


¡Vaya manera de arrancar el Rock Imperium Festival en Cartagena!, el pasado jueves 26 de junio, el Parque El Batel ha sido un auténtico volcán de energía desde que las puertas abrieron a la 1 de la tarde y la música empezó a sonar. Ha sido una jornada inaugural épica, con bandas que nos han volado la cabeza y un ambiente inmejorable.
Crummy: ¡Un Inicio Ardiente de Metal Clásico Bajo el Sol Abrasador!
Abriendo la jornada del Rock Imperium de Cartagena, la banda malagueña Crummy ha marcado el inicio con una actuación valiente y enérgica. A pesar del sol abrasador y la temprana hora, la agrupación ha demostrado su heroicidad en el escenario, entregando una sólida muestra de heavy metal clásico en castellano.
Liderados por la destreza a la guitarra de Víctor C. Gil (ex-Anubis), Crummy ha desplegado un repertorio contundente con grandes composiciones. Temas como “Alias” resonaron con fuerza, combinando potencia y melodías pegadizas. La banda ha desprendido una energía contagiosa, con Kiko Romero dándolo todo en el cierre con la explosiva “Falsos poetas“.
Ha sido una valiente y potente carta de presentación bajo el sol de Murcia, dejando claro que el heavy metal clásico en español tiene un futuro prometedor.
Diabulus in Música La Sinfonía del metal hecha realidad
¡La banda española Diabulus in Musica ofreció hoy una cátedra de metal sinfónico en el Rock Imperium de Cartagena! Liderados por la imponente voz de Zuberoa Aznárez y los guturales de Gorka Elso (también a los teclados), el quinteto navarro cautivó al público con un setlist épico y cargado de emoción.
El concierto arrancó con la energía de “One Step Higher” y la complejidad de “Ex Nihilo“, mostrando desde el principio su pulida combinación de orquestaciones grandiosas y riffs potentes. La poderosa sección rítmica de Ion Feligreras (batería) y David Erro (bajo) cimentó cada tema, mientras que la guitarra de Aimar Metal añadió la fuerza necesaria.
Temas como “In Quest of Sense” e “Inner Force” resonaron con una intensidad particular, con Zuberoa deslumbrando con su versatilidad vocal. La audiencia disfrutó de la teatralidad de “The Misfit’s Swing” y la melancolía de “Invisible” y “Otoi“.
El tramo final fue una explosión de su poderío sinfónico: “Shadow of the Throne” y “Sceneries of Hope” prepararon el terreno para el asalto épico de “From the Embers” y la monumental “Battle of Atlantis“, coreada por muchos. Cerraron su impecable actuación con la envolvente “Earthly Illusions“, dejando una huella profunda y reafirmando su estatus como una de las bandas más destacadas del metal sinfónico español. ¡Un directo espectacular!
Iron Curtain ¡Heavy metal sin anestesia!
Así fue la descarga que Iron Curtain ofreció en el Rock Imperium 2025. La banda murciana, con Mike Leprosy (voz, guitarra) al frente, Miguel Ángel López (guitarra) con sus riffs afilados, y la potente base rítmica de Joserra (bajo) y Moroco (batería), convirtió el escenario en un vendaval de speed/thrash metal.
Desde el inicio, la energía fue palpable. Temas como “Devil’s Eyes“, “Jaguar Spirit” o “Savage Dawn” sonaron con una precisión brutal, desatando mosh pits y headbanging sin control entre un público entregado. Iron Curtain no solo tocó; transmitió pura adrenalina, reafirmando su lugar como referente del género. Una actuación demoledora que dejó al público agotado y eufórico.
Hellripper Desata el Caos a la usanza de la vieja escuela del Thrash Metal
¡El Parque El Batel de Cartagena tembló esta tarde con la imparable energía de Hellripper! La banda escocesa, comandada por el incombustible James McBain, ofreció un asalto sónico que dejó a los asistentes sudorosos, satisfechos y con ganas de más.
Desde el primer acorde, quedó claro que Hellripper venía a por todas. Arrancaron con la demoledora “All Hail the Goat“, que instantáneamente encendió al público, seguido sin tregua por la furia desenfrenada de “Blood Orgy of the She-Devils“. El sonido de su black/thrash metal old school es crudo, directo y brutalmente efectivo, transportando a la audiencia a los rincones más oscuros y salvajes del género.
La banda mantuvo la intensidad con temas como “Spectres of the Blood Moon Sabbath” y la ya clásica “Black Arts & Alchemy“, que resonó con una fuerza abrumadora. Cada riff era un puñetazo, cada golpe de batería una patada en el estómago. No hubo respiro.
Uno de los momentos culminantes llegó con la esperadísima “From Hell“, un tema que el público coreó y celebró con euforia. La banda no solo demostró su pericia técnica, sino también una conexión palpable con sus seguidores. La sucesión de “The Affair of the Poisons” y “Goat Vomit Nightmare” siguió machacando los tímpanos de una manera gloriosa, con McBain demostrando ser un frontman carismático y poseído por la esencia del metal.
El final del set fue una declaración de intenciones. “The Hanging Tree” y “The Nuckelavee” prepararon el terreno para el apocalipsis final. La energía alcanzó su clímax con la blasfema y arrolladora “Nunfucking Armageddon 666“, que provocó un auténtico pandemónium entre las primeras filas. Para cerrar un concierto inolvidable, “Bastard of Hades” sirvió como el golpe de gracia, dejando a los fans exhaustos pero eufóricos.
Far East Groove Deslumbra en el Rock Imperium con su metal
dio una experiencia musical única con el debut europeo de Far East Groove! Liderados por el renombrado compositor y tecladista Yasuharu Takanashi (conocido por sus trabajos en ‘Naruto Shippuden’ y ‘Fairy Tail’), la banda transformó el escenario en una épica banda sonora de anime en vivo.
Desde el primer momento, la maestría de Takanashi, combinando su pasión por el heavy metal con las melodías icónicas del anime, creó una atmósfera electrizante. Junto al virtuoso guitarrista japonés Nozomu Wakai (Sigh, Destinia), Far East Groove ofreció un espectáculo donde la potencia del metal se fusiona perfectamente con la extravagancia y la emoción de las bandas sonoras que han marcado a millones.
Este concierto, su única fecha en festivales europeos este año, fue una oportunidad exclusiva para sentir la energía de temas como “Beyond the Quest” y otras piezas emblemáticas en un formato completamente nuevo. Far East Groove no solo tocó música; ¡hizo que el público viviera la potencia del groove del Lejano Oriente!
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¡Satan Desata la Leyenda británica!
¡Menuda descarga nos han pegado los legendarios Satan hoy en el Rock Imperium de Cartagena! La banda de Newcastle, auténticos pilares de la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), nos han dejado claro por qué, aunque quizás no tuvieron la fama masiva de otros, su influencia es innegable y su directo, simplemente demoledor.
