El Abasto es una zona que ya de por sí tiene su gran cuota de gente particular, pero incluso el menos observador podría haber notado que el jueves 5 de diciembre había una concentración inusualmente alta de gente con bermudas y tatuajes de pies a cabeza. Si no eran simplemente fans de Suicidal Tendencies que se habían quedado un mes perdidos tras su fecha en noviembre en el Teatro Flores, lo más seguro es que tuvieran estuvieran ahí para ser testigos de una nueva visita de los hardcore Madball a Buenos Aires, en el marco de su gira por los 30 años de su debut Set It Off.
La relación entre Buenos Aires y Madball viene de larga data: el cantante Freddy Cricien, más conocido como Freddy Madball, dio su primer recital en el país con su circo de breakdowns pandilleros allá por 1994, poco antes de la salida de aquel debut, con dos fechas el 16 y 17 de junio en el desaparecido New Order de Cabildo 4663, durante la efervescencia del Buenos Aires Hardcore que tuvo a la escena de Nueva York como la mayor influencia de muchos de estos grupos. Tras ello Madball regresó al país en otras cuatro ocasiones, e incluso el día anterior habían dado su primer concierto en Rosario. Así que ahora era momento de renovar los votos con el público argentino una vez más.
La previa del concierto estuvo marcada por la llegada lenta pero constante de gente, con muchos quedándose en los alrededores de Uniclub tomando cerveza, y la música de Wu Tang Clan y asociados dándole ese toque de “reducto neoyorquino de los noventas” al espacio cerca del Abasto.
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Con ya bastante gente acumulada, fue momento de ir calentando el ambiente (en más de un sentido) con la aparición de los teloneros Punición. El quinteto de Zona Sur dio un set de hardcore punk que combina tanto momentos para el mosh violento como el mensaje, con canciones como “Pandemia”, “De Frente” y “Oscuros Momentos”, dedicada por la cantante Florchu Díaz como una dedicatoria a las víctimas de abuso sexual infantil, siendo recibidas con bastante cabeceo entre el público y muchos aplausos. Chequeen sus redes si quieren una buena propuesta de hardcore en la escena moderna argentina.
La segunda y última previa ya tuvo más punk sonando de fondo, y para las 21:20 se había acumulado suficiente público como para poder decir que Uniclub estaba hasta reventar, rivalizando perfectamente con la fecha de Discharge de 2022 que siempre me gusta usar como parámetro en el lugar: incluso estando en la parte de atrás era complicado moverse. Además, a eso se sumaba el tremendo calor que se sentía adentro, con muchos asistentes decidiendo sacarse la remera para combatirlo.
Mientras empezaba a sonar reggaetón (!) de fondo, las luces se apagaron y la gente comenzó a corear por la salida de Madball, a lo que la banda correspondió con el sonido de las guitarras y la batería y la salida de Freddy para comenzar con “Set It Off”. Y ya desde la primera nota dio inicio a la locura: gente volando por todos lados en el pogo, gente subiéndose al escenario en cada oportunidad que tuvieran y saltando junto a Freddy, y los que tuvieran espacio entre todo ello coreando la canción de principio a fin. Al terminar no dieron respiro, pasando directamente a la corta pero brutal “Smell the Bacon (What’s With You?)”. Freddy gritó “¡¿Cómo se sienten, familia?!”, con esa entonación latina heredada de su padre colombiano y madre cubana: ese manejo del español sería una de las cosas más importantes de la noche.
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Con los patovicas teniendo que hacer trabajo extra para bajar a la gente que se seguía subiendo al escenario, el grupo continuó con “Lockdown”, otra más coreada por el público. “Ha pasado mucho tiempo, ¿eh?”, dijo Freddy al terminar, obviamente haciendo referencia a los siete años desde que se presentaran en ese mismo lugar, y destacando los festejos alrededor de Set If Off, para continuar con “Never Had It”, que tuvo al cantante gritando y corriendo de un lado al otro del escenario con una energía envidiable.
