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40º Aniversario de KISS – “Music From ‘The Elder'”
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Antes de comenzar a hablar acerca de este álbum que hoy cumple 40 años de editado, vamos a ponernos en el contexto en el que Kiss estaba a principios de los ochentas, y para eso hay que viajar a poco más de un lustro antes. Con Alive! (1975), la banda de Gene Simmons y Paul Stanley había alcanzado el éxito que sus tres álbumes de estudio no habían podido alcanzar, saliendo de su estatus de grupo de culto dentro de la escena del hard rock y el glam rock para convertirse en una sensación popular a lo largo y ancho de los Estados Unidos e incluso Europa. Luego de eso, Destroyer (1976), Rock and Roll Over (1976) y Love Gun (1977) serían certificados como platino al alcanzar el millón de copias vendidas. Para 1978, habían alcanzado un nivel de popularidad tal que no sólo sus cuatro miembros podían editar discos solistas en simultáneo y que todos ellos alcanzaran la certificación de platino, más allá de la calidad de cada uno de ellos, sino que también pudieron actuar en su propia película: KISS Meets the Phantom of the Park, un bodrio que al día de hoy avergüenza a Simmons y Stanley, lo que debe ser muestra suficiente de su calidad considerando la historia de la banda. 

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Con Dynasty (1979), Kiss tuvieron uno de los mayores éxitos de su carrera con  “I Was Made For Lovin’ You”, el single compuesto junto a Desmond Child que logró llegarle a mucha gente por fuera del nicho rockero, más específicamente el de las pistas de baile. Sin embargo, la idea de que la otrora banda de rock’n’roll probara suerte con la música disco cuando el género estaba llegando a su punto máximo de saturación (el séptimo álbum del cuarteto salió menos de dos meses antes de la Disco Demolition Night, uno de los incidentes más vergonzosos de la historia del rock) alienó a gran parte de su público de clase trabajadora. Unmasked (1980) continuó con la tendencia pop y fue un éxito en varios mercados internacionales (en Latinoamérica, si uno busca algún disco de Kiss en la colección de vinilos de sus padres o incluso abuelos, lo más seguro es que encuentre ese), pero en Estados Unidos rompió la racha de álbumes de platino, al punto tal de que la banda no giró por su país natal para promocionarlo. 

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Como si fuera poco, ese mismo año Peter Criss se fue de la banda: aunque el baterista sólo tocó una canción en Dynasty y había estado completamente ausente en Unmasked, más allá de aparecer en los créditos mientras era reemplazado por el músico de sesión Anton Fig, su salida fue un golpe duro para la banda. Además de ser uno de los miembros fundadores del grupo, era alguien que tenía su propio grupo de fans gracias a su figura como el “Hombre Gato” (no por nada tanto él como Ace Frehley son los referenciados en “In The Garage” de Weezer, por mencionarlo también como una curiosidad). Si algo terminó verdaderamente desenmascarado en Unmasked, esas fueron las tensiones que se habían ido acumulando en el seno de Kiss durante la última década.

Habiendo sumado al baterista Eric Carr para poder completar su gira por Europa, a su término Kiss estaban en la encrucijada: aunque sus dos últimos álbumes les habían dado un par de los éxitos más grandes de sus carreras y les habían abierto las puertas del mercado internacional, también les habían hecho perder fuerza y credibilidad ante su público más fuerte. Que Dynasty los dejara pegados a un estilo musical que quedaría fuera de moda apenas un par de meses después de su salida tampoco ayudó. Así que era momento de ponerse a trabajar y darle un giro a su carrera.

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Para esto, Kiss decidieron alistar la ayuda de un viejo conocido de la banda: Bob Ezrin, productor que había trabajado con ellos en Destroyer y Alive II, colaborador frecuente de Alice Cooper y quien venía de uno de los mayores éxitos de su carrera, al haber estado detrás de The Wall, de Pink Floyd. Este último no es un dato menor, porque aquella ópera rock no sólo había sido un éxito de ventas y crítica, sino que podría verse como el modelo que Kiss seguiría para su siguiente paso: un álbum conceptual.

La idea de Kiss haciendo un disco conceptual es menos descabellada de lo que podría sonar: aunque las canciones del cuarteto pocas veces fueran complejas tanto en su música como en su lírica (“descerebrada” sería un buen término para describir ambas), la influencia del mundo de los cómics tanto en la imagen como en el “lore” detrás de la banda podían ser la base de una entretenida ópera rock. Claro que ya habían tenido su oportunidad anteriormente con la película Kiss Meet The Phantom of the Park (1978), pero hasta los mismos integrantes del grupo habían criticado duramente el film (no por nada es considerada una de los peores de la historia) y ahora estarían completamente a cargo de la historia, siguiendo su propia visión.

