

Textures es, definitivamente, una de esas bandas que, al menos en esta parte del mundo, uno piensa jamás vería en vivo. Básicamente porque no solo no tienen el nombre, el peso y el tamaño propios de bandas consagradas que pueden recorrer el mundo sin dificultad alguna, sino además porque no es una banda que precisamente se caracterice por salir de gira, al menos de manera global. Por otro lado, no muchos conocen siquiera la existencia de la banda, siempre hablando dentro del mundillo del metal. Pero en esta ocasión, así como en otras, me equivoqué: los holandeses aprovecharon la ocasión del festival chileno CL Prog del 15 de marzo (en donde compartirán cartel con Leprous, Aisles, Delta y los argentinos Presto Vivace) para debutar por estos lares, mini gira sudamericana mediante, por lo que la banda terminará visitando así Argentina; Chile y Brasil por primera vez en sus poco más de veinte años de historia como banda.
El recinto elegido para el primer desembarco en Sudamérica fue el Club Cultural Bula de Buenos Aires, un subsuelo chico pero cumplidor. Mientras que la banda local elegida para calentar el escenario fue Bolo, un trío que personalmente nunca había experimentado en vivo y que me sorprendió gratamente, ya que, entre otras cosas, la banda hizo de las suyas sin bajista. La cobertura del área de frecuencias graves estuvo a cargo del guitarrista Luciano Vega, su guitarra de siete cuerdas y su pedalera de efectos. Los locales abrieron el set puntualmente a las 20:00hs, y deleitaron a los presentes con temas pertenecientes a su disco debut, Criptobiosis, por margen de media hora. El sonido fue de aceptable a bueno con el correr de los minutos. Incluso se supo acomodar antes de arrancar el segundo tema del set. Para aquellos no familiarizados con la propuesta de la banda, hay deathcore; breakdowns; voces 100% podridas e influencias de bandas como Meshuggah y A.N.I.M.A.L., entre otras. Incluso por momentos rememoran al nü metal más rabioso. Muy buen entremés como para engañar al estómago previo al plato principal.
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Poco antes del arranque del show, los mismos músicos de Textures fueron los encargados de poner a punto el escenario. Quienes reconocimos a los músicos, pudimos saludarlos pulgar arriba mediante, e incluso aprobar o desaprobar el sonido durante la prueba. Y una vez culminados los preparativos, los holandeses debutaron oficialmente en tierra sudamericana de la mano de “Surreal State of Enlightenment“, con un sonido arrollador. Ya desde el arranque, el frontman Daniël de Jongh, los guitarristas Bart Hennephof y Joe Tal, el baterista Stef Broks, el tecladista Uri Dijk y principalmente el bajista Remko Tielemans no podían creer lo que estaban presenciando: un público chico pero acogedor de no más de cien personas, sumamente entregado a la banda, coreando hasta los fills de batería. A medida que los temas ejecutados iban sonando, la sonrisa en el rostro de los integrantes de la banda se agrandaba a cada segundo. Creo que quien más disfrutó el show en escena fue el bajista Remko Tielemans, quien se la pasó agitando y yendo de un lado al otro del escenario, llevándose puestos a sus compañeros en el intento. Los holandeses recorrieron su discografía completa, predominando temas de Silhouettes, el tercer registro de la banda, editado en 2008. Fueron quince en total los temas, dispersos en un set que duró una hora y media y sin grandes intervalos entre uno y otro. La comunicación hacia el público por parte de Daniël de Jongh fue breve pero suficiente como para agitar a los presentes e incluso demostrar la alegría de un debut que muchos estábamos esperando, banda incluida.
Al término de “Laments of an Icarus“, último tema del set, los músicos posaron para la habitual foto con el público de fondo y se tomaron el tiempo para saludar a muchos de los presentes e incluso entregar púas, setlists y hasta autógrafos. Prometieron volver en el futuro. Y ojalá así sea, ya que realmente da gusto ver estas propuestas en vivo y ver que las bandas se retiran con una sonrisa de oreja a oreja.
