


La expectación era palpable en la sala mientras Temic y Rendezvous Point iniciaban su gira europea, un evento que prometía ser un hito para los amantes del metal progresivo. Temic, con su álbum debut “Terror Management Theory” recién salido del horno, y Rendezvous Point, presentando su renovado “Dream Chaser”, convergen en un espectáculo que celebraba la innovación y el virtuosismo.
La noche se encendió con la llegada de Temic, un supergrupo que fusiona la experiencia de veteranos del progresivo en un torbellino de sonido innovador. Diego Tejeida, maestro de los teclados y arquitecto de atmósferas, Eric Gillette, guitarrista virtuoso capaz de tejer melodías complejas con facilidad, Simen Sandnes, un baterista que marca el ritmo con precisión quirúrgica, y Fredrik Bergersen Klemp, cuya voz navega entre la potencia y la sutileza, se unieron para ofrecer una experiencia musical que trascendió las expectativas. Desde el primer acorde, demostraron que su música es un viaje a través de paisajes sonoros intrincados y emociones profundas.
El concierto se desplegó como un tapiz de emociones, con cada canción revelando una faceta diferente de la banda. “Through the Sands of Time” transportó al público a través de un viaje épico, con sus atmósferas envolventes y solos de guitarra que evocaban paisajes oníricos. “Falling Away”, con su combinación de complejidad técnica y melodías memorables, capturó la esencia del sonido de TEMIC, entrelazando la técnica con la emoción en una danza hipnótica. “Skeleton” resonó con una intensidad visceral, impulsada por la batería de Sandnes y los riffs afilados de Gillette. “Count Your Losses” y “Acts of Violence” demostraron la capacidad de la banda para crear momentos de tensión y liberación, con cambios de ritmo inesperados y arreglos intrincados. “Friendly Fire” y “Paradigm” exploraron texturas sonoras más oscuras, con sintetizadores atmosféricos y letras introspectivas. “Once More” y “Mothallah” cerraron el concierto con un crescendo de energía, dejando al público con una sensación de euforia y asombro.
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Temic no solo ofreció un despliegue de virtuosismo técnico, sino también una experiencia emocionalmente resonante. La voz de Klemp, capaz de transitar entre la potencia y la sutileza, dio vida a las letras introspectivas de la banda, creando una conexión profunda con el público. Los solos de guitarra de Gillette, los paisajes sonoros de Tejeida y la base rítmica de Sandnes se entrelazaron en una sinfonía de emociones, creando un ambiente cautivador. La energía en el escenario era palpable, con la banda entregándose por completo a la música. Demostraron que el metal progresivo puede ser tanto técnicamente impresionante como emocionalmente conmovedor.
Rendezvous Point, por su parte, demostró que la experiencia y la evolución pueden coexistir en perfecta armonía. Baard Kolstad, lejos de ser solo el baterista de Leprous, se reveló como el arquitecto de un sonido que trasciende las etiquetas. “Dream Chaser”, su último trabajo, se desplegó en el escenario con una vitalidad que contrastaba con la frialdad de su predecesor. Desde principio a fin , cada tema fue una clase magistral de cómo equilibrar la técnica con la emoción. que describo a continuación desde la primera fila.La noche se encendió con la energía inconfundible de Rendezvous Point, una banda que desafía los límites del metal progresivo con su propuesta innovadora y visceral. Desde el primer instante, “Don’t Look Up” marcó el inicio de un viaje sonoro intenso, con ritmos complejos y sintetizadores envolventes que capturaron la atención del público. La voz de Geirmund Hansen se erigió como la guía de este viaje, transmitiendo una amplia gama de emociones, desde la urgencia hasta la melancolía.
“Utopía” elevó la experiencia a otro nivel, con una combinación perfecta de música, presencia escénica y efectos visuales que intensificaron el impacto emocional de la canción. La banda demostró su capacidad para crear atmósferas envolventes, transportando al público a un estado de trance colectivo. “Digital Waste” irrumpió con la fuerza de un torbellino digital, con la batería de Baard Kolstad marcando el ritmo frenético y el bajo y las guitarras creando una pared de sonido densa y distorsionada que reflejaba la alienación digital.
“Pressure” se convirtió en un despliegue de virtuosismo técnico, con cada músico llevando su instrumento al límite. Los riffs afilados y los ritmos complejos generaron una sensación de tensión constante, mientras que la banda conectó con el público a través de gestos sencillos pero significativos, como la dedicatoria de una canción a un joven fan. “Fireflies” ofreció un respiro en la intensidad, con una atmósfera etérea y melodías melancólicas que se entrelazaron en una danza delicada. El bajo de Gunn-Hilde Erstad y la batería de Baard Kolstad crearon una base rítmica sutil, mientras que las guitarras tejieron texturas atmosféricas que envolvieron al público en un ambiente onírico.