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Gene Simmons se puso al hombro la tarea de delinear la historia del álbum, cosa que hizo durante una estadía en el hotel Beverly Hills, el mismo que inspirara la canción “Hotel California” de The Eagles. Más allá de los resultados del álbum, de los que hablaremos más adelante, la línea argumental es bastante más original que las típicas de las óperas rock: la historia de un chico que es entrenado por una organización llamada “La Orden de la Rosa” para convertirse en un héroe en la lucha contra el mal, con una variedad de elementos referentes al género de la fantasía clásica. El bien y la maldad, grupos misteriosos, todos elementos de la fantasía clásica que no derrochan originalidad, pero que dentro de un mundo tan plagado de historias sobre estrellas de rock luchando contra el sistema o siendo víctima del mismo bien podría ser la cosa más original del mundo.

La idea de hacer un disco conceptual no fue del agrado de todo el mundo, sobre todo del guitarrista Ace Frehley, que quería hacer un disco de hard rock que volviera a las raíces de la banda. Pero Simmons y Stanley eran los que tenían la última palabra en este asunto, y fue así que en marzo de 1981 dieron comienzo a la grabación del álbum, trabajando en una variedad de estudios. Para darle la atmósfera cinematográfica que el grupo buscaba, contrataron a la Orquesta Sinfónica Americana y al St. Robert’s Choir. Además, alistaron la ayuda de una variedad de compositores externos, práctica que el grupo había comenzado en su trabajo anterior. Uno de los nombres más llamativos entre los créditos fue el de Lou Reed, quien aparece en los créditos de las canciones “Dark Light”, “A World Without Heroes” y “Mr. Blackwell”.

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Teniendo estos recursos y un par de personas con experiencia trabajando en discos conceptuales, todo parecía ir sobre rieles. Pero como bien indica la estructura de esta oración, no pasó mucho tiempo hasta que las cosas comenzaron a salirse de control.

Bueno, “salirse de control” es una forma de decir. En realidad, se podría decir que el proyecto se fue del control de Kiss y los hilos pasaron a estar manejados por la gente de Casablanca Records.

En una época donde el vinilo seguía siendo el formato principal de los álbumes, los trabajos conceptuales la tenían complicada para tener una historia completa en alrededor de 40 minutos. Claro que siempre estaba la posibilidad de hacer un disco doble, pero eso implicaba tener un mayor presupuesto y un aumento del costo del disco. En el caso de Kiss, apareció la idea de tener unos tracks cortos narrados entre las canciones, como para llenar los huecos argumentales que no fueran tocados por los tracks principales. Pero en algún momento de la producción, se decidió cortar estas narraciones y no reemplazarlas de ninguna forma, por lo que hay partes de la historia que quedaron fuera del disco final.

Además, estuvo el tema del orden de las canciones. Ya con las canciones “The Oath” y “A World Without Heroes” elegidas como singles, se decidió cambiar el orden en el que aparecían en el álbum, con ellas dando inicio a los lados A y B del vinilo a pesar de que en el orden original ambas estaban en el B. Esto también cambió la posición de “Dark Light”. Con todo esto, la historia del álbum, la que en otro momento había sido la estrella principal de todo el proyecto, estaba incompleta y desordenada. 

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Music From “The Elder” sería editado el 10 de noviembre de 1981. La portada del álbum sería la primera en la discografía de Kiss sin los miembros en ella. En este caso, una mano misteriosa a una puerta de madera con intención de utilizar su aldaba, con una rosa grabada en ella, haciendo referencia a la Orden de la Rosa. Este no sería el único cambio en la imagen del cuarteto: aunque la banda seguía apareciendo con su maquillaje característico, en las imágenes promocionales el cuarteto tenía el pelo más corto y trajes más simples.

¿Cómo salió todo el disco después de esto? Bueno, vamos a revisar Music From “The Elder” siguiendo el orden de las canciones en la versión estadounidense original: la versión japonesa y las reediciones internacionales posteriores restauraron el orden que Kiss había buscado originalmente, antes de la intervención de Casablanca Records. Como para sentir la experiencia de un comprador de 1981.

El inicio con “The Oath” no está nada mal, créanlo o no: riffs pesados y sólidos, una melodía vocal decente por parte de Paul Stanley, más allá de usar demasiado el falsetto, y buenas armonías para acompañarla. No es una canción como para escribir páginas y páginas, pero no me sorprendería que alguno hubiera comprado el álbum habiendo escuchado sólo esta canción, ya que suena como un regreso al espíritu más rockero de Kiss, con algún dejo más metalero por momentos. Esta primera canción es un buen ejemplo de cómo mezclar el sonido del cuarteto neoyorquino con esa atmósfera de fantasía épica que el grupo buscaba.

