

Texto por Finlay Allan
Desde el momento en que los veteranos del death metal polaco Decapitated pisaron el escenario, el público despertó por completo. El O2 Academy de Glasgow aún no estaba en plena ebullición, pero en cuestión de minutos el mosh pit comenzó a agitarse y los cuerpos a avanzar hacia el frente. Conocidos por su precisión y brutalidad, Decapitated ofrecieron un set breve pero demoledor, marcando con claridad el tono de la noche. Su paso por la gira ha destacado por riffs afilados y ritmos milimétricos, reafirmando su reputación como una de las bandas más consistentes y técnicas del género.
Musicalmente, estuvieron a un nivel excelente. Vogg y el resto del conjunto se mantuvieron perfectamente sincronizados, desplegando estructuras complejas y un ritmo implacable que atravesó la sala sin perder nitidez. La mezcla acompañó: a pesar del volumen, los riffs sonaron con claridad, la batería retumbó con fuerza y hubo un golpe visceral en cada tema. A nivel visual no recurrieron a grandes artificios; optaron por un esquema de luces sobrio y dejaron que la música hablara por sí sola, una decisión acorde con su propuesta. El público respondió con respeto, cabeceando al unísono y ganando intensidad a medida que avanzaba el concierto.
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Decapitated fueron el inicio perfecto para una noche cargada de metal extremo. No se limitaron a ocupar el primer turno —se hicieron con el espacio, activaron al público y dejaron claro que la jornada sería pesada. Para los seguidores del death metal técnico, su actuación fue ya uno de los puntos altos de la velada.
Con el recinto ya completamente encendido, los estadounidenses Fit For An Autopsy tomaron el relevo para aportar un enfoque distinto: una combinación de groove, contundencia y un trasfondo temático más introspectivo. Su propuesta fusiona la ferocidad del death metal con composiciones cargadas de peso emocional y secciones rítmicas muy marcadas.
El set se percibió dinámico y bien construido. Con tres guitarras sobre el escenario, lograron crear capas sonoras que viajaron desde pasajes atmosféricos e inquietantes hasta estallidos de breakdowns aplastantes. Las voces navegaron entre guturales profundos y secciones casi declamadas que encontraron respuesta inmediata en el público. Por momentos, el pit se volvió más compacto; quizás menos caótico que durante el primer acto, pero más intenso y concentrado.
En términos de producción, la iluminación dio un giro hacia tonos más oscuros, con estrobos que subrayaron cada caída de ritmo y un planteamiento escénico ligeramente más dramático que el de los teloneros iniciales. Fit For An Autopsy se posicionaron con acierto como el puente ideal entre la crudeza de Decapitated y el acto central de la noche. Al despedirse, la sensación fue clara: la energía había subido un peldaño más y la sala estaba lista para el siguiente salto.
En pocas palabras: una actuación que equilibró técnica y emoción, situándolos no como “simple soporte”, sino como una presencia que destacó por mérito propio.
Cuando parecía que la noche ya había alcanzado su tope, Hatebreed irrumpió para llevar la intensidad al máximo. En el último turno de apoyo antes del plato principal, hicieron exactamente lo que se espera de una banda de su calibre: ofrecer un set de alto octanaje, de entrega total y con una conexión inmediata con el público.
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Su repertorio se inclinó hacia el hardcore metal: riffs directos, coros coreables y un enfoque centrado en la participación colectiva. Jamey Jasta dominó el escenario con solvencia, y tema tras tema la sala respondió con circle pits, puños en alto y un ambiente de unión que caracteriza sus conciertos. La mezcla dio protagonismo a los breakdowns y a las respuestas del público, haciendo que cada estribillo sonara como un lema compartido. Visualmente, las luces rápidas, los cortes precisos y la interacción continua con la audiencia potenciaron aún más la experiencia.
Hatebreed cumplió su misión a la perfección —activaron a la multitud, elevaron la adrenalina al límite y dejaron la sala en el punto exacto para recibir al acto principal.
Cuando Killswitch Engage finalmente subieron al escenario, el ambiente era electrizante. El set mantuvo una línea muy cercana a la secuencia que vienen presentando en la gira: abrieron con temas habituales de inicio como “Strength of the Mind” y “Rose of Sharyn”, antes de avanzar hacia material reciente de su álbum This Consequence (2025) y, por supuesto, varios de sus clásicos más celebrados.
