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Por vez primera en suelo argento, los californianos Steel Panther dieron el presente en el Teatro Gran Rivadavia del barrio de Floresta el martes 17 de octubre, en el marco de la presentación de On The Prowl, sexto registro discográfico de los antes llamados Metal Shop, Danger Kitty e incluso Metal Skool.
La banda debería haber dado inicio a su set a las 21 hs, pero por un leve corte de energía eléctrica durante la prueba de luces, el show se vio demorado unos veinte minutos. El cuarteto, compuesto por el frontman Ralph “Michael Starr” Saenz, el guitarrista Russ “Satchel” Parrish, el baterista Darren “Stix Zadinia” y el flamante Joe “Spyder” Lester (quien reemplazó al bajista original Travis “Lexxi Foxx” Haley el año pasado), sacó a relucir todo su glam metal, hair metal, hard rock y heavy metal en un setlist de lo más variado, en donde recorrieron toda su discografía. Lo llamativo fue que en lugar de predominar tracks de su última placa, en definitiva la que vinieron a presentar, la mitad del set estuvo compuesta por temas pertenecientes al disco debut de la banda. Es decir, siete de catorce temas ejecutados a lo largo de la noche correspondieron al primer opus de Steel Panther. Llamativo, pero nada reprochable. Se entiende que como la banda nunca visitó Argentina, al igual que suele suceder con otras agrupaciones que visitan por primera vez un país, los californianos decidieron tirar toda la carne al asador. Y así fue.
El sonido desde el arranque fue muy bueno. Quizás la voz fue lo que más tardó en acomodarse, pero fue cuestión de minutos hasta que el sonidista dio en el potenciómetro justo. “Eyes Of A Panther”, “Asian Hooker” y “Let Me Cum In” fueron los encargados de abrir la noche.
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A diferencia de setlists previos, la banda no hizo ningún cover. Solo un pequeño amague de “Photograph” de Def Leppard, cuando Michael Starr comenta al público que el baterista Stix, quien en ese momento escondió su brazo izquierdo por debajo del chaleco que llevaba puesto, es capaz de personificar al legendario baterista Rick Allen, quien se sabe perdió su brazo izquierdo en un trágico accidente automovilístico en 1984. Personalmente, hubiese disfrutado mucho su versión de “Crazy Train” de Ozzy Osbourne, con Michael Starr parodiando a la perfección al músico británico. O la de “Sweet Child O’ Mine” de Guns N’ Roses.
Hubo un momento en el que hicieron subir al escenario a una espectadora, a quien hicieron sentar en el medio del escenario para dedicarle temas que supuestamente la banda había compuesto para ella en ese momento. Este fue el pie para que subieran al escenario unas veinte fanáticas a cantar y bailar al ritmo “Party All Day (Fuck All Night)”. Fueron dos los bises: el primero de la mano de “Gloryhole”, a esta altura uno de los himnos de la banda, y el segundo de “Fat Girl (Thar She Blows)” y “Party Like Tomorrow Is The End Of The World”, momento en el que Steel Panther se despidió definitivamente del público argentino, que colmó el recinto en su totalidad, luego de casi dos horas de show.
Para aquellos no familiarizados con la propuesta de los californianos, musicalmente son superlativos, principalmente el guitarrista Russ “Satchel” Parrish, quien supo acompañar a Rob Halford en Fight, con quien grabó el disco debut de la banda “War Of Words”. El resto de la banda no se queda atrás, sobre todo Ralph “Michael Starr” Saenz, quien con sus 58 años de edad deslumbra al cantar. Independientemente de la propuesta musical, la banda se caracteriza por parodiar sin asco al glam y hair metal ochentero y a todos sus protagonistas. Incluso hay lugar para reivindicar el consumo de drogas, el sexo desenfrenado y el machismo reinante en aquellas épocas. Tal es así que por momentos, tienden a aburrir con el pedido de “boobies” y groupies para llevar al backstage (claramente en plan de parodia).
Por momentos, el recital se convierte en un show humorístico, a veces aburrido, a veces de gran calibre. Incluso el vestuario (calzas animal print fluorescentes, cadenas, pañuelos, chalecos de jean… ), la puesta en escena (minimalista por donde se la mire, tratándose de un telón con la portada del último disco y luces propias de la época) y las “coreografías” durante el show, definitivamente transportan al público a los años dorados.
Fiesta asegurada o le devolvemos su dinero.
