Durante los tres días que se llevaron a cabo las actividades de la segunda edición del festival (2 y 3 de septiembre en la Velaria de la Feria de León y un pre-fiesta en un foro cercano a la sede, el viernes 1), estuve tomando notas y reseñas para cada una de las bandas que se presentaron este fin de semana pasado en el Candelabrum Metal Fest II. Fue la primera vez que me fue posible ver a todas las bandas en un evento de este tipo y en verdad creo que se debió a varios factores que me gustaría explorar en esta crónica.
Mi idea original había sido lograr una nota un poco más informativa sobre qué fue sucediendo cada momento. Sin embargo, creo que para hacer justicia al fin de semana que acabábamos de vivir, me es necesario idear otro tipo de documento, uno más personal, si se me permite y que cuente un poco más la experiencia de lo que un asistente pudo haber presenciado.
Mi día empezó algo tarde (al menos a lo que un editorialista respecta), pues la noche anterior había asistido junto a mi comparsa de Guadalajara a la pre-fiesta donde se presentaron como plato fuerte Deathgrave (proyecto alterno del guitarrista de Autopsy, Greg Wilkinson), así como la ascendente banda de heavy/goth, Unto Others. Aquella noche la terminaríamos alrededor de las 6am con el bajista de Dark Matter en nuestro Airbnb, escuchando música y bebiendo ron barato. Contando con la gran fortuna de haber conseguido alojamiento en un radio de kilómetro y medio del recinto y a pesar de haberme despertado tan solo una media hora antes de que finalizaran las acreditaciones para prensa, pude llegar desvelado, apestoso y acalorado a esperar a las primeras bandas del día.
Una de las cosas a destacar desde la edición pasada ha sido la gran puntualidad con la que el festival ha logrado acomodar a tantísimos proyectos en un solo escenario. Al son de un heavy metal clásico, Black Mask fue el grupo que rompió la botella de champaña en este barco de metal pesado; seguidos por el death metal crudo de los tapatíos Cathartic y por una gloriosa (en verdad gloriosa) presentación de Majestic Downfall, los patriarcas consagrados del doom/death mexicano. A la media de las dos de la tarde ya había agarrado la bonita entonación de la noche anterior, producto del tequila que mis camaradas leonenses servían a borbotones en el área de VIP, justo a tiempo para poder apreciar a la primera banda internacional del festival, los irónicos, punks y satánicos carnales de Devil Master.
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La cosa se fue poniendo progresivamente más melancólica conforme caía la tarde, pues la primera presentación en Latinoamérica de In The Woods… arrancó el aliento de cientos de asistentes que para este momento ya inundaban casi la mitad de la explanada, recital en el que las atmósferas y la voz de Bernt Fjellestad, dieron fe de la excelente forma en la que esta banda de noruega comienza su gira por esta región del mundo. La presentación de Mörk Gryning me agarró literalmente con un sándwich de pollo en la boca, por lo que su black melódico encontró poca menos atención de mi parte que el acto siguiente, uno de mis favoritos y además repitiendo de la noche anterior debido a la lamentable cancelación por parte de Unanimated a raíz de un accidente sucedido a su cantante, y es que Unto Others ofrecería un segundo set compuesto por su disco Mana (2019), diferente a su set de la noche anterior, compuesto principalmente por canciones de su segundo álbum de 2021, Strength.
Contándonos muy afortunados por haber visto dos sets en dos días de una de las bandas de mayor rotación en mi playlist, Heathen logró que dejara mi dieta principalmente compuesta por tequila, para empezar a engullir la primera cerveza del día, cosa que cualquier banda de thrash debería sentirse orgullosa de lograr. Para las 7:10 de la noche, cuando el sol empezaba a ocultarse, paradójicamente el dramatismo en la voz del cantante de Satan destacó sobre otras presentaciones un poco más sombrías. Su heavy metal ingles de la vieja escuela fue una golosina que cautivó a muy buena parte de la audiencia fanática del sonido old school.
Yo para este momento me encontraba ya en una estado semi-eufórico. La combinación de alcoholes, humos y ruido, aunado a la convivencia con muchísimos compas (viejos y nuevos) de todo el país, me impulsaban a caminar y tratar de seguir encontrando bolitas de camaradas con los cuales saludar, platicar y fumar, por lo que me pude dar una vuelta por todo el recinto, comprobando que efectivamente el festival se encontraba ya mucho más lleno de lo que el año pasado había estado a esta hora. De fondo, Sacramentum despertaba depresivas e infieles pasiones en los asistentes del concierto. Un regalo para los amantes del black melódico, que a su vez ayudó a llenar el vacío de Unanimated.
