Apenas dos días después de haber ido al lugar para cubrir la visita de los ingleses Tesseract, el sábado 14/9 me dirigí una vez más al Teatro Flores para ser testigo y cronista de otro concierto más de presentación de un disco del 2023. Esta vez era una fecha mucho más local, siendo que veríamos a los indudablemente argentinos Lörihen presentando su séptimo álbum La Magia del Caos, acompañados tanto por bandas amigas de ambos lados del Río de la Plata como invitados del mundo del metal nacional.
Habiendo dado sus primeros pasos en el power argentino de cambio de siglo, como bien se puede deducir de su nombre tolkieniano y antiguo logo, entre las largas pausas entre álbumes Lörihen fueron ajustando las tuercas de su sonido y limando asperezas, actualmente mostrando una propuesta heavy que mantiene la melodía pero es más machacante y definida en sus riffs, no muy alejada de los últimos álbumes de Rata Blanca. Puede que este cambio no fuera del agrado de todos sus fans, pero tanto el hecho de que sean parte del puñado de grupos de aquella escena que se mantienen activos como la convocatoria que se podía ver en el Teatro Flores creo que validan las maniobras de la banda para navegar las complicadas aguas del metal argento.
Ver un recital con hambre es algo que no se le desea a nadie, así que antes de entrar al lugar merendé un café en una de las varias cafeterías cerca del lugar, donde muchos hinchas de Boca se habían acumulado para ver cómo Racing les daba vuelta el partido. Traté de hacer lo mío lo más rápido posible pero cuando llegué al Teatro la gente de León de Praga ya había hecho lo suyo abriendo la fecha, así que van a tener que disculparme si no puedo hablar de lo que fue su set.
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A quienes sí pude ver fue a Crepar, cuarteto oriundo de Montevideo que ya en varias ocasiones acompañó a Lörihen. Los uruguayos salieron a las 19:40 y mostraron el profesionalismo que se debería esperar de gente con 25 años de experiencia, con su heavy metal bien rioplatense directo a la yugular. Puede que por momentos el sonido del Teatro no fuera el más acertado, con el cantante Gaby Soria muchas veces apenas entendiéndose cuando se dirigía al público, pero para quien sea fan de este estilo de metal sin vueltas ni excentricidades estoy seguro que lo hecho por estos compañeros orientales fue un buen rato.
Y hablando de orientales, los últimos teloneros en presentarse fueron los montevideanos ReyToro, otros grandes representantes del heavy metal de la tierra de Artigas y la canasta. El cuarteto dio otra lección de metal con canciones como “Hacha”, “Finisterra”, “Némesis” y “Peste”, acompañadas por la pantalla de fondo y a los lados mostrando sus videos musicales e imágenes de dictadores y banderas de potencias internacionales en plan de protesta. Riffs fuertes y baterías directo al cerebro en cada golpe, la banda del cantante Fabián Furtado, el guitarrista Norberto Arriola, el baterista Fernando Alfaro y el bajista Enzo Broglia dio un gran concierto para quien sea fan de andar en moto y tomar cerveza.
Tras veinte minutos de espera, el telón del Teatro se abrió y se puso énfasis en la parte teatral cuando en la pantalla apareció el presentador circense del video de “Un Santo En Este Infierno” anunciando el comienzo del concierto de Lörihen, con la salida del baterista Leo Dobao, el bajista Christian Abarca, el guitarrista y líder Emiliano Obregón, el tecladista Johan Maximus y, por último, el cantante Lucas Gerardo, que tiraron las primeras notas de su presentación.
Centrándonos únicamente en las canciones, el set de Lörihen fue uno típico para cuando se presenta un nuevo álbum, mezclando canciones de La Magia del Caos con clásicos de lanzamientos anteriores que se fueron haciendo cada vez más frecuentes a medida que avanzaba la noche, como es debido: así que tuvimos tracks como “Un Santo En Este Infierno” y “Mágica Mujer” junto a inclusiones obvias como “Cuando Tus Brazos Caen” y “Aun Sigo Latiendo”. Si se hubieran limitado a eso hubiera sido suficiente, pero el quinteto estaba dispuesto a ir más allá para una ocasión tan especial, donde encima tenían una cantidad de público muy generosa.
