

El primero de mayo, Día del Trabajador, aquellos afortunados que podemos “celebrar” este día tenemos la dicha de poder “descansar”. Pero no fue el caso de este cronista. No quiero decir que Pablo, nuestro jefe en TTH, nos obligue a agarrar la pala, pero bueno… me tocó “trabajar” en este hobby que amo: cubrir shows para acercarles a nuestros fieles lectores lo que se vivió en una nueva visita de los alemanes Lord of the Lost a la Argentina. Tercer show consecutivo en la semana: primero Dogma, después W.A.S.P. (otro de los conciertos más esperados de los últimos años y cuya crónica pueden leer más abajo). Esta vez me acerqué al coqueto Teatro Flores y, luego de la acreditación correspondiente gracias a la producción de NWM, ingresé a la zona del foso para comenzar a disfrutar de las bandas soporte en una tarde/noche que prometía ser larga.
Los encargados de abrir la jornada fueron los chicos de Themeria, con su propuesta de metalcore con tintes alternativos y algunos pasajes rapeados que tuvieron buena recepción en general. Vestidos con trajes estilo militar, demostraron un buen nivel compositivo y sonoro, recibiendo aplausos de los intrépidos que se acercaron temprano a Flores. Entre los temas ejecutados se destacó “444“, además de presentarnos un tema inédito titulado “El viento sopla a mi favor“. Una excelente propuesta para tener en cuenta y apoyar la renovación del metal nacional.
Devil 69 salió a escena alrededor de las 20:10, con vestimentas personalizadas y una voz femenina al frente. Presentaron su propuesta sinfónica con toques alternativos, en una línea similar a lo que hacen los comandados por Brenda, Bloodparade. Como particularidad, tocaron el tema “Dangerous” de Roxette en versión metalera, coreado por los más “viejitos” del lugar, ya que para ese entonces el público rondaba un promedio de edad de 25 a 28 años. Personalmente creo que fueron una gran elección para abrir para Lord of the Lost, calentando adecuadamente a todos los fans en el lugar para la atracción principal de la noche
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Mientras soñaba con presenciar el Wacken, ese festival al que todo metalero aspira asistir alguna vez, me tuve que conformar con verlo a través de la transmisión oficial por YouTube. Fue allí donde conocí a estos alemanes, que me sorprendieron desde el primer minuto. Los comandados por Chris “The Lord” Harms regresaban al país luego de dos años, bajo el marco del Latin American Tour. Sí, se rompieron la cabeza con el nombre.
Chris y sus secuaces simplemente destrozaron el teatro con una actuación impecable que desbordaba electricidad, pesadez y pasión, haciendo que todos los asistentes saltaran, bailaran, levantaran los cuernos y gritaran a todo pulmón junto con la banda. Su setlist fue increíble, mostrando un gran equilibrio entre todo su material antiguo con sus últimos lanzamientos Blood & Glitter (2022) y Weapons of Mass Seduction (2023). Las primeras canciones, incluyendo “The Curtain Falls”, “Dry the Rain” y “Loreley”, ya nos dieron una muy buena idea de lo impresionante que iba a ser toda la noche, y cuanto más fuerte era la reacción de los fans, mejor era la banda en el escenario y viceversa.
Honestamente, no sé cómo bandas como LOTL pueden tocar con tanta energía noche tras noche y nunca cansarse. Será que uno ya peina canas y no puede andar haciéndose el joven… el dolor de espalda pesa. Pero ahí estábamos, disfrutando junto a las casi 350/400 personas que, si bien ni por asomo llenaban el lugar, se hicieron sentir como si fueran miles. La gente no se empujaba ni intentaba ponerse delante con lo que a veces llamaría incluso violencia. De más está decir que se podía ver mucho cuero, cadenas, elementos característicos del estilo sadomasoquista… y mucho glitter.
