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Emiliano Obregón (Lörihen): “No se tiene que perder el querer ir a un show en vivo”
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Meses después de la salida de su nuevo álbum La Magia del Caos, Lörihen se preparan para ofrecer la presentación en vivo del álbum en el Teatro Flores de Buenos Aires el sábado 14 de septiembre, para todos los fans. Para poder hablar de este evento tan especial, nos contactamos con el guitarrista y compositor Emiliano Obregón para que nos cuente todo lo que hay detrás de esta fecha.


—Emi, ¿cómo anda todo? ¿Cómo van las cosas con toda esta fecha y con todos los problemas que surgen al organizar las fechas?

Bien. Es como vos bien dijiste, es un laburo importante, pero deseado, buscado, con lo cual no deja de ser “sarna con gusto”, como dice la frase, ¿no? Así que claro, de eso se trata: de poder seguir. Estamos contentos, es un año en el que estamos con mucha actividad.

—No sé si vos te acordás que yo te había entrevistado en creo que diciembre último, que fue para la salida y presentación del disco La Magia del Caos.

Sí, sí, me imagino. Lo tengo en los chats, en los historiales. Lo que pasa es que… Pablito y Gabi para lo que son campañas así de lanzamiento, para shows… Para que tengas una idea, hoy tengo siete notas, pero de dos semanas para acá, a una semana, hay 60 notas agendadas.

—Sí, sí, me imagino, me imagino. No, yo mencionaba eso porque ese fue para cuando salía el disco de La Magia del Caos. Ese era el lanzamiento del disco, ahora el 14 de septiembre tienen la fecha en el Teatro Flores y ese fue presentado como la presentación oficial.

Uno fue el lanzamiento…

—Por eso estaba pensando, porque dije: “¿No había presentado este disco ya?” Entonces dije: “Ah, no, ese fue el lanzamiento. Esta es la presentación oficial”.

Correcto. De alguna manera, el disco nosotros lo vamos a seguir girando por lo menos un año más, sí. Pero el disco tiene todo: todo el proceso creativo, la gestación, la salida… Es un evento porque es la primera vez que la gente pudo escuchar algunas canciones fue en el show del Vorterix, y después tiene la presentación oficial cuando el disco tiene, entendemos, siete u ocho meses en la calle. Igual, te digo, son hábitos que se van perdiendo, porque cada vez se largan menos discos y se largan más sencillos. Con lo cual, para las nuevas generaciones, esto de la presentación oficial del disco, cuando las bandas dejen de sacar discos y saquen solamente sencillos, entiendo que puede ser algo que tienda a desaparecer. Por ahí los shows van a tener un motivo particular o especial, pero como que no se conmemora el disco porque no hay disco. Hoy se volvió mucho a esa manera de lanzar material, ¿no?

—Sí, con todo lo que es streaming de Spotify, especialmente.

Es así.

—Igualmente creo que para las bandas de metal creo que sale más sacar el disco todo junto ya. Si me preguntás, muchas veces Spotify es más cómodo para escuchar discos que canciones específicas, a menos que estén en playlists.

Pero, ¿sabés qué? Hay una tendencia a que las cosas sean así, como muy de picotear. Por eso los artistas también se prestan a sacar singles, ¿viste? Porque la realidad es que es mucho menos el esfuerzo y la carga horaria que se dedica a un single que a un disco. Y el disco, si te lo ponés a analizar, al mes siguiente ya es un disco viejo, y encima cualquier disco que haga ya tiene veinte discos más encima.

La manera de largar singles también está buena porque te pone en el ojo del huracán con mucha menos carga horaria. Antes de la existencia de las plataformas digitales y de toda esta manera de consumir así con playlists y que aparezcan los curadores, no era viable. No se editaban singles: vos comprabas el disco o el CD en formato físico y tenías para escuchar y consumirlo de punta a punta.

Es un tema el cambio de época y el cambio de consumo en todos los aspectos de la vida.

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—Encima, Spotify son un rejunte de miserables respecto a la plata que sacan de las reproducciones. La cantidad de dinero que le dan a las bandas es una miseria.

Es muy poco, pero tiene una relación directa con, si así se quiere, la flexibilización o la precarización laboral, con la aparición de plataformas de todo tipo. Hace ya 10, 15 años, tenés Grabr, que es una plataforma que permite que si vos, casualmente u ocasionalmente, viajás a Toronto porque tenés a tu tía Jenny que vive en Toronto, vas a conectar con Damián, que es un fletero de La Matanza que necesita una pieza que está allá. Entonces vos aprovechás el viaje, se la traes a Damián a La Matanza, y en el medio John Walker, que es un canadiense que tuvo el ingenio de armar una app que hizo que vos te encuentres con Damián, te saca una tajada a vos y le cobra un fee a Damián.

La aparición de todas esas plataformas de conectar gente y los vacíos legales, porque es todo tan etéreo. Es algo que está ahí, pero no está claramente definido. La estructura de Internet y de la red está, pero no es completamente clara. Esto provoca que surjan estas cuestiones y que la gente, de alguna manera, es entendible: el tipo que quiere escuchar el último disco de Maiden y no quiere esperar a que salga en físico apreta un botón en el teléfono y lo empieza a escuchar.

