


La capital danesa de Copenhague tiene una escena fuerte en cuanto a música pesada alternativa se refiere. No es de extrañar, ya que cuentan con festivales que abarcan dichos géneros y grupos importantes establecen una relación cercana con el público danés. Tal es el caso de Eyehategod, pioneros del Sludge Metal, que volvían al país luego de 6 años de ausencia, y este regreso fue aclamado con un venue sold out.
La banda telonera de los estadounidenses fueron los locales Kadavermarch, con una propuesta ligada profundamente al Stoner Rock.
La particularidad del grupo constaba de tener dos voces —a cargo de uno de los guitarristas y del baterista— que, la mayoría del tiempo, iban a dúo. Lo cual generaba unas melodías vocales potentes que eran lo que más resaltaba en la mezcla.
También se pudo apreciar muy bien el excelente trabajo de las guitarras, que con riffs potentes y solos muy psicodélicos iban adornando todas las canciones, ejecutadas de una manera muy precisa. Sin embargo, el teclado estaba enterrado entre las guitarras y casi no se pudo apreciar, salvo en momentos puntuales donde las guitarras le daban su lugar.
La lista contó con canciones de sus dos trabajos de estudio, Into Oblivion y su homónimo, Kadavermarch, editado el pasado marzo. Y con una canción de este último trabajo decidieron cerrar un concierto sólido.
Si bien contaron con seguidores entre el público, mucha gente decidió ignorar el show y quedarse tomando alguna bebida en el patio del lugar. Creo que esto se dio a que la propuesta de los locales no estuvo muy acorde con la de la banda principal.
Se escucharon varios acoples, por lo cual la gente entró de golpe al recinto, pero se encontraron con una prueba de sonido con público, en la que, mientras probaban, el líder y vocalista, Mike Williams, aprovechó para saludar a la audiencia y bromear con ella, recordando antiguas presentaciones.
Luego de la extensa prueba todo parecía que iba a comenzar, y tras una presentación, siguió un ruido de acoples que duró aproximadamente 3 minutos para luego, sí, desatar la locura con “Agitation! Propaganda!” y luego ya coquetear con los sonidos más cercanos al Doom Metal con “Jack Ass in the Will of God” y “Dogs Holy Life”.
Si bien todo parecía estar funcionando de maravilla, al guitarrista Jimmy Bower se lo notaba muy molesto. Lo que hizo que tomara el micrófono y dijera: “Hay una frecuencia grave sonando mientras tocamos, soluciónenlo o nos vamos”, momento donde el público miró extrañado, pero por suerte el concierto continuó.
Si bien al dueño de las seis cuerdas se lo notó enojado con dicha frecuencia durante el resto del concierto, sobrellevó su mal humor y pareció disfrutar de la enérgica respuesta de los presentes.
Este problema en los monitores no repercutió en el audio que recibió el público, donde la mezcla fue correcta. Con espacio para las poderosas bases de bajo y batería, la sucia guitarra y la voz aguda y quebrada del vocalista al frente.
El concierto se desarrolló de manera natural y con pocos matices, con momentos rápidos donde el pogo era atroz y otros lentos donde las cabezas se movían sin parar.
Los momentos más destacados del setlist fueron más cercanos al final con “New Orleans is the New Vietnam”, “Methamphetamine” y la supuesta final “Every Thing, Every Day”, la cual, al finalizar, fue seguida por un saludo y la retirada del escenario, excepto del vocalista, que alentó al público a que pidieran más canciones. Y el pedido fue cumplido, por lo cual la respuesta del hambriento público fue brutal.
Pasadas estas dos canciones que no estaban dentro de la lista, los provenientes de New Orleans saludaron muy cariñosamente al público y se retiraron prometiendo una pronta vuelta.
Sin duda vivimos una noche llena de poder, donde Eyehategod se reencontró con un público que los ama y necesita visitas recurrentes por sus tierras. Esperemos que la vuelta sea más próxima y no tengamos que esperar otros 6 años.