Volviendo al repertorio, fue prácticamente perfecto: 20 canciones con mucho material antiguo, y —obviamente— puedo decir que estaban incluidas casi todas mis favoritas. Entre otras, la banda tocó “Drag Me to Hell”, “Future of a Past Life”, la increíble y un poco más pesada “Destruction Manual”, y, por supuesto, “Blood & Glitter”. Es realmente impecable lo de Chris Harms al ejecutar esas voces gritadas que sonaban tan bien en vivo como en el disco. En general, me encanta esa voz oscura que utiliza, llegando por momentos a tonos similares a los del recordado Peter Steele, de Type O Negative. Por su parte, Class Grenayde ofreció unas líneas de bajo crudas y contundentes que fueron suficientes para sacudir la sala, y Gared Dirge hizo magia a las teclas, junto con los riffs de Pi Stoffers y la percusión de Niklas Kahl.
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Siguiendo con el setlist, la inconfundible melodía electrónica de baja fidelidad de “Blood for Blood” entró en escena y, a medida que el tema ganaba intensidad, generaba un subidón de euforia. Le siguió “One Last Song“, una pieza que ya resultaba conmovedora en su versión de estudio, pero que en vivo se multiplica por diez, convirtiéndose en uno de los momentos más memorables de la noche para cerrar la actuación principal. Fue un final emotivo y poderoso, que selló el show con broche de oro.
Como mencioné antes, sigo a esta banda desde que la descubrí hace unos años, y su estilo me llamó la atención desde entonces. Lo vivido aquella noche no fue la excepción, volví a casa con la satisfacción de haber visto a una gran banda que lo entregó todo. Puede que no sea completamente imparcial, pero este concierto tuvo todo lo que un fan de Lord of the Lost podría desear. Ojalá podamos volver a verlos muy pronto en Argentina. Me quito el sombrero ante Lord Of The Lost por ello, porque pocas bandas pueden llevar a cabo influencias pop extravagantes junto a paisajes sonoros tan duros. Sin embargo, aquí estaban, ejecutándolo todo sin esfuerzo. La sola presencia de la banda era embriagadora y era evidente que estaban tan contentos de estar allí como el público.
Fotos: Facundo Rodríguez (Shots by Far)


El primero de mayo, Día del Trabajador, aquellos afortunados que podemos “celebrar” este día tenemos la dicha de poder “descansar”. Pero no fue el caso de este cronista. No quiero decir que Pablo, nuestro jefe en TTH, nos obligue a agarrar la pala, pero bueno… me tocó “trabajar” en este hobby que amo: cubrir shows para acercarles a nuestros fieles lectores lo que se vivió en una nueva visita de los alemanes Lord of the Lost a la Argentina. Tercer show consecutivo en la semana: primero Dogma, después W.A.S.P. (otro de los conciertos más esperados de los últimos años y cuya crónica pueden leer más abajo). Esta vez me acerqué al coqueto Teatro Flores y, luego de la acreditación correspondiente gracias a la producción de NWM, ingresé a la zona del foso para comenzar a disfrutar de las bandas soporte en una tarde/noche que prometía ser larga.
Los encargados de abrir la jornada fueron los chicos de Themeria, con su propuesta de metalcore con tintes alternativos y algunos pasajes rapeados que tuvieron buena recepción en general. Vestidos con trajes estilo militar, demostraron un buen nivel compositivo y sonoro, recibiendo aplausos de los intrépidos que se acercaron temprano a Flores. Entre los temas ejecutados se destacó “444“, además de presentarnos un tema inédito titulado “El viento sopla a mi favor“. Una excelente propuesta para tener en cuenta y apoyar la renovación del metal nacional.
Devil 69 salió a escena alrededor de las 20:10, con vestimentas personalizadas y una voz femenina al frente. Presentaron su propuesta sinfónica con toques alternativos, en una línea similar a lo que hacen los comandados por Brenda, Bloodparade. Como particularidad, tocaron el tema “Dangerous” de Roxette en versión metalera, coreado por los más “viejitos” del lugar, ya que para ese entonces el público rondaba un promedio de edad de 25 a 28 años. Personalmente creo que fueron una gran elección para abrir para Lord of the Lost, calentando adecuadamente a todos los fans en el lugar para la atracción principal de la noche
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Mientras soñaba con presenciar el Wacken, ese festival al que todo metalero aspira asistir alguna vez, me tuve que conformar con verlo a través de la transmisión oficial por YouTube. Fue allí donde conocí a estos alemanes, que me sorprendieron desde el primer minuto. Los comandados por Chris “The Lord” Harms regresaban al país luego de dos años, bajo el marco del Latin American Tour. Sí, se rompieron la cabeza con el nombre.
