
Ascension (2025)
Nuclear Blast Records
Tracklist:
1. Serpent on the Cross
2. Tyrants Serenade
3. Salvation
4. Silence like the Grave
5. Lay a Wreath upon the World
6. Diluvium
7. Savage Days
8. Sirens
9. Deceivers
10. The Precipice
11. This Stark Town (Bonus track)
12. A Life Unknown (Bonus track)
Crónica: Juan “Etreum” Kinder
Hay bandas cuyos lanzamientos de un nuevo disco representan un evento especial en el año. Se tratan de fechas marcadas en el calendario. Fechas que te mantienen pendiente durante todo el año. Fechas que resultan en una cuenta regresiva constante en el año, en la que día a día, hora a hora, minuto a minuto, uno va contando los segundos, esperando a que las agujas del reloj se muevan y lleguen lo más pronto posible al tan ansiado día prometido. En resumidas cuentas, se vuelven un acontecimiento representativo en el año. Y eso sucede con el nuevo trabajo de Paradise Lost.
A estas alturas, una banda con el legado y recorrido que tienen los ingleses, no precisan de mucha presentación. Precursores del Death/Doom, uno de los máximos exponentes del Gothic Metal, y un grupo que lleva más 30 años de música y trabajo a sus espaldas.
Lanzado el pasado 19 de septiembre, Ascension es el nombre del nuevo álbum de los ingleses, el decimoséptimo en su carrera, que representa su vuelta al estudio tras cinco años de silencio, luego de lo que fue su anterior obra, Obsidian (2020).
En aquella ocasión, la banda había maravillado y encandilado a más de uno, con un trabajo de metal gótico que recuperaba a los Paradise Lost más melódicos y dinámicos, más cercanos a los tiempos del Icon (1993), Draconian Times (1995), o incluso, discos más modernos como In Requiem (2007) o Tragic Idol (2012).
No obstante, el presente disco se aleja de esa premisa, y retoma la senda más densa y rocosa que habían recuperado en 2015, desde la vuelta al uso de voces guturales por parte de su vocalista, Nick Holmes. Este enfoque más pesado en sus composiciones se ve reforzado y principalmente plasmado en las guitarras. Todo el trabajo se siente mucho más lento y aletargado. Desde ese inicio melancólico con “Serpent On The Cross”, en el que las notas van cayendo lentamente, una por una como si fueran lágrimas de ángeles, se siente la densidad y opresión que predomina en el disco.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Paradise Lost y la noche más sombría del otoño en Glasgow
Y es que quienes conocen a la banda, saben que el 90% de las composiciones, tienen la firma y sello del gran Greg Mackintosh. Y si hay algo que no se puede poner en duda, es el gran nivel melódico que posee y le impregna a cada una de sus canciones. Para sorpresa de nadie, el hombre con sus dedos desprende del mástil y saca a relucir varias notas que evocan distintos paisajes, en su mayoría bellos pero con cierto halo de oscuridad y lamento escondidos
“Tyrants Serenade” y “Silence Like The Grave” son dos muestras perfectas de ellos. Dos temas construidos alrededor de su melodía principal y que se quedan resonando en la cabeza de uno. Y es que una cualidad que siempre tuvo Mackintosh a la hora de componer es la de crear líneas melódicas memorables y fáciles de recordar.
Como muestra de la cantidad de recursos y trucos que posee el guitarrista, tenemos “Lay A Wreath Upon The World” y “Savage Days” en los que se nos presenta una guitarra acústica como acompañamiento mientras se aprecia el apartado vocal más limpio y relajado de Nick Holmes.
Por su parte, “Salvation” con su exquisito punteo en el estribillo y “Diluvium” reflejan el costado más Doom del disco, y hacen pensar a uno si estos temas no fueron sacados del mismísimo Shades Of God (1992).
Y es que la vibra general del trabajo es esa, la de una obra que reafirma más que nunca el regreso de la banda a sus terrenos más primigenios. Un acontecimiento, que hace 10 años, los fanáticos de la agrupación habríamos creído totalmente imposible. Sin embargo, aquí estamos. Disfrutando como lo hacíamos cuando escuchábamos Gothic (1991) y presenciando otro triunfo musical por parte de los ingleses.
Mentiría si dijera que sería un disco ideal para iniciarse con la banda, porque para eso están los clásicos y en última instancia, el anterior Obsidian, contenía elementos de todas sus etapas mejor balanceados. Aun así, para los fanáticos de la banda y el género, este Ascension tiene todos los ingredientes para liderar los tops y aparecer en los rankings de lo mejor del año. 8,5/10.

