


Estamos en un momento de la historia donde bandas icónicas y fundacionales están dando lo último que les queda. Pero, por suerte, en su mayoría lo hacen con gran dignidad. En este caso, Possessed y Terrorizer, pioneros del death metal y el grindcore, unieron fuerzas para el Morbidfest Tour. Iban a estar acompañados por Massacre como invitados especiales, pero debieron bajarse de la gira y fueron reemplazados por Suicidal Angels. Como actos de apertura estuvieron Nightfall y Ater.
La banda en abrir la extensa jornada fue Ater, agrupación que practica un blackened death metal disonante. Lo central de su propuesta es crear atmósferas oscuras y tensas. Contaban con dos guitarras de ocho cuerdas que generaban sonidos graves y disonantes, combinándose entre sí y formando capas muy densas y pesadas. Detrás, un bajo acentuaba los momentos fuertes y sumaba agresividad al conjunto. El trabajo del baterista fue brutal: pasaba de blast beats a ritmos muy interesantes, pincelando cada arreglo de guitarras o bajo con algún golpe. El único punto en contra fue el poco carisma de los músicos, que simplemente estaban estáticos tocando. Pero, más allá de ese detalle, fue un show con una propuesta musical interesante y particular.
Los siguientes fueron Nightfall, grupo de death metal melódico bastante pesado. No sacrificaron brutalidad en pos de las melodías. Esta propuesta fue más entretenida de ver, especialmente por el carisma del vocalista, quien se encargó de arengar al público constantemente y de hacer gestos con un cuchillo de plástico con el que adornó su micrófono. Esto se notó en la respuesta del público, que acompañó las canciones moviendo los puños y armando tímidos pogos. El sonido fue excelente, al igual que en la banda anterior, por lo que el show se disfrutó al máximo.
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Llegó el turno de los invitados especiales de la noche, los thrashers griegos Suicidal Angels. Entre tanto death metal, uno podría pensar que una propuesta thrashera quedaría liviana, pero esto no pudo estar más lejos de la realidad. El show fue una catarata de violencia absoluta. Los guitarristas no pararon de escupir riffs desquiciados y enfermizos, intercalados con solos agresivos pero de muy buen gusto. Todo esto se sostenía sobre un bajo grave e intenso y una batería asesina. El uno y uno de batería fue una patada en la cabeza constante; te seguía castigando mientras pedías clemencia.
Los músicos dieron una performance impecable: sonaron prolijos, ajustados y no descuidaron la comunicación con el público. Se la pasaron corriendo por el escenario y pidiendo que la gente grite. Desafortunadamente, la mayoría del público era adulto y no hubo pogo, pero los gritos, las cabezas girando y los puños en alto no faltaron. Los momentos más altos del show fueron las rabiosas “Purified by Fire” y la final “Apokhatilosis”. Una presentación increíble, que dejó la energía por los aires.
La hora del primer headliner llegó, y el entusiasmo del público lo hizo notar. Si bien mencioné que hubo poco agite en la banda anterior, esto se revirtió en cuanto Terrorizer salió a escena. Con un pogo atroz y gente volando por los aires, los pioneros del grindcore interpretaron entero su clásico World Downfall, editado en 1988. El sonido, al igual que en las bandas anteriores, fue perfecto, permitiendo apreciar cada detalle de la ajustada presentación.
Obviamente, el centro de las miradas fue para las leyendas vivientes David Vincent —bajo— y Pete Sandoval tras los parches, aunque el vocalista Brian Werner también obtuvo atención gracias a su gran carisma y personalidad. Los momentos más destacados del set fueron los finales. Por ejemplo, en “Dead Shall Rise” subieron al escenario a un fan, quien no paró de hacer pogo para luego tirarse sobre la gente. El gran cierre con “Crematorium” y “Nightmare” dio broche de oro a una hora y veinte de violencia.
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Tras una demora de 15 minutos, los legendarios Possessed subieron al escenario. Al comienzo, el sonido fue poco claro: las guitarras estaban bajas, la voz enterrada en la mezcla y el bajo muy fuerte. Pero esto se solucionó rápidamente, aunque la voz siguió un poco baja. También cabe la posibilidad de que Jeff haya cantado bajo, ya que por momentos se lo notaba sobreexigirse. Incluso recortó dos canciones de la lista. Es posible que tantos años de gira, más sus conocidos problemas de salud, ya lo estén afectando.
Quitando estos detalles, la presentación fue muy buena y entretenida. La banda sonó ajustada y las canciones se lucieron, sobre todo el set especial de Seven Churches, disco clásico y fundamental del género que fue interpretado en su totalidad. La dupla de guitarras se llevó muy bien, intercambiándose el liderazgo y pasándose los solos entre sí. Junto al gran desempeño del baterista, quien recorrió cada cuerpo de su enorme batería, fueron los pilares del show.
Entre canciones, el icónico vocalista aprovechó para bromear con el público y saludar a los alocados fans que estaban al frente. El final llegó de la mano de “Swing of the Axe”, festejada y pogueada como corresponde.
Pudimos disfrutar de una fecha donde el metal extremo de culto y clásico demostró que todavía sigue en forma. Más allá de que no haya música nueva, la nostalgia y la altura de las leyendas hacen que la llama esté más viva que nunca.
