Redes Sociales:

Redes Sociales:

NOTICIAS / AGENDA / CRONICAS / ENTREVISTAS / RESEÑAS / ESPECIALES / CONTACTO
Azeroth en Buenos Aires: “25 años que marcaron un camino”

Azeroth en Buenos Aires: “25 años que marcaron un camino”

Cuando uno se pone a recordar, siempre aparece la pregunta que atraviesa los años: “¿dónde estaba cuando…?”. En mi caso, vuelven imágenes nítidas: la Selección ganándole a Italia por penales […]

Saxon en Glasgow: “Una descarga imparable de clásicos y puro poder británico”

Saxon en Glasgow: “Una descarga imparable de clásicos y puro poder británico”

Texto por Johnny Malice Había estado emocionado por este concierto desde que se anunció. Saxon es una de mis bandas favoritas de todos los tiempos y, sabiendo lo potentes que […]

Halestorm en Barcelona: “Euforia total”

Halestorm en Barcelona: “Euforia total”

La Sala Razzmatazz recibió el 12 de noviembre una combinación explosiva con Bloodywood abriendo una noche que prometía intensidad desde el primer minuto. Los indios salieron puntuales y sin rodeos, […]

All For Metal en Madrid: “Las espadas en alto”

All For Metal en Madrid: “Las espadas en alto”

Apoyado en la pared de la Revi relimpio las lentes con mi trapo. He llegado pronto para evitar pasar por casa. Directo desde la oficina. Grupos de amigos llegan charlando […]

Harakiri For The Sky en Buenos Aires: “La noche dónde el cielo conoció su propia oscuridad”

Harakiri For The Sky en Buenos Aires: “La noche dónde el cielo conoció su propia oscuridad”

Fotos de Fernando Diaz Muchas veces el debut de una banda internacional en terreno argentino se suele vivir con mucha expectativa. El entusiasmo se apodera de sus fanáticos y las […]

Madrid Death Fest 2: “Una Noche brutal”

Madrid Death Fest 2: “Una Noche brutal”

Crónica y fotos: Juli G. López En el marco de la segunda edición del Madrid Death Fest, la brutalidad extrema volvió a reinar en la capital con una noche que […]

Damnation Festival 2025 Día 2: “20 años de violencia sonora rematados a lo grande”

Damnation Festival 2025 Día 2: “20 años de violencia sonora rematados a lo grande”

El domingo en Damnation Festival fue una mañana y un viaje mucho más sencillos. Llegando a las puertas a las 11:20, bajamos del taxi y me alegró ver a tanta […]

Refused en Buenos Aires: “Refused están muertos, larga vida a Refused”

Refused en Buenos Aires: “Refused están muertos, larga vida a Refused”

En 1998 Refused, una joven banda de la ciudad de Umeå en el norte de Suecia, editó un álbum llamado The Shape of Punk to Come. Refused no eran nuevos […]

Trixter en Ciudad de México: “Nostalgia Pura”

Trixter en Ciudad de México: “Nostalgia Pura”

Desde 1990 cuando salió su primer disco hasta el pasado 7 de noviembre, la agrupación de hard rock Trixter no había pisado la CDMX para dar un concierto, algo muy […]

Tándem en Buenos Aires: “Siempre es hoy”

Tándem en Buenos Aires: “Siempre es hoy”

Noche de gala para Tándem, que presentó su nuevo álbum titulado “La Vida es Hoy” e hizo vibrar a los presentes en The Roxy Live. La banda cerró un año […]


Paradise Lost en Glasgow: “Tres visiones del doom junto a Messa y High Parasite”
thumb image

Texto por Alex Baillie

Anoche, en el mítico recinto The Garage de Glasgow, el público fue testigo de una velada oscura, envolvente y profundamente atmosférica, en la que Paradise Lost presentó su gira Ascension acompañados por dos propuestas de gran carácter: Messa y High Parasite. Fue una de esas noches donde cada banda pareció cumplir un rol específico dentro de una misma narrativa: del impulso y la novedad, a la inmersión y el trance, hasta la catarsis final.

