


El circuito de salas pequeñas es el corazón del metal: un lugar donde la pasión supera a la convocatoria y el sudor de la banda se mezcla con el del público. Eso fue exactamente lo que se vivió en la sala Estraperlo de Badalona, donde la banda alemana Enemy Inside aterrizó para presentar su aclamado álbum Venom. A pesar de una asistencia discreta, que podría haber desanimado a cualquiera, la sala se sintió como si estuviera a reventar. La energía del público, aunque reducido, fue inmensa, honrando el oficio de una banda que lo dio todo.
La noche comenzó con la fuerza de Plugs of Apocalypse, una banda italiana que demuestra cómo la evolución musical puede conducir a una propuesta única y poderosa. Formados en 2008 con un sonido deathcore, han ido transformando su música hacia un vibrante metal/rock alternativo con una marcada presencia electrónica. Esa fusión, fruto de años de recorrido, la trasladan al directo con una profesionalidad indiscutible.
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Desde el primer momento, el grupo se enfrentó a un público dispuesto a dejarse llevar, pese a algunos problemas iniciales de sonido. El sexteto demostró tablas. Canciones como “Choke” y “Live Together, Die Alone” resonaron con fuerza, energía y emoción. La banda no solo toca su música: la vive. Y eso se contagia.
El sonido de Plugs of Apocalypse, que combina la agresividad del metalcore con la melancolía gótica y la modernidad electrónica, es su carta de presentación en Am I Just Fading?, su más reciente trabajo. El directo fue una descarga emocional y potente, confirmando el crecimiento artístico de la banda.
Uno de los puntos fuertes de su actuación fue la química entre los vocalistas Giorgio de la Posta y Sara Mun. Giorgio lidera con una voz expresiva y potente, mientras Sara aporta el contrapunto melódico, generando una dinámica vocal que enriquece cada canción. En un gesto de conexión total, Sara bajó al foso para cantar cara a cara con los fans, una acción que más tarde repitió uno de los guitarristas, reforzando aún más la cercanía con el público.
Temas como “Anchor” y “Tears” invitaron a la introspección sin perder fuerza. Plugs of Apocalypse se entregó por completo, dejando claro que su pasión por la música es innegociable. El cierre, con “Disappear”, resumió perfectamente la esencia del grupo: rabia, vulnerabilidad y una propuesta sonora que está dejando huella.
Con la calma aparente tras el primer acto, el ambiente estalló cuando Enemy Inside subió al escenario. Los primeros acordes de “Venom” transformaron la sala. La banda, liderada por la imponente Nastassja Giulia, enfundada en un pantalón de látex que esculpía su figura, desató una tormenta de energía que contagió a todos. El público se entregó sin reservas, saltando y coreando cada tema.
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Nastassja fue el epicentro de la actuación. Su maestría vocal, pocas veces vista, se hizo notar en cada canción. Con una voz limpia, potente y versátil, pasaba de melodías etéreas a guturales desgarradores con naturalidad. A su lado, Evan K (guitarra solista), David Hadarick (guitarra rítmica), Dominik Stotzem (bajo) y Hanno Kerstan (batería) conformaron un bloque sólido y contundente, sonando con la fuerza que el metal exige.
Con “Venom” como carta de presentación, Enemy Inside dejó claro por qué ha ganado tantos adeptos. Su sonido, una fusión entre riffs modernos y elegancia gótica, envolvió a la audiencia. La conexión fue instantánea.
La intensidad creció con “Should Have Known Better”, y alcanzó uno de sus puntos álgidos con “Sayonara”, cuyo estribillo se convirtió en un himno en directo. El público respondió a cada compás con entusiasmo, totalmente entregado.
El setlist fue un fiel reflejo de Venom, un álbum que explora temas de superación personal y lucha contra la toxicidad. Canciones como “Angel’s Suicide” y “Bulletproof” desataron la furia del metal, mientras “Dirt on My Name” e “In My Blood” mantuvieron la intensidad emocional.
Evan K brilló especialmente con solos de clara inspiración clásica, aportando un toque distintivo al sonido del grupo. Canciones como “Black Butterfly”, “Crystallize” y “Alien” profundizaron en la carga lírica del repertorio, y mostraron una banda no solo técnica, sino también emocionalmente conectada con su propuesta.
La recta final fue un derroche de adrenalina con “Fuck That Party” y “Release Me”, antes de cerrar con su éxito más reconocible: “Phoenix”. Con esta canción, la sala se convirtió en una fiesta: el público saltó, coreó y celebró el final de una noche que, sin llenar estadios, quedará grabada en la memoria de quienes estuvieron allí.
La historia de Enemy Inside en Badalona es la historia de una banda que, pese a las adversidades, honra su oficio con un concierto memorable. Demostraron que no hace falta una multitud para transmitir pasión: basta con tener algo auténtico que decir, y la determinación de gritarlo al mundo.




