

Mean Machine, la banda barcelonesa, iniciaba la gira presentación de su recién editado EP de cuatro temas, I Wanna Die by D Beat & Four Roses en casa, en la céntrica sala La Tèxtil, a pocos metros de la Plaça Catalunya, donde el alma mater de la derruida sala Rocksound ha instalado su base de operaciones al ser un local de una capacidad similar a la del icónico bar del Poble Nou, y donde el trío había actuado en más de una ocasión.
Como aperitivo gozamos de la escueta pero contundente presentación de una nueva formación que se estrenaba esa misma noche, Carcava, con miembros de formaciones de metal extremo de la ciudad como Atonement y Atomika. Por unos minutos, veinte aproximadamente, el quinteto nos obsequió con los cuatro temas de los que disponen en estos momentos, y aunque se les pidió que hicieron algo más, las palabras de la guitarra rítmica fueron más que explícitas, algo así como que no tenemos más. Aunque una versión ya se podrían haber preparado para salvar la papeleta, y alargar un pelín su intervención. Eso sí, con la batería percusiva y persistente del baquetero de Atomika poco nos faltó para perder la conciencia.
El trío comandado por Raúl Mesa empezó con la pieza que abre su nuevo EP “Murder 180”, un nuevo guiño a Lemmy Kilmister como ya hicieron Metallica con “Murder One”, dedicado a ese amplificador matador. Y es que, por si no habíais oído anteriormente hablar de ellos, no diremos que es una banda homenaje, o tributo a Motörhead, para eso ya tenemos a Motörhits, pero poco les falta, eso sí, todos los temas de sus cinco discos son propios, luego en directo, ya es otro cantar, como ya veremos más adelante. Un caso parecido a los chicos de ’77, cuarteto barcelonés que sonaba tanto a AC/DC que podías llegar a confundirlos, hasta que se decantaron por sonidos más cercanos a Black Sabbath en su último álbum.
Siguieron con otro corte de su de su nuevo EP, “Threat For The Liver”, sobre estos dos estrenos, pues, sin novedad en el frente, otros dos balazos a bocajarro que añaden a su ya nutrido arsenal de proyectiles para arma corta. De lo más recientemente editado, este diciembre pasado, nos trasladamos a su primer larga duración Livin’ Outlaw con la rocanrolera “Ridin’ the Iron”, aunque en disco dista bastante de su ejecución en directo, más rápida y energizante. Tras ella, Raúl, que ha tomado ejemplo de su guitarrista, y también se ha cortado las greñas y aquellas enormes patillas en modo lobezno que lucía hace unos años. Ahora, podríamos decir que tiene hasta cara de buen chaval.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Uriah Heep – Chaos & Colour (2023)
El propio bajista/cantante espeta al personal con Vamos a darle caña a esta mierda, antes de entrar con “The Black Motorcrew”, otra de ese disco debut de 2014, y que ya aparecía en su demo Goin´on the Run (2010), donde puedes encontrar el cover de Motörhead que da nombre al grupo. También tuvieron a bien recuperar el corte que da título a su EP de 2012, la aceleradísima “Loud & Proud”, que pasa como una exhalación dada su corta duración, de apenas dos minutos. Al acabar Marc Tàpies, como es habitual en él, llevando la mínima ropa posible, tan solo unos slips, abandonó su posición tras los parches para tumbarse en el suelo e intentar resituar el bombo de una impecable Matex negra, antes de continuar con “H-Bomb”, y “All Access Denied” de su segundo álbum Bastardized Mean City (2016).
Más carne fresca con la agresiva “Wake Up in Jail”, o donde puedes despertarte tras una buena juerga, que cuenta con una intro bluesera, para acto seguido entrar a matar, logrando el pogo más salvaje de la noche. Otra vez tenemos a Marc peleándose con el bombo antes de una frenética “Struck By The Rhythm”, con sus coros reiterativos, más veloz que un gamo, y con un doble solo de guitarra, y de bajo muy bien enlazados. El baile continuó con más rocanrol electrizante, “I Was Made for R’n’R”, y el que da nombre a su tercer álbum “Rock’n’Roll Up Your Ass”, extrañamente, la única canción que extrajeron de este durante la noche.