—Claro, y además también estaba pensando en lo de la primera fecha del lanzamiento del disco, la presentación del disco. Pensé: “Bueno, pero Vorterix y el Teatro Flores…”, y después busqué el Teatro Flores y vi que tiene un poquito más de capacidad. Entonces dije: “Ah, bueno, ahí tiene más sentido”. Es la gente que va a escuchar estas canciones en vivo y el primero era la gente que quería escuchar las canciones.

Lo que no tiene que suceder es que se pierda, aunque cada vez sucede más porque la tecnología pone el show más cerca. Estamos a dos minutos de que te toquen el timbre y te bajen un balde de pochoclos para ver un show de los Stones en la puerta de tu casa, que venga Mick Jagger y te diga: “Te traigo la pizza, quédate acá, no vengas”. Lo que no puede suceder, y los músicos intentamos que no suceda, es que se pierda la diferencia entre el vivo y quedarse en casa viendo un recital por Flow. Que el Flow sea una cuestión de distancia, que no lo podés ver porque estás a 1000 km: al momento en que pongamos en duda si vamos a ir a un recital o no porque lo tenemos apretando un botón del control remoto, estamos al horno.

—¿Qué pueden ir adelantando sobre esta presentación en el Teatro Flores? ¿Tienen algo pensado que puedas adelantar?

Mirá, nosotros en lo que va a ser la presentación oficial de este nuevo disco vamos a repasar un poco la discografía de Lörihen, porque no podemos obviarlo. Vamos a hacer hincapié en el nuevo disco, La Magia del Caos, que es un disco que nos está trayendo muchas alegrías y que nos permitió volver a un montón de ciudades a las que no íbamos hace mucho tiempo. Así que lo vamos a tocar casi, te diría, en su totalidad, y después vamos a complementar con otras 12 o 15 canciones más de los discos anteriores.

—Va a ser largo, largo.

Va a ser largo, sí. Va a ser una veintena de canciones, yo calculo. Nosotros hemos tocado 25 para los 25 años, me acuerdo que fue un show de 2 horas y cuarto, un show de 25 canciones en el que terminamos extenuados, pero felices, ¿no?, por todo lo que implica y significa.

—Cuando te hice la primera entrevista, el disco todavía no había salido, y obviamente ahora ya está hace varios meses en la calle. ¿Cómo viene la recepción de La Magia del Caos? ¿Pudiste leer algunos comentarios?

Bien, la realidad es que viene bien. Lo notamos en las convocatorias, en cómo la gente canta las canciones, y en el tiempo que la gente tardó en asimilar e incorporar las canciones. Eso te da cuenta si el disco gustó o no, al mes o a los dos meses te das cuenta. Así que nada, es un disco que gustó mucho, que me parece que tiene mucha musicalidad y que un poco nos hace volver a los orígenes de la banda, que eso también siempre gusta, viste.

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—Con lo de los orígenes, habíamos mencionado eso de que está todo hecho con una sola guitarra, como en los primeros discos de la banda. Al principio era una sola guitarra, luego sumaron dos, y después volvieron a una sola. Es como una vuelta a la manera de manejarse en los orígenes.

Tenemos varios discos, el primer disco Utopía fue compuesto con una sola guitarra. El recurso armónico, si bien está en las voces, en arreglos y detalles, no está en la parte rítmica: ésta siempre fue pensada para una sola viola.En este nuevo disco se pueden encontrar esas cosas así, es un disco pesado y que tranquilamente puede remitir al primer disco de Lörihen.

—Se nota un cambio en el sonido y estilo de la banda desde los primeros discos hasta ahora. Los primeros discos que eran más power clásico, heavy power o como quieras llamarlo, y estos últimos discos que tienen influencia más hard rock o de heavy clásico. Y yo estaba buscando algunas entrevistas que te habían hecho, y en una mencionabas que en su momento sentías como una saturación en el mundo del power metal, sobre todo en el power metal argentino. Como que había muchas bandas power y que medio… no solamente había muchas, sino que eran muy parecidas entre ellas.

Sí, yo creo que hubo un tiempo, por aquellos años cuando se gesta todo esto, en el que claro, el género empezó a tener exponentes y referentes por todos lados. Que Lörihen, por ahí, tuviera un primer disco orientado al Power Metal no fue una cosa pensada, sino una decantación natural hacia dónde fue el material que compusimos. No fue pensado como puede ser hoy el último disco, que está más dirigido el rumbo o más enfocado. En ese momento, salió lo que tenía que salir porque éramos pibes, yo era un pibe de 19 o 20 años que estaba escribiendo sus primeros temas.

Pero creo que sí, en su momento éramos muchas bandas, se vivió una época hermosa por aquellos años, pero necesitábamos, yo por lo menos, darle un poco de aire a las canciones. Después de Paradigma, que fue el tercero de la banda en el año 2003, yo ya estaba por ahí canciones que hagan más peso o tengan más foco puesto en la melodía vocal, en la cuestión armónica de las melodías, y que toda la composición gire en torno a eso. Entonces por ahí el recuerdo armónico estaba más enfocado en las voces.

Los discos posteriores tienen otra ingeniería, uno los tiene que pensar de otra manera. No es garantía que cuanto más cosas uno meta en un disco, mejor va a sonar. Todo lo contrario, a veces se puede ser más contundente cuando se depura más o cuando tiene menos recursos o no tiene planos tan agresivos y la cosa es más sutil, el disco entiendo que es más contundente. Es un poco lo que buscamos con Bajo la Cruz y con los discos que vinieron después.

