Que los músicos de Metal (como cualquier músico) escuchan música de otros géneros es una obviedad salvo, quizás, para los melómanos más fanáticos de un estilo, y más conservadores dentro de lo “esperable” para el mismo. Hace poco Ihsahn, pionero del Black Metal de Noruega, hizo un cover de a-Ha, por dar un ejemplo reciente, y otra vez volvieron a oírse alaridos escandalizados.
El Rock, en sentido amplio, y el Pop, en especial el de los 80’s, fueron influencias en el desarrollo artístico de la mayoría de los máximos exponentes de la música pesada internacional. Sin lugar a dudas, la figura de David Bowie (1947-2016), el Duque Blanco, brilla en la historia de ambos rubros. Era imposible que el mundo del Metal lo ignorara, dejando de lado que, claramente, él no era indiferente a dicho mundo.
La relación más directa que tal vez venga a la mente es la colaboración de Bowie con la banda de Metal Industrial Nine Inch Nails, que tuvo impacto en grabaciones y actuaciones en vivo. Fue una asociación que se reflejó tanto en la obra de NIN como en la del Duque, lo cual es evidente en los discos que ambos editaron para la época en que se dio esa vinculación artística: “Outside” (1995) y “Earthling” (1997) por parte de Bowie y “The Downward Spiral” (1994) Y “The Fragile” (1999) de NIN. Todos álbumes brillantes e innovadores para el momento en que fueron lanzados.
Algo similar puede decirse del “ahijado” artístico de Trent Reznor, el polémico Marilyn Manson, cuya obra magistral “Antichrist Superstar” (1996) tiene clara inspiración en su ídolo inglés. Ni hablar de “Mechanical Animals” (1998), donde la imagen andrógina de la portada lo dice todo, más allá de la música. Posiblemente, Manson sea el primer representante dentro del Metal, en adoptar fuertemente la actitud rebelde de Bowie, aparte de aspectos de su poética y sonoridad. Al hablar de “rebeldía”, entiéndase hacer arte sin miedo al qué dirán, desafiando tabúes, incluso los de la audiencia.
Una influencia mucho más sutil puede encontrarse en el tema “Leper Messiah”, incluido en la que para muchos es la obra maestra de Metallica, “Master of Puppets” (1989). La canción que critica el evangelismo televisivo y el fanatismo religioso, toma su título de la letra del tema “Ziggy Stardust” (1972) de Bowie, tal como el mismo Kirk Hammet declarara oportunamente, comentando, además, su enorme aprecio por la música del Duque, a quién pudo conocer en un agradable encuentro durante una de las giras de su banda. Dicho sea de paso, lo que hizo Metallica en “Load” (1996) y “Reload” (1997) fue muy “Bowie”.
A su vez, tenemos otra asociación con el Thrash Metal al ver una foto del ícono británico formando parte del selecto conjunto que es arrojado a ese fuego sagrado -a modo de tributo- en el videoclip del tema “Fallen Brother” (2017) de Kreator. Las muertes de músicos famosos se cuentan por decenas de miles, de modo que la lista de los que aparecen en el vídeo debe estar bien fundamentada.
Behemoth incluyó un cover de “Hallo Spaceboy” (1995) de Bowie en una edición limitada de su disco “Thelema.6” (2000). Adam Darski (Nergal) escribió en 2015, cuando salió el videoclip de “Blackstar” de Bowie, que el trabajo era “hipnótico” y lo había “dejado sin palabras”, a la vez que señaló que era esa la dirección que él buscaba para los videos de su banda.
Otro momento de “pesado” reconocimiento al Duque fue el cover de su tema “Heroes” realizado por Mötorhead en 2008, versión que llegó a ser muy emotiva, no solamente por la calidad compositiva en sí misma, sino por el triste hecho de que ni Lemmy, ni Bowie, se encuentran ya físicamente en este plano de existencia.
Más allá de los covers, los “guiños”, las declaraciones públicas, lo cierto es que la influencia de David se manifiesta en estos tiempos como nunca. Si bien todas las figuras del Metal que mencionamos construyeron gran parte de su identidad artística absorbiendo la música de los 60’s 70’s y 80’s, y Bowie fue un referente en todas ellas -como siguió siéndolo hasta el día de su muerte- lo que últimamente están haciendo los músicos “metaleros” es un signo inequívoco de ese influjo.
Bowie siempre fue un rupturista, un creador extremadamente habilidoso en el logro del impacto y la sorpresa, la reflexión y el desconcierto, pero siempre a través de la belleza. Podía ser alegre o melancólico, luminoso u oscuro, pero siempre extrañamente agradable y accesible para cualquiera dispuesto a escucharlo.
Gran parte del público del Metal es muy conservador. A veces, hasta se atribuye un derecho imaginario de imponer a las bandas seguir repitiendo la fórmula que como “consumidores” prefieren. Por mucho tiempo, los músicos del género no se animaron a poner en riesgo su cantidad de seguidores. Recién comenzaron a hacerlo una vez lograda la fama mundial, lo cual no es criticable. Puede compararse a cuando alguien se anima a “salir del closet” al percibir un entorno seguro para hacerlo. Lo que están haciendo artistas como Manson, Reznor, Nergal, Ihsahn, Gaahl, y lo que harán quienes dejen de sentirse “inhibidos” por los valores superficiales de ciertos sectores del público, y también de los sellos discográficos, llevará la marca de la actitud de Bowie, no importa lo que hagan.