Con Brian Ross al frente, cuya voz sigue siendo una fuerza de la naturaleza, y esos riffs intrincados y afiladisimos de las guitarras de Steve Ramsey y Russ Tippins, Satan nos ha teletransportado directos a la edad de oro del heavy metal. La base rítmica, con Graeme English al bajo y Sean Taylor en la batería, sonaba sólida como una roca, dándonos esa base perfecta para su proto-thrash tan característico.
El concierto ha sido un asalto frontal desde el minuto uno, con un setlist que ha puesto a vibrar tanto a los fans de la vieja escuela como a los que acababan de descubrirlos. Los himnos de su icónico álbum debut Court in the Act han resonado con una potencia que te volaba la cabeza.
El setlist que desató la furia de Satan en el Rock Imperium incluyó: “Trial by Fire” (un arranque incendiario que prendió la mecha de la noche), “Blades of Steel” (puro heavy metal clásico con esos riffs que te taladran), “Broken Treaties” (una joya que demuestra su complejidad compositiva), “Twenty Twenty Five” (una muestra de su material más reciente, igual de contundente), “Cenotaph” (una pieza más elaborada que mantuvo la intensidad), “Into the Fire” (el fuego de su sonido más puro, directo a la yugular), “Siege Mentality” (demostrando su habilidad para crear atmósferas opresivas), “The Devil’s Infantry” (otro golpe de pura potencia thrash), “The Doomsday Clock (intro)” (la antesala de un final apoteósico), y “Burning Hammer” (un cierre demoledor que nos dejó sin aliento).
El público ha vibrado con cada tema, que han ejecutado con una precisión y una energía admirables. ¡Es que Satan no solo toca sus canciones, las viven! Y esa pasión se contagia a una audiencia que se ha rendido por completo ante la maestría de estos veteranos.
Hubo un momento súper cómplice con la peña cuando Brian Ross preguntó si había alguien de Newcastle entre el público. Al no recibir una respuesta clara, o quizás sintiendo la energía metalera que siempre ha influido en su tierra natal, con una sonrisa pícara y esa actitud que solo un ícono del rock puede tener, remató la interacción con un simpático y contundente: “¡Fuck off!”. Un puntazo de autenticidad que fue recibido con risas y aplausos, dejando claro que Satan no solo está formada por músicos excepcionales, sino también por personalidades genuinas.
Justo cuando la peña pensaba que el show ya había llegado a su fin, Brian Ross, con esa intensidad que lo define, anunció con una sonrisa que la noche aún no había terminado para ellos, soltando el esperado: “¡Una canción más para ustedes!”, desatando la euforia final entre los asistentes.
Satan ha reafirmado hoy su legado, demostrando que la calidad, la pasión y una buena dosis de actitud siguen siendo los ingredientes clave para un concierto de heavy metal absolutamente inolvidable. ¡Pura esencia NWOBHM en Cartagena!
Desde Escocia para el mundo: GUN
Los escoceses GUN también han reventado el escenario, demostrando que su energía y carisma están intactos. Con los hermanos Dante y Giuliano Gizzi al mando, junto a Scott Shields, Andy Carr y el nuevo guitarrista Ru Macfarlane, nos han regalado un conciertazo brutal. La intro de “Delilah” (¡sí, la de Tom Jones!) ha sido el pistoletazo de salida para una cátedra de rock. Aunque “Word Up!” no estuvo en el setlist, han compensado con creces. Tras el primer cañonazo, Dante preguntó “¿Estáis listos para el hard rock?” y el público estalló. Han encadenado hits como “Don’t Say It’s Over” y la potentísima “Better Days“, que ha resonado con fuerza. Dante no paró de animar, interactuando con la audiencia y presentando una nueva canción dedicada a España con un sincero “¡Muchas gracias Cartagena! Tocamos música para vuestros oídos“. Han cerrado con la pegadiza “Shame on You” con el público “manos arriba” y se han despedido con “Just Like Paradise” de David Lee Roth sonando mientras bajaba la cortina. ¡Pura dinamita!
¡Airbourne Desata la Locura Australiana con el ADN de Bon Scott!
El escenario derecho ha temblado hoy con la arrolladora energía de Airbourne! La banda australiana, única en pisar un festival en España este año, ha transformado el Rock Imperium en su propio campo de batalla de puro rock ‘n’ roll, dejando claro por qué son una de las fuerzas más potentes del género. ¡Menuda descarga nos han metido!
Desde el primer acorde, la adrenalina se ha disparado. Los australianos han arrancado con la declaración de intenciones perfecta: “Ready to Rock“. Y vaya si estábamos listos. La gente se ha enloquecido al instante, con los puños en alto y las gargantas preparadas para corear cada estribillo. Joel O’Keeffe, como un auténtico ciclón en la voz y la guitarra principal, ha liderado la carga, sin parar de moverse y conectar con la multitud. Sin darnos un respiro, han encadenado con la pegadiza “Girls in Black“, que ha puesto a todo el mundo a saltar.
El concierto ha sido una sucesión imparable de riffs afilados y un showman total en Joel. La banda no solo toca, ¡vive cada nota! Hemos visto a Ryan O’Keeffe machacando la batería con una fuerza descomunal, cimentando cada golpe como un martillo pilón. Al bajo, Justin Street ha sido la base inamovible que ha hecho vibrar el suelo. Y en la guitarra rítmica, el reciente fichaje de Brett Tyrrell ha demostrado por qué está ahí, aportando esa capa de sonido sólida y potente que caracteriza a Airbourne con una solvencia impresionante. Han demostrado su maestría con temas potentes como “Bottom of the Well” y la explosiva “Breakin’ Outta Hell“, que ha sido una auténtica patada en la boca. La energía era palpable, con la banda entregándose al máximo y el público respondiendo con la misma intensidad.
Un momento cumbre ha llegado con “It’s All for Rock ‘n’ Roll“, un himno que resume la filosofía de Airbourne y que ha sido coreado por miles de gargantas. La banda ha demostrado que no hay trucos, solo sudor, riffs y una pasión desbordante por el rock. Han seguido machacando con la contundente “Gutsy“, y aquí el espectáculo ha subido de nivel cuando Justin Street ha accionado manualmente una sirena antiaérea, añadiendo un sonido estridente que ha enloquecido aún más a la multitud. Luego han encendido el ambiente con la festiva “Live It Up“, que ha convertido el recinto en una fiesta masiva.
El broche de oro ha sido con la icónica “Runnin’ Wild“. El público ha estallado en un último grito de euforia, con la banda dejando hasta la última gota de energía en el escenario. Ha sido un final apoteósico para un concierto que ha sido pura dinamita de principio a fin. Joel, como un auténtico predicador del rock, ha corrido de un lado a otro del escenario, haciendo alardes con su guitarra y bajando a las primeras filas para saludar a sus “feligreses”, mientras resonaba su mantra final: “¡Rock and Roll Never Die!“.
Airbourne ha cumplido todas las expectativas, entregando una actuación visceral y sin filtros. Han demostrado por qué son los herederos más salvajes del rock australiano
King Diamond Desata la Ópera Gótica ¡Una Noche de Puro Horror Show!