—¿Viste algún comentario de alguien…? No digo quejándose, ¿pero sí diciendo que no le gusta tanto la onda de los nuevos discos?

Sí, hay gente, que está perfecto. No tiene por qué gustarle a todo el mundo, lo que uno hace no deja de ser una expresión artística que está directamente relacionada con lo que uno está sintiendo y lo que está sucediendo en el seno de una banda. Es una foto de una momento que está atravesando una banda, con lo cual puede haber gente a la que no le rinda ni le sirva lo que estamos haciendo ni cómo estamos diciendo, como en otro momento sí pudo haber sintonía y armonía con esa persona y podemos haber conectado porque escuchó una letra que hablaba de algo que le había sucedido, la interpretó, le bajó una idea y esa idea lo hizo sentirse reflejado en lo que estábamos diciendo

—Encima podemos decir que si Lörihen se hubiera mantenido en esa onda de power no estaría en el lugar en el que está ahora.

Es que hay una cuestión, por ahí, de noción musical. En primer lugar, de decisión artística. Antes de cualquier cosa, hay una decisión artística de hacia dónde enfocar un proyecto, que tiene que ver con lo que está viviendo cada uno y con lo que tiene ganas de comunicar: si va al mensaje, si va a la parte lírica. Pero lo musical va directamente de la mano de lo que uno está viendo y de la música que está escuchando, lo que gira en torno a uno. Este último disco La Magia del Caos es un disco que compuse cuando tenían entre los 45 y los 47 años, es muy difícil que suceda lo mismo en la vida de una persona de 45, 47, 50 pirulos que en la vida de una persona de 18, 19 años: es imposible, inviable.

Con lo cual, digo, entra a jugar la idea de una puesta en escena. Yo compuse muchos años jingles y música para películas, para marcas, con una puesta en escena. Con un “necesito que esto sea así, necesito que me pases un audiologo de 15 segundos ¿Qué querés? Algo country, una música… Bueno, dale, te armo la música country con el mensaje, la letra va a decir esto, va a decir pum, te lo armo en red, te pongo…”.

Ahora, cuando un artista se sienta a expresar y a dejar en un disco reflejado lo que le sale de las entrañas, yo la verdad que dejo que la cosa fluya. Como decía anteriormente, por ahí con un andarivel de “hasta acá” y “hasta acá”, delimitando por ahí la propuesta y el recurso musical que uno va a usar, pero tenés que dejar que fluya la cosa. Porque de eso se trata, así se han generado y se han gestado los mejores discos, y es lo que uno busca, ¿no?

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—Cuando hablamos de los primeros discos de la banda: visto a la distancia, y con distancia son décadas ya a esta altura, ¿vos te ponés a ver los primeros discos de la banda? ¿Hay alguna cosa específica en alguno de los discos de Lörihen en el que digas: “Esto específico, de verdad lo podríamos haber hecho mejor”? Por ejemplo, agarro y tengo notas que hice hace 4 o 5 años, me las pongo a leer de vuelta y digo “¿Qué quise…? ¿Por qué escribí esto”.

¡Claro!

— ¿Te pasa eso? ¿Alguna vez te pusiste a escuchar esos discos y decir “Ah, esto podríamos haberlo hecho mucho mejor”?

Lo que pasa es que un disco no es una frase hecha, es como un hijo. Y es una foto fiel reflejo de lo que uno estaba atravesando, viviendo. Yo difícilmente le pueda poner un ojo crítico a un disco una vez que salió, años después. Lo vuelvo a escuchar, pero desde otro lugar, no desde el lado de “bueno, a ver si esto”. Una vez pensaba en sacar un disco que pudiera llegar a encontrar su versión 2.0 en años, le hago el upgrade, le cargo unas strings o le sumo un teclado, le sumo esto, le sumo lo otro. Pero la realidad es que uno suelta el disco, lo deja ir, y es lo mejor que pude haber hecho en ese entonces. O no, es lo que quiso hacer, con todos sus defectos pero vale por lo que refleja en ese momento.

Entonces, por ahí lo más importante es permitir que el disco vaya donde tenga que ir, que la canción vaya donde tenga que ir, que sea recibida por quien quiera tomar ese mensaje, tomar esa canción. Con los años, la visión más crítica que uno puede tener es el ojo técnico, Si se quiere, si esto lo hubiera hecho sonar de otra manera…

No me gusta cómo suena el redoblante de Paradigma, mirá vos, eso que me pasé, no sé, seis meses mezclándolo. Bueno, no me gusta dónde lo llevé. Tengo que pensar en ese momento el recurso técnico que había, la computadora que se usaba para mezclar, era de 2003, y el recurso humano de conocimiento que tenía no era el que tengo hoy. Mi criterio estaba clavado en aquel momento con un montón de información menos en la cabeza. A su vez, es experiencia, ensayo y error, y te permite también desandar o hacer más fáciles ciertas cosas.

—Es agarrar y decir “Sí, en entonces días lo habría hecho de otra manera, pero en ese momento era lo que se podía lograr con lo que tenía”.