Su nuevo single, y futuro himno en breve es el que da título a su nuevo EP, “I Wanna Die by D Beat & Four Roses”, una oda al consumo en exceso de bourbon, y al D Beat con un fan besando las botas de Raúl Mesa, ante la sorpresa de propios y extraños. Marc vuelve a mosquearse con el bombo de marras antes de ofrecernos otra dosis de alcohol con una versión de los thrashers alemanes Tankard, y su “Empty Tankard”, pero hasta arriba de speed, ¡velocidad eh¡, no confundir. Finalizaron con “We Want Violence” que no sonó violenta sino viorrápida, como todos los temas que componen la discografía de estos máquinas.
Abandonaron el escenario, no sin antes darle otro retoque al bombo insurgente, y dejándonos con ese molesto acople que es tradición para algunos. Tras poco más de un minuto vuelven a la carga con una versión muy especial ante la algarabía general, el “Curriqui de Barrio” de La Banda Trapera del Río, mítica banda pionera del punk en la península, ya en otras ocasiones les habían homenajeado con “Ciutat Podrida”, el tema más emblemático de esta leyenda del punk catalán que andan este año en plena retirada.
En fin, la candela habitual a la que nos tienen acostumbrados los inseparables Marc, Raúl y JP. A toda mecha, como siempre, siguiendo la estela dejada por Motörhead, el más icónico de los tríos que aunaba rock and roll, metal y punk en perfecta simbiosis. De la banda de Ian Fraser Kilmister nacieron unos cuantos hijos bastardos que han funcionado en forma de triunvirato, compuestas únicamente de bajo, guitarra y batería como Venom, Anvil, Raven, Sodom, o Exciter, sin olvidar a algunos de más cercanos como Eskorbuto, Leño, o Gàrgola.
Etiquetas: barcelona, España, Hard Rock, Mean Machine, Rock N Roll


Mean Machine, la banda barcelonesa, iniciaba la gira presentación de su recién editado EP de cuatro temas, I Wanna Die by D Beat & Four Roses en casa, en la céntrica sala La Tèxtil, a pocos metros de la Plaça Catalunya, donde el alma mater de la derruida sala Rocksound ha instalado su base de operaciones al ser un local de una capacidad similar a la del icónico bar del Poble Nou, y donde el trío había actuado en más de una ocasión.
Como aperitivo gozamos de la escueta pero contundente presentación de una nueva formación que se estrenaba esa misma noche, Carcava, con miembros de formaciones de metal extremo de la ciudad como Atonement y Atomika. Por unos minutos, veinte aproximadamente, el quinteto nos obsequió con los cuatro temas de los que disponen en estos momentos, y aunque se les pidió que hicieron algo más, las palabras de la guitarra rítmica fueron más que explícitas, algo así como que no tenemos más. Aunque una versión ya se podrían haber preparado para salvar la papeleta, y alargar un pelín su intervención. Eso sí, con la batería percusiva y persistente del baquetero de Atomika poco nos faltó para perder la conciencia.
El trío comandado por Raúl Mesa empezó con la pieza que abre su nuevo EP “Murder 180”, un nuevo guiño a Lemmy Kilmister como ya hicieron Metallica con “Murder One”, dedicado a ese amplificador matador. Y es que, por si no habíais oído anteriormente hablar de ellos, no diremos que es una banda homenaje, o tributo a Motörhead, para eso ya tenemos a Motörhits, pero poco les falta, eso sí, todos los temas de sus cinco discos son propios, luego en directo, ya es otro cantar, como ya veremos más adelante. Un caso parecido a los chicos de ’77, cuarteto barcelonés que sonaba tanto a AC/DC que podías llegar a confundirlos, hasta que se decantaron por sonidos más cercanos a Black Sabbath en su último álbum.
