Nos acercamos a la Sala Apolo, ese santuario del desenfreno sonoro, junto al equipo de Track to Hell, ansiosos por capturar la esencia de uno de los conciertos más impactantes del año. No solo prometía la excelencia musical, sino también una sorpresa inesperada en forma de apertura.
La noche comenzó con un público escaso, apenas un atisbo de lo que estaba por venir. Diez minutos antes de la hora prevista, el trío instrumental Town Portal irrumpió en el escenario con una ferocidad insospechada. Su sonido, denso como la noche, nos envolvió en una atmósfera brutal, recorriendo su breve pero demoledora discografía, haciendo énfasis en su última obra maestra de 2019, “Of Violence”.
Aunque distantes en estilo de la banda principal, los daneses demostraron una maestría indiscutible en la composición, transmitiendo una sensibilidad cruda y genuina al público. Canciones como “Better Angels” o “Roko’s Basilisk” fueron una oda al virtuosismo y la intensidad emocional.}
Con el público ardiendo en expectación, casi completo el recinto, llegó el turno de los legendarios Thrice. Presentaron la re-edición de su icónico álbum “The Artist in the Ambulance”, interpretándolo en su totalidad con una destreza que desafiaba al tiempo, sonando incluso mejor que en sus registros de estudio.
Por supuesto, no faltaron los éxitos de su extensa trayectoria. Temas como “The Dreamer”, “Firebreather” o “The Long Defeat” resonaron en nuestros corazones, recordándonos por qué esta banda es una leyenda viva del rock contemporáneo.
Después de un breve respiro, donde la expectativa de un bis se palpaba en el aire, emergió con fuerza imponente el himno “Black Honey”, para despedirse minutos después con la épica “The Earth Will Shake”.
A pesar del paso del tiempo, Thrice no ha perdido un ápice de su relevancia. Más vivos y vibrantes que nunca, dejaron una huella imborrable en la audiencia, alimentando nuestras ansias de nuevo material en el futuro cercano.
Nos acercamos a la Sala Apolo, ese santuario del desenfreno sonoro, junto al equipo de Track to Hell, ansiosos por capturar la esencia de uno de los conciertos más impactantes del año. No solo prometía la excelencia musical, sino también una sorpresa inesperada en forma de apertura.
La noche comenzó con un público escaso, apenas un atisbo de lo que estaba por venir. Diez minutos antes de la hora prevista, el trío instrumental Town Portal irrumpió en el escenario con una ferocidad insospechada. Su sonido, denso como la noche, nos envolvió en una atmósfera brutal, recorriendo su breve pero demoledora discografía, haciendo énfasis en su última obra maestra de 2019, “Of Violence”.
Aunque distantes en estilo de la banda principal, los daneses demostraron una maestría indiscutible en la composición, transmitiendo una sensibilidad cruda y genuina al público. Canciones como “Better Angels” o “Roko’s Basilisk” fueron una oda al virtuosismo y la intensidad emocional.}
Con el público ardiendo en expectación, casi completo el recinto, llegó el turno de los legendarios Thrice. Presentaron la re-edición de su icónico álbum “The Artist in the Ambulance”, interpretándolo en su totalidad con una destreza que desafiaba al tiempo, sonando incluso mejor que en sus registros de estudio.
Por supuesto, no faltaron los éxitos de su extensa trayectoria. Temas como “The Dreamer”, “Firebreather” o “The Long Defeat” resonaron en nuestros corazones, recordándonos por qué esta banda es una leyenda viva del rock contemporáneo.
Después de un breve respiro, donde la expectativa de un bis se palpaba en el aire, emergió con fuerza imponente el himno “Black Honey”, para despedirse minutos después con la épica “The Earth Will Shake”.
A pesar del paso del tiempo, Thrice no ha perdido un ápice de su relevancia. Más vivos y vibrantes que nunca, dejaron una huella imborrable en la audiencia, alimentando nuestras ansias de nuevo material en el futuro cercano.