Lo que pasa es que lo que te salió, más que lo que se podía, porque “lo que se podía” suena a que quedó corto, ¿viste? Suena a que no llegué. No, fue lo mejor…

Lo mismo me sucede con discos de otras bandas. No sé, escucho el Walls of Jericho de Helloween, Piece of Mind de Maiden, The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, el Álbum Blanco de los Beatles, o All Along The Watchtower de Hendrix. Podríamos estar toda la noche toda la noche, y digo “¡Qué discazos, boludo!”. Claro, suenan bien y algunos no, pero para ese momento reflejaron lo que el artista quería decir con el mejor recurso que se pudo, el recurso técnico, pero no así el recurso artístico. Hay discos que son una cagada, no tengo duda, digo que son hechos a medida, sin criterio porque había que sacar un disco, había que componer algo, pero cualquier disco que tiene corazón y que está hecho de manera auténtica es súper valorable.

—Esas imperfecciones generaron esa conexión con el público.

Total.

—Ustedes justamente se toman su tiempo entre discos. Desde hace varios años, como que se toman su tiempo: tuvieron 5 años, 8 años entre discos. Eso es algo en lo que podemos estar de acuerdo, el tiempo que se toman. Esto no es de ponerte presión ni nada, pero ¿estás pensando en el siguiente disco? ¿Cómo trabajan en ese tema de la composición? ¿Sos de agarrar y guardar ideas?

No, ¿sabés que tengo un montón de ideas? Un montón de discos externos, algunos me los robaron, los perdí, pasó el año pasado. Yo siento que tiene que haber un disparador, algo que me diga de arrancar con el nuevo disco. De a poquito voy empezando, pero tiene que haber un disparador. Después, las ideas que quedaron en el camino para un disco no suelo agarrarlas, arranco con un “New Folder”, un proyecto vacío, una hoja vacía de ruta para ir hacia donde tengamos que ir, creo que eso enmarca todo lo que viene después. Por eso digo que el disco es una foto súper fiel de lo que está sucediendo en un periodo de tiempo previo a la salida del disco, al año anterior o los dos años anteriores.

Sí, nos tomamos el tiempo es por la demanda que tiene cada disco. Generalmente me gusta tener, no sé, 20 canciones para grabar y dejar 10 o 12, pero tener 20 canciones, con lo cual hay un laburo de preproducción y de horas en estudio y de composición que es monstruoso. Es mucho el tiempo que uno pasa en el proceso de composición, grabación, mezcla y master.

—Vos no trabajás con descartes del disco anterior. Cada disco arranca de cero.

No me va eso, porque son canciones y arreglos que no llegaron a salir. Entiendo que empezás a modificar, pero son cosas que no están sucediendo en ese momento, son ideas que venían de años anteriores que no sé si tienen mucho sentido con lo que uno hoy está sintiendo: la vibra, el estoque, lo que uno quería decir. Yo prefiero borrar y arrancar de cero.

—Allá por, creo que fue 2017, sacaste este disco, Alas, que es tu disco solista. Es un disco de rock, blues, no sé muy bien cómo definirlo. Es un disco de rock, pero está muy alejado de cualquier cosa que hayas hecho con Lörihen.

Sí, totalmente. Hace bastante que no lo escucho ese.

Ese disco es un interludio que se vio envasado en Alas. Diría que refleja lo que sucedió musicalmente conmigo entre 2010 y 2014-2015, que salió Aún Sigo Latiendo. La idea fue no detenerme, no dejar de componer, pero con Lörihen habíamos decidido hacer una pausa. La verdad es que estaba cansado de la producción, de laburar, de armar las giras y demás, así que decidí tomarme un tiempo, fue casi un año cuasi sabático que me puse a componer cuatro o cinco temas que después formaron parte de Alas. Lo que pasa es que después empecé con el proceso creativo de Aún Sigo Latiendo y salir a girarlo. Así que entre la composición y la salida de Alas pasaron cinco años.

—Sí, lo estoy escuchando. Es muy diferente, me recuerda a los temas más accesibles de Pappo en su última etapa, con las voces femeninas de fondo. Tiene ese toque de blues, pero no el blues pesado, sino algo más suave. ¿Alguna vez pensaste en seguir con esa carrera solista? ¿Sacar un sucesor de Alas?

No lo descarto. Tengo, de hecho, tengo algunas cosas. Empecé a componer para lo que se convirtió en La Magia del Caos, y algunas ideas que estaban apareciendo me re tiraban para ese lugar más blusero. Yo tengo una conexión bastante fuerte con todo lo que es el blues, porque de chico escucho muchísimos violeros de blues, de Vaughan a Hendrix, pasando por Albert Collins, Albert King, Buddy Guy, de más para acá Bonamassa, cosas de Mayer. Un montón de violeros que me gusta la impronta que le dan y las canciones melódicas, con toda esa cosa súper blusera.

Pero la realidad es que no lo quiero hacer sin tiempo, y desde Desconexión para acá me metí muy de lleno en lo que fue Lörihen.

—No sé si vos viste esto que había pasado, habían sido Andreas Kisser y Derrick Green de Sepultura. Creo que fue que estaban con la gira despedida de Sepultura y habían dicho que tenían pensado armar un proyecto de reggae después de la gira despedida de la banda, que a muchos les causó gracia, porque “¿qué carajo hacen los músicos de Sepultura pensando en tocar reggae?”. Pero la idea de armar un proyecto aparte para música que nada que ver, aparte de la carrera solista, ¿nunca pensaste eso o es demasiado trabajo?