Etiquetas: argentina, Estados Unidos, glam metal, Hard Rock, Steel Panther
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Por vez primera en suelo argento, los californianos Steel Panther dieron el presente en el Teatro Gran Rivadavia del barrio de Floresta el martes 17 de octubre, en el marco de la presentación de On The Prowl, sexto registro discográfico de los antes llamados Metal Shop, Danger Kitty e incluso Metal Skool.
La banda debería haber dado inicio a su set a las 21 hs, pero por un leve corte de energía eléctrica durante la prueba de luces, el show se vio demorado unos veinte minutos. El cuarteto, compuesto por el frontman Ralph “Michael Starr” Saenz, el guitarrista Russ “Satchel” Parrish, el baterista Darren “Stix Zadinia” y el flamante Joe “Spyder” Lester (quien reemplazó al bajista original Travis “Lexxi Foxx” Haley el año pasado), sacó a relucir todo su glam metal, hair metal, hard rock y heavy metal en un setlist de lo más variado, en donde recorrieron toda su discografía. Lo llamativo fue que en lugar de predominar tracks de su última placa, en definitiva la que vinieron a presentar, la mitad del set estuvo compuesta por temas pertenecientes al disco debut de la banda. Es decir, siete de catorce temas ejecutados a lo largo de la noche correspondieron al primer opus de Steel Panther. Llamativo, pero nada reprochable. Se entiende que como la banda nunca visitó Argentina, al igual que suele suceder con otras agrupaciones que visitan por primera vez un país, los californianos decidieron tirar toda la carne al asador. Y así fue.
El sonido desde el arranque fue muy bueno. Quizás la voz fue lo que más tardó en acomodarse, pero fue cuestión de minutos hasta que el sonidista dio en el potenciómetro justo. “Eyes Of A Panther”, “Asian Hooker” y “Let Me Cum In” fueron los encargados de abrir la noche.
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A diferencia de setlists previos, la banda no hizo ningún cover. Solo un pequeño amague de “Photograph” de Def Leppard, cuando Michael Starr comenta al público que el baterista Stix, quien en ese momento escondió su brazo izquierdo por debajo del chaleco que llevaba puesto, es capaz de personificar al legendario baterista Rick Allen, quien se sabe perdió su brazo izquierdo en un trágico accidente automovilístico en 1984. Personalmente, hubiese disfrutado mucho su versión de “Crazy Train” de Ozzy Osbourne, con Michael Starr parodiando a la perfección al músico británico. O la de “Sweet Child O’ Mine” de Guns N’ Roses.
Hubo un momento en el que hicieron subir al escenario a una espectadora, a quien hicieron sentar en el medio del escenario para dedicarle temas que supuestamente la banda había compuesto para ella en ese momento. Este fue el pie para que subieran al escenario unas veinte fanáticas a cantar y bailar al ritmo “Party All Day (Fuck All Night)”. Fueron dos los bises: el primero de la mano de “Gloryhole”, a esta altura uno de los himnos de la banda, y el segundo de “Fat Girl (Thar She Blows)” y “Party Like Tomorrow Is The End Of The World”, momento en el que Steel Panther se despidió definitivamente del público argentino, que colmó el recinto en su totalidad, luego de casi dos horas de show.
Para aquellos no familiarizados con la propuesta de los californianos, musicalmente son superlativos, principalmente el guitarrista Russ “Satchel” Parrish, quien supo acompañar a Rob Halford en Fight, con quien grabó el disco debut de la banda “War Of Words”. El resto de la banda no se queda atrás, sobre todo Ralph “Michael Starr” Saenz, quien con sus 58 años de edad deslumbra al cantar. Independientemente de la propuesta musical, la banda se caracteriza por parodiar sin asco al glam y hair metal ochentero y a todos sus protagonistas. Incluso hay lugar para reivindicar el consumo de drogas, el sexo desenfrenado y el machismo reinante en aquellas épocas. Tal es así que por momentos, tienden a aburrir con el pedido de “boobies” y groupies para llevar al backstage (claramente en plan de parodia).
Por momentos, el recital se convierte en un show humorístico, a veces aburrido, a veces de gran calibre. Incluso el vestuario (calzas animal print fluorescentes, cadenas, pañuelos, chalecos de jean… ), la puesta en escena (minimalista por donde se la mire, tratándose de un telón con la portada del último disco y luces propias de la época) y las “coreografías” durante el show, definitivamente transportan al público a los años dorados.
Fiesta asegurada o le devolvemos su dinero.
Etiquetas: argentina, Estados Unidos, glam metal, Hard Rock, Steel Panther