Una constante fueron las pantallas acompañando las canciones, en muchos casos con los lyric videos para todos aquellos que no fueran muy buenos recordando las letras y quisieran acompañar a coro, y también con imágenes tomadas en vivo por un camarógrafo. Y no hay que pasar por alto los cantantes invitados que fueron apareciendo como Brenda Jezabel Cuesta (Bloodparade) vestida de monja como en la portada de Bajo La Cruz, Walter Meza (Horcas) en “Fantasmas del Ayer”, y el esperadísimo Javier Barrozo (Abismos En El Cielo, Magnos), excantante de Lörihen en sus tres primeros álbumes, aportando su voz en “Utopía” y varias más. La aparición de Barrozo también hizo que tuviéramos un par de canciones de su periodo más powermetalero, demostrando la pericia de los músicos para cambiar rápidamente de estilo.
Pero los invitados más importantes no fueron cantantes o siquiera músicos. El primero de estos fue durante la canción “Frías Islas”, un sentido homenaje a los soldados muertos en la Guerra de Malvinas, donde dos veteranos se presentaron en el escenario con una bandera argentina con el símbolo de las islas en ella, dando lugar a uno de los momentos más emotivos y sentidos de la noche, mientras en las pantallas aparecían fotos de los soldados y madres que habían perdido a sus hijos en la guerra, algo que fue acompañado por los cantos de “¡Argentina! ¡Argentina!” y “¡El que no salta es un inglés!” por parte del público. Y después tuvimos el momento donde invitaron a todos los chicos del público, de los que había más de los que uno esperaría, para saltar y estar arriba del escenario durante un par de canciones. ¿Una nueva generación de metaleros?
Meter el inicio del clásico del punk nacional “Ya No Sos Igual” en el medio de “Libre Como El Viento” fue un momento tan inesperado como bienvenido, llegados a un punto donde todo era más una fiesta que una presentación formal de álbum. Y si de fiesta hablamos, hay que mencionar los cañones de papelitos cerca del final, creando una atmósfera perfecta de cumpleaños en medio del Teatro Flores, e incluso de un cumpleaños literal siendo que la gente acompañó con un canto de “Feliz Cumpleaños” a Barrozo, que el día anterior había cumplido 49.
Ya para cuando “Vida Eterna” cerró la noche, el set de Lörihen se había extendido por más de dos horas (pude escuchar un par de comentarios bastante graciosos de gente del Teatro diciendo “¿Siguen todavía?”), y para el final hubo muchos aplausos, agradecimientos y una retirada pacífica de la gente saliendo para avenida Rivadavia, seguramente muy satisfechos por la que había sido toda una fiesta del metal rioplatense, y uno que esperemos que se repita a futuro y muchas veces más.
Fotos: Shots By Far
Apenas dos días después de haber ido al lugar para cubrir la visita de los ingleses Tesseract, el sábado 14/9 me dirigí una vez más al Teatro Flores para ser testigo y cronista de otro concierto más de presentación de un disco del 2023. Esta vez era una fecha mucho más local, siendo que veríamos a los indudablemente argentinos Lörihen presentando su séptimo álbum La Magia del Caos, acompañados tanto por bandas amigas de ambos lados del Río de la Plata como invitados del mundo del metal nacional.
Habiendo dado sus primeros pasos en el power argentino de cambio de siglo, como bien se puede deducir de su nombre tolkieniano y antiguo logo, entre las largas pausas entre álbumes Lörihen fueron ajustando las tuercas de su sonido y limando asperezas, actualmente mostrando una propuesta heavy que mantiene la melodía pero es más machacante y definida en sus riffs, no muy alejada de los últimos álbumes de Rata Blanca. Puede que este cambio no fuera del agrado de todos sus fans, pero tanto el hecho de que sean parte del puñado de grupos de aquella escena que se mantienen activos como la convocatoria que se podía ver en el Teatro Flores creo que validan las maniobras de la banda para navegar las complicadas aguas del metal argento.
Ver un recital con hambre es algo que no se le desea a nadie, así que antes de entrar al lugar merendé un café en una de las varias cafeterías cerca del lugar, donde muchos hinchas de Boca se habían acumulado para ver cómo Racing les daba vuelta el partido. Traté de hacer lo mío lo más rápido posible pero cuando llegué al Teatro la gente de León de Praga ya había hecho lo suyo abriendo la fecha, así que van a tener que disculparme si no puedo hablar de lo que fue su set.
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A quienes sí pude ver fue a Crepar, cuarteto oriundo de Montevideo que ya en varias ocasiones acompañó a Lörihen. Los uruguayos salieron a las 19:40 y mostraron el profesionalismo que se debería esperar de gente con 25 años de experiencia, con su heavy metal bien rioplatense directo a la yugular. Puede que por momentos el sonido del Teatro no fuera el más acertado, con el cantante Gaby Soria muchas veces apenas entendiéndose cuando se dirigía al público, pero para quien sea fan de este estilo de metal sin vueltas ni excentricidades estoy seguro que lo hecho por estos compañeros orientales fue un buen rato.