La noche abrió con High Parasite, que subió al escenario con una energía y una seguridad sorprendentes. Liderados por Aaron Stainthorpe —recién desvinculado de My Dying Bride—, el grupo impuso de inmediato un tono entre el pop oscuro y el doom gótico. Su sonido, al que ellos mismos han llegado a definir como death pop, combinó riffs punzantes, melodías cargadas de gancho y una atmósfera sombría, más orientada al impulso que al arrastre.

En lo visual, apostaron por una estética marcadamente gótica: luces bajas, sombras nítidas, miradas enigmáticas y leves toques teatrales que ayudaron a proyectar su identidad sin recurrir al exceso. Desde los primeros compases quedó claro que la banda no busca reinventar el doom, sino revitalizarlo desde dentro, con un enfoque más directo y contemporáneo.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Blood Incantation en Glasgow: “Metal interdimensional”

Sus canciones, compactas y bien estructuradas, evitaron la sobrecarga instrumental y mantuvieron un pulso constante entre oscuridad y dinamismo. En lugar de hundirse en la densidad melancólica típica del género, High Parasite eligió el camino de la inmediatez. El resultado fue un set que, sin renunciar a la melancolía, logró mantener al público atento y expectante.

No fue el acto más pesado ni el más lento de la velada, pero no hacía falta: High Parasite triunfó por su frescura, por su confianza sobre el escenario y por esa mezcla de misterio y cercanía que solo logran las bandas con un futuro prometedor. Se retiraron dejando la sensación de que esto es solo el principio de algo que podría evolucionar con fuerza.

A continuación, Messa ofreció un contraste absoluto. Los italianos transformaron el ambiente con una presentación ritualista, atmosférica y profundamente inmersiva. Con varios años de trayectoria y una identidad ya bien definida, el cuarteto desplegó una actuación basada en la tensión, los matices y un constante juego de dinámicas.

Desde los primeros acordes, el concierto adquirió un tono casi hipnótico. Sara Bianchin, en la voz, se movía entre lo etéreo y lo desgarrado, mientras la instrumentación alternaba pasajes de blues lento con explosiones de crudeza cortante. El uso del espacio escénico fue particular: ocuparon mayormente un solo lado del escenario, creando una sensación de desequilibrio deliberado, casi íntimo, como si invitaran al público a presenciar un ritual reservado para iniciados.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Messa: “Sentimos que The Spin describía perfectamente lo que queríamos expresar con este disco.”

El show de Messa no solo fue ritualístico, sino que rozó lo trascendental. Su mezcla de estilos —del doom más contemplativo al jazz, el drone y el rock psicodélico— funciona con una precisión impecable. El sonido fue cristalino, envolvente, y la ejecución, perfecta, dejando ver la unión entre los músicos y el fuerte vínculo que los sostiene. La interacción entre ellos, casi telepática, reflejaba una cohesión poco común incluso entre bandas con más años de trayectoria.

Cerraron su set con “Thicker Blood”, una elección que añadió un componente emocional especial. Momentos antes de salir al escenario, durante la entrevista realizada por Luis para Track to Hell, Sara había mencionado que era la canción del nuevo álbum que más resonaba con ella, algo que Rocco —baterista— también compartía. Al llegar ese momento, la interpretación cobró un peso adicional, como si la banda entera se alineara en torno a esa emoción común. La intensidad creció de manera natural hasta desbordar el escenario, dejando a la sala en un estado de silenciosa fascinación.

Con un cierre tan poderoso, Messa se consolidó como una de las propuestas más singulares y coherentes dentro de la escena actual. Ahora solo queda esperar su próxima aparición en el Damnation Festival, donde seguramente volverán a dejar una marca profunda.

Con Paradise Lost, la noche alcanzó su punto culminante. La banda salió a escena con una recepción entusiasta y un público completamente entregado. Abrieron con varios temas de su nuevo álbum Ascension —editado en septiembre de 2025—, y pronto comenzaron a alternar material reciente con cortes clásicos de su extensa discografía.