¡La primera noche de festival ha alcanzado su clímax con la llegada del maestro de la oscuridad, King Diamond! A las 22:20 horas, el escenario principal se ha transformado en el teatro de pesadilla personal del legendario vocalista, ofreciendo una experiencia teatral y musical que ha sido pura magia negra. La expectación era palpable, y el Rey, como siempre, no ha defraudado.
El concierto ha comenzado con un aura de misterio y dramatismo. La intro de “The Wizard” de Black Sabbath ha envuelto el recinto en una atmósfera inquietante, antes de sumergirnos directamente en la oscuridad con la pesada “Funeral” y la inminente “Arrival“. Desde el primer momento, la característica voz de falsete de King Diamond, junto a su inconfundible corpsepaint meticulosamente aplicado y su icónico micrófono de huesos en forma de cruz, ha hipnotizado a la multitud. ¡Muchos, directamente, han agarrado una silla para poder disfrutar cada segundo de esta pieza de terror danés, saboreando cada matiz de la puesta en escena! Otros, rendidos por el cansancio de la jornada o simplemente queriendo absorber cada detalle del espectáculo, se han tirado literalmente en el césped, disfrutando de la atmósfera única. La banda, un engranaje perfecto de metal macabro, ha recreado fielmente el sonido de sus álbumes, llevando a los asistentes por un viaje a través de sus historias de terror gótico.
La escenografía ha sido, como siempre, un personaje más en el show de King Diamond, elevando la experiencia más allá de un concierto de metal. El escenario no era un simple telón de fondo; era el portal a sus historias más retorcidas. Los intrincados diseños, los telones que simulaban viejas mansiones o pasillos de manicomios, y la iluminación teatral, todo estaba calculado para sumergirnos en sus narrativas de horror. Los focos han creado sombras alargadas y atmósferas opresivas, mientras la niebla artificial ha añadido una capa etérea y misteriosa a cada movimiento del Rey. La banda tocaba en medio de este elaborado montaje, que cambiaba sutilmente para reflejar la ambientación de cada canción o arco narrativo.
El repertorio ha sido un festín para los fans, mezclando clásicos absolutos con gemas de su discografía, todo presentado con esa teatralidad que es el ADN de King Diamond. “A Mansion in Darkness” nos ha sumergido aún más en la locura de sus relatos, seguida por la esperadísima “Halloween“. Aquí, el Rey ha hecho gala de sus agudos estratosféricos y su histrionismo característico, deteniéndose en seco con una pose dramática para recibir la singular respuesta del coro del público, que él ha agradecido con un gélido “¡Thank you!” que ha erizado el vello. ¡La teatralidad ha sido máxima! En un momento, “a little bit from” cómodo con su particular bastón, ha aparecido en escena Jody Cachia, la talentosa bailarina que da vida a diversos personajes de sus álbumes, añadiendo más elementos visuales a la narrativa. La diestra mirada de la tecladista, Myjur, ataviada con una máscara hecha de piel humana, y el batería han seguido atentos a cada movimiento de la coreografía macabra.
Los temas de ‘Voodoo‘ y ‘Them‘ han sido interpretados con una intensidad visceral, creando una narrativa oscura que ha mantenido a todos en vilo. La canción “Voodoo” en particular ha sido una inmersión total en la trama del álbum homónimo de 1998, que explora la historia de una familia acosada por un espíritu vengativo y la práctica del vudú en su nueva casa. La banda ha recreado la atmósfera inquietante de este relato con sus ritmos sincopados y coros siniestros, transportando a la audiencia a los pantanos de Luisiana, donde los rituales y los espíritus acechan. King Diamond, con su dominio vocal, ha alternado entre las voces de los personajes, desde el terror de la familia hasta las invocaciones del bokor (sacerdote vudú), haciendo que el público sintiera el frío de lo sobrenatural o una mueca de ignorancia.
La complejidad y el drama de canciones como “Spider Lilly” y la emotiva “Two Little Girls” han demostrado la profundidad lírica y musical del maestro. La energía no ha decaído, pasando de la melancolía a la furia con cortes como “Sleepless Nights” y el escalofriante “Out from the Asylum“. El duelo entre el bajo y la guitarra se ha transformado en una verdadera “guerra de mástiles” son codo a “codo”, una muestra de la increíble conexión y sincronía de la banda. La teatralidad también se ha manifestado en las letanías entre la locura y la oscuridad, mientras King arrojaba un par de muñecos por las escaleras del escenario, un gesto que sumaba al ambiente perturbador.
El momento más esperado llegó con la escalofriante introducción de “Welcome Home”, desatando un coro masivo de miles de voces. La aparición de la siniestra anciana en silla de ruedas —ya un símbolo clásico de sus presentaciones— marcó el inicio de un acto cargado de dramatismo. En un giro escénico tan macabro como brillante, King Diamond se despojó del sombrero para mostrar su rostro avejentado, interactuando con su “invisible español” frente a la figura inmóvil. Luego, mientras una iluminación espectral caía desde las alturas, recitó con voz inquietante: “mi nombre es Face”, profundizando en el relato de su perturbador universo. Todo transcurrió bajo el gigantesco emblema de St. Lucifer’s Hospital 1920, título de su próximo álbum, que sirvió como telón de fondo perfecto para esta ópera de horror en carne viva.
El maestro ha continuado con “The Invisible Guests” y la mística “The Candle“, creando un ambiente casi ritualista. La reciente “Masquerade of Madness” ha demostrado que su creatividad sigue intacta, sonando con la misma fuerza que sus clásicos.
El momento de “Eye of the Witch” ha sido particularmente intenso y teatral. Aquí, King Diamond ha subido el listón de la interacción dramática. Con una mirada penetrante, ha “reprendido” a su teclista, Mykur, no solo con palabras sino con una gestualidad que transmitía furia y autoridad. En respuesta a su reprimenda, Mykur no se ha limitado a tocar, sino que ha contestado con una voz gutural y demoníaca, un añadido vocal que ha resonado por el recinto y ha intensificado la escena. Este intercambio, casi un mini-acto teatral dentro de la canción, ha reforzado la idea de que cada miembro de la banda no solo interpreta música, sino que encarna un papel en la pesadilla de King Diamond. La bruja ha cobrado vida en ese momento, con la dualidad vocal añadiendo capas de oscuridad y locura a la narrativa. El cierre apoteósico, como no podía ser de otra forma, ha llegado con la magistral “Abigail“, la épica que ha coronado una noche inolvidable. Se han despedido solemnemente, dejando a una audiencia fascinada por la inmersión total en su mundo de horror gótico. King Diamond ha ofrecido una actuación impecable y envolvente, una verdadera ópera de terror que trasciende el mero concierto de metal. Su show en el Rock Imperium ha sido una experiencia teatral y musical de primer nivel, consolidando su estatus como una leyenda indiscutible del heavy metal y el padre del horror show. ¡Una noche que quedará grabada en la memoria de todos los “feligreses” de la oscuridad!
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¡Kissin’ Dynamite Calienta Cartagena al Rojo Vivo en la Recta Final del Rock Imperium!