Etiquetas: ater, Blackened Death Metal, Copenhague, Death Metal, Dissonant Metal, Grindcore, Morbidfest, nightfall, Possessed, Ritcher, Suicidal Angels, Terrorizer, Thrash Metal


Estamos en un momento de la historia donde bandas icónicas y fundacionales están dando lo último que les queda. Pero, por suerte, en su mayoría lo hacen con gran dignidad. En este caso, Possessed y Terrorizer, pioneros del death metal y el grindcore, unieron fuerzas para el Morbidfest Tour. Iban a estar acompañados por Massacre como invitados especiales, pero debieron bajarse de la gira y fueron reemplazados por Suicidal Angels. Como actos de apertura estuvieron Nightfall y Ater.
La banda en abrir la extensa jornada fue Ater, agrupación que practica un blackened death metal disonante. Lo central de su propuesta es crear atmósferas oscuras y tensas. Contaban con dos guitarras de ocho cuerdas que generaban sonidos graves y disonantes, combinándose entre sí y formando capas muy densas y pesadas. Detrás, un bajo acentuaba los momentos fuertes y sumaba agresividad al conjunto. El trabajo del baterista fue brutal: pasaba de blast beats a ritmos muy interesantes, pincelando cada arreglo de guitarras o bajo con algún golpe. El único punto en contra fue el poco carisma de los músicos, que simplemente estaban estáticos tocando. Pero, más allá de ese detalle, fue un show con una propuesta musical interesante y particular.
Los siguientes fueron Nightfall, grupo de death metal melódico bastante pesado. No sacrificaron brutalidad en pos de las melodías. Esta propuesta fue más entretenida de ver, especialmente por el carisma del vocalista, quien se encargó de arengar al público constantemente y de hacer gestos con un cuchillo de plástico con el que adornó su micrófono. Esto se notó en la respuesta del público, que acompañó las canciones moviendo los puños y armando tímidos pogos. El sonido fue excelente, al igual que en la banda anterior, por lo que el show se disfrutó al máximo.
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Llegó el turno de los invitados especiales de la noche, los thrashers griegos Suicidal Angels. Entre tanto death metal, uno podría pensar que una propuesta thrashera quedaría liviana, pero esto no pudo estar más lejos de la realidad. El show fue una catarata de violencia absoluta. Los guitarristas no pararon de escupir riffs desquiciados y enfermizos, intercalados con solos agresivos pero de muy buen gusto. Todo esto se sostenía sobre un bajo grave e intenso y una batería asesina. El uno y uno de batería fue una patada en la cabeza constante; te seguía castigando mientras pedías clemencia.
Los músicos dieron una performance impecable: sonaron prolijos, ajustados y no descuidaron la comunicación con el público. Se la pasaron corriendo por el escenario y pidiendo que la gente grite. Desafortunadamente, la mayoría del público era adulto y no hubo pogo, pero los gritos, las cabezas girando y los puños en alto no faltaron. Los momentos más altos del show fueron las rabiosas “Purified by Fire” y la final “Apokhatilosis”. Una presentación increíble, que dejó la energía por los aires.
La hora del primer headliner llegó, y el entusiasmo del público lo hizo notar. Si bien mencioné que hubo poco agite en la banda anterior, esto se revirtió en cuanto Terrorizer salió a escena. Con un pogo atroz y gente volando por los aires, los pioneros del grindcore interpretaron entero su clásico World Downfall, editado en 1988. El sonido, al igual que en las bandas anteriores, fue perfecto, permitiendo apreciar cada detalle de la ajustada presentación.
Obviamente, el centro de las miradas fue para las leyendas vivientes David Vincent —bajo— y Pete Sandoval tras los parches, aunque el vocalista Brian Werner también obtuvo atención gracias a su gran carisma y personalidad. Los momentos más destacados del set fueron los finales. Por ejemplo, en “Dead Shall Rise” subieron al escenario a un fan, quien no paró de hacer pogo para luego tirarse sobre la gente. El gran cierre con “Crematorium” y “Nightmare” dio broche de oro a una hora y veinte de violencia.
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Quitando estos detalles, la presentación fue muy buena y entretenida. La banda sonó ajustada y las canciones se lucieron, sobre todo el set especial de Seven Churches, disco clásico y fundamental del género que fue interpretado en su totalidad. La dupla de guitarras se llevó muy bien, intercambiándose el liderazgo y pasándose los solos entre sí. Junto al gran desempeño del baterista, quien recorrió cada cuerpo de su enorme batería, fueron los pilares del show.
Entre canciones, el icónico vocalista aprovechó para bromear con el público y saludar a los alocados fans que estaban al frente. El final llegó de la mano de “Swing of the Axe”, festejada y pogueada como corresponde.
Pudimos disfrutar de una fecha donde el metal extremo de culto y clásico demostró que todavía sigue en forma. Más allá de que no haya música nueva, la nostalgia y la altura de las leyendas hacen que la llama esté más viva que nunca.
Etiquetas: ater, Blackened Death Metal, Copenhague, Death Metal, Dissonant Metal, Grindcore, Morbidfest, nightfall, Possessed, Ritcher, Suicidal Angels, Terrorizer, Thrash Metal