Y hablando de orientales, los últimos teloneros en presentarse fueron los montevideanos ReyToro, otros grandes representantes del heavy metal de la tierra de Artigas y la canasta. El cuarteto dio otra lección de metal con canciones como “Hacha”, “Finisterra”, “Némesis” y “Peste”, acompañadas por la pantalla de fondo y a los lados mostrando sus videos musicales e imágenes de dictadores y banderas de potencias internacionales en plan de protesta. Riffs fuertes y baterías directo al cerebro en cada golpe, la banda del cantante Fabián Furtado, el guitarrista Norberto Arriola, el baterista Fernando Alfaro y el bajista Enzo Broglia dio un gran concierto para quien sea fan de andar en moto y tomar cerveza.
Tras veinte minutos de espera, el telón del Teatro se abrió y se puso énfasis en la parte teatral cuando en la pantalla apareció el presentador circense del video de “Un Santo En Este Infierno” anunciando el comienzo del concierto de Lörihen, con la salida del baterista Leo Dobao, el bajista Christian Abarca, el guitarrista y líder Emiliano Obregón, el tecladista Johan Maximus y, por último, el cantante Lucas Gerardo, que tiraron las primeras notas de su presentación.
Centrándonos únicamente en las canciones, el set de Lörihen fue uno típico para cuando se presenta un nuevo álbum, mezclando canciones de La Magia del Caos con clásicos de lanzamientos anteriores que se fueron haciendo cada vez más frecuentes a medida que avanzaba la noche, como es debido: así que tuvimos tracks como “Un Santo En Este Infierno” y “Mágica Mujer” junto a inclusiones obvias como “Cuando Tus Brazos Caen” y “Aun Sigo Latiendo”. Si se hubieran limitado a eso hubiera sido suficiente, pero el quinteto estaba dispuesto a ir más allá para una ocasión tan especial, donde encima tenían una cantidad de público muy generosa.
Una constante fueron las pantallas acompañando las canciones, en muchos casos con los lyric videos para todos aquellos que no fueran muy buenos recordando las letras y quisieran acompañar a coro, y también con imágenes tomadas en vivo por un camarógrafo. Y no hay que pasar por alto los cantantes invitados que fueron apareciendo como Brenda Jezabel Cuesta (Bloodparade) vestida de monja como en la portada de Bajo La Cruz, Walter Meza (Horcas) en “Fantasmas del Ayer”, y el esperadísimo Javier Barrozo (Abismos En El Cielo, Magnos), excantante de Lörihen en sus tres primeros álbumes, aportando su voz en “Utopía” y varias más. La aparición de Barrozo también hizo que tuviéramos un par de canciones de su periodo más powermetalero, demostrando la pericia de los músicos para cambiar rápidamente de estilo.
Pero los invitados más importantes no fueron cantantes o siquiera músicos. El primero de estos fue durante la canción “Frías Islas”, un sentido homenaje a los soldados muertos en la Guerra de Malvinas, donde dos veteranos se presentaron en el escenario con una bandera argentina con el símbolo de las islas en ella, dando lugar a uno de los momentos más emotivos y sentidos de la noche, mientras en las pantallas aparecían fotos de los soldados y madres que habían perdido a sus hijos en la guerra, algo que fue acompañado por los cantos de “¡Argentina! ¡Argentina!” y “¡El que no salta es un inglés!” por parte del público. Y después tuvimos el momento donde invitaron a todos los chicos del público, de los que había más de los que uno esperaría, para saltar y estar arriba del escenario durante un par de canciones. ¿Una nueva generación de metaleros?
Meter el inicio del clásico del punk nacional “Ya No Sos Igual” en el medio de “Libre Como El Viento” fue un momento tan inesperado como bienvenido, llegados a un punto donde todo era más una fiesta que una presentación formal de álbum. Y si de fiesta hablamos, hay que mencionar los cañones de papelitos cerca del final, creando una atmósfera perfecta de cumpleaños en medio del Teatro Flores, e incluso de un cumpleaños literal siendo que la gente acompañó con un canto de “Feliz Cumpleaños” a Barrozo, que el día anterior había cumplido 49.
Ya para cuando “Vida Eterna” cerró la noche, el set de Lörihen se había extendido por más de dos horas (pude escuchar un par de comentarios bastante graciosos de gente del Teatro diciendo “¿Siguen todavía?”), y para el final hubo muchos aplausos, agradecimientos y una retirada pacífica de la gente saliendo para avenida Rivadavia, seguramente muy satisfechos por la que había sido toda una fiesta del metal rioplatense, y uno que esperemos que se repita a futuro y muchas veces más.