¡Vaya manera de acercarse al cierre del primer día del Rock Imperium! La temperatura infernal de Cartagena subió aún más con la explosiva actuación de Kissin’ Dynamite. La banda alemana llegó con todo su glam y energía para demostrar que el hard rock melódico está más vivo que nunca. ¡Menudo show cargado de carisma y temazos que nos hicieron vibrar a todos! Fueron los penúltimos en pisar el escenario, dejando el listón altísimo para el gran final.
Desde el primer momento, salieron a por todas, sin guardarse nada. Abrieron con el prometedor “Back With a Bang“, y vaya si volvieron con una explosión. La energía de Hannes Braun en la voz, con esa presencia escénica arrolladora, conectó al instante con el público. Los riffs afilados y el ritmo contagioso de Ande Braun y Jim Müller a las guitarras, junto a la potente base rítmica de Steffen Haile al bajo y Silas Braun en la batería, sonaron impecables, calentando aún más el ambiente ya abrasador. La simpatía de la banda fue innegable; Hannes incluso se atrevió con un divertido conteo en español de “uno, dos, cuatro” que arrancó carcajadas y aplausos.
Siguieron el asalto con “DNA“, un tema que resalta su identidad musical y mantuvo la euforia por las nubes. La banda no solo interpreta sus canciones, las vive, y esa pasión se transmite con cada acorde. El público coreó cada estribillo, especialmente cuando llegaron himnos como “No One Dies a Virgin“, que convirtió el recinto en una gran fiesta, con gente saltando y cantando a pleno pulmón.
La intensidad no bajó ni un segundo. Con “I’ve Got the Fire“, Kissin’ Dynamite encendió aún más la llama del hard rock, demostrando su capacidad para crear melodías pegadizas y estribillos memorables. Continuaron con la poderosa “My Monster” y la épica “I Will Be King“, que mostró la versatilidad de la banda, combinando fuerza con toques orquestales y un aura majestuosa.
El final de su set fue apoteósico. “Not the End of the Road” resonó como una declaración de intenciones, dejando claro que a Kissin’ Dynamite le queda muchísimo camino por recorrer en el mundo del rock. La emotiva “You’re Not Alone” fue un momento de conexión pura con la audiencia, creando una atmósfera de camaradería. Y para cerrar la fiesta por todo lo alto, remataron con “Raise Your Glass“, invitando a todos a levantar sus vasos y celebrar la buena música.
Kissin’ Dynamite nos entregó un concierto lleno de energía, buen rollo y un hard rock melódico de altísimo nivel. Su carisma sobre el escenario y la potencia de sus temas dejaron un sello personal, consolidándose como una de las bandas más frescas de la escena actual. ¡Una actuación que dejó el terreno preparado para el número final de la noche!
HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH: ¡Una Patada en el Trasero Directa de los 80 en Rock Imperium, Con un Toque a las Pesadillas de H.R. Giger!
¡Agárrense para volver en el tiempo a la prehistoria más cruda del metal extremo con HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH! A eso de las 22:20, el escenario principal se ha convertido en una cueva oscura y ruidosa, un altar a la bestialidad sonora de Tom Gabriel Warrior, el mismísimo padrino de todo lo que hoy llamamos black y death metal. Si pensabas que habías visto algo “extremo”, prepárate para un repaso a mano armada de lo que realmente significa. ¡El estruendo de esta banda fue, sin duda, lo más potente que sonó en toda esta primera jornada, con tambores y riffs a la velocidad de la luz!
Hellhammer existió solo dos años, de mayo del ’82 a mayo del ’84, pero en ese tiempo, estos suizos plantaron la semilla de lo que vendría. La carrera de Tom Warrior es esencial para entender cómo el metal se volvió tan cabrón, y no hay mejor forma de vivirlo que con su propuesta en directo. Triumph Of Death, que toma su nombre de la canción más infame de Hellhammer, no es una banda tributo cualquiera; es la encarnación viva de ese legado, una oportunidad única en España en este 2025 de ver cómo se gestó todo el cotarro.
Desde el primer golpe, esto no ha sido un concierto, ha sido un puto ritual. Tom Gabriel Warrior a la voz y guitarra, con esa presencia que impone y su instrumento que es como un hacha que ha talado la historia del metal, ha liderado a TRIUMPH OF DEATH. Le acompañan André Mathieu a la guitarra y voz, Jamie Lee Cussigh al bajo y Tim Iso Wey en la batería, quienes han recreado fiel y brutalmente los clásicos de Hellhammer. Aquí no ha habido artificios ni lucecitas de colores; la movida es pura, sin filtros, directa a la yugular, como debe ser el metal extremo de verdad.
El ambiente era espartano, despojado de artificios, justo como prometía Warrior. Olvídate de grandes escenografías o bailarinas; la fuerza bruta reside en la música misma. Esa crudeza de los riffs, la batería que te taladraba el cráneo y la voz inconfundible de Warrior, que sigue resonando con la misma brutalidad de antaño, nos han transportado directamente a los ochenta más oscuros. Era como estar en un ensayo clandestino de esos años, donde el sonido era lo único que importaba. La atmósfera creada en el escenario, con la iluminación mínima y las sombras danzando, evocaba las pesadillas biomecánicas y oscuras de H.R. Giger, un telón de fondo perfecto para la brutalidad sónica que se desataba.
El setlist ha sido una excavación arqueológica en los cimientos del metal más duro, desenterrando joyas de sus demos legendarias y del EP “Apocalyptic Raids“. El público ha sido testigo de la furia de “The Third Of The Storms (Evoked Damnation)“, seguida por la implacable “Massacra“, un puto martillazo en la cara. La locura ha continuado con “Maniac“, que te dejaba sin aliento, y la oscuridad de “Blood Insanity“. Han arremetido con “Decapitator” y la blasfema “Crucifixion“, antes de pasar a la velocidad de “Reaper“. La brutalidad no ha cesado con “Horus/Aggressor” y las proféticas “Revelations Of Doom“. La seminal “Messiah” ha resonado con una potencia abrumadora, revelando la influencia innegable que tuvieron en incontables bandas posteriores. Han cerrado con la introspectiva “Visions Of Mortality” y la homónima “Triumph Of Death“. Cada canción era una patada en el trasero, un testimonio de la agresividad y oscuridad que Hellhammer le metió a la escena. La banda ha clavado con una precisión acojonante esa simplicidad demoledora y esa energía punk que les hacía únicos.
Tom Gabriel Warrior, una figura icónica, se ha mantenido fiel a la esencia de Hellhammer: pura ejecución, sin florituras. Su manera de tocar y cantar, aunque con la experiencia de décadas, ha mantenido esa crudeza y esa urgencia que hizo a Hellhammer algo tan especial. Para los que sabemos de qué va esto, ha sido una oportunidad irrepetible de presenciar en vivo la música de una banda que nunca pudo tocar en directo en su momento, porque era demasiado bestia y adelantada para su época.
El show de HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH ha sido una puta lección de historia del metal en vivo, una demostración de que la relevancia de una banda que desafió todas las putas normas y pavimentó el camino para generaciones enteras sigue más viva que nunca bajo la batuta de su creador. Una experiencia para los puristas del metal, una reafirmación de que la oscuridad, la crudeza y la pasión de Hellhammer son eternas. ¡Pura dinamita negra!