Ascension (2025)
Nuclear Blast Records
Tracklist:
1. Serpent on the Cross
2. Tyrants Serenade
3. Salvation
4. Silence like the Grave
5. Lay a Wreath upon the World
6. Diluvium
7. Savage Days
8. Sirens
9. Deceivers
10. The Precipice
11. This Stark Town (Bonus track)
12. A Life Unknown (Bonus track)
Crónica: Juan “Etreum” Kinder
Hay bandas cuyos lanzamientos de un nuevo disco representan un evento especial en el año. Se tratan de fechas marcadas en el calendario. Fechas que te mantienen pendiente durante todo el año. Fechas que resultan en una cuenta regresiva constante en el año, en la que día a día, hora a hora, minuto a minuto, uno va contando los segundos, esperando a que las agujas del reloj se muevan y lleguen lo más pronto posible al tan ansiado día prometido. En resumidas cuentas, se vuelven un acontecimiento representativo en el año. Y eso sucede con el nuevo trabajo de Paradise Lost.
A estas alturas, una banda con el legado y recorrido que tienen los ingleses, no precisan de mucha presentación. Precursores del Death/Doom, uno de los máximos exponentes del Gothic Metal, y un grupo que lleva más 30 años de música y trabajo a sus espaldas.
Lanzado el pasado 19 de septiembre, Ascension es el nombre del nuevo álbum de los ingleses, el decimoséptimo en su carrera, que representa su vuelta al estudio tras cinco años de silencio, luego de lo que fue su anterior obra, Obsidian (2020).
En aquella ocasión, la banda había maravillado y encandilado a más de uno, con un trabajo de metal gótico que recuperaba a los Paradise Lost más melódicos y dinámicos, más cercanos a los tiempos del Icon (1993), Draconian Times (1995), o incluso, discos más modernos como In Requiem (2007) o Tragic Idol (2012).
No obstante, el presente disco se aleja de esa premisa, y retoma la senda más densa y rocosa que habían recuperado en 2015, desde la vuelta al uso de voces guturales por parte de su vocalista, Nick Holmes. Este enfoque más pesado en sus composiciones se ve reforzado y principalmente plasmado en las guitarras. Todo el trabajo se siente mucho más lento y aletargado. Desde ese inicio melancólico con “Serpent On The Cross”, en el que las notas van cayendo lentamente, una por una como si fueran lágrimas de ángeles, se siente la densidad y opresión que predomina en el disco.
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Y es que quienes conocen a la banda, saben que el 90% de las composiciones, tienen la firma y sello del gran Greg Mackintosh. Y si hay algo que no se puede poner en duda, es el gran nivel melódico que posee y le impregna a cada una de sus canciones. Para sorpresa de nadie, el hombre con sus dedos desprende del mástil y saca a relucir varias notas que evocan distintos paisajes, en su mayoría bellos pero con cierto halo de oscuridad y lamento escondidos
“Tyrants Serenade” y “Silence Like The Grave” son dos muestras perfectas de ellos. Dos temas construidos alrededor de su melodía principal y que se quedan resonando en la cabeza de uno. Y es que una cualidad que siempre tuvo Mackintosh a la hora de componer es la de crear líneas melódicas memorables y fáciles de recordar.
Como muestra de la cantidad de recursos y trucos que posee el guitarrista, tenemos “Lay A Wreath Upon The World” y “Savage Days” en los que se nos presenta una guitarra acústica como acompañamiento mientras se aprecia el apartado vocal más limpio y relajado de Nick Holmes.
Por su parte, “Salvation” con su exquisito punteo en el estribillo y “Diluvium” reflejan el costado más Doom del disco, y hacen pensar a uno si estos temas no fueron sacados del mismísimo Shades Of God (1992).
Y es que la vibra general del trabajo es esa, la de una obra que reafirma más que nunca el regreso de la banda a sus terrenos más primigenios. Un acontecimiento, que hace 10 años, los fanáticos de la agrupación habríamos creído totalmente imposible. Sin embargo, aquí estamos. Disfrutando como lo hacíamos cuando escuchábamos Gothic (1991) y presenciando otro triunfo musical por parte de los ingleses.
Mentiría si dijera que sería un disco ideal para iniciarse con la banda, porque para eso están los clásicos y en última instancia, el anterior Obsidian, contenía elementos de todas sus etapas mejor balanceados. Aun así, para los fanáticos de la banda y el género, este Ascension tiene todos los ingredientes para liderar los tops y aparecer en los rankings de lo mejor del año. 8,5/10.