

Texto y fotografías: John Morton
Marcando más de dos décadas de carrera, Atreyu subió al escenario del TV Studio de SWG3, acompañados por sus compatriotas de Eighteen Visions, para ofrecer un espectáculo veloz, frenético y poderoso, del tipo que pocas bandas con tantos años a cuestas logran ejecutar con semejante frescura.
Esta gira celebra los 21 años del lanzamiento de The Curse, el álbum que catapultó a Atreyu a la fama y que este 2025 ha sido reeditado y remasterizado. El repertorio incluyó la interpretación completa del disco, junto con algunos de sus temas más populares como “Becoming The Bull” y su más reciente sencillo, “Dead”.
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La noche abrió con fuerza gracias a Eighteen Visions, banda de metalcore originaria del condado de Orange, que no tardó en desatar su característico vendaval de gritos y riffs. Su setlist se centró mayormente en el disco Obsession (2004), iniciando precisamente con el tema homónimo. Los actos de apertura pueden ser una apuesta incierta en este tipo de conciertos, pero Eighteen Visions demostró que sigue sabiendo cómo ganarse al público.
Uno de los momentos más simpáticos de su actuación ocurrió cuando el vocalista James Hart preguntó si había en la sala algún fan veterano del grupo, que originalmente se separó a comienzos de los 2000 antes de reunirse más de una década después. Un espectador del frente levantó la mano y contó que seguía a la banda desde fines de los noventa, cuando tenía apenas diez años. Hart, entre risas, replicó: “Bendito seas, hijo mío”.
El grupo mantuvo la intensidad con canciones como Vanity, una descarga particularmente pesada que rozó por momentos el hardcore y se llevó los mayores aplausos. Luego bajaron el ritmo para interpretar Waiting On The Heavens, una balada que aportó un respiro emocional al set. Hart aprovechó para expresar su cariño por Escocia, afirmando que la “ama con locura” y que ha pasado allí algunas vacaciones.
Fiel al espíritu local, no faltó el humor cuando Hart preguntó cuántos asistentes apoyaban a Rangers o a Celtic, desatando la clásica división futbolera. “¡Queremos un mosh pit Celtic-Rangers!”, bromeó antes de lanzar She Looks Good In Velvet, una de las piezas más contundentes de su último disco Until The Ink Runs Out. Cerraron con “Tower of Snakes”, un clásico de Obsession que dejó a la audiencia pidiendo más. Una presentación sólida que sin duda despertó curiosidad por volver a escuchar más de Eighteen Visions.
Llegó entonces el turno de los protagonistas de la noche: Atreyu. Surgidos a comienzos de los 2000, los californianos mantienen un pulso firme tras más de veinte años de trayectoria. Su proyecto más reciente revisita su pasado, con una regrabación completa de The Curse, que suena ahora más pulida y poderosa, reflejando la madurez alcanzada desde su lanzamiento original en 2004.
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Siguiendo la tradición de los conciertos metaleros, el tema que sonó antes de su salida al escenario fue totalmente opuesto al género: “Sweet Caroline”. Como era de esperarse, todo el recinto entonó el célebre “Bum bum baaaa”.
De pronto, las luces se apagaron. Apenas visibles, los músicos tomaron sus posiciones y abrieron con “Blood Children”, el primer tema de The Curse. La energía fue inmediata: la banda al máximo, el público rugiendo y las luces estroboscópicas creando un ambiente salvaje. A ese inicio explosivo le siguieron “Bleeding Mascara” y “Right Side of the Bed”, uno de los favoritos de los fans.
A mitad del show llegó un momento más íntimo con “The Remembrance Ballad”, una balada coreada a la luz de los móviles, seguida de “Corseting”, que devolvió el frenesí al recinto. Durante “Demonology”, el carismático vocalista Brandon Saller bajó al público y protagonizó una secuencia tan divertida como caótica: bebió un trago de whisky, tomó una cerveza de un fan, besó a un hombre, fue abanicado y dio toda una vuelta entre la multitud. Luego presentó a cada miembro de la banda con un tono tan desenfadado como cómplice, entre bromas y gestos provocadores.
El momento más salvaje de la noche llegó con “My Sanity On The Funeral Pyre”, que desató el pit más grande y veloz del concierto. Antes del tramo final, Saller habló sobre cómo, al tocar un álbum completo, siente que cobra una segunda energía en su segunda mitad: “Este disco es como yo mismo: la parte de atrás es mejor que la delantera”, dijo entre risas antes de sacudir el escenario junto al público.
El cierre de The Curse llegó con “Nevada’s Grave”, un tema vibrante que hizo saltar a todo el salón y dio pie a un wall of death improvisado. Con el álbum completo, el grupo repasó otros temas de su repertorio, incluyendo el hit “Becoming The Bull” y el nuevo sencillo “Dead”.
Aunque algunos —entre ellos el cronista— no pudieron quedarse hasta las últimas canciones, el balance fue claro: Atreyu demostró que el tiempo no ha menguado su fuerza ni su conexión con el público. La química entre los integrantes, la solidez vocal en directo y la vitalidad de su nuevo material dejaron una impresión inmejorable.
Si tienes la oportunidad de ver en vivo a Atreyu o Eighteen Visions, no lo dudes: te espera una noche de excelente música y pura energía.