Desde los primeros minutos, el grupo mostró un dominio absoluto del escenario. La ejecución fue pulida, precisa y cargada de emoción. El bajo y la batería cimentaron una base densa, mientras las guitarras —con su inconfundible mezcla de melancolía y agresión— dieron cuerpo tanto a los nuevos temas como a los himnos más celebrados. Nick Holmes, por su parte, ofreció una interpretación sobria pero expresiva, logrando que cada palabra se sintiera con peso y convicción.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Damnation Festival 2025: cartelera final confirmada

El setlist encontró un equilibrio ejemplar entre presente y pasado: temas de Ascension convivieron sin fricción con clásicos como “Faith Divides Us” o “One Second”, manteniendo la atención del público en todo momento. La banda jugó con los contrastes —luz y sombra, densidad y calma— de una manera que parecía coreografiada. Cada tema estaba colocado con propósito, generando una narrativa fluida que abarcó más de tres décadas de historia sin perder coherencia.

La puesta en escena, sobria y efectiva, reforzó el carácter emocional del concierto. The Garage, con su aforo medio y su acústica envolvente, resultó el marco ideal para una presentación que apeló tanto a la nostalgia como a la evolución. Paradise Lost demostraron que, lejos de estancarse, continúan explorando su propio sonido con la madurez y la sensibilidad de quienes comprenden la esencia del género que ayudaron a forjar.

Si hubo un punto menor a señalar, fue la transición algo abrupta entre Messa y los británicos, algo comprensible dada la estricta logística del recinto. Más allá de eso, el flujo general de la noche fue impecable. El público abandonó la sala con la sensación de haber asistido a una experiencia completa: una sucesión de atmósferas, riffs pesados, melodías melancólicas y, sobre todo, la confirmación de que Paradise Lost siguen creciendo y desafiando expectativas incluso después de más de tres décadas de carrera.

Una noche donde la oscuridad, lejos de oprimir, se volvió pura celebración.

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,

Paradise Lost en Glasgow: “Tres visiones del doom junto a Messa y High Parasite”
thumb image

Texto por Alex Baillie

Anoche, en el mítico recinto The Garage de Glasgow, el público fue testigo de una velada oscura, envolvente y profundamente atmosférica, en la que Paradise Lost presentó su gira Ascension acompañados por dos propuestas de gran carácter: Messa y High Parasite. Fue una de esas noches donde cada banda pareció cumplir un rol específico dentro de una misma narrativa: del impulso y la novedad, a la inmersión y el trance, hasta la catarsis final.

La noche abrió con High Parasite, que subió al escenario con una energía y una seguridad sorprendentes. Liderados por Aaron Stainthorpe —recién desvinculado de My Dying Bride—, el grupo impuso de inmediato un tono entre el pop oscuro y el doom gótico. Su sonido, al que ellos mismos han llegado a definir como death pop, combinó riffs punzantes, melodías cargadas de gancho y una atmósfera sombría, más orientada al impulso que al arrastre.

En lo visual, apostaron por una estética marcadamente gótica: luces bajas, sombras nítidas, miradas enigmáticas y leves toques teatrales que ayudaron a proyectar su identidad sin recurrir al exceso. Desde los primeros compases quedó claro que la banda no busca reinventar el doom, sino revitalizarlo desde dentro, con un enfoque más directo y contemporáneo.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Blood Incantation en Glasgow: “Metal interdimensional”

Sus canciones, compactas y bien estructuradas, evitaron la sobrecarga instrumental y mantuvieron un pulso constante entre oscuridad y dinamismo. En lugar de hundirse en la densidad melancólica típica del género, High Parasite eligió el camino de la inmediatez. El resultado fue un set que, sin renunciar a la melancolía, logró mantener al público atento y expectante.

No fue el acto más pesado ni el más lento de la velada, pero no hacía falta: High Parasite triunfó por su frescura, por su confianza sobre el escenario y por esa mezcla de misterio y cercanía que solo logran las bandas con un futuro prometedor. Se retiraron dejando la sensación de que esto es solo el principio de algo que podría evolucionar con fuerza.

A continuación, Messa ofreció un contraste absoluto. Los italianos transformaron el ambiente con una presentación ritualista, atmosférica y profundamente inmersiva. Con varios años de trayectoria y una identidad ya bien definida, el cuarteto desplegó una actuación basada en la tensión, los matices y un constante juego de dinámicas.