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Luego del interludio “Fanfare”, que originalmente era la introducción del álbum, sigue “Just a Boy”. Este track marca el estilo más progresivo de mucho del material de este disco, con sus melodías vocales combinadas con guitarras acústicas y elementos sinfónicos que pueden recordar a Genesis, Kansas o incluso Renaissance. La base está, pero tiene el problema de que no suena como un track terminado: con una estructura más tradicional hubiera funcionado mejor, pero dura apenas dos minutos y medio y podría haber pasado como un demo de una canción más grande. Tampoco ayuda que en este orden original el track posterior es “Dark Light”, que es una canción mucho más movida y contrasta demasiado.

Hablando de “Dark Light”, este es el único track cantado por Ace Frehley, quien también se encargó del bajo. Y que me perdonen los fans del Spaceman, pero su voz no funciona en esta ocasión: suena bastante desganado, y si no fuera por el riff bastante interesante que se sacaron de la galera y un buen solo de guitarra acompañado por una base de percusión con cierta idea latina, diría de pasar por alto esta canción. No me sorprendería que esta hubiera sido una señal de la oposición del guitarrista a todo el proyecto, causando conflictos que llevaron a que borraran varios de sus solos de la mezcla final.

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“Only You” fue compuesta por Simmons, quien se encargó de la guitarra rítmica, y continúa con esa combinación de rock pesado clásico de Kiss con la onda épica. Este es uno de los dos tracks donde Simmons y Stanley comparten las voces, y hacen un buen trabajo como (casi) siempre, con algunas armonías AOR acá y allá, y hasta algunos efectos en las voces. En una época en la que bandas como April Wine y REO Speedwagon estaban teniendo de los mayores éxitos de su carrera, hacer algo para el público del hard melódico tenía bastante sentido.

La siguiente “Under The Rose” cierra el Lado A y se mete de lleno en el concepto de fantasía, con casi cinco minutos llenos de teclados, elementos sinfónicos y coros de regusto medieval. ¿Está mal que diga que esto me gusta bastante? Claro que si uno no está metido en esta onda de fantasía todo va a sonar bastante meloso, algo donde no ayuda que las letras sean bastante malas. 

Kiss no es una banda muy lírica que digamos, y siempre pareció su peor aspecto incluso en su “época dorada”. Sin embargo, al menos esas canciones rockeaban lo suficiente como para que no las notaras mucho: “Deuce” es un clásico del hard rock a pesar de que arranca diciendo que hay que sacar a la abuela del lugar, porque en ese contexto suenan tontas pero divertidas. Pero cuando hacés más lentas las canciones y ponés el énfasis en ese detalle, en el caso de Music From “The Elder” es muy difícil pasar por alto la seguidilla de clichés de fantasía puestos en papel pero sin la confianza y espectáculo como para que todo funcione como deba. Y ese es un detalle que se siente a lo largo de todo el álbum.

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“A World Without Heroes” es una power balada con elementos sinfónicos. Este fue el único single del álbum en los Estados Unidos, pero no creo que hubiera servido para lanzar el disco porque, aunque a diferencia de la similar “Just a Boy” se sienta com un track terminado, debe haberse percibido como una traición que Kiss hablara de Music From “The Elder” como su trabajo más pesado hasta el momento y decidieran sacar una balada para promocionarlo. Pero sacándola de ese contexto, es un track que sirve a su propósito: los teclados son un tanto “easy listening”, pero tiene una buena progresión de principio a fin.

“Mr. Blackwell” es la única canción del álbum titulada a partir de un personaje específico. Varios la mencionan como una de las mejores de este disco conceptual, y entiendo por qué: no es muy diferente a otras canciones lentas pero pesadas de los setentas, con cierta aura siniestra al momento de hablar de este personaje similar a un Grinch. En el contexto de la historia del álbum, no queda en claro cuál es su papel más allá de ser un villano, algo donde hubieran ayudado los tracks narrados. Pero por si misma, funciona si uno no la piensa de manera muy profunda.

“Escape From The Island” es la otra canción con créditos de Frehley, y es un instrumental rockero, el único de los tres en el disco. No me sorprendería que hubiera comenzado como una canción con letra y todo, porque en todo momento estoy esperando a que comiencen a cantar, además de que tampoco queda muy en claro su propósito en el contexto de la historia.