Cuando las nueve de la noche finalmente nos alcanzaba, me armé de valor para encontrarme una vez más hasta el frente del escenario para otro de los platos fuertes del festival y una de las bandas a las que personalmente le tenía más ganas como el completo amante del doom que soy: shakespeariano y maléfico, Draconian hizo honor a su nombre e hizo retumbar la Velaria con su melodic doom/death. Una de las bandas más taciturnas de la velada, suponen un hito en la programación de metal del país entero. Espectrales y misteriosos, la melancolía del público era hermosamente palpable.
Con esto el festival llegaba prácticamente a su fin, pues no soy especialmente afín al death metal. Con un tanto de melancolía me disponía a descansar un poco y me regocije con una bola de greñudos (o pelones), canosos y borrachos en el área de VIP del festival, que a propósito de este, esta sería una de las únicas ocasiones que de verdad recomiendo este tipo de servicios a nadie, pues la zona de mesas, fresca y necesaria para las nalguitas, termina convirtiéndose no solo en un oasis, sino que es un excelente punto para conocer a nuevos amigos, sentarte a contemplar las bandas, incluso huir de ellas si no son de tu completo agrado o con un poco de suerte y todavía estás algo presentable, hasta ligar. Y aunque las filas no se encuentran con significativamente menos afluencia, sí son un poco más accesibles, lo que te deja espacio libre para comprobar con algo de horror que algunos artículos, como el refresco solo habían aumentado hasta $20 pesos con respecto al año anterior.
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Entre canción y canción logré prestar un poco de atención a Immolation, que con bestialidad pura y ultraviolencia reinaron en el escenario con blast beats interminables al compás de riffs disonantes y agresivos de la virtuosa mano de Robert Vigna, para abrirle paso a quienes darían por finalizado el primer día de este pedón.
Con una fuerte influencia sinfónica y goth, Dark Tranquillity entregó un set lleno de sorpresas, repasando material de varias de sus épocas, pintando una postal muy integral de su carrera para esa visita a México. Banda sumamente melódica e inmersiva, cerramos con la que fácilmente puede haber sido la banda con la música más cinematográfica de todos los actos. Los consentidos true del sonido de Gotemburgo terminaron su presentación con un foro completamente atónito y con asistentes que incluso llegaron a las lágrimas, mientras yo por mi parte me escabullía para evitar las interminables olas de gente abandonando el recinto, informando a mi grupo que me adelantaba al Airbnb a desmayarme.
Durante los tres días que se llevaron a cabo las actividades de la segunda edición del festival (2 y 3 de septiembre en la Velaria de la Feria de León y un pre-fiesta en un foro cercano a la sede, el viernes 1), estuve tomando notas y reseñas para cada una de las bandas que se presentaron este fin de semana pasado en el Candelabrum Metal Fest II. Fue la primera vez que me fue posible ver a todas las bandas en un evento de este tipo y en verdad creo que se debió a varios factores que me gustaría explorar en esta crónica.
Mi idea original había sido lograr una nota un poco más informativa sobre qué fue sucediendo cada momento. Sin embargo, creo que para hacer justicia al fin de semana que acabábamos de vivir, me es necesario idear otro tipo de documento, uno más personal, si se me permite y que cuente un poco más la experiencia de lo que un asistente pudo haber presenciado.
Mi día empezó algo tarde (al menos a lo que un editorialista respecta), pues la noche anterior había asistido junto a mi comparsa de Guadalajara a la pre-fiesta donde se presentaron como plato fuerte Deathgrave (proyecto alterno del guitarrista de Autopsy, Greg Wilkinson), así como la ascendente banda de heavy/goth, Unto Others. Aquella noche la terminaríamos alrededor de las 6am con el bajista de Dark Matter en nuestro Airbnb, escuchando música y bebiendo ron barato. Contando con la gran fortuna de haber conseguido alojamiento en un radio de kilómetro y medio del recinto y a pesar de haberme despertado tan solo una media hora antes de que finalizaran las acreditaciones para prensa, pude llegar desvelado, apestoso y acalorado a esperar a las primeras bandas del día.
Una de las cosas a destacar desde la edición pasada ha sido la gran puntualidad con la que el festival ha logrado acomodar a tantísimos proyectos en un solo escenario. Al son de un heavy metal clásico, Black Mask fue el grupo que rompió la botella de champaña en este barco de metal pesado; seguidos por el death metal crudo de los tapatíos Cathartic y por una gloriosa (en verdad gloriosa) presentación de Majestic Downfall, los patriarcas consagrados del doom/death mexicano. A la media de las dos de la tarde ya había agarrado la bonita entonación de la noche anterior, producto del tequila que mis camaradas leonenses servían a borbotones en el área de VIP, justo a tiempo para poder apreciar a la primera banda internacional del festival, los irónicos, punks y satánicos carnales de Devil Master.