Fotos: Facundo Rodríguez (Shots by Far)


Textures es, definitivamente, una de esas bandas que, al menos en esta parte del mundo, uno piensa jamás vería en vivo. Básicamente porque no solo no tienen el nombre, el peso y el tamaño propios de bandas consagradas que pueden recorrer el mundo sin dificultad alguna, sino además porque no es una banda que precisamente se caracterice por salir de gira, al menos de manera global. Por otro lado, no muchos conocen siquiera la existencia de la banda, siempre hablando dentro del mundillo del metal. Pero en esta ocasión, así como en otras, me equivoqué: los holandeses aprovecharon la ocasión del festival chileno CL Prog del 15 de marzo (en donde compartirán cartel con Leprous, Aisles, Delta y los argentinos Presto Vivace) para debutar por estos lares, mini gira sudamericana mediante, por lo que la banda terminará visitando así Argentina; Chile y Brasil por primera vez en sus poco más de veinte años de historia como banda.
El recinto elegido para el primer desembarco en Sudamérica fue el Club Cultural Bula de Buenos Aires, un subsuelo chico pero cumplidor. Mientras que la banda local elegida para calentar el escenario fue Bolo, un trío que personalmente nunca había experimentado en vivo y que me sorprendió gratamente, ya que, entre otras cosas, la banda hizo de las suyas sin bajista. La cobertura del área de frecuencias graves estuvo a cargo del guitarrista Luciano Vega, su guitarra de siete cuerdas y su pedalera de efectos. Los locales abrieron el set puntualmente a las 20:00hs, y deleitaron a los presentes con temas pertenecientes a su disco debut, Criptobiosis, por margen de media hora. El sonido fue de aceptable a bueno con el correr de los minutos. Incluso se supo acomodar antes de arrancar el segundo tema del set. Para aquellos no familiarizados con la propuesta de la banda, hay deathcore; breakdowns; voces 100% podridas e influencias de bandas como Meshuggah y A.N.I.M.A.L., entre otras. Incluso por momentos rememoran al nü metal más rabioso. Muy buen entremés como para engañar al estómago previo al plato principal.
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Poco antes del arranque del show, los mismos músicos de Textures fueron los encargados de poner a punto el escenario. Quienes reconocimos a los músicos, pudimos saludarlos pulgar arriba mediante, e incluso aprobar o desaprobar el sonido durante la prueba. Y una vez culminados los preparativos, los holandeses debutaron oficialmente en tierra sudamericana de la mano de “Surreal State of Enlightenment“, con un sonido arrollador. Ya desde el arranque, el frontman Daniël de Jongh, los guitarristas Bart Hennephof y Joe Tal, el baterista Stef Broks, el tecladista Uri Dijk y principalmente el bajista Remko Tielemans no podían creer lo que estaban presenciando: un público chico pero acogedor de no más de cien personas, sumamente entregado a la banda, coreando hasta los fills de batería. A medida que los temas ejecutados iban sonando, la sonrisa en el rostro de los integrantes de la banda se agrandaba a cada segundo. Creo que quien más disfrutó el show en escena fue el bajista Remko Tielemans, quien se la pasó agitando y yendo de un lado al otro del escenario, llevándose puestos a sus compañeros en el intento. Los holandeses recorrieron su discografía completa, predominando temas de Silhouettes, el tercer registro de la banda, editado en 2008. Fueron quince en total los temas, dispersos en un set que duró una hora y media y sin grandes intervalos entre uno y otro. La comunicación hacia el público por parte de Daniël de Jongh fue breve pero suficiente como para agitar a los presentes e incluso demostrar la alegría de un debut que muchos estábamos esperando, banda incluida.
Al término de “Laments of an Icarus“, último tema del set, los músicos posaron para la habitual foto con el público de fondo y se tomaron el tiempo para saludar a muchos de los presentes e incluso entregar púas, setlists y hasta autógrafos. Prometieron volver en el futuro. Y ojalá así sea, ya que realmente da gusto ver estas propuestas en vivo y ver que las bandas se retiran con una sonrisa de oreja a oreja.