Cada canción tuvo a la gente delirando con cada breakdown, cada coro pandillero y cada declaración de amor y familia por parte de Freddy, pasando a “Heavenhell” con una explosión de guitarras por parte de Mike Gurnari que dejó a muchos atontados. “When I say New York, you say hardcore!”, gritaba Freddy y la gente correspondía, en un mar de cuerpos en constante movimiento y golpes. Las canciones pasaban una después de la otra, por momentos pareciendo una seguidilla constante de breakdowns y riffs furiosos, de vez en cuando interrumpidas por más discursos por parte de Freddy.
La presentación se extendió durante 80 minutos, suficientes como para pasar por temas de todas las épocas de Madball y dejar a todos contentos con sus elecciones, mientras seguía el mosh eterno en el campo de Uniclub e incluso en las escaleras a los lados. Más gente subiéndose al escenario, incluso algunos tomando control del micrófono y saludando a Freddy, quien además de seguir recordando a la familia hardcore también recordó aquella primera visita a Buenos Aires en los noventas y a toda la escena del Buenos Aires Hardcore, además de un par de referencias a River, Boca, tango y empanadas como para tener a todos los fans argentinos contentos.
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Con el trabajo espectacular de Mike Justian en la batería, Mike Gurnari en la guitarra y el recién llegado Brendan Porray (también integrante de Sheer Terror) en el bajo, teniendo la tarea de ocupar el puesto dejado por el histórico Hoya Roc, quien estuviera 30 años detrás de las cuatro cuerdas de la banda, se sintió una noche de intensidad y buen sonido. Ya cerca del final Freddy se puso a recitar la letra de “100%”, una de las canciones en español de Madball con la consigna del orgullo latino de parte del cantante, con la gente acompañándolo antes de una última explosión de distorsión, para ya cerrar la noche quemando los últimos cartuchos. Con un último saludo y un reparto de púas y listas de canciones, la gente fue aproximándose a la salida para respirar aire fresco y dirigirse a sus casas, mientras tenías a los vendedores ofreciendo cerveza y remeras de Iron Maiden que habían quedado de las fechas recientes.
Sé que esta onda de hardcore neoyorquino muchas veces llamada “tough guy hardcore” no será del agrado de todo el mundo, pero lo mostrado aquella noche en Uniclub demostró las razones por las que también tiene un seguimiento tan grande: energía, unión, comunidad, violencia y emoción, todo junto y concentrado en un rejunte de canciones gritadas a todo pulmón. Eso es Madball y eso es este hardcore, y lo de esa fecha fue de las mejores presentaciones del año.
El Abasto es una zona que ya de por sí tiene su gran cuota de gente particular, pero incluso el menos observador podría haber notado que el jueves 5 de diciembre había una concentración inusualmente alta de gente con bermudas y tatuajes de pies a cabeza. Si no eran simplemente fans de Suicidal Tendencies que se habían quedado un mes perdidos tras su fecha en noviembre en el Teatro Flores, lo más seguro es que tuvieran estuvieran ahí para ser testigos de una nueva visita de los hardcore Madball a Buenos Aires, en el marco de su gira por los 30 años de su debut Set It Off.
La relación entre Buenos Aires y Madball viene de larga data: el cantante Freddy Cricien, más conocido como Freddy Madball, dio su primer recital en el país con su circo de breakdowns pandilleros allá por 1994, poco antes de la salida de aquel debut, con dos fechas el 16 y 17 de junio en el desaparecido New Order de Cabildo 4663, durante la efervescencia del Buenos Aires Hardcore que tuvo a la escena de Nueva York como la mayor influencia de muchos de estos grupos. Tras ello Madball regresó al país en otras cuatro ocasiones, e incluso el día anterior habían dado su primer concierto en Rosario. Así que ahora era momento de renovar los votos con el público argentino una vez más.
La previa del concierto estuvo marcada por la llegada lenta pero constante de gente, con muchos quedándose en los alrededores de Uniclub tomando cerveza, y la música de Wu Tang Clan y asociados dándole ese toque de “reducto neoyorquino de los noventas” al espacio cerca del Abasto.