No, no tengo el tiempo para hacerlo como me gustaría. Y entiendo que lo de Sepultura, por ejemplo, me parece súper razonable. Pensá en los años que arrancaron con ese proyecto y claramente pudo haber habido un… digo, no es que uno se mete en un género y por eso no va a hacer otra cosa. Pero incorporás otras cosas, y con los años está buenísimo que así suceda.

Estoy seguro de que Rob Halford, en la casa, escucha pop. No tengo dudas de que Steve Harris escuche discos de Abba, escucha cosas de Eric Clapton, escucha los Beatles. Uno también necesita descontracturar un poco, no ponerle etiquetas a lo que uno hace. Tiene que tener tiempo, obviamente.

—Para ir cerrando, ¿qué le querés decir a la gente que va a ir al Teatro Flores?

Que es importante para una banda como nosotros, que después de tantos años sigue apostando y que hace una apuesta tan fuerte como la de producir y autogestionar un Teatro Flores, sentirse acompañados. Creemos que hicimos uno de los mejores discos de Lörihen y que va a ser uno de los mejores shows. Así que me parece que es una súper oportunidad para asistir y no tengo dudas de que va a ser una fiesta.


 

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Emiliano Obregón (Lörihen): “No se tiene que perder el querer ir a un show en vivo”
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Meses después de la salida de su nuevo álbum La Magia del Caos, Lörihen se preparan para ofrecer la presentación en vivo del álbum en el Teatro Flores de Buenos Aires el sábado 14 de septiembre, para todos los fans. Para poder hablar de este evento tan especial, nos contactamos con el guitarrista y compositor Emiliano Obregón para que nos cuente todo lo que hay detrás de esta fecha.


—Emi, ¿cómo anda todo? ¿Cómo van las cosas con toda esta fecha y con todos los problemas que surgen al organizar las fechas?

Bien. Es como vos bien dijiste, es un laburo importante, pero deseado, buscado, con lo cual no deja de ser “sarna con gusto”, como dice la frase, ¿no? Así que claro, de eso se trata: de poder seguir. Estamos contentos, es un año en el que estamos con mucha actividad.

—No sé si vos te acordás que yo te había entrevistado en creo que diciembre último, que fue para la salida y presentación del disco La Magia del Caos.

Sí, sí, me imagino. Lo tengo en los chats, en los historiales. Lo que pasa es que… Pablito y Gabi para lo que son campañas así de lanzamiento, para shows… Para que tengas una idea, hoy tengo siete notas, pero de dos semanas para acá, a una semana, hay 60 notas agendadas.

—Sí, sí, me imagino, me imagino. No, yo mencionaba eso porque ese fue para cuando salía el disco de La Magia del Caos. Ese era el lanzamiento del disco, ahora el 14 de septiembre tienen la fecha en el Teatro Flores y ese fue presentado como la presentación oficial.

Uno fue el lanzamiento…

—Por eso estaba pensando, porque dije: “¿No había presentado este disco ya?” Entonces dije: “Ah, no, ese fue el lanzamiento. Esta es la presentación oficial”.

Correcto. De alguna manera, el disco nosotros lo vamos a seguir girando por lo menos un año más, sí. Pero el disco tiene todo: todo el proceso creativo, la gestación, la salida… Es un evento porque es la primera vez que la gente pudo escuchar algunas canciones fue en el show del Vorterix, y después tiene la presentación oficial cuando el disco tiene, entendemos, siete u ocho meses en la calle. Igual, te digo, son hábitos que se van perdiendo, porque cada vez se largan menos discos y se largan más sencillos. Con lo cual, para las nuevas generaciones, esto de la presentación oficial del disco, cuando las bandas dejen de sacar discos y saquen solamente sencillos, entiendo que puede ser algo que tienda a desaparecer. Por ahí los shows van a tener un motivo particular o especial, pero como que no se conmemora el disco porque no hay disco. Hoy se volvió mucho a esa manera de lanzar material, ¿no?

—Sí, con todo lo que es streaming de Spotify, especialmente.

Es así.

—Igualmente creo que para las bandas de metal creo que sale más sacar el disco todo junto ya. Si me preguntás, muchas veces Spotify es más cómodo para escuchar discos que canciones específicas, a menos que estén en playlists.

Pero, ¿sabés qué? Hay una tendencia a que las cosas sean así, como muy de picotear. Por eso los artistas también se prestan a sacar singles, ¿viste? Porque la realidad es que es mucho menos el esfuerzo y la carga horaria que se dedica a un single que a un disco. Y el disco, si te lo ponés a analizar, al mes siguiente ya es un disco viejo, y encima cualquier disco que haga ya tiene veinte discos más encima.

La manera de largar singles también está buena porque te pone en el ojo del huracán con mucha menos carga horaria. Antes de la existencia de las plataformas digitales y de toda esta manera de consumir así con playlists y que aparezcan los curadores, no era viable. No se editaban singles: vos comprabas el disco o el CD en formato físico y tenías para escuchar y consumirlo de punta a punta.