El circuito de salas pequeñas es el corazón del metal: un lugar donde la pasión supera a la convocatoria y el sudor de la banda se mezcla con el del público. Eso fue exactamente lo que se vivió en la sala Estraperlo de Badalona, donde la banda alemana Enemy Inside aterrizó para presentar su aclamado álbum Venom. A pesar de una asistencia discreta, que podría haber desanimado a cualquiera, la sala se sintió como si estuviera a reventar. La energía del público, aunque reducido, fue inmensa, honrando el oficio de una banda que lo dio todo.
La noche comenzó con la fuerza de Plugs of Apocalypse, una banda italiana que demuestra cómo la evolución musical puede conducir a una propuesta única y poderosa. Formados en 2008 con un sonido deathcore, han ido transformando su música hacia un vibrante metal/rock alternativo con una marcada presencia electrónica. Esa fusión, fruto de años de recorrido, la trasladan al directo con una profesionalidad indiscutible.
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Desde el primer momento, el grupo se enfrentó a un público dispuesto a dejarse llevar, pese a algunos problemas iniciales de sonido. El sexteto demostró tablas. Canciones como “Choke” y “Live Together, Die Alone” resonaron con fuerza, energía y emoción. La banda no solo toca su música: la vive. Y eso se contagia.
El sonido de Plugs of Apocalypse, que combina la agresividad del metalcore con la melancolía gótica y la modernidad electrónica, es su carta de presentación en Am I Just Fading?, su más reciente trabajo. El directo fue una descarga emocional y potente, confirmando el crecimiento artístico de la banda.
Uno de los puntos fuertes de su actuación fue la química entre los vocalistas Giorgio de la Posta y Sara Mun. Giorgio lidera con una voz expresiva y potente, mientras Sara aporta el contrapunto melódico, generando una dinámica vocal que enriquece cada canción. En un gesto de conexión total, Sara bajó al foso para cantar cara a cara con los fans, una acción que más tarde repitió uno de los guitarristas, reforzando aún más la cercanía con el público.
Temas como “Anchor” y “Tears” invitaron a la introspección sin perder fuerza. Plugs of Apocalypse se entregó por completo, dejando claro que su pasión por la música es innegociable. El cierre, con “Disappear”, resumió perfectamente la esencia del grupo: rabia, vulnerabilidad y una propuesta sonora que está dejando huella.
Con la calma aparente tras el primer acto, el ambiente estalló cuando Enemy Inside subió al escenario. Los primeros acordes de “Venom” transformaron la sala. La banda, liderada por la imponente Nastassja Giulia, enfundada en un pantalón de látex que esculpía su figura, desató una tormenta de energía que contagió a todos. El público se entregó sin reservas, saltando y coreando cada tema.
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Nastassja fue el epicentro de la actuación. Su maestría vocal, pocas veces vista, se hizo notar en cada canción. Con una voz limpia, potente y versátil, pasaba de melodías etéreas a guturales desgarradores con naturalidad. A su lado, Evan K (guitarra solista), David Hadarick (guitarra rítmica), Dominik Stotzem (bajo) y Hanno Kerstan (batería) conformaron un bloque sólido y contundente, sonando con la fuerza que el metal exige.
Con “Venom” como carta de presentación, Enemy Inside dejó claro por qué ha ganado tantos adeptos. Su sonido, una fusión entre riffs modernos y elegancia gótica, envolvió a la audiencia. La conexión fue instantánea.
La intensidad creció con “Should Have Known Better”, y alcanzó uno de sus puntos álgidos con “Sayonara”, cuyo estribillo se convirtió en un himno en directo. El público respondió a cada compás con entusiasmo, totalmente entregado.
El setlist fue un fiel reflejo de Venom, un álbum que explora temas de superación personal y lucha contra la toxicidad. Canciones como “Angel’s Suicide” y “Bulletproof” desataron la furia del metal, mientras “Dirt on My Name” e “In My Blood” mantuvieron la intensidad emocional.
Evan K brilló especialmente con solos de clara inspiración clásica, aportando un toque distintivo al sonido del grupo. Canciones como “Black Butterfly”, “Crystallize” y “Alien” profundizaron en la carga lírica del repertorio, y mostraron una banda no solo técnica, sino también emocionalmente conectada con su propuesta.
La recta final fue un derroche de adrenalina con “Fuck That Party” y “Release Me”, antes de cerrar con su éxito más reconocible: “Phoenix”. Con esta canción, la sala se convirtió en una fiesta: el público saltó, coreó y celebró el final de una noche que, sin llenar estadios, quedará grabada en la memoria de quienes estuvieron allí.
La historia de Enemy Inside en Badalona es la historia de una banda que, pese a las adversidades, honra su oficio con un concierto memorable. Demostraron que no hace falta una multitud para transmitir pasión: basta con tener algo auténtico que decir, y la determinación de gritarlo al mundo.
