Syning es un nuevo proyecto de Black Metal de origen noruego, conformado por Cernunnus (de la banda Manes), Levninger (de Knokkelklang) y V. Einride (de Whoredom Rife). Los trabajos de todas las bandas a las que pertenecen estos tres músicos también fueron editados por el sello Terratur Possessions. La masterización estuvo a cargo de P. Kusabs y la gráfica en manos de Kontamination Design.

Estamos frente a una obra que se distingue dentro de un género actualmente superpoblado por bandas seguidoras de encapuchados. También se multiplican las que tienen a vanguardistas franceses como modelos, aunque todavía son un poco menos. Por empezar, que el disco tenga tres temas da cuenta de una intención diferente, una mirada progresiva y arriesgada de lo que significa hacer eso que algunos llaman música “atmosférica”. Así, el álbum suena a algo con lo que estamos familiarizados, sin dejar de tener peculiaridades propias y distintivas.

‘Atter Igjen Kommer Mørket Krypende’ significa “Una vez más la oscuridad viene arrastrándose”, un título más que adecuado para los tiempos que corren, con el mundo siendo azotado por una plaga sin precedentes en sus alcances y consecuencias sociales. Este primer tema despliega un enorme potencial instrumental y vocal. Diversos riffs y notable versatilidad en el canto, junto con el aporte preciso de los teclados, dan cuenta de una composición decidida a la exploración de climas variados y paisajes sonoros a lo largo de casi quince minutos. Momentos lentos y densos se alternan con otros de mayor rapidez en los que se despliegan trémolos y blast beats.

Sigue otra canción de similar duración, “Et Siste Skrikque” (“Un último grito”) que comienza con sintetizadores, hasta que irrumpe un riff de corte Doom. Todo el track es oscuro y sofocante, y en su avance siniestro, serpenteante, se destacan la labor de las teclas, algunos arpegios y machaques ominosos de guitarra y el bajo adquiere otra presencia.

El último track, “Fortapt” (“Perdido”), es el más corto (aunque no es breve, ya que dura unos siete minutos) y le da a toda la propuesta un desarrollo que la extiende hacia territorios tan desoladores como honestos. Esa sinceridad, la del arte genuino, se extraña en iniciativas oportunistas, y tal vez tenga que ver con un retorno a lo que, en su momento, hizo que el Black Metal noruego fuera lo que fue. Lluvia, ecos estridentes, guitarra electroacústica, una vez más los teclados solemnes y voces angustiantes, provenientes desde la lejanía. Gran obra de Black Metal por muchos motivos, entre ellos, sus pocas pretensiones. Esa suele ser una garantía de calidad.