¡Vaya manera de arrancar el Rock Imperium Festival en Cartagena!, el pasado jueves 26 de junio, el Parque El Batel ha sido un auténtico volcán de energía desde que las puertas abrieron a la 1 de la tarde y la música empezó a sonar. Ha sido una jornada inaugural épica, con bandas que nos han volado la cabeza y un ambiente inmejorable.
Crummy: ¡Un Inicio Ardiente de Metal Clásico Bajo el Sol Abrasador!
Abriendo la jornada del Rock Imperium de Cartagena, la banda malagueña Crummy ha marcado el inicio con una actuación valiente y enérgica. A pesar del sol abrasador y la temprana hora, la agrupación ha demostrado su heroicidad en el escenario, entregando una sólida muestra de heavy metal clásico en castellano.
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Ha sido una valiente y potente carta de presentación bajo el sol de Murcia, dejando claro que el heavy metal clásico en español tiene un futuro prometedor.
Diabulus in Música La Sinfonía del metal hecha realidad
¡La banda española Diabulus in Musica ofreció hoy una cátedra de metal sinfónico en el Rock Imperium de Cartagena! Liderados por la imponente voz de Zuberoa Aznárez y los guturales de Gorka Elso (también a los teclados), el quinteto navarro cautivó al público con un setlist épico y cargado de emoción.
El concierto arrancó con la energía de “One Step Higher” y la complejidad de “Ex Nihilo“, mostrando desde el principio su pulida combinación de orquestaciones grandiosas y riffs potentes. La poderosa sección rítmica de Ion Feligreras (batería) y David Erro (bajo) cimentó cada tema, mientras que la guitarra de Aimar Metal añadió la fuerza necesaria.
Temas como “In Quest of Sense” e “Inner Force” resonaron con una intensidad particular, con Zuberoa deslumbrando con su versatilidad vocal. La audiencia disfrutó de la teatralidad de “The Misfit’s Swing” y la melancolía de “Invisible” y “Otoi“.
El tramo final fue una explosión de su poderío sinfónico: “Shadow of the Throne” y “Sceneries of Hope” prepararon el terreno para el asalto épico de “From the Embers” y la monumental “Battle of Atlantis“, coreada por muchos. Cerraron su impecable actuación con la envolvente “Earthly Illusions“, dejando una huella profunda y reafirmando su estatus como una de las bandas más destacadas del metal sinfónico español. ¡Un directo espectacular!
Iron Curtain ¡Heavy metal sin anestesia!
Así fue la descarga que Iron Curtain ofreció en el Rock Imperium 2025. La banda murciana, con Mike Leprosy (voz, guitarra) al frente, Miguel Ángel López (guitarra) con sus riffs afilados, y la potente base rítmica de Joserra (bajo) y Moroco (batería), convirtió el escenario en un vendaval de speed/thrash metal.
Desde el inicio, la energía fue palpable. Temas como “Devil’s Eyes“, “Jaguar Spirit” o “Savage Dawn” sonaron con una precisión brutal, desatando mosh pits y headbanging sin control entre un público entregado. Iron Curtain no solo tocó; transmitió pura adrenalina, reafirmando su lugar como referente del género. Una actuación demoledora que dejó al público agotado y eufórico.
Hellripper Desata el Caos a la usanza de la vieja escuela del Thrash Metal
¡El Parque El Batel de Cartagena tembló esta tarde con la imparable energía de Hellripper! La banda escocesa, comandada por el incombustible James McBain, ofreció un asalto sónico que dejó a los asistentes sudorosos, satisfechos y con ganas de más.
Desde el primer acorde, quedó claro que Hellripper venía a por todas. Arrancaron con la demoledora “All Hail the Goat“, que instantáneamente encendió al público, seguido sin tregua por la furia desenfrenada de “Blood Orgy of the She-Devils“. El sonido de su black/thrash metal old school es crudo, directo y brutalmente efectivo, transportando a la audiencia a los rincones más oscuros y salvajes del género.
La banda mantuvo la intensidad con temas como “Spectres of the Blood Moon Sabbath” y la ya clásica “Black Arts & Alchemy“, que resonó con una fuerza abrumadora. Cada riff era un puñetazo, cada golpe de batería una patada en el estómago. No hubo respiro.
Uno de los momentos culminantes llegó con la esperadísima “From Hell“, un tema que el público coreó y celebró con euforia. La banda no solo demostró su pericia técnica, sino también una conexión palpable con sus seguidores. La sucesión de “The Affair of the Poisons” y “Goat Vomit Nightmare” siguió machacando los tímpanos de una manera gloriosa, con McBain demostrando ser un frontman carismático y poseído por la esencia del metal.
El final del set fue una declaración de intenciones. “The Hanging Tree” y “The Nuckelavee” prepararon el terreno para el apocalipsis final. La energía alcanzó su clímax con la blasfema y arrolladora “Nunfucking Armageddon 666“, que provocó un auténtico pandemónium entre las primeras filas. Para cerrar un concierto inolvidable, “Bastard of Hades” sirvió como el golpe de gracia, dejando a los fans exhaustos pero eufóricos.
Far East Groove Deslumbra en el Rock Imperium con su metal
dio una experiencia musical única con el debut europeo de Far East Groove! Liderados por el renombrado compositor y tecladista Yasuharu Takanashi (conocido por sus trabajos en ‘Naruto Shippuden’ y ‘Fairy Tail’), la banda transformó el escenario en una épica banda sonora de anime en vivo.
Desde el primer momento, la maestría de Takanashi, combinando su pasión por el heavy metal con las melodías icónicas del anime, creó una atmósfera electrizante. Junto al virtuoso guitarrista japonés Nozomu Wakai (Sigh, Destinia), Far East Groove ofreció un espectáculo donde la potencia del metal se fusiona perfectamente con la extravagancia y la emoción de las bandas sonoras que han marcado a millones.
Este concierto, su única fecha en festivales europeos este año, fue una oportunidad exclusiva para sentir la energía de temas como “Beyond the Quest” y otras piezas emblemáticas en un formato completamente nuevo. Far East Groove no solo tocó música; ¡hizo que el público viviera la potencia del groove del Lejano Oriente!
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¡Satan Desata la Leyenda británica!
¡Menuda descarga nos han pegado los legendarios Satan hoy en el Rock Imperium de Cartagena! La banda de Newcastle, auténticos pilares de la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), nos han dejado claro por qué, aunque quizás no tuvieron la fama masiva de otros, su influencia es innegable y su directo, simplemente demoledor.
Con Brian Ross al frente, cuya voz sigue siendo una fuerza de la naturaleza, y esos riffs intrincados y afiladisimos de las guitarras de Steve Ramsey y Russ Tippins, Satan nos ha teletransportado directos a la edad de oro del heavy metal. La base rítmica, con Graeme English al bajo y Sean Taylor en la batería, sonaba sólida como una roca, dándonos esa base perfecta para su proto-thrash tan característico.