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Lo que no tiene que suceder es que se pierda, aunque cada vez sucede más porque la tecnología pone el show más cerca. Estamos a dos minutos de que te toquen el timbre y te bajen un balde de pochoclos para ver un show de los Stones en la puerta de tu casa, que venga Mick Jagger y te diga: “Te traigo la pizza, quédate acá, no vengas”. Lo que no puede suceder, y los músicos intentamos que no suceda, es que se pierda la diferencia entre el vivo y quedarse en casa viendo un recital por Flow. Que el Flow sea una cuestión de distancia, que no lo podés ver porque estás a 1000 km: al momento en que pongamos en duda si vamos a ir a un recital o no porque lo tenemos apretando un botón del control remoto, estamos al horno.

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Va a ser largo, sí. Va a ser una veintena de canciones, yo calculo. Nosotros hemos tocado 25 para los 25 años, me acuerdo que fue un show de 2 horas y cuarto, un show de 25 canciones en el que terminamos extenuados, pero felices, ¿no?, por todo lo que implica y significa.

—Cuando te hice la primera entrevista, el disco todavía no había salido, y obviamente ahora ya está hace varios meses en la calle. ¿Cómo viene la recepción de La Magia del Caos? ¿Pudiste leer algunos comentarios?

Bien, la realidad es que viene bien. Lo notamos en las convocatorias, en cómo la gente canta las canciones, y en el tiempo que la gente tardó en asimilar e incorporar las canciones. Eso te da cuenta si el disco gustó o no, al mes o a los dos meses te das cuenta. Así que nada, es un disco que gustó mucho, que me parece que tiene mucha musicalidad y que un poco nos hace volver a los orígenes de la banda, que eso también siempre gusta, viste.

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—Con lo de los orígenes, habíamos mencionado eso de que está todo hecho con una sola guitarra, como en los primeros discos de la banda. Al principio era una sola guitarra, luego sumaron dos, y después volvieron a una sola. Es como una vuelta a la manera de manejarse en los orígenes.

Tenemos varios discos, el primer disco Utopía fue compuesto con una sola guitarra. El recurso armónico, si bien está en las voces, en arreglos y detalles, no está en la parte rítmica: ésta siempre fue pensada para una sola viola.En este nuevo disco se pueden encontrar esas cosas así, es un disco pesado y que tranquilamente puede remitir al primer disco de Lörihen.

—Se nota un cambio en el sonido y estilo de la banda desde los primeros discos hasta ahora. Los primeros discos que eran más power clásico, heavy power o como quieras llamarlo, y estos últimos discos que tienen influencia más hard rock o de heavy clásico. Y yo estaba buscando algunas entrevistas que te habían hecho, y en una mencionabas que en su momento sentías como una saturación en el mundo del power metal, sobre todo en el power metal argentino. Como que había muchas bandas power y que medio… no solamente había muchas, sino que eran muy parecidas entre ellas.

Sí, yo creo que hubo un tiempo, por aquellos años cuando se gesta todo esto, en el que claro, el género empezó a tener exponentes y referentes por todos lados. Que Lörihen, por ahí, tuviera un primer disco orientado al Power Metal no fue una cosa pensada, sino una decantación natural hacia dónde fue el material que compusimos. No fue pensado como puede ser hoy el último disco, que está más dirigido el rumbo o más enfocado. En ese momento, salió lo que tenía que salir porque éramos pibes, yo era un pibe de 19 o 20 años que estaba escribiendo sus primeros temas.

Pero creo que sí, en su momento éramos muchas bandas, se vivió una época hermosa por aquellos años, pero necesitábamos, yo por lo menos, darle un poco de aire a las canciones. Después de Paradigma, que fue el tercero de la banda en el año 2003, yo ya estaba por ahí canciones que hagan más peso o tengan más foco puesto en la melodía vocal, en la cuestión armónica de las melodías, y que toda la composición gire en torno a eso. Entonces por ahí el recuerdo armónico estaba más enfocado en las voces.

Los discos posteriores tienen otra ingeniería, uno los tiene que pensar de otra manera. No es garantía que cuanto más cosas uno meta en un disco, mejor va a sonar. Todo lo contrario, a veces se puede ser más contundente cuando se depura más o cuando tiene menos recursos o no tiene planos tan agresivos y la cosa es más sutil, el disco entiendo que es más contundente. Es un poco lo que buscamos con Bajo la Cruz y con los discos que vinieron después.

—¿Viste algún comentario de alguien…? No digo quejándose, ¿pero sí diciendo que no le gusta tanto la onda de los nuevos discos?

Sí, hay gente, que está perfecto. No tiene por qué gustarle a todo el mundo, lo que uno hace no deja de ser una expresión artística que está directamente relacionada con lo que uno está sintiendo y lo que está sucediendo en el seno de una banda. Es una foto de una momento que está atravesando una banda, con lo cual puede haber gente a la que no le rinda ni le sirva lo que estamos haciendo ni cómo estamos diciendo, como en otro momento sí pudo haber sintonía y armonía con esa persona y podemos haber conectado porque escuchó una letra que hablaba de algo que le había sucedido, la interpretó, le bajó una idea y esa idea lo hizo sentirse reflejado en lo que estábamos diciendo

—Encima podemos decir que si Lörihen se hubiera mantenido en esa onda de power no estaría en el lugar en el que está ahora.

