Plague God (2022)
Relapse Records
Tracklist:
01. Rise from Ruins
02. In Spirit in Spite
03. Sarin
04. The Acres/The Ache
05. The Half Rising Man
Nos encontramos ante el disco debut de Absent In Body, este supergrupo de post sludge metal con un fuerte componente industrial compuesto por Scott Kelly (Neurosis), Igor Cavalera (Cavalera Conspiracy, ex-Sepultura), Colin H. van Eeckhout (Amenra, CHVE) y Mathieu Vandekerckhove (Amenra, Syndrome). Es sabido que los integrantes de Sepultura admiran a Neurosis, al menos desde tiempos de Chaos A.D. (1993) y que varios discos de Amenra fueron editados por el sello Neurot Recordings, propiedad de la banda pionera del post-metal. Este primer álbum de Absent In Body (AIB) fue lanzado por el mismo sello que actualmente edita a Amenra: Relapse Records.
Kelly y Vandekerckhove comenzaron a idear el proyecto en 2016 y a trabajar juntos cada vez que se encontraban. Luego, con la mediación de Dwid Hellion de Integrity, que hace bastante vive en Bélgica, los integrantes de Amenra conocieron a Cavalera, quien también manifestó su interés por participar. Dicho sea de paso, Hellion también fue el responsable de presentar a la gente de Amenra con la de Neurosis mucho tiempo atrás.
El cantante y guitarrista de Neurosis no quería ser el “frontman”, de manera que, si bien bautizó a la banda, delegó el trabajo vocal en CHVE, quien motivado por Hellion, se esforzó en llevar su canto a un nivel mucho más grave que el habitual en Amenra. Además, toca el bajo en AIB, algo que no hace en su banda de origen. Las guitarras están a cargo de Kelly y Vandekerckhove, y este último también se ocupó de toda la programación detrás del sonido Industrial del grupo. Por supuesto, Cavalera está a cargo de la batería. La grabación se realizó en el estudio de Tim de Gieter, bajista de Amenra.
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Más allá de las influencias evidentes de Neurosis, Amenra y Sepultura sobre la música de este nuevo grupo, es necesario destacar la de bandas industriales como Front 242, Godflesh y Nine Inch Nails. La idea que atraviesa el álbum es la corrosión que genera sobre el ser humano -una especie animal- toda la sobrecarga de información que lo aplasta mediante la tecnología, así como una existencia marcada por el mecanicismo y el automatismo que lo llevan a trabajar irreflexivamente para acumular papeles que, en el juego llamado capitalismo, permiten consumir bienes y servicios, muchos de los cuales implican la destrucción del medio ambiente. Sus creaciones lo alejan de la Naturaleza, y en ese mismo movimiento, lo despojan de sus valores esenciales.
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto notable en el contenido del álbum. Justamente, hablando de las consecuencias del accionar humano, todavía no se sabe si el virus salió de un laboratorio o resultó de una mutación en otras especies que se ven amenazadas por la aniquilación. Y así las personas debieron aislarse, en todo el mundo, y empezaron a emerger las peores actitudes y miserias.
Es posible trazar una relación entre la estética general de AIB y la del clásico de Sepultura “Chaos A.D.”, sobre todo con la portada, el tribalismo y la temática de algunas letras, y también con el proyecto Nailbomb (1994), que también incluía a Igor Cavalera y lo tuvo como bajista en vivo a Dave Edwardson de Neurosis. Sobra decir que el aspecto Industrial de Nailbomb (que además contaba con la participación de Max Cavalera y Andreas Kisser) había sido la gran novedad, en aquel entonces, para el público seguidor de Sepultura.
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Plague God tiene cinco tracks, tal como el último disco de Neurosis (“Fires Within Fires”, 2016) y el de Amenra (“De Doorn”, 2021) y esto amerita un comentario aparte. Vivimos en una época en que ver un álbum con más de diez pistas ya nos dispara dos pensamientos: monotonía o rellenos. Si una banda tiene algo nuevo, que vaya directo al hueso.