Chris y sus secuaces simplemente destrozaron el teatro con una actuación impecable que desbordaba electricidad, pesadez y pasión, haciendo que todos los asistentes saltaran, bailaran, levantaran los cuernos y gritaran a todo pulmón junto con la banda. Su setlist fue increíble, mostrando un gran equilibrio entre todo su material antiguo con sus últimos lanzamientos Blood & Glitter (2022) y Weapons of Mass Seduction (2023). Las primeras canciones, incluyendo “The Curtain Falls”, “Dry the Rain” y “Loreley”, ya nos dieron una muy buena idea de lo impresionante que iba a ser toda la noche, y cuanto más fuerte era la reacción de los fans, mejor era la banda en el escenario y viceversa.
Honestamente, no sé cómo bandas como LOTL pueden tocar con tanta energía noche tras noche y nunca cansarse. Será que uno ya peina canas y no puede andar haciéndose el joven… el dolor de espalda pesa. Pero ahí estábamos, disfrutando junto a las casi 350/400 personas que, si bien ni por asomo llenaban el lugar, se hicieron sentir como si fueran miles. La gente no se empujaba ni intentaba ponerse delante con lo que a veces llamaría incluso violencia. De más está decir que se podía ver mucho cuero, cadenas, elementos característicos del estilo sadomasoquista… y mucho glitter.
Volviendo al repertorio, fue prácticamente perfecto: 20 canciones con mucho material antiguo, y —obviamente— puedo decir que estaban incluidas casi todas mis favoritas. Entre otras, la banda tocó “Drag Me to Hell”, “Future of a Past Life”, la increíble y un poco más pesada “Destruction Manual”, y, por supuesto, “Blood & Glitter”. Es realmente impecable lo de Chris Harms al ejecutar esas voces gritadas que sonaban tan bien en vivo como en el disco. En general, me encanta esa voz oscura que utiliza, llegando por momentos a tonos similares a los del recordado Peter Steele, de Type O Negative. Por su parte, Class Grenayde ofreció unas líneas de bajo crudas y contundentes que fueron suficientes para sacudir la sala, y Gared Dirge hizo magia a las teclas, junto con los riffs de Pi Stoffers y la percusión de Niklas Kahl.
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Siguiendo con el setlist, la inconfundible melodía electrónica de baja fidelidad de “Blood for Blood” entró en escena y, a medida que el tema ganaba intensidad, generaba un subidón de euforia. Le siguió “One Last Song“, una pieza que ya resultaba conmovedora en su versión de estudio, pero que en vivo se multiplica por diez, convirtiéndose en uno de los momentos más memorables de la noche para cerrar la actuación principal. Fue un final emotivo y poderoso, que selló el show con broche de oro.
Como mencioné antes, sigo a esta banda desde que la descubrí hace unos años, y su estilo me llamó la atención desde entonces. Lo vivido aquella noche no fue la excepción, volví a casa con la satisfacción de haber visto a una gran banda que lo entregó todo. Puede que no sea completamente imparcial, pero este concierto tuvo todo lo que un fan de Lord of the Lost podría desear. Ojalá podamos volver a verlos muy pronto en Argentina. Me quito el sombrero ante Lord Of The Lost por ello, porque pocas bandas pueden llevar a cabo influencias pop extravagantes junto a paisajes sonoros tan duros. Sin embargo, aquí estaban, ejecutándolo todo sin esfuerzo. La sola presencia de la banda era embriagadora y era evidente que estaban tan contentos de estar allí como el público.