La actuación fue una clase magistral de metalcore. Jesse Leach destacó con una interpretación vocal poderosa y nítida; el tándem de guitarras formado por Adam Dutkiewicz y Joel Stroetzel brilló con riffs y melodías perfectamente ejecutadas; mientras que la base rítmica sostuvo una presentación compacta y llena de fuerza. Hubo momentos especialmente destacables, como cuando la banda cedió partes completas de un tema al público, que cantó a pleno pulmón generando uno de los puntos más emotivos del set.
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La producción estuvo a la altura del estatus de la banda: un diseño de luces sincronizado con las dinámicas de cada canción y visuales que acompañaron la narrativa sin imponerse sobre la música. Hacia el tramo final, con clásicos como “My Curse” y “The End of Heartache”, la respuesta del público fue eufórica —pits abiertos, brazos en alto y un coro colectivo imposible de ignorar. El bis se sintió totalmente merecido y reafirmó la sensación de haber presenciado un concierto memorable.
Killswitch Engage no solo encabezaron la noche —se adueñaron del recinto. Equilibraron novedades y clásicos, mantuvieron el pulso en alto y entregaron un espectáculo a la altura de su trayectoria.
El show del 15 de octubre de 2025 en el O2 Academy Glasgow cumplió en todos los frentes. Decapitated despertó al público con precisión y contundencia; Fit For An Autopsy elevó la propuesta con profundidad y groove; Hatebreed encendió la sala con intensidad comunitaria; y Killswitch Engage cerró con una presentación cargada de fuerza, emoción y calidad.
Quienes estuvieron presentes salieron con el pulso acelerado. Quienes no, harían bien en estar atentos a la próxima gira: este cartel fue algo especial.

- Decapitated
- Decapitated
- Decapitated
- Decapitated
- Fit For An Autopsy
- Fit For An Autopsy
- Fit For An Autopsy
- Fit For An Autopsy
- Hatebreed
- Hatebreed
- Hatebreed
- Hatebreed
- Killswitch Engage
- Killswitch Engage
- Killswitch Engage
- Killswitch Engage


Texto por Finlay Allan
Desde el momento en que los veteranos del death metal polaco Decapitated pisaron el escenario, el público despertó por completo. El O2 Academy de Glasgow aún no estaba en plena ebullición, pero en cuestión de minutos el mosh pit comenzó a agitarse y los cuerpos a avanzar hacia el frente. Conocidos por su precisión y brutalidad, Decapitated ofrecieron un set breve pero demoledor, marcando con claridad el tono de la noche. Su paso por la gira ha destacado por riffs afilados y ritmos milimétricos, reafirmando su reputación como una de las bandas más consistentes y técnicas del género.
Musicalmente, estuvieron a un nivel excelente. Vogg y el resto del conjunto se mantuvieron perfectamente sincronizados, desplegando estructuras complejas y un ritmo implacable que atravesó la sala sin perder nitidez. La mezcla acompañó: a pesar del volumen, los riffs sonaron con claridad, la batería retumbó con fuerza y hubo un golpe visceral en cada tema. A nivel visual no recurrieron a grandes artificios; optaron por un esquema de luces sobrio y dejaron que la música hablara por sí sola, una decisión acorde con su propuesta. El público respondió con respeto, cabeceando al unísono y ganando intensidad a medida que avanzaba el concierto.
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Decapitated fueron el inicio perfecto para una noche cargada de metal extremo. No se limitaron a ocupar el primer turno —se hicieron con el espacio, activaron al público y dejaron claro que la jornada sería pesada. Para los seguidores del death metal técnico, su actuación fue ya uno de los puntos altos de la velada.
Con el recinto ya completamente encendido, los estadounidenses Fit For An Autopsy tomaron el relevo para aportar un enfoque distinto: una combinación de groove, contundencia y un trasfondo temático más introspectivo. Su propuesta fusiona la ferocidad del death metal con composiciones cargadas de peso emocional y secciones rítmicas muy marcadas.