Siguieron con otro corte de su de su nuevo EP, “Threat For The Liver”, sobre estos dos estrenos, pues, sin novedad en el frente, otros dos balazos a bocajarro que añaden a su ya nutrido arsenal de proyectiles para arma corta. De lo más recientemente editado, este diciembre pasado, nos trasladamos a su primer larga duración Livin’ Outlaw con la rocanrolera “Ridin’ the Iron”, aunque en disco dista bastante de su ejecución en directo, más rápida y energizante. Tras ella, Raúl, que ha tomado ejemplo de su guitarrista, y también se ha cortado las greñas y aquellas enormes patillas en modo lobezno que lucía hace unos años. Ahora, podríamos decir que tiene hasta cara de buen chaval.
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El propio bajista/cantante espeta al personal con Vamos a darle caña a esta mierda, antes de entrar con “The Black Motorcrew”, otra de ese disco debut de 2014, y que ya aparecía en su demo Goin´on the Run (2010), donde puedes encontrar el cover de Motörhead que da nombre al grupo. También tuvieron a bien recuperar el corte que da título a su EP de 2012, la aceleradísima “Loud & Proud”, que pasa como una exhalación dada su corta duración, de apenas dos minutos. Al acabar Marc Tàpies, como es habitual en él, llevando la mínima ropa posible, tan solo unos slips, abandonó su posición tras los parches para tumbarse en el suelo e intentar resituar el bombo de una impecable Matex negra, antes de continuar con “H-Bomb”, y “All Access Denied” de su segundo álbum Bastardized Mean City (2016).
Más carne fresca con la agresiva “Wake Up in Jail”, o donde puedes despertarte tras una buena juerga, que cuenta con una intro bluesera, para acto seguido entrar a matar, logrando el pogo más salvaje de la noche. Otra vez tenemos a Marc peleándose con el bombo antes de una frenética “Struck By The Rhythm”, con sus coros reiterativos, más veloz que un gamo, y con un doble solo de guitarra, y de bajo muy bien enlazados. El baile continuó con más rocanrol electrizante, “I Was Made for R’n’R”, y el que da nombre a su tercer álbum “Rock’n’Roll Up Your Ass”, extrañamente, la única canción que extrajeron de este durante la noche.
Su nuevo single, y futuro himno en breve es el que da título a su nuevo EP, “I Wanna Die by D Beat & Four Roses”, una oda al consumo en exceso de bourbon, y al D Beat con un fan besando las botas de Raúl Mesa, ante la sorpresa de propios y extraños. Marc vuelve a mosquearse con el bombo de marras antes de ofrecernos otra dosis de alcohol con una versión de los thrashers alemanes Tankard, y su “Empty Tankard”, pero hasta arriba de speed, ¡velocidad eh¡, no confundir. Finalizaron con “We Want Violence” que no sonó violenta sino viorrápida, como todos los temas que componen la discografía de estos máquinas.
Abandonaron el escenario, no sin antes darle otro retoque al bombo insurgente, y dejándonos con ese molesto acople que es tradición para algunos. Tras poco más de un minuto vuelven a la carga con una versión muy especial ante la algarabía general, el “Curriqui de Barrio” de La Banda Trapera del Río, mítica banda pionera del punk en la península, ya en otras ocasiones les habían homenajeado con “Ciutat Podrida”, el tema más emblemático de esta leyenda del punk catalán que andan este año en plena retirada.
En fin, la candela habitual a la que nos tienen acostumbrados los inseparables Marc, Raúl y JP. A toda mecha, como siempre, siguiendo la estela dejada por Motörhead, el más icónico de los tríos que aunaba rock and roll, metal y punk en perfecta simbiosis. De la banda de Ian Fraser Kilmister nacieron unos cuantos hijos bastardos que han funcionado en forma de triunvirato, compuestas únicamente de bajo, guitarra y batería como Venom, Anvil, Raven, Sodom, o Exciter, sin olvidar a algunos de más cercanos como Eskorbuto, Leño, o Gàrgola.
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