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La cosa se fue poniendo progresivamente más melancólica conforme caía la tarde, pues la primera presentación en Latinoamérica de In The Woods… arrancó el aliento de cientos de asistentes que para este momento ya inundaban casi la mitad de la explanada, recital en el que las atmósferas y la voz de Bernt Fjellestad, dieron fe de la excelente forma en la que esta banda de noruega comienza su gira por esta región del mundo. La presentación de Mörk Gryning me agarró literalmente con un sándwich de pollo en la boca, por lo que su black melódico encontró poca menos atención de mi parte que el acto siguiente, uno de mis favoritos y además repitiendo de la noche anterior debido a la lamentable cancelación por parte de Unanimated a raíz de un accidente sucedido a su cantante, y es que Unto Others ofrecería un segundo set compuesto por su disco Mana (2019), diferente a su set de la noche anterior, compuesto principalmente por canciones de su segundo álbum de 2021, Strength.
Contándonos muy afortunados por haber visto dos sets en dos días de una de las bandas de mayor rotación en mi playlist, Heathen logró que dejara mi dieta principalmente compuesta por tequila, para empezar a engullir la primera cerveza del día, cosa que cualquier banda de thrash debería sentirse orgullosa de lograr. Para las 7:10 de la noche, cuando el sol empezaba a ocultarse, paradójicamente el dramatismo en la voz del cantante de Satan destacó sobre otras presentaciones un poco más sombrías. Su heavy metal ingles de la vieja escuela fue una golosina que cautivó a muy buena parte de la audiencia fanática del sonido old school.
Yo para este momento me encontraba ya en una estado semi-eufórico. La combinación de alcoholes, humos y ruido, aunado a la convivencia con muchísimos compas (viejos y nuevos) de todo el país, me impulsaban a caminar y tratar de seguir encontrando bolitas de camaradas con los cuales saludar, platicar y fumar, por lo que me pude dar una vuelta por todo el recinto, comprobando que efectivamente el festival se encontraba ya mucho más lleno de lo que el año pasado había estado a esta hora. De fondo, Sacramentum despertaba depresivas e infieles pasiones en los asistentes del concierto. Un regalo para los amantes del black melódico, que a su vez ayudó a llenar el vacío de Unanimated.
Cuando las nueve de la noche finalmente nos alcanzaba, me armé de valor para encontrarme una vez más hasta el frente del escenario para otro de los platos fuertes del festival y una de las bandas a las que personalmente le tenía más ganas como el completo amante del doom que soy: shakespeariano y maléfico, Draconian hizo honor a su nombre e hizo retumbar la Velaria con su melodic doom/death. Una de las bandas más taciturnas de la velada, suponen un hito en la programación de metal del país entero. Espectrales y misteriosos, la melancolía del público era hermosamente palpable.
Con esto el festival llegaba prácticamente a su fin, pues no soy especialmente afín al death metal. Con un tanto de melancolía me disponía a descansar un poco y me regocije con una bola de greñudos (o pelones), canosos y borrachos en el área de VIP del festival, que a propósito de este, esta sería una de las únicas ocasiones que de verdad recomiendo este tipo de servicios a nadie, pues la zona de mesas, fresca y necesaria para las nalguitas, termina convirtiéndose no solo en un oasis, sino que es un excelente punto para conocer a nuevos amigos, sentarte a contemplar las bandas, incluso huir de ellas si no son de tu completo agrado o con un poco de suerte y todavía estás algo presentable, hasta ligar. Y aunque las filas no se encuentran con significativamente menos afluencia, sí son un poco más accesibles, lo que te deja espacio libre para comprobar con algo de horror que algunos artículos, como el refresco solo habían aumentado hasta $20 pesos con respecto al año anterior.
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Entre canción y canción logré prestar un poco de atención a Immolation, que con bestialidad pura y ultraviolencia reinaron en el escenario con blast beats interminables al compás de riffs disonantes y agresivos de la virtuosa mano de Robert Vigna, para abrirle paso a quienes darían por finalizado el primer día de este pedón.
Con una fuerte influencia sinfónica y goth, Dark Tranquillity entregó un set lleno de sorpresas, repasando material de varias de sus épocas, pintando una postal muy integral de su carrera para esa visita a México. Banda sumamente melódica e inmersiva, cerramos con la que fácilmente puede haber sido la banda con la música más cinematográfica de todos los actos. Los consentidos true del sonido de Gotemburgo terminaron su presentación con un foro completamente atónito y con asistentes que incluso llegaron a las lágrimas, mientras yo por mi parte me escabullía para evitar las interminables olas de gente abandonando el recinto, informando a mi grupo que me adelantaba al Airbnb a desmayarme.