El concierto ha sido un asalto frontal desde el minuto uno, con un setlist que ha puesto a vibrar tanto a los fans de la vieja escuela como a los que acababan de descubrirlos. Los himnos de su icónico álbum debut Court in the Act han resonado con una potencia que te volaba la cabeza.
El setlist que desató la furia de Satan en el Rock Imperium incluyó: “Trial by Fire” (un arranque incendiario que prendió la mecha de la noche), “Blades of Steel” (puro heavy metal clásico con esos riffs que te taladran), “Broken Treaties” (una joya que demuestra su complejidad compositiva), “Twenty Twenty Five” (una muestra de su material más reciente, igual de contundente), “Cenotaph” (una pieza más elaborada que mantuvo la intensidad), “Into the Fire” (el fuego de su sonido más puro, directo a la yugular), “Siege Mentality” (demostrando su habilidad para crear atmósferas opresivas), “The Devil’s Infantry” (otro golpe de pura potencia thrash), “The Doomsday Clock (intro)” (la antesala de un final apoteósico), y “Burning Hammer” (un cierre demoledor que nos dejó sin aliento).
El público ha vibrado con cada tema, que han ejecutado con una precisión y una energía admirables. ¡Es que Satan no solo toca sus canciones, las viven! Y esa pasión se contagia a una audiencia que se ha rendido por completo ante la maestría de estos veteranos.
Hubo un momento súper cómplice con la peña cuando Brian Ross preguntó si había alguien de Newcastle entre el público. Al no recibir una respuesta clara, o quizás sintiendo la energía metalera que siempre ha influido en su tierra natal, con una sonrisa pícara y esa actitud que solo un ícono del rock puede tener, remató la interacción con un simpático y contundente: “¡Fuck off!”. Un puntazo de autenticidad que fue recibido con risas y aplausos, dejando claro que Satan no solo está formada por músicos excepcionales, sino también por personalidades genuinas.
Justo cuando la peña pensaba que el show ya había llegado a su fin, Brian Ross, con esa intensidad que lo define, anunció con una sonrisa que la noche aún no había terminado para ellos, soltando el esperado: “¡Una canción más para ustedes!”, desatando la euforia final entre los asistentes.
Satan ha reafirmado hoy su legado, demostrando que la calidad, la pasión y una buena dosis de actitud siguen siendo los ingredientes clave para un concierto de heavy metal absolutamente inolvidable. ¡Pura esencia NWOBHM en Cartagena!
Desde Escocia para el mundo: GUN
Los escoceses GUN también han reventado el escenario, demostrando que su energía y carisma están intactos. Con los hermanos Dante y Giuliano Gizzi al mando, junto a Scott Shields, Andy Carr y el nuevo guitarrista Ru Macfarlane, nos han regalado un conciertazo brutal. La intro de “Delilah” (¡sí, la de Tom Jones!) ha sido el pistoletazo de salida para una cátedra de rock. Aunque “Word Up!” no estuvo en el setlist, han compensado con creces. Tras el primer cañonazo, Dante preguntó “¿Estáis listos para el hard rock?” y el público estalló. Han encadenado hits como “Don’t Say It’s Over” y la potentísima “Better Days“, que ha resonado con fuerza. Dante no paró de animar, interactuando con la audiencia y presentando una nueva canción dedicada a España con un sincero “¡Muchas gracias Cartagena! Tocamos música para vuestros oídos“. Han cerrado con la pegadiza “Shame on You” con el público “manos arriba” y se han despedido con “Just Like Paradise” de David Lee Roth sonando mientras bajaba la cortina. ¡Pura dinamita!
¡Airbourne Desata la Locura Australiana con el ADN de Bon Scott!
El escenario derecho ha temblado hoy con la arrolladora energía de Airbourne! La banda australiana, única en pisar un festival en España este año, ha transformado el Rock Imperium en su propio campo de batalla de puro rock ‘n’ roll, dejando claro por qué son una de las fuerzas más potentes del género. ¡Menuda descarga nos han metido!
Desde el primer acorde, la adrenalina se ha disparado. Los australianos han arrancado con la declaración de intenciones perfecta: “Ready to Rock“. Y vaya si estábamos listos. La gente se ha enloquecido al instante, con los puños en alto y las gargantas preparadas para corear cada estribillo. Joel O’Keeffe, como un auténtico ciclón en la voz y la guitarra principal, ha liderado la carga, sin parar de moverse y conectar con la multitud. Sin darnos un respiro, han encadenado con la pegadiza “Girls in Black“, que ha puesto a todo el mundo a saltar.
El concierto ha sido una sucesión imparable de riffs afilados y un showman total en Joel. La banda no solo toca, ¡vive cada nota! Hemos visto a Ryan O’Keeffe machacando la batería con una fuerza descomunal, cimentando cada golpe como un martillo pilón. Al bajo, Justin Street ha sido la base inamovible que ha hecho vibrar el suelo. Y en la guitarra rítmica, el reciente fichaje de Brett Tyrrell ha demostrado por qué está ahí, aportando esa capa de sonido sólida y potente que caracteriza a Airbourne con una solvencia impresionante. Han demostrado su maestría con temas potentes como “Bottom of the Well” y la explosiva “Breakin’ Outta Hell“, que ha sido una auténtica patada en la boca. La energía era palpable, con la banda entregándose al máximo y el público respondiendo con la misma intensidad.
Un momento cumbre ha llegado con “It’s All for Rock ‘n’ Roll“, un himno que resume la filosofía de Airbourne y que ha sido coreado por miles de gargantas. La banda ha demostrado que no hay trucos, solo sudor, riffs y una pasión desbordante por el rock. Han seguido machacando con la contundente “Gutsy“, y aquí el espectáculo ha subido de nivel cuando Justin Street ha accionado manualmente una sirena antiaérea, añadiendo un sonido estridente que ha enloquecido aún más a la multitud. Luego han encendido el ambiente con la festiva “Live It Up“, que ha convertido el recinto en una fiesta masiva.
El broche de oro ha sido con la icónica “Runnin’ Wild“. El público ha estallado en un último grito de euforia, con la banda dejando hasta la última gota de energía en el escenario. Ha sido un final apoteósico para un concierto que ha sido pura dinamita de principio a fin. Joel, como un auténtico predicador del rock, ha corrido de un lado a otro del escenario, haciendo alardes con su guitarra y bajando a las primeras filas para saludar a sus “feligreses”, mientras resonaba su mantra final: “¡Rock and Roll Never Die!“.
Airbourne ha cumplido todas las expectativas, entregando una actuación visceral y sin filtros. Han demostrado por qué son los herederos más salvajes del rock australiano
King Diamond Desata la Ópera Gótica ¡Una Noche de Puro Horror Show!
¡La primera noche de festival ha alcanzado su clímax con la llegada del maestro de la oscuridad, King Diamond! A las 22:20 horas, el escenario principal se ha transformado en el teatro de pesadilla personal del legendario vocalista, ofreciendo una experiencia teatral y musical que ha sido pura magia negra. La expectación era palpable, y el Rey, como siempre, no ha defraudado.