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“Odyssey” es una balada sinfónica, que originalmente iba después de “Just a Boy” como el track 3. Compuesta por el tecladista de sesión Tony Powers, se nota que no tuvo intervención de ninguno de los miembros, siendo que suena como una canción de algún musical de Broadway más que algo compuesto por Kiss. Es pomposa, recargada… y es uno de los mejores momentos del álbum. Si, pueden descartar todas mis opiniones pasadas, presentes y futuras, no los culparía. Pero mentiría si dijera que no me gusta, con sus arreglos de orquesta y la voz de Stanley funcionando como pocas veces en el disco. Ciertamente no la hubiera puesto al inicio del disco, como fue la intención original de la banda, pero como un regalo para el público cerca del final queda lo más bien. Tal vez no funcione como una canción de Kiss, pero si puedo defender “Baby, I Love You” de Ramones entonces puedo defender la presencia de este track en un disco de esta otra banda neoyorquina.

“I” es la última canción normal, y es otra que no habría sonado fuera de lugar en un disco como Destroyer. con una batería poderosa y riffs bien cuadrados pero efectivos, con algunos momentos vocales que suenan medio Elvis y armonías vocales pegadizas, además de esos momentos que están claramente diseñados para las presentaciones en vivo. Lástima que la banda jamás tocaría esta canción fuera del estudio.

Music from “The Elder” termina con el track “Finale”, el único de los tracks instrumentales con las voces narradas que originalmente se habían planeado. Es la canción que marca que el protagonista ahora está listo para cumplir su misión. En las versiones posteriores, este track está unido a “I”.

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Si analizamos las canciones de este noveno álbum de Kiss de manera individual, es sorprendente llegar a la conclusión de que no está nada mal, o al menos no tan mal como uno se esperaría de un trabajo que los mismos miembros consideran uno de los peores errores de su carrera y el peor disco que hayan grabado. Hay variedad con sus canciones clásicas, elementos sinfónicos y atmósfera medieval y cinematográfica, pero a fin de cuentas la cosa no termina de cerrar por una variedad de razones. Obviamente está el hecho de que la historia esté incompleta y sea imposible de seguir, además de que las letras hagan agua por todos lados, y el orden de las canciones pretendido por Simmons y Stanley hace que el disco se tarde en llegar al material más “kissero”. No es por subestimar las capacidades del público de Kiss, pero creo que este es un detalle que pide mucho de ellos.

El álbum tuvo una recepción… extraña por parte de los críticos. J. D. Considine, en su reseña para la revista Rolling Stone, describió la historia de Music From “The Elder” como poseyendo una predictibilidad digna de un cómic de Marvel, pero que el álbum le había parecido de lo mejor que el grupo había grabado en años. Sin embargo, la mayoría de los periodistas no fueron tan gentiles con el noveno álbum de los neoyorquinos, destruyéndolo de la misma manera que lo habían hecho con todos los anteriores.

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Sin embargo, el mayor golpe contra el álbum no fue ninguna reseña, sino que vino en la forma de los números. Aunque “A World Without Heroes” tuvo un video que fue el primero de Kiss en ser emitido a través de la recién aparecida MTV, la canción apenas alcanzó el puesto 56 de Billboard, el peor puesto para un primer single de sus álbumes desde 1975. Por otro lado, este fue el primer trabajo de la banda que no llegó a la certificación de oro en los Estados Unidos. 375.000 copias puede ser suficiente para un autor como David Bowie, pero para una banda tan centrada en su público como Kiss esos números fueron tachados de fracaso comercial.

Todo esto llevó a que este fuera el primer álbum para el que Kiss no realizó ninguna gira promocional, dentro o fuera de los EEUU. Más allá de algunas presentaciones en televisión, la banda decidió dejar de promocionar el álbum casi instantáneamente. Con el diario del lunes, es bastante fácil ver lo que había pasado: Kiss había creado un álbum que era demasiado raro para el público pop, demasiado diferente para el público rockero, y demasiado Kiss para el público más artístico.

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Con la idea de hacer algo de control de daño, la gente de Casablanca editó el compilado Killers en junio de 1982 fuera de EEUU. Este contenía cuatro canciones exclusivas, grabadas especialmente para este lanzamiento. Y menos de un año después la salida de Music saldría Creatures, álbum que vio a Kiss volviendo al estilo más simple y hardrockero, aquel que el guitarrista Ace Frehley había sugerido para contrarrestar las incursiones pop del cuarteto. Sin embargo, Frehley no aparecería en Creatures: aunque se lo podía ver en la portada con su característico maquillaje espacial, todas las guitarras habían sido grabadas por una variedad de otros músicos, sobre todo por el músico de sesión Vincent Cusano. Luego de que se oficializara la salida de Frehley en diciembre de 1982, Cusano se convertiría en el nuevo guitarrista del cuarteto, bajo el nombre de Vinnie Vincent.