Todo comienza con “Rise from Ruins” (tercer corte de difusión con video), sumergiéndonos en la siniestra espesura que nos ahogará. Se trata de la canción con mayores reminiscencias de Amenra en los riffs y, a veces, también en la voz. El componente Noise/Industrial ya empieza a manifestarse y la batería tiene una densa brutalidad. “In Spirit in Spite” profundiza la misma sensación trágica, con un bajo de sonido roto que sobresale y guitarras demoledoras. Hay un recitado que puede asociarse a los que predominan en el más reciente trabajo de Amenra, y un pasaje más melódico, cual fugaz respiro.
Sigue “Sarin”, un homenaje a Dwid Hellion, que también escribió una canción con el mismo título para su banda Integrity, y quien hizo posible la formación de AIB. Fue el segundo single y tiene un riff que recuerda mucho a los de Neurosis. En este punto resulta interesante cómo este nuevo proyecto logra una mezcla heterogénea, con diversidad en la unidad, donde pueden reconocerse rasgos de las bandas originales de cada integrante. La batería de Cavalera le otorga a todo un peso específico. La agresividad es extrema; la potencia máxima. Hacia el final, el bajo se impone contundente.
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“The Acres/The Ache” fue el primer single con un video misterioso y sugerente. La percusión que inaugura el track nos transporta al legado de Sepultura, pero también a lo hecho por Neurosis en varias ocasiones. Aquí la alquimia consigue una sustancia de mayor homogeneidad con propiedades emergentes. La desesperación es la emoción dominante y todo se torna dramático, hasta que se abre paso una guitarra de sutil melancolía y por primera vez, canto con una voz limpia. Sin embargo, todo vuelve a derrumbarse aplastando sonoramente al oyente.
El disco termina con “The Half Rising Man”, que fue el último single con un videoclip evocativamente tenebroso, que fusiona aspectos que ya hemos visto en la propuesta visual de Neurosis, Amenra y Sepultura. Los primeros minutos son de una calma inquietante, hasta que irrumpe el canto bestial y un riff tan poderoso como repetitivo. Así concluye un álbum excelente que escala alto en el panorama musical del corriente año.
Plague God (2022)
Relapse Records
Tracklist:
01. Rise from Ruins
02. In Spirit in Spite
03. Sarin
04. The Acres/The Ache
05. The Half Rising Man
Nos encontramos ante el disco debut de Absent In Body, este supergrupo de post sludge metal con un fuerte componente industrial compuesto por Scott Kelly (Neurosis), Igor Cavalera (Cavalera Conspiracy, ex-Sepultura), Colin H. van Eeckhout (Amenra, CHVE) y Mathieu Vandekerckhove (Amenra, Syndrome). Es sabido que los integrantes de Sepultura admiran a Neurosis, al menos desde tiempos de Chaos A.D. (1993) y que varios discos de Amenra fueron editados por el sello Neurot Recordings, propiedad de la banda pionera del post-metal. Este primer álbum de Absent In Body (AIB) fue lanzado por el mismo sello que actualmente edita a Amenra: Relapse Records.
Kelly y Vandekerckhove comenzaron a idear el proyecto en 2016 y a trabajar juntos cada vez que se encontraban. Luego, con la mediación de Dwid Hellion de Integrity, que hace bastante vive en Bélgica, los integrantes de Amenra conocieron a Cavalera, quien también manifestó su interés por participar. Dicho sea de paso, Hellion también fue el responsable de presentar a la gente de Amenra con la de Neurosis mucho tiempo atrás.
El cantante y guitarrista de Neurosis no quería ser el “frontman”, de manera que, si bien bautizó a la banda, delegó el trabajo vocal en CHVE, quien motivado por Hellion, se esforzó en llevar su canto a un nivel mucho más grave que el habitual en Amenra. Además, toca el bajo en AIB, algo que no hace en su banda de origen. Las guitarras están a cargo de Kelly y Vandekerckhove, y este último también se ocupó de toda la programación detrás del sonido Industrial del grupo. Por supuesto, Cavalera está a cargo de la batería. La grabación se realizó en el estudio de Tim de Gieter, bajista de Amenra.
