frío de la Sala y las tinieblas que cubren toda la música de los grupos que se presentaron, el recital se saldó de manera positiva con una gran experiencia, una que todos los fans de la música pesada que estuvimos presentes esperamos que se repita lo antes posible.
- SOM
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- SÓLSTAFIR
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- KATATONIA
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El 7 de febrero, Barcelona fue testigo de una noche de metal en todas sus formas en la Sala Salamandra, lugar designado para la presentación de la gira de los suecos Katatonia junto a los islandeses Sólstafir, todo un encuentro de potencias del sonido nórdico pesado y melancólico.
El frío que se vivió esa noche fue un condimento perfecto para lo que fue el set de los invitados SOM, un joven quinteto estadounidense de tendencias experimentales, con un estilo en el punto medio entre el post metal y el shoegaze, o “Doom Pop” como ellos mismos lo bautizaron a esta mezcla de melodías y atmósferas densas. Había bastante gente para verlos, y aunque tienen elementos como para llegarles a los fans de ambas bandas principales puede que también fueran excesivamente experimentales para la mayoría. El grupo tocó siete canciones donde repasaron su corta discografía, tocando “Animals”, “Clocks” y “Moment” de su más reciente The Shape of Everything, “Black Out The Sky” y “Prayers” de su debut The Fall y “Awake // Sedate” y “Youth // Decay” de su EP Awake.
La Sala estaba llenísima cuando Sólstafir dieron sus primeros pasos en el escenario. La banda liderada por el cantante y guitarrista Aðalbjörn Tryggvason acompañó su entrada con imágenes de la película islandesa de culto Hrafninn flýgur (1984), aquella para la que el cuarteto hiciera una banda sonora instrumental, antes de dar rienda suelta a “Náttmál” del álbum Ótta (2014). La canción son más de 10 minutos de crescendos y atmósferas densas, y puede que no fuera la mejor elección para arrancar la velada, aunque mucha gente parecía no tener problema con ello. Siguieron con “Köld”, que va variando entre las atmósferas calmadas y los golpes de guitarra, y hablando de guitarras la Flying V tallada con la imagen de un dragón de Tryggvason se llevaba muchas miradas y la atención de los fotógrafos, a lo que se sumó la estelada negra que el grupo desplegó.
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“Rismál” continuó el sonido más reposado de Sólstafir, pero la llegada de “Melrakkablús”, que va creciendo hasta explotar en una catarata de emociones y distorsión, fue de los grandes momentos de la noche, algo que continuó con “Bloodsoaked Velvet”, aquel track de su segundo álbum Masterpiece of Bitterness, de cuando practicaban un estilo metalero más “convencional”. La noche siguió con “Rökkur” y “Fjara”, y ya para el final los oriundos de Reykjavík dejaron las mastodónticas “Ótta” y “Goddess of the Ages”, dejando un buen sabor a los que esperaban su set.
Ahora se venía el plato fuerte de la noche, porque desde que dieran sus primeros pasos tocando death metal bajo el nombre Melancholium, cuando el guitarrista Anders Nyström y el cantante Jonas Renkse ni siquiera habían cumplido los 13 años, para después adquirir su nombre actual y hacer un death/doom/black más oscuro que la negrura misma, los suecos Katatonia ya habían pasado por varias transformaciones. Y que el grupo siga adelante tres décadas y media después es uno de esos logros que se pueden justificar viendo la habilidad del grupo para transformarse con el tiempo, adoptando sonidos mucho más accesibles desde Discouraged Ones y navegando entre el metal alternativo, el rock gótico, el progresivo y demás estilos, siempre manteniendo una melancolía inquebrantable en todas sus canciones.
Teniendo su flamante Sky Void of Stars, salido hace poco más de dos semanas, una intro de ruidos atmosféricos anunció el inicio de “Austerity” y más tarde de “Colossal Shade”, las dos que arrancan aquel álbum. Esa doble entrega de su último trabajo muestran que la voz suave de Renkse, aquella que adoptara cuando ya no pudiera hacer los guturales deathmetaleros, estaba en plena forma, como también se pudo escuchar en la hermosa “Lethean” de Dead End Kings.
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El resto de la noche siguió por esos mismos caminos, mechando tracks de su último trabajo con otros de sus lanzamientos pasados como “Behind the Blood” (City Burials), “Forsaker” (Night Is The New Day) o “My Twin” (del antes mencionado The Great Cold Distance). Fue extraño ver a Renkse sin su eterno compañero Nyström a su lado, quien tuvo que bajarse de la gira por temas familiares, aunque su reemplazo Nico Elgstrand hizo un trabajo espectacular, al igual que el guitarrista Roger Öjersson, el bajista Niklas Sandin y el baterista Daniel Moilanen, toda una aplanadora sueca.
Tras otro golpe de oscuridad con “Old Heart Falls” y “Untrodden”, Katatonia se retiraron del escenario para darse un refresco rápido y volver al escenario con “July” y “Evidence”, canciones respectivamente de The Great Cold Distance y Viva Emptiness (único track que tocaron de aquel álbum clásico), dándole un cierre con broche de oro a la fecha.
Entre el frío de la Sala y las tinieblas que cubren toda la música de los grupos que se presentaron, el recital se saldó de manera positiva con una gran experiencia, una que todos los fans de la música pesada que estuvimos presentes esperamos que se repita lo antes posible.
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