Castellhell 2024 Día 2: “Riffs de muerte”

Segunda jornada festivalera del fin de semana infernal en los prados de Castellvell del Camp. A primera hora, a eso de las 3 de la tarde, abrían las puertas del averno musical. Iron Kanain, los de Terrassa, se sumaron a última hora al cartel, pero demostraron su valía con su death thrash sludge, que hizo temblar los cimientos del polideportivo. La apuesta de los barceloneses Osserp era un nivel más arriba con su grindcore en catalán: canciones como “El rival més fort”, “Els nous cants de la Sibil·la” y “Tot cremat” son una patada en la mandíbula que te hará estallar el cerebro, y así lo demostraron en su set, una tormenta difícil de parar en un mar de mosh pit y headbanging para las filas más derroteras.

Los franceses Kanine le sacaron el jugo a su presentación a base de pig squeals, slam parts y cambios de dirección arrasaron la pista que estaba más poblada que el día anterior, Los franceses lo tienen claro cómo incendiar el escenario desde el primer segundo su mezcla de slam/deathcore de tintes de metal alternativo, creando un ambiente donde no hay respiro. Desde que tocan la primera nota, el público se ve arrastrado por una ola de guitarras afiladas y baterías que retumban como un trueno, mientras los gritos desgarradores del vocalista Jason Gedhard te sacuden por dentro.

El mosh pit se convierte rápidamente en un caos controlado, con la gente saltando y chocando entre sí, al ritmo de temas que combinan agresividad con momentos más melódicos. La banda tiene un dominio del escenario que hipnotiza: entre luces rojas y humo denso a pesar que el sol aún no nos abandonaba, Kanine te sumerge en una atmósfera oscura pero electrizante. Temas como “Bloodline”,“Gangrene”,”Hypnotized” o “Karnage” hacen que todo el lugar se transforme en una auténtica tormenta sonora, con la audiencia gritando cada letra como si fueran himnos de liberación.

Kanine convierte cada concierto en una fiesta caótica donde el metal y el hardcore se fusionan para dejarte completamente agotado y pidiendo más.

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Jugando de local, Mixomatosis, oriundos de Castellvell del Camp, son una auténtica explosión de caos y brutalidad que no deja a nadie indiferente. Esta banda de grindcore de la provincia de Tarragona sabe cómo destrozar el escenario con su estilo crudo y agresivo, lleno de descargas rápidas, riffs violentos y una batería que no te da tregua. Desde el momento en que sueltan la primera nota, el público se transformó en una marea de movimientos desenfrenados, con mosh pits que parecen salidos de un infierno de sudor y golpes. Son una avalancha de blast beats y voces guturales que te aplastan. Entre gritos desgarradores y un sonido tan ruidoso como visceral, la banda crea una atmósfera en la que cada asistente se deja llevar por la violencia controlada del grindcore.

Los conciertos de Mixomatosis no son para los débiles. Si estás en las primeras filas, prepárate para una batalla campal: pogos, empujones y una energía que se desborda. Dispararon temas como “Humanidad Putrefacta”, “Ratas en la cloaca” o “Vomitando odio”, verdaderas bombas sonoras del underground que hacen vibrar cada rincón de la sala, mientras los seguidores corean cada palabra como si fueran himnos subterráneos.

El pase de rabona para el siguiente equipo de brutalidad, Exekution son una auténtica descarga de adrenalina que deja a todos sin aliento. Esta banda catalana de death/thrash metal sabe cómo llevar la agresividad y la velocidad al siguiente nivel, con una mezcla de riffs frenéticos y una batería que no para de martillear. Desde el primer acorde, el escenario se convierte en un campo de batalla donde la energía fluye sin control. Los headbangers no tienen respiro mientras Exekution desata un torbellino de guitarras afiladas y solos vertiginosos.

El mosh pit explota en cuanto empieza el show, con la gente chocando, saltando y dejándose llevar por la fuerza de temas cargados de rabia y crítica social. La banda tiene un dominio brutal del escenario, donde cada miembro parece una máquina imparable, haciendo que el público se rinda a su sonido demoledor. Con canciones como “Hannibal of Carthage”, “Sea People Invasions”, “Black Death” o “From the Depths of hell” masacraron a los asistentes que gritaban cada palabra y se entregan a una catarsis colectiva que convierte el concierto en una experiencia inolvidable, de fiesta salvaje de thrash puro, donde la potencia del metal se siente en cada acorde.

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Lo de Siroll!, es pura dinamita. Era una de las más esperadas por la fanaticada, esta banda catalana de metal y hardcore te atrapa desde el primer acorde con su sonido agresivo y directo. En el escenario, Siroll! encabezados por Gou en los gritos, no deja respiro: sus guitarras pesadas de En Venty, ritmos aplastantes y voces llenas de rabia te envuelven en una atmósfera cargada de brutalidad. Su estilo, que mezcla metal extremo con toques de hardcore y thrash, crea una energía explosiva que se siente en cada rincón del recinto deportivo.

Desde que suena la primera canción, el mosh pit se enciende al instante, con la gente chocando y saltando sin parar. Temas como “Prou”, “Hosties”, “Mitjans de manipulacio” o “País de merda” son auténticas bombas en directo, que hacen que el público en trance coree y grite con furia, creando una conexión inigualable entre la banda y sus fieles seguidores. Siroll! no sólo arrasa por su música contundente, sino también por sus letras en catalán llenas de crítica social, que añaden una capa más de intensidad a su propuesta altamente localista.