“Oslo Syndrome” demostró la versatilidad de Rendezvous Point, mostrando su capacidad para crear música que es tanto técnicamente impresionante como emocionalmente resonante. Los juegos de luces y la puesta en escena realzan la atmósfera de la canción, intensificando el impacto emocional. “Universal Chaos” llevó al público a un viaje de emociones, con la voz de Geirmund Hansen adaptándose a la perfección a la dinámica de la canción. Los solos de guitarra y teclado, ejecutados con virtuosismo, añadieron momentos de brillantez técnica. “Presence” se construyó gradualmente, con los instrumentos entrelazándose para crear una textura sonora rica y envolvente. Los sintetizadores y teclados de Nicolay Tangen Svennæs establecieron un ambiente misterioso y etéreo.
“The Tormented” sumergió al público en una atmósfera densa y oscura, con sintetizadores y texturas de teclado que construyeron una sensación de tensión palpable. “Stillwater” ofreció un momento de intimidad y reflexión, con la voz de Geirmund Hansen y el piano creando una conexión profunda con el público. La banda cerró el concierto con una interpretación emotiva de “Rendezvous Point”, con Gunn-Hilde Erstad y Petter Hallaråker de rodillas flanqueando a Geirmund Hansen, quien llenó la sala con su voz y el sonido del piano. La noche culminó con una ovación ensordecedora,
La noche culminó con “Mirrors”, un tema que dejó al público con ganas de más, y con la promesa de un regreso el próximo año. El directo de Rendezvous Point fue un despliegue de talento individual al servicio de un conjunto cohesionado. La batería de Kolstad, un laberinto de ritmos intrincados, se complementa con el bajo omnipresente, las guitarras versátiles y los sintetizadores atmosféricos. La voz de Geirmund Hansen, lejos de ser un mero adorno, se integró a la perfección en el tejido sonoro, creando una atmósfera envolvente.
Temic y Rendezvous Point demostraron que el metal progresivo está en constante evolución, y que la experiencia en el escenario es algo que solo se puede comparar con el virtuosismo de sus músicos en la sala Upload del Poble Espanyol



La expectación era palpable en la sala mientras Temic y Rendezvous Point iniciaban su gira europea, un evento que prometía ser un hito para los amantes del metal progresivo. Temic, con su álbum debut “Terror Management Theory” recién salido del horno, y Rendezvous Point, presentando su renovado “Dream Chaser”, convergen en un espectáculo que celebraba la innovación y el virtuosismo.
La noche se encendió con la llegada de Temic, un supergrupo que fusiona la experiencia de veteranos del progresivo en un torbellino de sonido innovador. Diego Tejeida, maestro de los teclados y arquitecto de atmósferas, Eric Gillette, guitarrista virtuoso capaz de tejer melodías complejas con facilidad, Simen Sandnes, un baterista que marca el ritmo con precisión quirúrgica, y Fredrik Bergersen Klemp, cuya voz navega entre la potencia y la sutileza, se unieron para ofrecer una experiencia musical que trascendió las expectativas. Desde el primer acorde, demostraron que su música es un viaje a través de paisajes sonoros intrincados y emociones profundas.
El concierto se desplegó como un tapiz de emociones, con cada canción revelando una faceta diferente de la banda. “Through the Sands of Time” transportó al público a través de un viaje épico, con sus atmósferas envolventes y solos de guitarra que evocaban paisajes oníricos. “Falling Away”, con su combinación de complejidad técnica y melodías memorables, capturó la esencia del sonido de TEMIC, entrelazando la técnica con la emoción en una danza hipnótica. “Skeleton” resonó con una intensidad visceral, impulsada por la batería de Sandnes y los riffs afilados de Gillette. “Count Your Losses” y “Acts of Violence” demostraron la capacidad de la banda para crear momentos de tensión y liberación, con cambios de ritmo inesperados y arreglos intrincados. “Friendly Fire” y “Paradigm” exploraron texturas sonoras más oscuras, con sintetizadores atmosféricos y letras introspectivas. “Once More” y “Mothallah” cerraron el concierto con un crescendo de energía, dejando al público con una sensación de euforia y asombro.