Extrañamente, un par de las canciones lograron tener vida por fuera del álbum. Los deathmetaleros melódicos suecos Arch Enemy grabaron “The Oath” como bonus track de su disco Khaos Legions de 2011, y Cher haría su versión de “A World Without Heroes” en su trabajo Love Hurts de 1991, lo mismo que deathmetaleros progresivos Witherscape en su EP The New Tomorrow de 2014. Y los noruegos Lost At Last grabarían “Mr. Blackwell” en su disco Heavy Metal to the Bone Baby de 2002.

Además, en los últimos años el álbum logró tener cierta reevaluación crítica, y creo que se lo merece: es el más extraño de toda la discografía de la banda, y aunque durante casi todo el álbum se siente que Kiss están, como se dice en el ambiente, “tratando de cagar más arriba que el culo”, no creo que haya algo parecido, con una idea original que no se ejecutó de la mejor manera.

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40º Aniversario de KISS – “Music From ‘The Elder'”
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Antes de comenzar a hablar acerca de este álbum que hoy cumple 40 años de editado, vamos a ponernos en el contexto en el que Kiss estaba a principios de los ochentas, y para eso hay que viajar a poco más de un lustro antes. Con Alive! (1975), la banda de Gene Simmons y Paul Stanley había alcanzado el éxito que sus tres álbumes de estudio no habían podido alcanzar, saliendo de su estatus de grupo de culto dentro de la escena del hard rock y el glam rock para convertirse en una sensación popular a lo largo y ancho de los Estados Unidos e incluso Europa. Luego de eso, Destroyer (1976), Rock and Roll Over (1976) y Love Gun (1977) serían certificados como platino al alcanzar el millón de copias vendidas. Para 1978, habían alcanzado un nivel de popularidad tal que no sólo sus cuatro miembros podían editar discos solistas en simultáneo y que todos ellos alcanzaran la certificación de platino, más allá de la calidad de cada uno de ellos, sino que también pudieron actuar en su propia película: KISS Meets the Phantom of the Park, un bodrio que al día de hoy avergüenza a Simmons y Stanley, lo que debe ser muestra suficiente de su calidad considerando la historia de la banda. 

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Como si fuera poco, ese mismo año Peter Criss se fue de la banda: aunque el baterista sólo tocó una canción en Dynasty y había estado completamente ausente en Unmasked, más allá de aparecer en los créditos mientras era reemplazado por el músico de sesión Anton Fig, su salida fue un golpe duro para la banda. Además de ser uno de los miembros fundadores del grupo, era alguien que tenía su propio grupo de fans gracias a su figura como el “Hombre Gato” (no por nada tanto él como Ace Frehley son los referenciados en “In The Garage” de Weezer, por mencionarlo también como una curiosidad). Si algo terminó verdaderamente desenmascarado en Unmasked, esas fueron las tensiones que se habían ido acumulando en el seno de Kiss durante la última década.

Habiendo sumado al baterista Eric Carr para poder completar su gira por Europa, a su término Kiss estaban en la encrucijada: aunque sus dos últimos álbumes les habían dado un par de los éxitos más grandes de sus carreras y les habían abierto las puertas del mercado internacional, también les habían hecho perder fuerza y credibilidad ante su público más fuerte. Que Dynasty los dejara pegados a un estilo musical que quedaría fuera de moda apenas un par de meses después de su salida tampoco ayudó. Así que era momento de ponerse a trabajar y darle un giro a su carrera.

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Para esto, Kiss decidieron alistar la ayuda de un viejo conocido de la banda: Bob Ezrin, productor que había trabajado con ellos en Destroyer y Alive II, colaborador frecuente de Alice Cooper y quien venía de uno de los mayores éxitos de su carrera, al haber estado detrás de The Wall, de Pink Floyd. Este último no es un dato menor, porque aquella ópera rock no sólo había sido un éxito de ventas y crítica, sino que podría verse como el modelo que Kiss seguiría para su siguiente paso: un álbum conceptual.

La idea de Kiss haciendo un disco conceptual es menos descabellada de lo que podría sonar: aunque las canciones del cuarteto pocas veces fueran complejas tanto en su música como en su lírica (“descerebrada” sería un buen término para describir ambas), la influencia del mundo de los cómics tanto en la imagen como en el “lore” detrás de la banda podían ser la base de una entretenida ópera rock. Claro que ya habían tenido su oportunidad anteriormente con la película Kiss Meet The Phantom of the Park (1978), pero hasta los mismos integrantes del grupo habían criticado duramente el film (no por nada es considerada una de los peores de la historia) y ahora estarían completamente a cargo de la historia, siguiendo su propia visión.