Que los músicos de Metal (como cualquier músico) escuchan música de otros géneros es una obviedad salvo, quizás, para los melómanos más fanáticos de un estilo, y más conservadores dentro de lo “esperable” para el mismo. Hace poco Ihsahn, pionero del Black Metal de Noruega, hizo un cover de a-Ha, por dar un ejemplo reciente, y otra vez volvieron a oírse alaridos escandalizados.
El Rock, en sentido amplio, y el Pop, en especial el de los 80’s, fueron influencias en el desarrollo artístico de la mayoría de los máximos exponentes de la música pesada internacional. Sin lugar a dudas, la figura de David Bowie (1947-2016), el Duque Blanco, brilla en la historia de ambos rubros. Era imposible que el mundo del Metal lo ignorara, dejando de lado que, claramente, él no era indiferente a dicho mundo.
La relación más directa que tal vez venga a la mente es la colaboración de Bowie con la banda de Metal Industrial Nine Inch Nails, que tuvo impacto en grabaciones y actuaciones en vivo. Fue una asociación que se reflejó tanto en la obra de NIN como en la del Duque, lo cual es evidente en los discos que ambos editaron para la época en que se dio esa vinculación artística: “Outside” (1995) y “Earthling” (1997) por parte de Bowie y “The Downward Spiral” (1994) Y “The Fragile” (1999) de NIN. Todos álbumes brillantes e innovadores para el momento en que fueron lanzados.
Algo similar puede decirse del “ahijado” artístico de Trent Reznor, el polémico Marilyn Manson, cuya obra magistral “Antichrist Superstar” (1996) tiene clara inspiración en su ídolo inglés. Ni hablar de “Mechanical Animals” (1998), donde la imagen andrógina de la portada lo dice todo, más allá de la música. Posiblemente, Manson sea el primer representante dentro del Metal, en adoptar fuertemente la actitud rebelde de Bowie, aparte de aspectos de su poética y sonoridad. Al hablar de “rebeldía”, entiéndase hacer arte sin miedo al qué dirán, desafiando tabúes, incluso los de la audiencia.
Una influencia mucho más sutil puede encontrarse en el tema “Leper Messiah”, incluido en la que para muchos es la obra maestra de Metallica, “Master of Puppets” (1989). La canción que critica el evangelismo televisivo y el fanatismo religioso, toma su título de la letra del tema “Ziggy Stardust” (1972) de Bowie, tal como el mismo Kirk Hammet declarara oportunamente, comentando, además, su enorme aprecio por la música del Duque, a quién pudo conocer en un agradable encuentro durante una de las giras de su banda. Dicho sea de paso, lo que hizo Metallica en “Load” (1996) y “Reload” (1997) fue muy “Bowie”.
A su vez, tenemos otra asociación con el Thrash Metal al ver una foto del ícono británico formando parte del selecto conjunto que es arrojado a ese fuego sagrado -a modo de tributo- en el videoclip del tema “Fallen Brother” (2017) de Kreator. Las muertes de músicos famosos se cuentan por decenas de miles, de modo que la lista de los que aparecen en el vídeo debe estar bien fundamentada.
Behemoth incluyó un cover de “Hallo Spaceboy” (1995) de Bowie en una edición limitada de su disco “Thelema.6” (2000). Adam Darski (Nergal) escribió en 2015, cuando salió el videoclip de “Blackstar” de Bowie, que el trabajo era “hipnótico” y lo había “dejado sin palabras”, a la vez que señaló que era esa la dirección que él buscaba para los videos de su banda.
Otro momento de “pesado” reconocimiento al Duque fue el cover de su tema “Heroes” realizado por Mötorhead en 2008, versión que llegó a ser muy emotiva, no solamente por la calidad compositiva en sí misma, sino por el triste hecho de que ni Lemmy, ni Bowie, se encuentran ya físicamente en este plano de existencia.
Más allá de los covers, los “guiños”, las declaraciones públicas, lo cierto es que la influencia de David se manifiesta en estos tiempos como nunca. Si bien todas las figuras del Metal que mencionamos construyeron gran parte de su identidad artística absorbiendo la música de los 60’s 70’s y 80’s, y Bowie fue un referente en todas ellas -como siguió siéndolo hasta el día de su muerte- lo que últimamente están haciendo los músicos “metaleros” es un signo inequívoco de ese influjo.
Bowie siempre fue un rupturista, un creador extremadamente habilidoso en el logro del impacto y la sorpresa, la reflexión y el desconcierto, pero siempre a través de la belleza. Podía ser alegre o melancólico, luminoso u oscuro, pero siempre extrañamente agradable y accesible para cualquiera dispuesto a escucharlo.
Gran parte del público del Metal es muy conservador. A veces, hasta se atribuye un derecho imaginario de imponer a las bandas seguir repitiendo la fórmula que como “consumidores” prefieren. Por mucho tiempo, los músicos del género no se animaron a poner en riesgo su cantidad de seguidores. Recién comenzaron a hacerlo una vez lograda la fama mundial, lo cual no es criticable. Puede compararse a cuando alguien se anima a “salir del closet” al percibir un entorno seguro para hacerlo. Lo que están haciendo artistas como Manson, Reznor, Nergal, Ihsahn, Gaahl, y lo que harán quienes dejen de sentirse “inhibidos” por los valores superficiales de ciertos sectores del público, y también de los sellos discográficos, llevará la marca de la actitud de Bowie, no importa lo que hagan.