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Temic no solo ofreció un despliegue de virtuosismo técnico, sino también una experiencia emocionalmente resonante. La voz de Klemp, capaz de transitar entre la potencia y la sutileza, dio vida a las letras introspectivas de la banda, creando una conexión profunda con el público. Los solos de guitarra de Gillette, los paisajes sonoros de Tejeida y la base rítmica de Sandnes se entrelazaron en una sinfonía de emociones, creando un ambiente cautivador. La energía en el escenario era palpable, con la banda entregándose por completo a la música. Demostraron que el metal progresivo puede ser tanto técnicamente impresionante como emocionalmente conmovedor.
Rendezvous Point, por su parte, demostró que la experiencia y la evolución pueden coexistir en perfecta armonía. Baard Kolstad, lejos de ser solo el baterista de Leprous, se reveló como el arquitecto de un sonido que trasciende las etiquetas. “Dream Chaser”, su último trabajo, se desplegó en el escenario con una vitalidad que contrastaba con la frialdad de su predecesor. Desde principio a fin , cada tema fue una clase magistral de cómo equilibrar la técnica con la emoción. que describo a continuación desde la primera fila.La noche se encendió con la energía inconfundible de Rendezvous Point, una banda que desafía los límites del metal progresivo con su propuesta innovadora y visceral. Desde el primer instante, “Don’t Look Up” marcó el inicio de un viaje sonoro intenso, con ritmos complejos y sintetizadores envolventes que capturaron la atención del público. La voz de Geirmund Hansen se erigió como la guía de este viaje, transmitiendo una amplia gama de emociones, desde la urgencia hasta la melancolía.
“Utopía” elevó la experiencia a otro nivel, con una combinación perfecta de música, presencia escénica y efectos visuales que intensificaron el impacto emocional de la canción. La banda demostró su capacidad para crear atmósferas envolventes, transportando al público a un estado de trance colectivo. “Digital Waste” irrumpió con la fuerza de un torbellino digital, con la batería de Baard Kolstad marcando el ritmo frenético y el bajo y las guitarras creando una pared de sonido densa y distorsionada que reflejaba la alienación digital.
“Pressure” se convirtió en un despliegue de virtuosismo técnico, con cada músico llevando su instrumento al límite. Los riffs afilados y los ritmos complejos generaron una sensación de tensión constante, mientras que la banda conectó con el público a través de gestos sencillos pero significativos, como la dedicatoria de una canción a un joven fan. “Fireflies” ofreció un respiro en la intensidad, con una atmósfera etérea y melodías melancólicas que se entrelazaron en una danza delicada. El bajo de Gunn-Hilde Erstad y la batería de Baard Kolstad crearon una base rítmica sutil, mientras que las guitarras tejieron texturas atmosféricas que envolvieron al público en un ambiente onírico.
“Oslo Syndrome” demostró la versatilidad de Rendezvous Point, mostrando su capacidad para crear música que es tanto técnicamente impresionante como emocionalmente resonante. Los juegos de luces y la puesta en escena realzan la atmósfera de la canción, intensificando el impacto emocional. “Universal Chaos” llevó al público a un viaje de emociones, con la voz de Geirmund Hansen adaptándose a la perfección a la dinámica de la canción. Los solos de guitarra y teclado, ejecutados con virtuosismo, añadieron momentos de brillantez técnica. “Presence” se construyó gradualmente, con los instrumentos entrelazándose para crear una textura sonora rica y envolvente. Los sintetizadores y teclados de Nicolay Tangen Svennæs establecieron un ambiente misterioso y etéreo.
“The Tormented” sumergió al público en una atmósfera densa y oscura, con sintetizadores y texturas de teclado que construyeron una sensación de tensión palpable. “Stillwater” ofreció un momento de intimidad y reflexión, con la voz de Geirmund Hansen y el piano creando una conexión profunda con el público. La banda cerró el concierto con una interpretación emotiva de “Rendezvous Point”, con Gunn-Hilde Erstad y Petter Hallaråker de rodillas flanqueando a Geirmund Hansen, quien llenó la sala con su voz y el sonido del piano. La noche culminó con una ovación ensordecedora,
La noche culminó con “Mirrors”, un tema que dejó al público con ganas de más, y con la promesa de un regreso el próximo año. El directo de Rendezvous Point fue un despliegue de talento individual al servicio de un conjunto cohesionado. La batería de Kolstad, un laberinto de ritmos intrincados, se complementa con el bajo omnipresente, las guitarras versátiles y los sintetizadores atmosféricos. La voz de Geirmund Hansen, lejos de ser un mero adorno, se integró a la perfección en el tejido sonoro, creando una atmósfera envolvente.
Temic y Rendezvous Point demostraron que el metal progresivo está en constante evolución, y que la experiencia en el escenario es algo que solo se puede comparar con el virtuosismo de sus músicos en la sala Upload del Poble Espanyol