Desde los primeros acordes, el concierto adquirió un tono casi hipnótico. Sara Bianchin, en la voz, se movía entre lo etéreo y lo desgarrado, mientras la instrumentación alternaba pasajes de blues lento con explosiones de crudeza cortante. El uso del espacio escénico fue particular: ocuparon mayormente un solo lado del escenario, creando una sensación de desequilibrio deliberado, casi íntimo, como si invitaran al público a presenciar un ritual reservado para iniciados.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Messa: “Sentimos que The Spin describía perfectamente lo que queríamos expresar con este disco.”

El show de Messa no solo fue ritualístico, sino que rozó lo trascendental. Su mezcla de estilos —del doom más contemplativo al jazz, el drone y el rock psicodélico— funciona con una precisión impecable. El sonido fue cristalino, envolvente, y la ejecución, perfecta, dejando ver la unión entre los músicos y el fuerte vínculo que los sostiene. La interacción entre ellos, casi telepática, reflejaba una cohesión poco común incluso entre bandas con más años de trayectoria.

Cerraron su set con “Thicker Blood”, una elección que añadió un componente emocional especial. Momentos antes de salir al escenario, durante la entrevista realizada por Luis para Track to Hell, Sara había mencionado que era la canción del nuevo álbum que más resonaba con ella, algo que Rocco —baterista— también compartía. Al llegar ese momento, la interpretación cobró un peso adicional, como si la banda entera se alineara en torno a esa emoción común. La intensidad creció de manera natural hasta desbordar el escenario, dejando a la sala en un estado de silenciosa fascinación.

Con un cierre tan poderoso, Messa se consolidó como una de las propuestas más singulares y coherentes dentro de la escena actual. Ahora solo queda esperar su próxima aparición en el Damnation Festival, donde seguramente volverán a dejar una marca profunda.

Con Paradise Lost, la noche alcanzó su punto culminante. La banda salió a escena con una recepción entusiasta y un público completamente entregado. Abrieron con varios temas de su nuevo álbum Ascension —editado en septiembre de 2025—, y pronto comenzaron a alternar material reciente con cortes clásicos de su extensa discografía.

Desde los primeros minutos, el grupo mostró un dominio absoluto del escenario. La ejecución fue pulida, precisa y cargada de emoción. El bajo y la batería cimentaron una base densa, mientras las guitarras —con su inconfundible mezcla de melancolía y agresión— dieron cuerpo tanto a los nuevos temas como a los himnos más celebrados. Nick Holmes, por su parte, ofreció una interpretación sobria pero expresiva, logrando que cada palabra se sintiera con peso y convicción.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Damnation Festival 2025: cartelera final confirmada

El setlist encontró un equilibrio ejemplar entre presente y pasado: temas de Ascension convivieron sin fricción con clásicos como “Faith Divides Us” o “One Second”, manteniendo la atención del público en todo momento. La banda jugó con los contrastes —luz y sombra, densidad y calma— de una manera que parecía coreografiada. Cada tema estaba colocado con propósito, generando una narrativa fluida que abarcó más de tres décadas de historia sin perder coherencia.

La puesta en escena, sobria y efectiva, reforzó el carácter emocional del concierto. The Garage, con su aforo medio y su acústica envolvente, resultó el marco ideal para una presentación que apeló tanto a la nostalgia como a la evolución. Paradise Lost demostraron que, lejos de estancarse, continúan explorando su propio sonido con la madurez y la sensibilidad de quienes comprenden la esencia del género que ayudaron a forjar.

Si hubo un punto menor a señalar, fue la transición algo abrupta entre Messa y los británicos, algo comprensible dada la estricta logística del recinto. Más allá de eso, el flujo general de la noche fue impecable. El público abandonó la sala con la sensación de haber asistido a una experiencia completa: una sucesión de atmósferas, riffs pesados, melodías melancólicas y, sobre todo, la confirmación de que Paradise Lost siguen creciendo y desafiando expectativas incluso después de más de tres décadas de carrera.

Una noche donde la oscuridad, lejos de oprimir, se volvió pura celebración.

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,

thumb image
Fuet!
Make It Happen (2025)
thumb image
Wino
Create or Die (2025)
thumb image
Trivium
Struck Dead (2025)
thumb image
Wolvennest
Procession (2025)

 

 



thumb image
Fuet!
Make It Happen (2025)
thumb image
Wino
Create or Die (2025)
thumb image
Trivium
Struck Dead (2025)
thumb image
Wolvennest
Procession (2025)