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Gene Simmons se puso al hombro la tarea de delinear la historia del álbum, cosa que hizo durante una estadía en el hotel Beverly Hills, el mismo que inspirara la canción “Hotel California” de The Eagles. Más allá de los resultados del álbum, de los que hablaremos más adelante, la línea argumental es bastante más original que las típicas de las óperas rock: la historia de un chico que es entrenado por una organización llamada “La Orden de la Rosa” para convertirse en un héroe en la lucha contra el mal, con una variedad de elementos referentes al género de la fantasía clásica. El bien y la maldad, grupos misteriosos, todos elementos de la fantasía clásica que no derrochan originalidad, pero que dentro de un mundo tan plagado de historias sobre estrellas de rock luchando contra el sistema o siendo víctima del mismo bien podría ser la cosa más original del mundo.

La idea de hacer un disco conceptual no fue del agrado de todo el mundo, sobre todo del guitarrista Ace Frehley, que quería hacer un disco de hard rock que volviera a las raíces de la banda. Pero Simmons y Stanley eran los que tenían la última palabra en este asunto, y fue así que en marzo de 1981 dieron comienzo a la grabación del álbum, trabajando en una variedad de estudios. Para darle la atmósfera cinematográfica que el grupo buscaba, contrataron a la Orquesta Sinfónica Americana y al St. Robert’s Choir. Además, alistaron la ayuda de una variedad de compositores externos, práctica que el grupo había comenzado en su trabajo anterior. Uno de los nombres más llamativos entre los créditos fue el de Lou Reed, quien aparece en los créditos de las canciones “Dark Light”, “A World Without Heroes” y “Mr. Blackwell”.

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Bueno, “salirse de control” es una forma de decir. En realidad, se podría decir que el proyecto se fue del control de Kiss y los hilos pasaron a estar manejados por la gente de Casablanca Records.

En una época donde el vinilo seguía siendo el formato principal de los álbumes, los trabajos conceptuales la tenían complicada para tener una historia completa en alrededor de 40 minutos. Claro que siempre estaba la posibilidad de hacer un disco doble, pero eso implicaba tener un mayor presupuesto y un aumento del costo del disco. En el caso de Kiss, apareció la idea de tener unos tracks cortos narrados entre las canciones, como para llenar los huecos argumentales que no fueran tocados por los tracks principales. Pero en algún momento de la producción, se decidió cortar estas narraciones y no reemplazarlas de ninguna forma, por lo que hay partes de la historia que quedaron fuera del disco final.

Además, estuvo el tema del orden de las canciones. Ya con las canciones “The Oath” y “A World Without Heroes” elegidas como singles, se decidió cambiar el orden en el que aparecían en el álbum, con ellas dando inicio a los lados A y B del vinilo a pesar de que en el orden original ambas estaban en el B. Esto también cambió la posición de “Dark Light”. Con todo esto, la historia del álbum, la que en otro momento había sido la estrella principal de todo el proyecto, estaba incompleta y desordenada. 

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¿Cómo salió todo el disco después de esto? Bueno, vamos a revisar Music From “The Elder” siguiendo el orden de las canciones en la versión estadounidense original: la versión japonesa y las reediciones internacionales posteriores restauraron el orden que Kiss había buscado originalmente, antes de la intervención de Casablanca Records. Como para sentir la experiencia de un comprador de 1981.

El inicio con “The Oath” no está nada mal, créanlo o no: riffs pesados y sólidos, una melodía vocal decente por parte de Paul Stanley, más allá de usar demasiado el falsetto, y buenas armonías para acompañarla. No es una canción como para escribir páginas y páginas, pero no me sorprendería que alguno hubiera comprado el álbum habiendo escuchado sólo esta canción, ya que suena como un regreso al espíritu más rockero de Kiss, con algún dejo más metalero por momentos. Esta primera canción es un buen ejemplo de cómo mezclar el sonido del cuarteto neoyorquino con esa atmósfera de fantasía épica que el grupo buscaba.

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Luego del interludio “Fanfare”, que originalmente era la introducción del álbum, sigue “Just a Boy”. Este track marca el estilo más progresivo de mucho del material de este disco, con sus melodías vocales combinadas con guitarras acústicas y elementos sinfónicos que pueden recordar a Genesis, Kansas o incluso Renaissance. La base está, pero tiene el problema de que no suena como un track terminado: con una estructura más tradicional hubiera funcionado mejor, pero dura apenas dos minutos y medio y podría haber pasado como un demo de una canción más grande. Tampoco ayuda que en este orden original el track posterior es “Dark Light”, que es una canción mucho más movida y contrasta demasiado.