El concierto ha comenzado con un aura de misterio y dramatismo. La intro de “The Wizard” de Black Sabbath ha envuelto el recinto en una atmósfera inquietante, antes de sumergirnos directamente en la oscuridad con la pesada “Funeral” y la inminente “Arrival“. Desde el primer momento, la característica voz de falsete de King Diamond, junto a su inconfundible corpsepaint meticulosamente aplicado y su icónico micrófono de huesos en forma de cruz, ha hipnotizado a la multitud. ¡Muchos, directamente, han agarrado una silla para poder disfrutar cada segundo de esta pieza de terror danés, saboreando cada matiz de la puesta en escena! Otros, rendidos por el cansancio de la jornada o simplemente queriendo absorber cada detalle del espectáculo, se han tirado literalmente en el césped, disfrutando de la atmósfera única. La banda, un engranaje perfecto de metal macabro, ha recreado fielmente el sonido de sus álbumes, llevando a los asistentes por un viaje a través de sus historias de terror gótico.
La escenografía ha sido, como siempre, un personaje más en el show de King Diamond, elevando la experiencia más allá de un concierto de metal. El escenario no era un simple telón de fondo; era el portal a sus historias más retorcidas. Los intrincados diseños, los telones que simulaban viejas mansiones o pasillos de manicomios, y la iluminación teatral, todo estaba calculado para sumergirnos en sus narrativas de horror. Los focos han creado sombras alargadas y atmósferas opresivas, mientras la niebla artificial ha añadido una capa etérea y misteriosa a cada movimiento del Rey. La banda tocaba en medio de este elaborado montaje, que cambiaba sutilmente para reflejar la ambientación de cada canción o arco narrativo.
El repertorio ha sido un festín para los fans, mezclando clásicos absolutos con gemas de su discografía, todo presentado con esa teatralidad que es el ADN de King Diamond. “A Mansion in Darkness” nos ha sumergido aún más en la locura de sus relatos, seguida por la esperadísima “Halloween“. Aquí, el Rey ha hecho gala de sus agudos estratosféricos y su histrionismo característico, deteniéndose en seco con una pose dramática para recibir la singular respuesta del coro del público, que él ha agradecido con un gélido “¡Thank you!” que ha erizado el vello. ¡La teatralidad ha sido máxima! En un momento, “a little bit from” cómodo con su particular bastón, ha aparecido en escena Jody Cachia, la talentosa bailarina que da vida a diversos personajes de sus álbumes, añadiendo más elementos visuales a la narrativa. La diestra mirada de la tecladista, Myjur, ataviada con una máscara hecha de piel humana, y el batería han seguido atentos a cada movimiento de la coreografía macabra.
Los temas de ‘Voodoo‘ y ‘Them‘ han sido interpretados con una intensidad visceral, creando una narrativa oscura que ha mantenido a todos en vilo. La canción “Voodoo” en particular ha sido una inmersión total en la trama del álbum homónimo de 1998, que explora la historia de una familia acosada por un espíritu vengativo y la práctica del vudú en su nueva casa. La banda ha recreado la atmósfera inquietante de este relato con sus ritmos sincopados y coros siniestros, transportando a la audiencia a los pantanos de Luisiana, donde los rituales y los espíritus acechan. King Diamond, con su dominio vocal, ha alternado entre las voces de los personajes, desde el terror de la familia hasta las invocaciones del bokor (sacerdote vudú), haciendo que el público sintiera el frío de lo sobrenatural o una mueca de ignorancia.
La complejidad y el drama de canciones como “Spider Lilly” y la emotiva “Two Little Girls” han demostrado la profundidad lírica y musical del maestro. La energía no ha decaído, pasando de la melancolía a la furia con cortes como “Sleepless Nights” y el escalofriante “Out from the Asylum“. El duelo entre el bajo y la guitarra se ha transformado en una verdadera “guerra de mástiles” son codo a “codo”, una muestra de la increíble conexión y sincronía de la banda. La teatralidad también se ha manifestado en las letanías entre la locura y la oscuridad, mientras King arrojaba un par de muñecos por las escaleras del escenario, un gesto que sumaba al ambiente perturbador.
El momento más esperado llegó con la escalofriante introducción de “Welcome Home”, desatando un coro masivo de miles de voces. La aparición de la siniestra anciana en silla de ruedas —ya un símbolo clásico de sus presentaciones— marcó el inicio de un acto cargado de dramatismo. En un giro escénico tan macabro como brillante, King Diamond se despojó del sombrero para mostrar su rostro avejentado, interactuando con su “invisible español” frente a la figura inmóvil. Luego, mientras una iluminación espectral caía desde las alturas, recitó con voz inquietante: “mi nombre es Face”, profundizando en el relato de su perturbador universo. Todo transcurrió bajo el gigantesco emblema de St. Lucifer’s Hospital 1920, título de su próximo álbum, que sirvió como telón de fondo perfecto para esta ópera de horror en carne viva.
El maestro ha continuado con “The Invisible Guests” y la mística “The Candle“, creando un ambiente casi ritualista. La reciente “Masquerade of Madness” ha demostrado que su creatividad sigue intacta, sonando con la misma fuerza que sus clásicos.
El momento de “Eye of the Witch” ha sido particularmente intenso y teatral. Aquí, King Diamond ha subido el listón de la interacción dramática. Con una mirada penetrante, ha “reprendido” a su teclista, Mykur, no solo con palabras sino con una gestualidad que transmitía furia y autoridad. En respuesta a su reprimenda, Mykur no se ha limitado a tocar, sino que ha contestado con una voz gutural y demoníaca, un añadido vocal que ha resonado por el recinto y ha intensificado la escena. Este intercambio, casi un mini-acto teatral dentro de la canción, ha reforzado la idea de que cada miembro de la banda no solo interpreta música, sino que encarna un papel en la pesadilla de King Diamond. La bruja ha cobrado vida en ese momento, con la dualidad vocal añadiendo capas de oscuridad y locura a la narrativa. El cierre apoteósico, como no podía ser de otra forma, ha llegado con la magistral “Abigail“, la épica que ha coronado una noche inolvidable. Se han despedido solemnemente, dejando a una audiencia fascinada por la inmersión total en su mundo de horror gótico. King Diamond ha ofrecido una actuación impecable y envolvente, una verdadera ópera de terror que trasciende el mero concierto de metal. Su show en el Rock Imperium ha sido una experiencia teatral y musical de primer nivel, consolidando su estatus como una leyenda indiscutible del heavy metal y el padre del horror show. ¡Una noche que quedará grabada en la memoria de todos los “feligreses” de la oscuridad!
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¡Kissin’ Dynamite Calienta Cartagena al Rojo Vivo en la Recta Final del Rock Imperium!
¡Vaya manera de acercarse al cierre del primer día del Rock Imperium! La temperatura infernal de Cartagena subió aún más con la explosiva actuación de Kissin’ Dynamite. La banda alemana llegó con todo su glam y energía para demostrar que el hard rock melódico está más vivo que nunca. ¡Menudo show cargado de carisma y temazos que nos hicieron vibrar a todos! Fueron los penúltimos en pisar el escenario, dejando el listón altísimo para el gran final.