Stillbirth, desde Hagen, Alemania, nos trae su particular manera de interpretar el brutal death metal, ataviados con bermudas como surferos de California y a torso desnudo, pero sin perder un ápice de su agresividad extrema. Su directo fue arrollador, marcado por un sonido rápido, pesado y técnico, con una mezcla de riffs brutales y baterías tipo ametralladora. Las voces guturales profundas y los desgarradores breakdowns crearon un ambiente de caos controlado, ideal para desgranar su repertorio. Canciones como “The Hunt”, “Fictional Entertainment”, “Proclaim The Anarchy”, “Slaughtered or Disemboweled” o “Disgraced” generaron una sucesión de mosh pits y headbanging imparable.

La interacción con el público, el carisma y la brutalidad de los miembros de la banda, especialmente del carismático Lukas Swiaczny, quien en un momento bajó a la pista para unirse al mosh entre la multitud, hicieron que el espectáculo fuera una descarga pura de adrenalina. El público se mantuvo en constante movimiento, impulsado por la atmósfera violenta y caótica que generaba la música. El sonido contundente y la actitud desinhibida de la banda en el escenario invitaban a una locura descontrolada.

En resumen, un concierto de Stillbirth es una demostración de pura brutalidad sonora y energía imparable, ideal para quienes buscan una experiencia intensa y visceral dentro del death metal más extremo.

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A medida que el festival llegaba a su fin, los portugueses de Analepsy ofrecieron una muestra de calidad, brutalidad extrema y energía desbordante. La banda desplegó todo su arsenal de slam riffs, guturales monstruosos y ritmos frenéticos para ofrecer una experiencia inolvidable a los fanáticos del metal más pesado. Lo suyo es el slam death metal, y son conocidos por sus conciertos de intensidad aplastante, característicos del subgénero, acompañados de breakdowns devastadores que llevan al público al límite.

Calin Paraschiv logra crear una atmósfera feroz con sus riffs bajos y pesados, mientras que Leo Luyckx, con su batería a gran velocidad, marca el ritmo imparable de las actuaciones. El público pudo disfrutar de un cancionero lleno de violencia controlada, con temas como “Locus of Dawning”, “Impending Subversion”, “Witnesses of Extinction” y “Apocalyptic Premonition”, que convirtieron el lugar en un epicentro de mosh pits frenéticos y headbanging incesante.

A pesar de la ferocidad de su música, la banda mantiene una precisión técnica impecable que resalta en cada tema, logrando un sonido tan brutal como claro. Fueron uno de los números más importantes de la noche, y los bises fueron recibidos con algarabía. “Genetic Mutations” y “Viral Disease” conectaron de manera definitiva con el público, reflejando la energía del escenario en la multitud. Analepsy no solo ofrece una descarga de slam death metal, sino una experiencia técnica visceral que los diferencia de sus pares.

Finalmente, los cabezas de cartel, Angelus Apatrida, hoy la banda más conocida del panorama internacional del thrash metal español, ofrecieron un concierto memorable. Aún recuerdo la primera vez que los vi, y para mi sorpresa, no eran “guiris” como pensé, sino de tierras manchegas, específicamente de Albacete, Castilla-La Mancha. La banda aprovechó la prueba de sonido para tocar unos riffs de Megadeth, una de sus grandes influencias, junto a Slayer y Metallica.

El polideportivo se quedó pequeño para recibirlos, y “One Of Us” fue la canción con la que abrieron. Las guitarras, uno de los puntos fuertes de la banda, destacaron con David G. Álvarez brillando en solos vertiginosos y cambios de ritmo que mantuvieron al público enganchado. Canciones como “Snob” y “Cold” del disco Aftermath (2019) fueron ases bajo la manga que desataron las primeras mareas de headbanging y mosh pits intensos, creando una catarsis colectiva.

Temas como “Rats”, “Vomitive”, “Of Men and Tyrants” y “Violent Dawn” hicieron saltar por los aires el recinto municipal. La potente voz de Guillermo Izquierdo, combinada con sus letras de crítica social y política, aportó una profundidad que no solo encendió a los fanáticos del thrash, sino que también resonó con quienes buscan un mensaje en la música. Los conciertos de Angelus Apatrida destacan por su sonido limpio y contundente, con una mezcla perfecta de agresividad y precisión.

Entre los momentos más intensos del setlist estuvieron “Give ‘Em War”, un himno de batalla lleno de velocidad y furia que hizo al público corear al unísono, y “Sharpen The Guillotine”, con un solo de guitarra espectacular que emocionó a la multitud. El cierre vino de la mano de “You Are The Next”, una oda al thrash metal que, con sus riffs rápidos y su mensaje de justicia y rebelión, desató el mosh pit final, cerrando una noche cargada de metal en todas sus formas.

En resumen, Angelus Apatrida ofreció una exhibición de thrash metal en su máxima expresión: rápidos, agresivos y técnicamente impecables, con una atmósfera de pura adrenalina que dejó una huella imborrable en los asistentes. Después de más de 25 años de carrera, la banda sigue siendo un pilar del thrash, tanto en España como en el panorama internacional.