Hablando de “Dark Light”, este es el único track cantado por Ace Frehley, quien también se encargó del bajo. Y que me perdonen los fans del Spaceman, pero su voz no funciona en esta ocasión: suena bastante desganado, y si no fuera por el riff bastante interesante que se sacaron de la galera y un buen solo de guitarra acompañado por una base de percusión con cierta idea latina, diría de pasar por alto esta canción. No me sorprendería que esta hubiera sido una señal de la oposición del guitarrista a todo el proyecto, causando conflictos que llevaron a que borraran varios de sus solos de la mezcla final.

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“Only You” fue compuesta por Simmons, quien se encargó de la guitarra rítmica, y continúa con esa combinación de rock pesado clásico de Kiss con la onda épica. Este es uno de los dos tracks donde Simmons y Stanley comparten las voces, y hacen un buen trabajo como (casi) siempre, con algunas armonías AOR acá y allá, y hasta algunos efectos en las voces. En una época en la que bandas como April Wine y REO Speedwagon estaban teniendo de los mayores éxitos de su carrera, hacer algo para el público del hard melódico tenía bastante sentido.

La siguiente “Under The Rose” cierra el Lado A y se mete de lleno en el concepto de fantasía, con casi cinco minutos llenos de teclados, elementos sinfónicos y coros de regusto medieval. ¿Está mal que diga que esto me gusta bastante? Claro que si uno no está metido en esta onda de fantasía todo va a sonar bastante meloso, algo donde no ayuda que las letras sean bastante malas. 

Kiss no es una banda muy lírica que digamos, y siempre pareció su peor aspecto incluso en su “época dorada”. Sin embargo, al menos esas canciones rockeaban lo suficiente como para que no las notaras mucho: “Deuce” es un clásico del hard rock a pesar de que arranca diciendo que hay que sacar a la abuela del lugar, porque en ese contexto suenan tontas pero divertidas. Pero cuando hacés más lentas las canciones y ponés el énfasis en ese detalle, en el caso de Music From “The Elder” es muy difícil pasar por alto la seguidilla de clichés de fantasía puestos en papel pero sin la confianza y espectáculo como para que todo funcione como deba. Y ese es un detalle que se siente a lo largo de todo el álbum.

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“A World Without Heroes” es una power balada con elementos sinfónicos. Este fue el único single del álbum en los Estados Unidos, pero no creo que hubiera servido para lanzar el disco porque, aunque a diferencia de la similar “Just a Boy” se sienta com un track terminado, debe haberse percibido como una traición que Kiss hablara de Music From “The Elder” como su trabajo más pesado hasta el momento y decidieran sacar una balada para promocionarlo. Pero sacándola de ese contexto, es un track que sirve a su propósito: los teclados son un tanto “easy listening”, pero tiene una buena progresión de principio a fin.

“Mr. Blackwell” es la única canción del álbum titulada a partir de un personaje específico. Varios la mencionan como una de las mejores de este disco conceptual, y entiendo por qué: no es muy diferente a otras canciones lentas pero pesadas de los setentas, con cierta aura siniestra al momento de hablar de este personaje similar a un Grinch. En el contexto de la historia del álbum, no queda en claro cuál es su papel más allá de ser un villano, algo donde hubieran ayudado los tracks narrados. Pero por si misma, funciona si uno no la piensa de manera muy profunda.

“Escape From The Island” es la otra canción con créditos de Frehley, y es un instrumental rockero, el único de los tres en el disco. No me sorprendería que hubiera comenzado como una canción con letra y todo, porque en todo momento estoy esperando a que comiencen a cantar, además de que tampoco queda muy en claro su propósito en el contexto de la historia.

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“Odyssey” es una balada sinfónica, que originalmente iba después de “Just a Boy” como el track 3. Compuesta por el tecladista de sesión Tony Powers, se nota que no tuvo intervención de ninguno de los miembros, siendo que suena como una canción de algún musical de Broadway más que algo compuesto por Kiss. Es pomposa, recargada… y es uno de los mejores momentos del álbum. Si, pueden descartar todas mis opiniones pasadas, presentes y futuras, no los culparía. Pero mentiría si dijera que no me gusta, con sus arreglos de orquesta y la voz de Stanley funcionando como pocas veces en el disco. Ciertamente no la hubiera puesto al inicio del disco, como fue la intención original de la banda, pero como un regalo para el público cerca del final queda lo más bien. Tal vez no funcione como una canción de Kiss, pero si puedo defender “Baby, I Love You” de Ramones entonces puedo defender la presencia de este track en un disco de esta otra banda neoyorquina.