Desde el primer momento, salieron a por todas, sin guardarse nada. Abrieron con el prometedor “Back With a Bang“, y vaya si volvieron con una explosión. La energía de Hannes Braun en la voz, con esa presencia escénica arrolladora, conectó al instante con el público. Los riffs afilados y el ritmo contagioso de Ande Braun y Jim Müller a las guitarras, junto a la potente base rítmica de Steffen Haile al bajo y Silas Braun en la batería, sonaron impecables, calentando aún más el ambiente ya abrasador. La simpatía de la banda fue innegable; Hannes incluso se atrevió con un divertido conteo en español de “uno, dos, cuatro” que arrancó carcajadas y aplausos.
Siguieron el asalto con “DNA“, un tema que resalta su identidad musical y mantuvo la euforia por las nubes. La banda no solo interpreta sus canciones, las vive, y esa pasión se transmite con cada acorde. El público coreó cada estribillo, especialmente cuando llegaron himnos como “No One Dies a Virgin“, que convirtió el recinto en una gran fiesta, con gente saltando y cantando a pleno pulmón.
La intensidad no bajó ni un segundo. Con “I’ve Got the Fire“, Kissin’ Dynamite encendió aún más la llama del hard rock, demostrando su capacidad para crear melodías pegadizas y estribillos memorables. Continuaron con la poderosa “My Monster” y la épica “I Will Be King“, que mostró la versatilidad de la banda, combinando fuerza con toques orquestales y un aura majestuosa.
El final de su set fue apoteósico. “Not the End of the Road” resonó como una declaración de intenciones, dejando claro que a Kissin’ Dynamite le queda muchísimo camino por recorrer en el mundo del rock. La emotiva “You’re Not Alone” fue un momento de conexión pura con la audiencia, creando una atmósfera de camaradería. Y para cerrar la fiesta por todo lo alto, remataron con “Raise Your Glass“, invitando a todos a levantar sus vasos y celebrar la buena música.
Kissin’ Dynamite nos entregó un concierto lleno de energía, buen rollo y un hard rock melódico de altísimo nivel. Su carisma sobre el escenario y la potencia de sus temas dejaron un sello personal, consolidándose como una de las bandas más frescas de la escena actual. ¡Una actuación que dejó el terreno preparado para el número final de la noche!
HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH: ¡Una Patada en el Trasero Directa de los 80 en Rock Imperium, Con un Toque a las Pesadillas de H.R. Giger!
¡Agárrense para volver en el tiempo a la prehistoria más cruda del metal extremo con HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH! A eso de las 22:20, el escenario principal se ha convertido en una cueva oscura y ruidosa, un altar a la bestialidad sonora de Tom Gabriel Warrior, el mismísimo padrino de todo lo que hoy llamamos black y death metal. Si pensabas que habías visto algo “extremo”, prepárate para un repaso a mano armada de lo que realmente significa. ¡El estruendo de esta banda fue, sin duda, lo más potente que sonó en toda esta primera jornada, con tambores y riffs a la velocidad de la luz!
Hellhammer existió solo dos años, de mayo del ’82 a mayo del ’84, pero en ese tiempo, estos suizos plantaron la semilla de lo que vendría. La carrera de Tom Warrior es esencial para entender cómo el metal se volvió tan cabrón, y no hay mejor forma de vivirlo que con su propuesta en directo. Triumph Of Death, que toma su nombre de la canción más infame de Hellhammer, no es una banda tributo cualquiera; es la encarnación viva de ese legado, una oportunidad única en España en este 2025 de ver cómo se gestó todo el cotarro.
Desde el primer golpe, esto no ha sido un concierto, ha sido un puto ritual. Tom Gabriel Warrior a la voz y guitarra, con esa presencia que impone y su instrumento que es como un hacha que ha talado la historia del metal, ha liderado a TRIUMPH OF DEATH. Le acompañan André Mathieu a la guitarra y voz, Jamie Lee Cussigh al bajo y Tim Iso Wey en la batería, quienes han recreado fiel y brutalmente los clásicos de Hellhammer. Aquí no ha habido artificios ni lucecitas de colores; la movida es pura, sin filtros, directa a la yugular, como debe ser el metal extremo de verdad.
El ambiente era espartano, despojado de artificios, justo como prometía Warrior. Olvídate de grandes escenografías o bailarinas; la fuerza bruta reside en la música misma. Esa crudeza de los riffs, la batería que te taladraba el cráneo y la voz inconfundible de Warrior, que sigue resonando con la misma brutalidad de antaño, nos han transportado directamente a los ochenta más oscuros. Era como estar en un ensayo clandestino de esos años, donde el sonido era lo único que importaba. La atmósfera creada en el escenario, con la iluminación mínima y las sombras danzando, evocaba las pesadillas biomecánicas y oscuras de H.R. Giger, un telón de fondo perfecto para la brutalidad sónica que se desataba.
El setlist ha sido una excavación arqueológica en los cimientos del metal más duro, desenterrando joyas de sus demos legendarias y del EP “Apocalyptic Raids“. El público ha sido testigo de la furia de “The Third Of The Storms (Evoked Damnation)“, seguida por la implacable “Massacra“, un puto martillazo en la cara. La locura ha continuado con “Maniac“, que te dejaba sin aliento, y la oscuridad de “Blood Insanity“. Han arremetido con “Decapitator” y la blasfema “Crucifixion“, antes de pasar a la velocidad de “Reaper“. La brutalidad no ha cesado con “Horus/Aggressor” y las proféticas “Revelations Of Doom“. La seminal “Messiah” ha resonado con una potencia abrumadora, revelando la influencia innegable que tuvieron en incontables bandas posteriores. Han cerrado con la introspectiva “Visions Of Mortality” y la homónima “Triumph Of Death“. Cada canción era una patada en el trasero, un testimonio de la agresividad y oscuridad que Hellhammer le metió a la escena. La banda ha clavado con una precisión acojonante esa simplicidad demoledora y esa energía punk que les hacía únicos.
Tom Gabriel Warrior, una figura icónica, se ha mantenido fiel a la esencia de Hellhammer: pura ejecución, sin florituras. Su manera de tocar y cantar, aunque con la experiencia de décadas, ha mantenido esa crudeza y esa urgencia que hizo a Hellhammer algo tan especial. Para los que sabemos de qué va esto, ha sido una oportunidad irrepetible de presenciar en vivo la música de una banda que nunca pudo tocar en directo en su momento, porque era demasiado bestia y adelantada para su época.
El show de HELLHAMMER performed by Tom Gabriel Warrior’s TRIUMPH OF DEATH ha sido una puta lección de historia del metal en vivo, una demostración de que la relevancia de una banda que desafió todas las putas normas y pavimentó el camino para generaciones enteras sigue más viva que nunca bajo la batuta de su creador. Una experiencia para los puristas del metal, una reafirmación de que la oscuridad, la crudeza y la pasión de Hellhammer son eternas. ¡Pura dinamita negra!
