All Out War es una banda formada en 1991 que ya se ha establecido como una de las más extremas en la escena hardcore de Nueva York. Su música es brutal y de contenido furiosamente apocalíptico. “Celestial Rot”, editado por Translation Loss Records, es su octavo álbum, aparte de numerosos EPs, splits y singles. El grupo está integrado por Mike Score (voces), Andrew Pietroluongo (guitarra), Taras Apuzzo (guitarra), Erik Carrillo (bajo) y Jesse Sutherland (batería). El disco cuenta con voces adicionales de Ralph Tambora. Apuzzo también se ocupó de la grabación y producción, mientras la mezcla y masterización estuvieron a cargo de Erol Ulug. Un detalle interesante es que el cantante también es profesor de historia en la escuela secundaria. Esto puede relacionarse con el contenido distópico de las letras y la estética general, que combina elementos bélicos y antirreligiosos.

Este nuevo álbum es el más corto de su discografía (dura menos de 26 minutos) pero, a la vez, es el más intenso y oscuro, al punto de presentar cualidades propias del black metal. A modo de posibles referencias, All Out War es una banda que puede vincularse con otras como Integrity y Ringworm. El blast beat tiene un rol predominante a lo largo de toda la obra, como nunca antes. El comienzo de “Snake Legion” realmente parece propio de un track de black metal, mucho más cuando se suma el trémolo de las guitarras. No obstante, los riffs más lentos, los cambios de ritmo y las características de la voz remiten inmediatamente al hardcore, en una mezcla muy bien lograda. Lo mismo sucede en “Glorious Devastation”, con momentos especialmente densos y un riff que se tatúa en el cerebro, además de una melodía ejecutada con trémolo que también es destacable y voces más guturales. El sonido general de las guitarras es bastante moderno, algo meritorio para músicos con más de treinta años de trayectoria.

La propuesta es clara y no se basa en la diversidad. “Wrath/Plague” y “Hideous Disdain” siguen profundizando la veta de intercalar una aceleración vertiginosa con pasajes en los que todo se ralentiza para dar protagonismo a los riffs de estilo más hardcore. En “The End Is Always Near”, como en el track anterior, algunos fugaces solos de guitarra resultan más que interesantes. El bajo siempre suena con un volumen que contribuye con la contundencia de la música. “Caustic Abomination” puede llevar a un headbanging compulsivo y esos solos antes mencionados recuerdan a los de Slayer. “Revel In Misery” despliega una voz más cavernosa, además de la siempre rabiosa que atraviesa todas las canciones. También tiene algunos de los cortes más pronunciados, en los que todo desciende hasta el infierno. Y si hablábamos de solos al estilo Kerry King, aquí encontraremos otro, sumados a algunos arpegios que casi remiten a Mayhem, algo que se ve enfatizado por las campanas.

El track homónimo al disco es despiadado, y también contiene esos puntos de corte abismales. “Weaving Oblivion” es pura ira desatada pero el esquema alternante se conserva. Hay un solo de guitarra más melódico y extenso. “Shroud Of Heaven” vuelve a ser particularmente black, pero los lapsos netamente hardcore siguen consolidando la esencia de lo que All Out War ha podido crear en este nuevo disco: algo así como un “blackened metallic hardcore”, con bastante de thrash y directo al hueso.