“I” es la última canción normal, y es otra que no habría sonado fuera de lugar en un disco como Destroyer. con una batería poderosa y riffs bien cuadrados pero efectivos, con algunos momentos vocales que suenan medio Elvis y armonías vocales pegadizas, además de esos momentos que están claramente diseñados para las presentaciones en vivo. Lástima que la banda jamás tocaría esta canción fuera del estudio.

Music from “The Elder” termina con el track “Finale”, el único de los tracks instrumentales con las voces narradas que originalmente se habían planeado. Es la canción que marca que el protagonista ahora está listo para cumplir su misión. En las versiones posteriores, este track está unido a “I”.

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Si analizamos las canciones de este noveno álbum de Kiss de manera individual, es sorprendente llegar a la conclusión de que no está nada mal, o al menos no tan mal como uno se esperaría de un trabajo que los mismos miembros consideran uno de los peores errores de su carrera y el peor disco que hayan grabado. Hay variedad con sus canciones clásicas, elementos sinfónicos y atmósfera medieval y cinematográfica, pero a fin de cuentas la cosa no termina de cerrar por una variedad de razones. Obviamente está el hecho de que la historia esté incompleta y sea imposible de seguir, además de que las letras hagan agua por todos lados, y el orden de las canciones pretendido por Simmons y Stanley hace que el disco se tarde en llegar al material más “kissero”. No es por subestimar las capacidades del público de Kiss, pero creo que este es un detalle que pide mucho de ellos.

El álbum tuvo una recepción… extraña por parte de los críticos. J. D. Considine, en su reseña para la revista Rolling Stone, describió la historia de Music From “The Elder” como poseyendo una predictibilidad digna de un cómic de Marvel, pero que el álbum le había parecido de lo mejor que el grupo había grabado en años. Sin embargo, la mayoría de los periodistas no fueron tan gentiles con el noveno álbum de los neoyorquinos, destruyéndolo de la misma manera que lo habían hecho con todos los anteriores.

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Sin embargo, el mayor golpe contra el álbum no fue ninguna reseña, sino que vino en la forma de los números. Aunque “A World Without Heroes” tuvo un video que fue el primero de Kiss en ser emitido a través de la recién aparecida MTV, la canción apenas alcanzó el puesto 56 de Billboard, el peor puesto para un primer single de sus álbumes desde 1975. Por otro lado, este fue el primer trabajo de la banda que no llegó a la certificación de oro en los Estados Unidos. 375.000 copias puede ser suficiente para un autor como David Bowie, pero para una banda tan centrada en su público como Kiss esos números fueron tachados de fracaso comercial.

Todo esto llevó a que este fuera el primer álbum para el que Kiss no realizó ninguna gira promocional, dentro o fuera de los EEUU. Más allá de algunas presentaciones en televisión, la banda decidió dejar de promocionar el álbum casi instantáneamente. Con el diario del lunes, es bastante fácil ver lo que había pasado: Kiss había creado un álbum que era demasiado raro para el público pop, demasiado diferente para el público rockero, y demasiado Kiss para el público más artístico.

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Con la idea de hacer algo de control de daño, la gente de Casablanca editó el compilado Killers en junio de 1982 fuera de EEUU. Este contenía cuatro canciones exclusivas, grabadas especialmente para este lanzamiento. Y menos de un año después la salida de Music saldría Creatures, álbum que vio a Kiss volviendo al estilo más simple y hardrockero, aquel que el guitarrista Ace Frehley había sugerido para contrarrestar las incursiones pop del cuarteto. Sin embargo, Frehley no aparecería en Creatures: aunque se lo podía ver en la portada con su característico maquillaje espacial, todas las guitarras habían sido grabadas por una variedad de otros músicos, sobre todo por el músico de sesión Vincent Cusano. Luego de que se oficializara la salida de Frehley en diciembre de 1982, Cusano se convertiría en el nuevo guitarrista del cuarteto, bajo el nombre de Vinnie Vincent.

Extrañamente, un par de las canciones lograron tener vida por fuera del álbum. Los deathmetaleros melódicos suecos Arch Enemy grabaron “The Oath” como bonus track de su disco Khaos Legions de 2011, y Cher haría su versión de “A World Without Heroes” en su trabajo Love Hurts de 1991, lo mismo que deathmetaleros progresivos Witherscape en su EP The New Tomorrow de 2014. Y los noruegos Lost At Last grabarían “Mr. Blackwell” en su disco Heavy Metal to the Bone Baby de 2002.

Además, en los últimos años el álbum logró tener cierta reevaluación crítica, y creo que se lo merece: es el más extraño de toda la discografía de la banda, y aunque durante casi todo el álbum se siente que Kiss están, como se dice en el ambiente, “tratando de cagar más arriba que el culo”, no creo que haya algo parecido, con una idea original que no se ejecutó de la mejor manera.

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