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Más allá de las influencias evidentes de Neurosis, Amenra y Sepultura sobre la música de este nuevo grupo, es necesario destacar la de bandas industriales como Front 242, Godflesh y Nine Inch Nails. La idea que atraviesa el álbum es la corrosión que genera sobre el ser humano -una especie animal- toda la sobrecarga de información que lo aplasta mediante la tecnología, así como una existencia marcada por el mecanicismo y el automatismo que lo llevan a trabajar irreflexivamente para acumular papeles que, en el juego llamado capitalismo, permiten consumir bienes y servicios, muchos de los cuales implican la destrucción del medio ambiente. Sus creaciones lo alejan de la Naturaleza, y en ese mismo movimiento, lo despojan de sus valores esenciales.
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto notable en el contenido del álbum. Justamente, hablando de las consecuencias del accionar humano, todavía no se sabe si el virus salió de un laboratorio o resultó de una mutación en otras especies que se ven amenazadas por la aniquilación. Y así las personas debieron aislarse, en todo el mundo, y empezaron a emerger las peores actitudes y miserias.
Es posible trazar una relación entre la estética general de AIB y la del clásico de Sepultura “Chaos A.D.”, sobre todo con la portada, el tribalismo y la temática de algunas letras, y también con el proyecto Nailbomb (1994), que también incluía a Igor Cavalera y lo tuvo como bajista en vivo a Dave Edwardson de Neurosis. Sobra decir que el aspecto Industrial de Nailbomb (que además contaba con la participación de Max Cavalera y Andreas Kisser) había sido la gran novedad, en aquel entonces, para el público seguidor de Sepultura.
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Plague God tiene cinco tracks, tal como el último disco de Neurosis (“Fires Within Fires”, 2016) y el de Amenra (“De Doorn”, 2021) y esto amerita un comentario aparte. Vivimos en una época en que ver un álbum con más de diez pistas ya nos dispara dos pensamientos: monotonía o rellenos. Si una banda tiene algo nuevo, que vaya directo al hueso.
Todo comienza con “Rise from Ruins” (tercer corte de difusión con video), sumergiéndonos en la siniestra espesura que nos ahogará. Se trata de la canción con mayores reminiscencias de Amenra en los riffs y, a veces, también en la voz. El componente Noise/Industrial ya empieza a manifestarse y la batería tiene una densa brutalidad. “In Spirit in Spite” profundiza la misma sensación trágica, con un bajo de sonido roto que sobresale y guitarras demoledoras. Hay un recitado que puede asociarse a los que predominan en el más reciente trabajo de Amenra, y un pasaje más melódico, cual fugaz respiro.
Sigue “Sarin”, un homenaje a Dwid Hellion, que también escribió una canción con el mismo título para su banda Integrity, y quien hizo posible la formación de AIB. Fue el segundo single y tiene un riff que recuerda mucho a los de Neurosis. En este punto resulta interesante cómo este nuevo proyecto logra una mezcla heterogénea, con diversidad en la unidad, donde pueden reconocerse rasgos de las bandas originales de cada integrante. La batería de Cavalera le otorga a todo un peso específico. La agresividad es extrema; la potencia máxima. Hacia el final, el bajo se impone contundente.
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“The Acres/The Ache” fue el primer single con un video misterioso y sugerente. La percusión que inaugura el track nos transporta al legado de Sepultura, pero también a lo hecho por Neurosis en varias ocasiones. Aquí la alquimia consigue una sustancia de mayor homogeneidad con propiedades emergentes. La desesperación es la emoción dominante y todo se torna dramático, hasta que se abre paso una guitarra de sutil melancolía y por primera vez, canto con una voz limpia. Sin embargo, todo vuelve a derrumbarse aplastando sonoramente al oyente.
El disco termina con “The Half Rising Man”, que fue el último single con un videoclip evocativamente tenebroso, que fusiona aspectos que ya hemos visto en la propuesta visual de Neurosis, Amenra y Sepultura. Los primeros minutos son de una calma inquietante, hasta que irrumpe el canto bestial y un riff tan poderoso como repetitivo. Así concluye un álbum excelente que escala alto en el panorama musical del corriente año.