La capital danesa de Copenhague tiene una escena fuerte en cuanto a música pesada alternativa se refiere. No es de extrañar, ya que cuentan con festivales que abarcan dichos géneros y grupos importantes establecen una relación cercana con el público danés. Tal es el caso de Eyehategod, pioneros del Sludge Metal, que volvían al país luego de 6 años de ausencia, y este regreso fue aclamado con un venue sold out.
La banda telonera de los estadounidenses fueron los locales Kadavermarch, con una propuesta ligada profundamente al Stoner Rock.
La particularidad del grupo constaba de tener dos voces —a cargo de uno de los guitarristas y del baterista— que, la mayoría del tiempo, iban a dúo. Lo cual generaba unas melodías vocales potentes que eran lo que más resaltaba en la mezcla.
También se pudo apreciar muy bien el excelente trabajo de las guitarras, que con riffs potentes y solos muy psicodélicos iban adornando todas las canciones, ejecutadas de una manera muy precisa. Sin embargo, el teclado estaba enterrado entre las guitarras y casi no se pudo apreciar, salvo en momentos puntuales donde las guitarras le daban su lugar.
La lista contó con canciones de sus dos trabajos de estudio, Into Oblivion y su homónimo, Kadavermarch, editado el pasado marzo. Y con una canción de este último trabajo decidieron cerrar un concierto sólido.
Si bien contaron con seguidores entre el público, mucha gente decidió ignorar el show y quedarse tomando alguna bebida en el patio del lugar. Creo que esto se dio a que la propuesta de los locales no estuvo muy acorde con la de la banda principal.
Se escucharon varios acoples, por lo cual la gente entró de golpe al recinto, pero se encontraron con una prueba de sonido con público, en la que, mientras probaban, el líder y vocalista, Mike Williams, aprovechó para saludar a la audiencia y bromear con ella, recordando antiguas presentaciones.
Luego de la extensa prueba todo parecía que iba a comenzar, y tras una presentación, siguió un ruido de acoples que duró aproximadamente 3 minutos para luego, sí, desatar la locura con “Agitation! Propaganda!” y luego ya coquetear con los sonidos más cercanos al Doom Metal con “Jack Ass in the Will of God” y “Dogs Holy Life”.
Si bien todo parecía estar funcionando de maravilla, al guitarrista Jimmy Bower se lo notaba muy molesto. Lo que hizo que tomara el micrófono y dijera: “Hay una frecuencia grave sonando mientras tocamos, soluciónenlo o nos vamos”, momento donde el público miró extrañado, pero por suerte el concierto continuó.
Si bien al dueño de las seis cuerdas se lo notó enojado con dicha frecuencia durante el resto del concierto, sobrellevó su mal humor y pareció disfrutar de la enérgica respuesta de los presentes.
Este problema en los monitores no repercutió en el audio que recibió el público, donde la mezcla fue correcta. Con espacio para las poderosas bases de bajo y batería, la sucia guitarra y la voz aguda y quebrada del vocalista al frente.
El concierto se desarrolló de manera natural y con pocos matices, con momentos rápidos donde el pogo era atroz y otros lentos donde las cabezas se movían sin parar.
Los momentos más destacados del setlist fueron más cercanos al final con “New Orleans is the New Vietnam”, “Methamphetamine” y la supuesta final “Every Thing, Every Day”, la cual, al finalizar, fue seguida por un saludo y la retirada del escenario, excepto del vocalista, que alentó al público a que pidieran más canciones. Y el pedido fue cumplido, por lo cual la respuesta del hambriento público fue brutal.
Pasadas estas dos canciones que no estaban dentro de la lista, los provenientes de New Orleans saludaron muy cariñosamente al público y se retiraron prometiendo una pronta vuelta.
Sin duda vivimos una noche llena de poder, donde Eyehategod se reencontró con un público que los ama y necesita visitas recurrentes por sus tierras. Esperemos que la vuelta sea más próxima y no tengamos que esperar otros 6 años.