Es que hay una cuestión, por ahí, de noción musical. En primer lugar, de decisión artística. Antes de cualquier cosa, hay una decisión artística de hacia dónde enfocar un proyecto, que tiene que ver con lo que está viviendo cada uno y con lo que tiene ganas de comunicar: si va al mensaje, si va a la parte lírica. Pero lo musical va directamente de la mano de lo que uno está viendo y de la música que está escuchando, lo que gira en torno a uno. Este último disco La Magia del Caos es un disco que compuse cuando tenían entre los 45 y los 47 años, es muy difícil que suceda lo mismo en la vida de una persona de 45, 47, 50 pirulos que en la vida de una persona de 18, 19 años: es imposible, inviable.

Con lo cual, digo, entra a jugar la idea de una puesta en escena. Yo compuse muchos años jingles y música para películas, para marcas, con una puesta en escena. Con un “necesito que esto sea así, necesito que me pases un audiologo de 15 segundos ¿Qué querés? Algo country, una música… Bueno, dale, te armo la música country con el mensaje, la letra va a decir esto, va a decir pum, te lo armo en red, te pongo…”.

Ahora, cuando un artista se sienta a expresar y a dejar en un disco reflejado lo que le sale de las entrañas, yo la verdad que dejo que la cosa fluya. Como decía anteriormente, por ahí con un andarivel de “hasta acá” y “hasta acá”, delimitando por ahí la propuesta y el recurso musical que uno va a usar, pero tenés que dejar que fluya la cosa. Porque de eso se trata, así se han generado y se han gestado los mejores discos, y es lo que uno busca, ¿no?

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—Cuando hablamos de los primeros discos de la banda: visto a la distancia, y con distancia son décadas ya a esta altura, ¿vos te ponés a ver los primeros discos de la banda? ¿Hay alguna cosa específica en alguno de los discos de Lörihen en el que digas: “Esto específico, de verdad lo podríamos haber hecho mejor”? Por ejemplo, agarro y tengo notas que hice hace 4 o 5 años, me las pongo a leer de vuelta y digo “¿Qué quise…? ¿Por qué escribí esto”.

¡Claro!

— ¿Te pasa eso? ¿Alguna vez te pusiste a escuchar esos discos y decir “Ah, esto podríamos haberlo hecho mucho mejor”?

Lo que pasa es que un disco no es una frase hecha, es como un hijo. Y es una foto fiel reflejo de lo que uno estaba atravesando, viviendo. Yo difícilmente le pueda poner un ojo crítico a un disco una vez que salió, años después. Lo vuelvo a escuchar, pero desde otro lugar, no desde el lado de “bueno, a ver si esto”. Una vez pensaba en sacar un disco que pudiera llegar a encontrar su versión 2.0 en años, le hago el upgrade, le cargo unas strings o le sumo un teclado, le sumo esto, le sumo lo otro. Pero la realidad es que uno suelta el disco, lo deja ir, y es lo mejor que pude haber hecho en ese entonces. O no, es lo que quiso hacer, con todos sus defectos pero vale por lo que refleja en ese momento.

Entonces, por ahí lo más importante es permitir que el disco vaya donde tenga que ir, que la canción vaya donde tenga que ir, que sea recibida por quien quiera tomar ese mensaje, tomar esa canción. Con los años, la visión más crítica que uno puede tener es el ojo técnico, Si se quiere, si esto lo hubiera hecho sonar de otra manera…

No me gusta cómo suena el redoblante de Paradigma, mirá vos, eso que me pasé, no sé, seis meses mezclándolo. Bueno, no me gusta dónde lo llevé. Tengo que pensar en ese momento el recurso técnico que había, la computadora que se usaba para mezclar, era de 2003, y el recurso humano de conocimiento que tenía no era el que tengo hoy. Mi criterio estaba clavado en aquel momento con un montón de información menos en la cabeza. A su vez, es experiencia, ensayo y error, y te permite también desandar o hacer más fáciles ciertas cosas.

—Es agarrar y decir “Sí, en entonces días lo habría hecho de otra manera, pero en ese momento era lo que se podía lograr con lo que tenía”.

Lo que pasa es que lo que te salió, más que lo que se podía, porque “lo que se podía” suena a que quedó corto, ¿viste? Suena a que no llegué. No, fue lo mejor…

Lo mismo me sucede con discos de otras bandas. No sé, escucho el Walls of Jericho de Helloween, Piece of Mind de Maiden, The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, el Álbum Blanco de los Beatles, o All Along The Watchtower de Hendrix. Podríamos estar toda la noche toda la noche, y digo “¡Qué discazos, boludo!”. Claro, suenan bien y algunos no, pero para ese momento reflejaron lo que el artista quería decir con el mejor recurso que se pudo, el recurso técnico, pero no así el recurso artístico. Hay discos que son una cagada, no tengo duda, digo que son hechos a medida, sin criterio porque había que sacar un disco, había que componer algo, pero cualquier disco que tiene corazón y que está hecho de manera auténtica es súper valorable.

—Esas imperfecciones generaron esa conexión con el público.

Total.

—Ustedes justamente se toman su tiempo entre discos. Desde hace varios años, como que se toman su tiempo: tuvieron 5 años, 8 años entre discos. Eso es algo en lo que podemos estar de acuerdo, el tiempo que se toman. Esto no es de ponerte presión ni nada, pero ¿estás pensando en el siguiente disco? ¿Cómo trabajan en ese tema de la composición? ¿Sos de agarrar y guardar ideas?