El set se percibió dinámico y bien construido. Con tres guitarras sobre el escenario, lograron crear capas sonoras que viajaron desde pasajes atmosféricos e inquietantes hasta estallidos de breakdowns aplastantes. Las voces navegaron entre guturales profundos y secciones casi declamadas que encontraron respuesta inmediata en el público. Por momentos, el pit se volvió más compacto; quizás menos caótico que durante el primer acto, pero más intenso y concentrado.
En términos de producción, la iluminación dio un giro hacia tonos más oscuros, con estrobos que subrayaron cada caída de ritmo y un planteamiento escénico ligeramente más dramático que el de los teloneros iniciales. Fit For An Autopsy se posicionaron con acierto como el puente ideal entre la crudeza de Decapitated y el acto central de la noche. Al despedirse, la sensación fue clara: la energía había subido un peldaño más y la sala estaba lista para el siguiente salto.
En pocas palabras: una actuación que equilibró técnica y emoción, situándolos no como “simple soporte”, sino como una presencia que destacó por mérito propio.
Cuando parecía que la noche ya había alcanzado su tope, Hatebreed irrumpió para llevar la intensidad al máximo. En el último turno de apoyo antes del plato principal, hicieron exactamente lo que se espera de una banda de su calibre: ofrecer un set de alto octanaje, de entrega total y con una conexión inmediata con el público.
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Su repertorio se inclinó hacia el hardcore metal: riffs directos, coros coreables y un enfoque centrado en la participación colectiva. Jamey Jasta dominó el escenario con solvencia, y tema tras tema la sala respondió con circle pits, puños en alto y un ambiente de unión que caracteriza sus conciertos. La mezcla dio protagonismo a los breakdowns y a las respuestas del público, haciendo que cada estribillo sonara como un lema compartido. Visualmente, las luces rápidas, los cortes precisos y la interacción continua con la audiencia potenciaron aún más la experiencia.
Hatebreed cumplió su misión a la perfección —activaron a la multitud, elevaron la adrenalina al límite y dejaron la sala en el punto exacto para recibir al acto principal.
Cuando Killswitch Engage finalmente subieron al escenario, el ambiente era electrizante. El set mantuvo una línea muy cercana a la secuencia que vienen presentando en la gira: abrieron con temas habituales de inicio como “Strength of the Mind” y “Rose of Sharyn”, antes de avanzar hacia material reciente de su álbum This Consequence (2025) y, por supuesto, varios de sus clásicos más celebrados.
La actuación fue una clase magistral de metalcore. Jesse Leach destacó con una interpretación vocal poderosa y nítida; el tándem de guitarras formado por Adam Dutkiewicz y Joel Stroetzel brilló con riffs y melodías perfectamente ejecutadas; mientras que la base rítmica sostuvo una presentación compacta y llena de fuerza. Hubo momentos especialmente destacables, como cuando la banda cedió partes completas de un tema al público, que cantó a pleno pulmón generando uno de los puntos más emotivos del set.
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La producción estuvo a la altura del estatus de la banda: un diseño de luces sincronizado con las dinámicas de cada canción y visuales que acompañaron la narrativa sin imponerse sobre la música. Hacia el tramo final, con clásicos como “My Curse” y “The End of Heartache”, la respuesta del público fue eufórica —pits abiertos, brazos en alto y un coro colectivo imposible de ignorar. El bis se sintió totalmente merecido y reafirmó la sensación de haber presenciado un concierto memorable.
Killswitch Engage no solo encabezaron la noche —se adueñaron del recinto. Equilibraron novedades y clásicos, mantuvieron el pulso en alto y entregaron un espectáculo a la altura de su trayectoria.
El show del 15 de octubre de 2025 en el O2 Academy Glasgow cumplió en todos los frentes. Decapitated despertó al público con precisión y contundencia; Fit For An Autopsy elevó la propuesta con profundidad y groove; Hatebreed encendió la sala con intensidad comunitaria; y Killswitch Engage cerró con una presentación cargada de fuerza, emoción y calidad.
Quienes estuvieron presentes salieron con el pulso acelerado. Quienes no, harían bien en estar atentos a la próxima gira: este cartel fue algo especial.

- Decapitated
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- Fit For An Autopsy
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- Hatebreed
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- Killswitch Engage
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