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La segunda y última previa ya tuvo más punk sonando de fondo, y para las 21:20 se había acumulado suficiente público como para poder decir que Uniclub estaba hasta reventar, rivalizando perfectamente con la fecha de Discharge de 2022 que siempre me gusta usar como parámetro en el lugar: incluso estando en la parte de atrás era complicado moverse. Además, a eso se sumaba el tremendo calor que se sentía adentro, con muchos asistentes decidiendo sacarse la remera para combatirlo.
Mientras empezaba a sonar reggaetón (!) de fondo, las luces se apagaron y la gente comenzó a corear por la salida de Madball, a lo que la banda correspondió con el sonido de las guitarras y la batería y la salida de Freddy para comenzar con “Set It Off”. Y ya desde la primera nota dio inicio a la locura: gente volando por todos lados en el pogo, gente subiéndose al escenario en cada oportunidad que tuvieran y saltando junto a Freddy, y los que tuvieran espacio entre todo ello coreando la canción de principio a fin. Al terminar no dieron respiro, pasando directamente a la corta pero brutal “Smell the Bacon (What’s With You?)”. Freddy gritó “¡¿Cómo se sienten, familia?!”, con esa entonación latina heredada de su padre colombiano y madre cubana: ese manejo del español sería una de las cosas más importantes de la noche.
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Cada canción tuvo a la gente delirando con cada breakdown, cada coro pandillero y cada declaración de amor y familia por parte de Freddy, pasando a “Heavenhell” con una explosión de guitarras por parte de Mike Gurnari que dejó a muchos atontados. “When I say New York, you say hardcore!”, gritaba Freddy y la gente correspondía, en un mar de cuerpos en constante movimiento y golpes. Las canciones pasaban una después de la otra, por momentos pareciendo una seguidilla constante de breakdowns y riffs furiosos, de vez en cuando interrumpidas por más discursos por parte de Freddy.
La presentación se extendió durante 80 minutos, suficientes como para pasar por temas de todas las épocas de Madball y dejar a todos contentos con sus elecciones, mientras seguía el mosh eterno en el campo de Uniclub e incluso en las escaleras a los lados. Más gente subiéndose al escenario, incluso algunos tomando control del micrófono y saludando a Freddy, quien además de seguir recordando a la familia hardcore también recordó aquella primera visita a Buenos Aires en los noventas y a toda la escena del Buenos Aires Hardcore, además de un par de referencias a River, Boca, tango y empanadas como para tener a todos los fans argentinos contentos.
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Con el trabajo espectacular de Mike Justian en la batería, Mike Gurnari en la guitarra y el recién llegado Brendan Porray (también integrante de Sheer Terror) en el bajo, teniendo la tarea de ocupar el puesto dejado por el histórico Hoya Roc, quien estuviera 30 años detrás de las cuatro cuerdas de la banda, se sintió una noche de intensidad y buen sonido. Ya cerca del final Freddy se puso a recitar la letra de “100%”, una de las canciones en español de Madball con la consigna del orgullo latino de parte del cantante, con la gente acompañándolo antes de una última explosión de distorsión, para ya cerrar la noche quemando los últimos cartuchos. Con un último saludo y un reparto de púas y listas de canciones, la gente fue aproximándose a la salida para respirar aire fresco y dirigirse a sus casas, mientras tenías a los vendedores ofreciendo cerveza y remeras de Iron Maiden que habían quedado de las fechas recientes.
Sé que esta onda de hardcore neoyorquino muchas veces llamada “tough guy hardcore” no será del agrado de todo el mundo, pero lo mostrado aquella noche en Uniclub demostró las razones por las que también tiene un seguimiento tan grande: energía, unión, comunidad, violencia y emoción, todo junto y concentrado en un rejunte de canciones gritadas a todo pulmón. Eso es Madball y eso es este hardcore, y lo de esa fecha fue de las mejores presentaciones del año.