No, ¿sabés que tengo un montón de ideas? Un montón de discos externos, algunos me los robaron, los perdí, pasó el año pasado. Yo siento que tiene que haber un disparador, algo que me diga de arrancar con el nuevo disco. De a poquito voy empezando, pero tiene que haber un disparador. Después, las ideas que quedaron en el camino para un disco no suelo agarrarlas, arranco con un “New Folder”, un proyecto vacío, una hoja vacía de ruta para ir hacia donde tengamos que ir, creo que eso enmarca todo lo que viene después. Por eso digo que el disco es una foto súper fiel de lo que está sucediendo en un periodo de tiempo previo a la salida del disco, al año anterior o los dos años anteriores.

Sí, nos tomamos el tiempo es por la demanda que tiene cada disco. Generalmente me gusta tener, no sé, 20 canciones para grabar y dejar 10 o 12, pero tener 20 canciones, con lo cual hay un laburo de preproducción y de horas en estudio y de composición que es monstruoso. Es mucho el tiempo que uno pasa en el proceso de composición, grabación, mezcla y master.

—Vos no trabajás con descartes del disco anterior. Cada disco arranca de cero.

No me va eso, porque son canciones y arreglos que no llegaron a salir. Entiendo que empezás a modificar, pero son cosas que no están sucediendo en ese momento, son ideas que venían de años anteriores que no sé si tienen mucho sentido con lo que uno hoy está sintiendo: la vibra, el estoque, lo que uno quería decir. Yo prefiero borrar y arrancar de cero.

—Allá por, creo que fue 2017, sacaste este disco, Alas, que es tu disco solista. Es un disco de rock, blues, no sé muy bien cómo definirlo. Es un disco de rock, pero está muy alejado de cualquier cosa que hayas hecho con Lörihen.

Sí, totalmente. Hace bastante que no lo escucho ese.

Ese disco es un interludio que se vio envasado en Alas. Diría que refleja lo que sucedió musicalmente conmigo entre 2010 y 2014-2015, que salió Aún Sigo Latiendo. La idea fue no detenerme, no dejar de componer, pero con Lörihen habíamos decidido hacer una pausa. La verdad es que estaba cansado de la producción, de laburar, de armar las giras y demás, así que decidí tomarme un tiempo, fue casi un año cuasi sabático que me puse a componer cuatro o cinco temas que después formaron parte de Alas. Lo que pasa es que después empecé con el proceso creativo de Aún Sigo Latiendo y salir a girarlo. Así que entre la composición y la salida de Alas pasaron cinco años.

—Sí, lo estoy escuchando. Es muy diferente, me recuerda a los temas más accesibles de Pappo en su última etapa, con las voces femeninas de fondo. Tiene ese toque de blues, pero no el blues pesado, sino algo más suave. ¿Alguna vez pensaste en seguir con esa carrera solista? ¿Sacar un sucesor de Alas?

No lo descarto. Tengo, de hecho, tengo algunas cosas. Empecé a componer para lo que se convirtió en La Magia del Caos, y algunas ideas que estaban apareciendo me re tiraban para ese lugar más blusero. Yo tengo una conexión bastante fuerte con todo lo que es el blues, porque de chico escucho muchísimos violeros de blues, de Vaughan a Hendrix, pasando por Albert Collins, Albert King, Buddy Guy, de más para acá Bonamassa, cosas de Mayer. Un montón de violeros que me gusta la impronta que le dan y las canciones melódicas, con toda esa cosa súper blusera.

Pero la realidad es que no lo quiero hacer sin tiempo, y desde Desconexión para acá me metí muy de lleno en lo que fue Lörihen.

—No sé si vos viste esto que había pasado, habían sido Andreas Kisser y Derrick Green de Sepultura. Creo que fue que estaban con la gira despedida de Sepultura y habían dicho que tenían pensado armar un proyecto de reggae después de la gira despedida de la banda, que a muchos les causó gracia, porque “¿qué carajo hacen los músicos de Sepultura pensando en tocar reggae?”. Pero la idea de armar un proyecto aparte para música que nada que ver, aparte de la carrera solista, ¿nunca pensaste eso o es demasiado trabajo?

No, no tengo el tiempo para hacerlo como me gustaría. Y entiendo que lo de Sepultura, por ejemplo, me parece súper razonable. Pensá en los años que arrancaron con ese proyecto y claramente pudo haber habido un… digo, no es que uno se mete en un género y por eso no va a hacer otra cosa. Pero incorporás otras cosas, y con los años está buenísimo que así suceda.

Estoy seguro de que Rob Halford, en la casa, escucha pop. No tengo dudas de que Steve Harris escuche discos de Abba, escucha cosas de Eric Clapton, escucha los Beatles. Uno también necesita descontracturar un poco, no ponerle etiquetas a lo que uno hace. Tiene que tener tiempo, obviamente.

—Para ir cerrando, ¿qué le querés decir a la gente que va a ir al Teatro Flores?

Que es importante para una banda como nosotros, que después de tantos años sigue apostando y que hace una apuesta tan fuerte como la de producir y autogestionar un Teatro Flores, sentirse acompañados. Creemos que hicimos uno de los mejores discos de Lörihen y que va a ser uno de los mejores shows. Así que me parece que es una súper oportunidad para asistir y no tengo dudas de que va a ser una fiesta.


 

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