- Eighteen Visions
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- Atreyu
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Texto y fotografías: John Morton
Marcando más de dos décadas de carrera, Atreyu subió al escenario del TV Studio de SWG3, acompañados por sus compatriotas de Eighteen Visions, para ofrecer un espectáculo veloz, frenético y poderoso, del tipo que pocas bandas con tantos años a cuestas logran ejecutar con semejante frescura.
Esta gira celebra los 21 años del lanzamiento de The Curse, el álbum que catapultó a Atreyu a la fama y que este 2025 ha sido reeditado y remasterizado. El repertorio incluyó la interpretación completa del disco, junto con algunos de sus temas más populares como “Becoming The Bull” y su más reciente sencillo, “Dead”.
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La noche abrió con fuerza gracias a Eighteen Visions, banda de metalcore originaria del condado de Orange, que no tardó en desatar su característico vendaval de gritos y riffs. Su setlist se centró mayormente en el disco Obsession (2004), iniciando precisamente con el tema homónimo. Los actos de apertura pueden ser una apuesta incierta en este tipo de conciertos, pero Eighteen Visions demostró que sigue sabiendo cómo ganarse al público.
Uno de los momentos más simpáticos de su actuación ocurrió cuando el vocalista James Hart preguntó si había en la sala algún fan veterano del grupo, que originalmente se separó a comienzos de los 2000 antes de reunirse más de una década después. Un espectador del frente levantó la mano y contó que seguía a la banda desde fines de los noventa, cuando tenía apenas diez años. Hart, entre risas, replicó: “Bendito seas, hijo mío”.
El grupo mantuvo la intensidad con canciones como Vanity, una descarga particularmente pesada que rozó por momentos el hardcore y se llevó los mayores aplausos. Luego bajaron el ritmo para interpretar Waiting On The Heavens, una balada que aportó un respiro emocional al set. Hart aprovechó para expresar su cariño por Escocia, afirmando que la “ama con locura” y que ha pasado allí algunas vacaciones.
Fiel al espíritu local, no faltó el humor cuando Hart preguntó cuántos asistentes apoyaban a Rangers o a Celtic, desatando la clásica división futbolera. “¡Queremos un mosh pit Celtic-Rangers!”, bromeó antes de lanzar She Looks Good In Velvet, una de las piezas más contundentes de su último disco Until The Ink Runs Out. Cerraron con “Tower of Snakes”, un clásico de Obsession que dejó a la audiencia pidiendo más. Una presentación sólida que sin duda despertó curiosidad por volver a escuchar más de Eighteen Visions.
Llegó entonces el turno de los protagonistas de la noche: Atreyu. Surgidos a comienzos de los 2000, los californianos mantienen un pulso firme tras más de veinte años de trayectoria. Su proyecto más reciente revisita su pasado, con una regrabación completa de The Curse, que suena ahora más pulida y poderosa, reflejando la madurez alcanzada desde su lanzamiento original en 2004.
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Siguiendo la tradición de los conciertos metaleros, el tema que sonó antes de su salida al escenario fue totalmente opuesto al género: “Sweet Caroline”. Como era de esperarse, todo el recinto entonó el célebre “Bum bum baaaa”.
De pronto, las luces se apagaron. Apenas visibles, los músicos tomaron sus posiciones y abrieron con “Blood Children”, el primer tema de The Curse. La energía fue inmediata: la banda al máximo, el público rugiendo y las luces estroboscópicas creando un ambiente salvaje. A ese inicio explosivo le siguieron “Bleeding Mascara” y “Right Side of the Bed”, uno de los favoritos de los fans.
A mitad del show llegó un momento más íntimo con “The Remembrance Ballad”, una balada coreada a la luz de los móviles, seguida de “Corseting”, que devolvió el frenesí al recinto. Durante “Demonology”, el carismático vocalista Brandon Saller bajó al público y protagonizó una secuencia tan divertida como caótica: bebió un trago de whisky, tomó una cerveza de un fan, besó a un hombre, fue abanicado y dio toda una vuelta entre la multitud. Luego presentó a cada miembro de la banda con un tono tan desenfadado como cómplice, entre bromas y gestos provocadores.
El momento más salvaje de la noche llegó con “My Sanity On The Funeral Pyre”, que desató el pit más grande y veloz del concierto. Antes del tramo final, Saller habló sobre cómo, al tocar un álbum completo, siente que cobra una segunda energía en su segunda mitad: “Este disco es como yo mismo: la parte de atrás es mejor que la delantera”, dijo entre risas antes de sacudir el escenario junto al público.
El cierre de The Curse llegó con “Nevada’s Grave”, un tema vibrante que hizo saltar a todo el salón y dio pie a un wall of death improvisado. Con el álbum completo, el grupo repasó otros temas de su repertorio, incluyendo el hit “Becoming The Bull” y el nuevo sencillo “Dead”.
Aunque algunos —entre ellos el cronista— no pudieron quedarse hasta las últimas canciones, el balance fue claro: Atreyu demostró que el tiempo no ha menguado su fuerza ni su conexión con el público. La química entre los integrantes, la solidez vocal en directo y la vitalidad de su nuevo material dejaron una impresión inmejorable.
Si tienes la oportunidad de ver en vivo a Atreyu o Eighteen Visions, no lo dudes: te espera una noche de excelente música y pura energía.
- Eighteen Visions
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